jueves, 25 de septiembre de 2014

Las transexuales malayas luchan contra la imposición de la 'sharia'

  • Los hombres que tratan de cambiarse de sexo sufren una brutal persecución en Malasia

  • Muchos transexuales se han visto obligados a huir y pedir asilo en el extranjero

La transexual malaya Fatine McQueen, refugiada en Inglaterra.
La transexual malaya Fatine McQueen, refugiada en Inglaterra. INSTAGRAM
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Nisha Ayub rememora cómo antes de la década de los 80 las transexuales de Malasia podían cambiar de sexo en su propio país o cómo las mismas autoridades solían "subvencionar" las asociaciones de ese colectivo.

"Las operaciones las hacían doctores musulmanes y no era ningún problema", afirma a través del teléfono desde Kuala Lumpur.

Nada extraño en una nación donde las llamadas 'Mak Nyah' son una figura enraizada en las tradiciones locales, donde suelen participar en la organización de bodas.

Sin embargo, en 1983 el Consejo Nacional Malayo de Fatuas emitió un edicto religioso en el que prohibió esas intervenciones quirúrgicas confirmando el giro que estaba experimentando un Estado donde los musulmanes son un 60% de la población.

"A partir de ahí, la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) se convirtió en objetivo político", dice Ayub.

Bajo la égida ininterrumpida de la Organización Nacional para la Unidad Malaya (Unmo) y sus aliados, Malasia ha asistido una progresiva expansión de la influencia de la religión mayoritaria en el escenario político precisamente desde la década de los 80.

Religión para ganar votos

Entre 1985 y el 2012, los 13 estados y tres territorios federales que constituyen el país adoptaron la 'sharia' (ley islámica) como complemento de la legislación secular.
"Algunos políticos comenzaron a usar al islam como herramienta para ganar votos y a promover el discurso del odio contra los transexuales", añade Nisha.

Ayub es una de las principales impulsoras de la batalla legal que mantienen cuatro transexuales malayas desde el 2011 para intentar declarar anticonstitucional la normativa de la 'sharia' que considera ilegal que un "hombre" se exhiba "con la vestimenta de una mujer o se haga pasar por mujer".

Una pugna en la que han sufrido varios revolcones legales ante los que han recurrido y cuya suerte se volverá a decidir el 7 de noviembre ante el Tribunal de Apelación.

El pasado 9 de junio, las fuerzas de seguridad malayas arrestaron a 16 transexuales que participaban en una boda en un domicilio privado. Una de las detenidas fue golpeada y todas acabaron en una prisión masculina durante siete días, donde además les raparon la cabeza, una práctica común que las inculpadas aseguran que se utiliza para reafirmar la negativa a admitir su sexo.

"No estamos desafiando al islam. Muchas transexuales son musulmanas que siguen practicando su religión. Esa ley es una violación de los derechos básicos de cualquier ciudadano malayo", asegura la activista.

La pelea judicial del cuarteto es tan sólo un reflejo de la compleja situación que enfrenta este colectivo, como denunció hoy la organización Human Right Watch en un informe llamado "Tengo miedo de ser una mujer".

La investigación de HRW ha confirmado la multiplicación de las detenciones de transexuales en la mayoría de las regiones malayas, incluso en fiestas o reuniones privadas, algo que no penaliza la 'sharia'.

"Desde el momento que un transexual sale de su casa, o se sienta en un restaurante para comer, la pueden arrestar", especificó a la ONG el abogado Aston Paiva, que representa a las protagonistas del caso jurídico contra la ley islámica.

Cinco detenciones desde 2002

Aisah, una transexual de 33 años, narró como había sido detenida en cinco ocasiones desde el 2002, en una ocasión en una 'razzia' masiva en la que los funcionarios del Departamento Religioso llegaron a arrestar a 79 de ellas en una discoteca.

"Las pueden detener por el simple hecho de tener senos incluso aunque no vayan vestidas de mujeres, que es lo que especifica la ley", relató a este periódico Boris Dittrich, uno de los responsables de la sección de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales de HRW.

Dittrich denuncia una coyuntura en la que los transexuales sufren un continuo "acoso". "Hemos llegado al punto en el que algunos doctores no quieren tocar a un transexual porque piensan que tienen una enfermedad contagiosa", puntualiza.

La ONG ha documentado repetidos abusos de los miembros del DRI contra estas personas, entre los que se cuentan extorsiones, asaltos físicos y sexuales.

Una de las víctimas citadas por el informe, Victoria, aseguró que los funcionarios la habían obligado a "desnudarse" después de que uno de ellos le "exprimiera" los senos.

"Uno de ellos agarró una porra y comenzó a hurgarme en los genitales. Todos estaban mirando. Los hombres (del DRI) y las mujeres. Me sacaron fotos desnuda", afirmó.

En muchos casos, las detenidas son sometidas a sesiones de "asesoramiento" sobre "como ser un hombre". En otros son condenadas a penas de prisión que pueden llegar a ser hasta de cuatro años -según HRW-, que la mayor parte de las veces tienen que cumplir en prisiones masculinas.

Erina, por ejemplo, estuvo en una de esas cárceles sólo para hombres desde 1998 al 2000, y allí tuvo que someterse a la salvajada de "mantener sexo sin preservativos" dos veces a la semana con el mismo guardián que custodiaba su celda. "Me quejé pero nadie hizo nada", manifestó.

Para Yuki Viv Choe, una conocida blogera transexual, esta discriminación sistemática es una de las causas principales de que la mayor parte de ese colectivo tenga que recurrir a la prostitución como medio para ganarse la vida.

"Algunas fuentes estiman que más del 80% de las transexuales trabaja en la industria del sexo porque las leyes las equiparan con criminales y las satanizan", opinó Choe, en una conversación a través del e-mail.

La también artista y activista en favor de los derechos de su comunidad alerta de que ya hay "muchos casos" de transexuales que se han visto obligadas a huir del país y pedir asilo en el extranjero, incluidos casos tan mediáticos como el de Fatine McQueen, que consiguió refugio en Inglaterra tras casarse con un británico.



¿Qué significa 'ser una mujer'?

¿Qué significa 'ser una mujer'?

 Tina es una mujer transgénero de 33 años, que pasea por las calles del Distrito Federal segura de su feminidad. Ésta es su historia

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'Yo siempre me he sentido como una mujer, pero fue hasta hace algunos años que empecé a vestirme como tal', explica la güerita de pequeña estatura, quien primero lucía así sólo por las noches, después todo el día y hace 3 años inició su proceso de hormonización, con el que se ha sentido más segura de su feminidad.

La estilista, que entre semana también es comerciante y se dedica a vender ropa, platica con una sonrisa coqueta cómo vive el ser una mujer transgénero en el Distrito Federal. Una persona transgénero es aquella que vive acorde al género al que siente pertenecer y ya ha pasado por una fase de autoaceptación. Sin embargo, no se practica ninguna reasignación genital por diversas cuestiones, que van desde lo personal hasta lo médico.

'Siempre quise ser mujer'

Tina descubrió el tratamiento gracias a una conocida, quien también se vestía de mujer, pero 'tenía un no se qué, que, qué se yo' que la hacía verse más femenina que el resto. Al preguntarle Tina por su secreto, ésta le contó que se inyectaba hormonas semanalmente. Fue así como comenzó a informase más del tratamiento y acudió a una clínica en la Condesa.
Cuando tuvo cita con el doctor, éste le pregunto qué era.

- '¿Cómo que qué soy?', le respondió confundida Tina.

-'Sí. Eres homosexual, transexual, travesti... ¿qué eres?', le dijo el doctor.

- 'Pues soy gay', sentenció Tina, a lo que el médico respondió que entonces no necesitaba hormonizarse. Tras ello, ella le agradeció y se fue con un gran signo de interrogación en la cabeza.

La pequeña de estatura y de ojos grandes y negros comenzó a informarse más sobre el tema y descubrió que quería ser una mujer transgénero, es decir, vivir como una mujer, pero sin operarse o cambiarse el sexo. Se diferencian estas de los travestis, pues estos últimos solo se visten de mujer con fines lúdicos o sexuales y no todo el día.

Después de su investigación, llegó a la conclusión de que ser mujer y vivir como tal no estaba condicionado por sus genitales, sino por la manera de vivir y sentir. Así, después de terapias psicológicas, Tina comenzó su proceso de hormonización.

El proceso hacia la transformación

Quedó maravillada con el tratamiento, pues de pronto su cara se afiló, sus pómulos resaltaron y 'como palomitas, mis bubis saltaron', explica. De esta forma, se sintió más segura de su femineidad y comenzó a ligar más y de forma más discreta, según ella.

Ahora, que era una mujer, no de nacimiento, pero sí transgénero. No necesitaba disfrazarse con la indumentaria de femme fatale. 'Ya no soy tan exagerada para ligar como antes, ya no uso medias de red o liguero. Incluso con tenis y playeras me siento igual de sexy, pero eso sí, siempre pelazo y pestañas'.

Cuando pasó algún tiempo y Tina tuvo novio, éste se hartó de escuchar la frase de 'Soy mujer transgénero', por lo que le respondió: '¿Por qué siempre dices eso? Para mí eres una mujer y ya'.

Tras el reproche de su novio, Tina entró en la cuenta de que sí era una mujer, y que tal vez esa aclaración que le daba a todos sobre que es una mujer transgénero, estaba de más. Para ella, el género es solo una construcción de la sociedad que nos dice cómo debemos vivir, pero que no nos dice nada de quienes somos. 'Ser mujer viene del cómo te sientes'.

¿Qué es exactamente 'ser una mujer'?

Para la experta Joan Scott, el género es un organizador social que, al igual que la clase, la raza y la edad, interviene de manera fundamental en la constitución de los distintos planos de la vida cultural, simbólica, institucional y personal.

Scott, que ha hecho importantes contribuciones en el campo de la historia de género e historia de la mujer, nos muestra cómo se han entrañado relaciones significativas de poder, históricamente desbalanceadas entre los universos femeninos y masculinos.
Sin embargo, en la actualidad existen muchas preferencias sexuales, que van más allá de nuestros genitales y que se salen totalmente de las clasificaciones usuales de lo que debe ser un hombre o una mujer.

Para muchas personas, ser mujer no será más que un dato biológico, pero 'ser mujer' significa todo un programa de vida, diría la gran filósofa feminista Simone de Beauvoir.

¿Qué opinas; para ti qué quiere decir 'ser mujer'?

Puerto Rico. Identidades Invisibles (Sexta Parte) Transfobia en la comunidad gay

Por Marcos Billy Guzmán / marcos.guzman@gfrmedia.com

Activistas transexuales y transgénero han tenido un rol trascendental en el movimiento de liberación gay. (wandaliz.vega@gfrmedia.com)
(Esta historia es la sexta parte de “Identidades invisibles”, serie de ELNUEVODIA.COM sobre la lucha de la comunidad transexual y transgénero).

Aníbal Santos vive sin temor a decir que es gay. Cuenta que su familia adora a su pareja, con quien comparte una casa, un perrito llamado Minti y planes para adoptar a dos niños. Critica que todavía haya un estigma contra los homosexuales, pero celebra que hoy no tiene que esconder sus sentimientos para sobrevivir en un “mundo prejuiciado”.

Pero Aníbal es de los que insiste en desligarse de las siglas ‘LGBTT’ porque, desde su perspectiva, las personas transexuales y transgénero -representadas por dichas letras ‘T’- “sólo ridiculizan a la comunidad lésbica, gay y bisexual”.

¿Por qué piensa así?

“No me representan”, insiste. “Yo no quiero ser mujer. Yo sólo siento atracción física y sexual hacia hombres. Amo a un hombre. Creo que los homosexuales son amenazados en la sociedad por la ridiculez de gente que quiere ser lo que no es y que quiere verse como no debe”, comenta el puertorriqueño de 31 años.

Ante posturas como esa, una interrogante inevitable queda sobre el tapete: ¿cómo es posible celebrar una supuesta reducción de prejuicio y ser prejuiciado a la misma vez?

Cuando se nubla el pasado

La transfobia dentro de la comunidad gay “es enorme, increíble y bastante común”, considera Jaime Santana, integrante del comité coordinador de la Parada de Orgullo LGBTT de Puerto Rico.

Lamenta el hecho de que “muchos homosexuales se sienten humillados y ofendidos” por la mera presencia de un sujeto transgénero. De hecho, sin siquiera ser transexual, como transformista (persona que imita el sexo opuesto con propósito artístico), el intérprete del personaje Jaimey Sunflower dice que casi todo el rechazo que recibe llega por parte del mismo sector de la población que defiende y por el cual lucha para alcanzar la equidad.

Esta realidad, según Santana, responde -en parte- al machismo que puede predominar en la crianza de muchos en sociedades conservadoras como Puerto Rico. “Hay demasiado prejuicio en contra de lo que puede verse femenino”, manifiesta.

En ocasiones, dicho panorama parece pesar más que la propia historia, que refleja cómo mujeres y hombres transexuales tuvieron un rol significativo para que hoy, por ejemplo, ciudadanos del mismo sexo puedan casarse en distintas partes de Estados Unidos. Hace 45 años, personas transgénero -como la activista de origen boricua Sylvia Rivera- asumieron un liderazgo trascendental en los motines de Stonewall, considerado el evento más importante en el movimiento de liberación gay en la nación norteamericana.

En una investigación publicada en el 2013, la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Interex (ILGA) informó que la homosexualidad es ilegal en 76 países alrededor del mundo. Aun así, desde la esfera legal en naciones como Estados Unidos, lo cierto es que hay más derechos y protecciones para la gente por su orientación sexual que por su identidad de género.

Según la Asociación Estadounidense de Psicología, los sujetos transgénero también están más expuestos a situaciones de violencia, acoso y abuso sexual. En países como Nigeria, Uganda, Afganistán y Jamaica, su supervivencia es casi imposible por culpa de las leyes establecidas y del discrimen.

Componen el 1.5% de la población mundial, pero son 400 veces más probables a ser agredidos o asesinados que el resto de la gente, según el Trans Violence Tracking Portal. El año pasado, al menos 238 murieron en diversas naciones por medio de golpiza, estrangulamiento, lapidación, apuñalamiento, heridas de bala y decapitación, indicó el Transgender Day of Remembrance (TDOR).

¿Frontera sin escape?

A pesar de esas cifras, la transfobia existe entre las personas homosexuales y, para el historiador Javier Laureano, esto refleja cómo se ha ido construyendo socialmente una imagen idealizada de la comunidad gay.

“Existe la homonormatividad, que es igual de implacable en términos de la visión del mundo. Se piensa en los dos varones o las dos mujeres con su casa, sus mascotas y sus hijos adoptados. Lo transgénero implica una desviación de esa norma que se ha ido estableciendo”, expone.

Dado a que la orientación sexual no es lo mismo que la identidad de género, no debe sorprender que individuos homosexuales, lesbianas y bisexuales tengan algún tipo de dificultad entendiendo las necesidades específicas de alguien transexual. Tampoco se debe perder de perspectiva que en el mundo predominan leyes y culturas que funcionan bajo el binario de ‘masculino’ y ‘femenino’. Esto termina presentando una frontera que -para muchos- resulta difícil de romper, incluso para individuos que son gay.

“Lo transgénero es un área gris fronteriza. Quebranta el sistema binario, que es una ficción en la que se ha construido nuestra sociedad. El mundo es ‘hombre’ o ‘mujer’. Vivimos con la noción de que no hay hibridez. Todo tipo de manifestación que intente, de alguna forma, escapar de eso será condenado y perseguido”, menciona Laureano, cuya tesis doctoral gira en torno a la creación y el desarrollo de la cultura gay urbana en San Juan.

“Tiró la toalla”

El camino que termina en la transfobia dentro de la comunidad gay ha tenido un desarrollo complejo, apunta Frances Negrón-Muntaner, investigadora, profesora y directora del Media and Idea Lab de la Universidad de Columbia.

En una mirada amplia, la académica nota que, para algunos homosexuales y lesbianas, los individuos trans -sobre todo aquellos que no son de clase media y blancos- “ponen en entredicho que los gays son como ‘todos los demás’ ”.

“Si durante los años 70, muchos en el movimiento LGBT cuestionaban la familia tradicional, la monogamia y el Estado, ahora la mayoría aboga por el matrimonio, la reproducción y la participación militar”, explica, aunque recalcando que todavía existen corrientes liberales y conservadoras dentro de esa lucha.

Quizás por ese cambio de filosofía, según Negrón-Muntaner, la corriente principal gay “tiró la toalla con respecto a ciertas luchas y estas fueron recogidas y desarrolladas por otros movimientos como el trans”.

¿Cuál es la meta de esa llamada revolución transgénero?

“La idea fundamental es que no sólo debe ser posible que cualquier persona pueda escoger cómo quiere identificarse, sino que cada uno debe poder imaginar, vestir y proyectar su cuerpo como quiera, sin identificarse con un género específico y sin convertirse en objeto de violencia. Es parte de un proyecto amplio de libertad”, sostiene la directora del cortometraje “Small City, Big Change”.

Desprenderse de una vida fragmentada por géneros es casi imposible. Adentrarse en el rompecabezas de complejidas que caracteriza a los distintos grupos e individuos de la sociedad puede ser muy enredado. Sin embargo, entre tantas divisiones y significados, algo sí queda muy claro: ser y sentirse libre es pieza clave de la dignidad humana.


Puerto Rico. Identidades Invisibles (Quinta Parte) San Juan creará clínica para personas transgénero

Por Marcos Billy Guzmán / marcos.guzman@gfrmedia.com

La alcaldesa Carmen Yulín Cruz lamentó que esta comunidad se expone diariamente a “situaciones de crueldad y victimización en medio de un proceso de discrimen”. (Archivo)
(Esta historia es la quinta parte de “Identidades invisibles”, serie de ELNUEVODIA.COM sobre la lucha de la comunidad transexual y transgénero).

Consciente de que en la Isla escasean portavoces, mentores y médicos para las personas transexuales y transgénero, la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, anunció que trabaja para que en la capital haya un centro especializado para ayudar a esta comunidad.

“Hemos comenzado un proyecto para tener la primera clínica para la comunidad transgénero y transexual. Hay pocos especialistas en Puerto Rico que puedan manejar clínicamente a esta población. Estará inicialmente dirigida a orientarlos sobre sus derechos, ser portavoces (de ellos y ellas) y acompañarlos en su lucha. La última fase es la parte de medicina”, adelantó a ELNUEVODIA.COM en el marco de la serie "Identidades invisibles".

La líder de la ciudad capital explicó que este mes empieza a reunirse con grupos focales integrados por gente de dicha minoría. Dijo que la clínica "entra en funcionamiento a más tardar de enero del 2015”.

"Esperamos en seis meses tener licencia con negocios médicos", sostuvo esperanzada.
Recordó que en el 2007, mientras se desempeñaba como directora de recursos humanos de una compañía, interactuó con un empleado transgénero y pudo "ver el dolor de ese ser humano por sentirse incomprendido y rechazado en la sociedad". Tras otras experiencias trabajando directa e indirectamente con ciudadanos transexuales, la alcaldesa menciona hoy que no tiene duda de que esta comunidad se expone diariamente a “situaciones de crueldad y victimización en medio de un proceso de discrimen”.

De hecho, lamentó que estos ciudadanos "se sienten invisibles en la sociedad y se les hace difícil conseguir trabajo".

Cuando se le preguntó si esa discriminación contra la comunidad transgénero proviene incluso por parte del sector político, Yulín Cruz fue cautelosa y prefirió no señalar, pero sí reconoció que todavía “hay mucho camino que recorrer por la equidad”.

"Me imagino que es como todas las luchas. Hace 15 o 20 años, yo no estaba como estoy con mi caminar por los derechos de la comunidad LGBTT. Para mí fue un proceso de exponerme a situaciones y a personas que, después de todo, tienen los mismos sueños. Es aceptar las diferencias entre los demás seres humanos. Lo importante es que, si no estamos listos, pasos como el que va a dar en San Juan sirven para entender que la equidad sola no existe", manifestó.

Puerto Rico. Identidades Invisibles (Cuarta Parte) Atrapados en la invisibilidad

Por Marcos Billy Guzmán / marcos.guzman@gfrmedia.com

Puerto Rico y Estados Unidos han aprobado ciertas medidas contra el discrimen de esta población, pero los esfuerzos están detrás de países como Argentina, India y Nepal. (wandaliz.vega@gfrmedia.com)
(Esta historia es la cuarta parte de “Identidades invisibles”, serie de ELNUEVODIA.COM sobre la lucha de la comunidad transexual y transgénero).

Luz tenía fiebre y, cuando comenzó a sentir que ardía por dentro, se preocupó tanto que corrió hacia la sala de emergencia de un hospital de San Juan. Llegó y enfrentó el primer problema cuando empezó a registrarse. ¿Hombre o mujer?”, le preguntaban en un formulario. Dejó ese espacio en blanco, pero la secretaria le indicó que debía precisar su género en los papeles. Con paciencia explicó que ella es transexual y que marcar cualquiera de las dos opciones podía llevar al médico a darle un tratamiento inadecuado. Pasaron dos horas. Nadie llamó su nombre.

Estaba tan enferma que casi se desmaya, pero pudo levantarse y cuestionar por qué no la habían atendido. Media horas después, un hombre se asomó para decirle que, en aquel momento, no tenían ningún médico para atender a “gente como tú”. El resto de los pacientes escucharon la conversación. “Uy”, susurró alguien, seguido por un “¡asco!” de otro desconocido. Narra que se vio atrapada entre insultos. Decidió irse ofendida, humillada, cojeando de dolor.

Luz hoy hace el relato, pero sin dar más detalles de su vida. “Hay mucho estigma. La gente te humilla, incluso cuando no es su intención”, indica. “Pero es más triste que no haya doctores que quieran o puedan ayudarnos. Tampoco tenemos trabajo. Estamos a merced del dolor”, subraya.

Dice que necesita el anonimato para poder sobrevivir y, por esta misma razón, diez personas transexuales o transgénero contactadas para esta serie prefirieron esconder su nombre o no hablar. “Es demasiado peligroso”, justificó alguien. Admitieron, sin embargo, que faltan más leyes que los protejan del discrimen. También lamentaron que la atención que recibe este sector suele enfocarse en la transición, en los genitales, en si tienen o no tienen pene o vagina.

Un vacío peligroso

Pero, ¿cuán desatendida está esta población?

“Las instancias de discriminación son tantas y tantas, desde las agencias de gobierno y las iglesias hasta las escuelas y los hospitales. Es una población socialmente vulnerabilizada. Hay un desconocimiento general y dentro de la misma comunidad LGBTT. Entonces hay una ventana abierta para la desinformación, mitos, discursos estigmatizantes”, expone Sheilla Rodríguez Madera, presidenta de la Asociación de Psicología de Puerto Rico.

De hecho, no existen estadísticas sobre cuántas personas transexuales o transgénero viven en Puerto Rico, por lo que la profesional de la salud realiza investigaciones relacionadas al tema desde el 2000. Lo que ha observado en sus estudios es que los individuos en transición hacia varones “son básicamente invisibles” en la Isla. A eso suma la tendencia de que las mujeres trans “viven en extremos niveles de pobreza y tienen serias dificultades encontrando trabajo”.

En Estados Unidos, el 0.5% de la población es transgénero o transexual, lo que equivale a 1.5 millones de ciudadanos, documentó en junio la revista Time. La mayoría vive en desventaja, según la Encuesta Nacional sobre la Discriminación Transgénero que fue presentada en el 2011. En esta se reveló que el 90% ha enfrentado hostigamiento en el trabajo, mientras que el 80% ha sido acosado en la escuela. El 41% ha tratado de suicidarse.

A pesar de esta alarmante realidad, “menos de un puñado de doctores en la Isla están dispuestos a atender las necesidades” de esta comunidad, según el psicólogo Edward Fankhanel, quien ha trabajado con estas personas durante los pasados 15 años. “Desgraciadamente, no tienen servicios accesibles en el área de la salud física y mental”, lamenta.

La transición de estos individuos se complica por la falta de endocrinólogos, cirujanos plásticos, psiquiatras y especialistas que tengan la preparación y la disposición para ayudarlos. Fankhanel explica que, sin guía, muchos transexuales optan por someterse “al peligro” de procedimientos médicos no regulados, como tratamientos hormonales clandestinos que pueden costarle la vida.

Los efectos psicológicos causados por esa limitación médica pueden ser aún más dañinos. “El transexual es una persona que se siente atrapada en el cuerpo equivocado. Pero no sólo se siente mal por eso, sino también porque dice: ‘Nadie me quiere ayudar. Nadie me comprende’ ”, dice.

Entonces existe el debate sobre si necesitan ser clasificados bajo términos médicos. ¿Deben tener un diagnóstico para recibir servicios de salud o ser protegido en el sistema legal? La interrogante ha generado controversia y aún más preguntas que respuestas.

Pasos “de avanzada”

En medio de esa discusión, distintas instituciones gubernamentales y médicas han ido redefiniendo conceptos.

Por años, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría describió a la transexualidad como un “desorden de identidad de género”, concepto sustituido el año pasado por el de “disforia de género”. Este cambio fue aplaudido por quienes consideran que el primero parte de la premisa de que hay algo mal con la identidad del sujeto y que esto, por extensión, perpetúa un estigma.

En mayo de este año, una junta de apelaciones del Departamento de Salud de Estados Unidos también determinó que Medicare no podrá excluir automáticamente, de su cobertura, la cirugía de reasignación de sexo. Así removieron una prohibición impuesta en el 1981, cuando esta intervención quirúrgica era considerada experimental. La reciente decisión explica que dicha exclusión “ya no es razonable”, considerando que esta cirugía es ahora efectiva para personas que no se identifican con su sexo de nacimiento.

Algunos cambios en torno al tema trans han llegado desde la esfera legal. Por ejemplo, el pasado julio, en medio del rechazo recibido por el sector religioso y conservador, el presidente Barack Obama firmó una orden ejecutiva con la cual prohíbe explícitamente que empleados transgénero sean discriminados en el espacio de trabajo del gobierno federal y de sus agencias contratadas.

En Puerto Rico, derivado del Proyecto del Senado 238, la Ley 22 fue aprobada en mayo del año pasado para prohibir el discrimen por orientación sexual o identidad de género en el empleo público o privado. El protocolo que se creó señala “conductas que pueden constituir evidencia de hostigamiento ilegal”. Entre estas está hacer “preguntas de índole personal sobre el cuerpo y cambios físicos” al trabajador y negarle acceso a las instalaciones sanitarias con las que se identifique en términos de género. Algunas empresas han optado por crear baños unisex.

“Este es un paso de avanzada en Puerto Rico porque, por primera vez, se reconoce abiertamente a este grupo, que es el más marginado dentro de la comunidad LGBTT”, manifiesta Mayté Rivera Rodríguez, profesora adjunta de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, donde ofrece cursos de ética, responsabilidad profesional y discrimen por razón de género.

Sin embargo, la abogada recalca que “el tema de los trans es uno poco explorado porque nuestras leyes están arraigadas, por muchos años, al binario de ‘hombre’ y ‘mujer’ ”. Esto, desde su perspectiva, representa el “punto de partida de la marginación en contra de este sector”. En ese sentido, lamenta que, a gran escala cuando se trata específicamente de las personas transexuales y transgénero, el Estado puede estar fallando en su responsabilidad de proteger a las minorías.

“Contra la dignidad”

A pesar de esos pasos, países como Puerto Rico y Estados Unidos parecen enfrentar esta lucha detrás de naciones como Argentina, donde en enero del 2012 se aprobó una ley que permite cambiar el género en documentos oficiales sin la aprobación de un doctor o un juez.

Durante el 2011, Nepal se convirtió en el primer país que integra la categoría de ‘tercer género’ dentro su censo y, el año pasado, incorporó este mismo renglón en sus tarjetas de identificación. India sigue la misma postura luego de que su Corte Suprema reconociera a principios del 2014 que la identificación de género y la orientación sexual son fundamentales en el derecho de libertad y dignidad del ser humano. Desde Alemania hasta Australia, otros gobiernos han fallado a favor de aquellos que no se sienten representados bajo los marcadores de ‘masculino’ ni ‘femenino’.

Entre el rechazo y las críticas, compañías como Facebook también han tomado medidas inclusivas, como cuando esta plataforma -cuya cifra de cibernautas sobrepasa los mil millones en el mundo- añadió a principio de año unas 50 opciones en su marcador de género. No obstante, dicha red social se encuentra este mes en el ojo de la polémica luego de que estableciera que sus usuarios deben presentar su verdadero nombre, según aparece en la licencia de conducir, identificación estudiantil o tarjeta de crédito. Bajo esta medida, el servicio ya cerró varias cuentas en lo que ha sido calificado como un paso atrás e invasivo a la privacidad.

Siguen existiendo murallas para cambiar el sexo en los documentos oficiales. Es algo que algunos ciudadanos estadounidenses han podido hacer en el pasaporte. En Puerto Rico, sin embargo, no es posible cambiar dicho marcador en el certificado de nacimiento. Sin embargo, durante el 2000, el Tribunal Supremo se lo autorizó a Alexandra Andino Torres a través de un mecanismo de sentencia, lo que no crea precedente. Cinco años más tarde, Alexandra Delgado Hernández hizo la misma solicitud, pero el alto foro judicial resolvió que en Puerto Rico esto es ilegal y la decisión quedó establecida mediante opinión, lo que sí establece precedente.

“Se puede cambiar el nombre, pero no el sexo. Eso atenta contra la dignidad y la intimidad de la comunidad transexual. Es violatorio de los principios más elementales de derechos humanos”, señala el abogado Osvaldo Burgos, portavoz del Comité Amplio para la Búsqueda de Equidad.

A modo de ejemplo, Burgos plantea el siguiente escenario: un policía detiene a una persona transgénero y nota una contradicción o incongruencia entre el nombre de la persona y el sexo en su licencia de conducir. “Se expone a que piensen que está usurpando la identidad de otra individuo, a tener que dar explicaciones que realmente no tiene que dar y a ser arrestado”, indica.

Por situaciones como esas, tan reciente como la semana pasada, el representante popular Carlos Hernández López sometió el proyecto de la Cámara 2119, que enmendaría la Ley de Registro Demográfico de Puerto Rico con el fin de que las "personas que se hayan realizado una operación de reasignación de sexo" puedan cambiar su género en el certificado de nacimiento. La propuesta ya cuenta con el rechazo de distintos legisladores.

No obstante, incluso cuando enfrentan discrimen y pudieran reclamar sus derechos, muchos de estos sujetos prefieren mantenerse en silencio para evitar la humillación pública.

“Muchas veces, para ejercitar estos derechos, no tienen recursos, no tienen dinero. También es un proceso de revictimizarse. Algunas (mujeres transexuales) me han dicho: ‘No tengo chavos. No me siento cómoda para ir al Departamento del Trabajo. No quiero ir al tribunal’ ”, explica Joel Ayala Martínez, asesor legal de la Comisión de Derechos Civiles.

El precio de la felicidad

Desde la perspectiva de muchas personas transgénero, la transición con hormonas, ayuda psicológica y/o intervención quirúrgica es necesaria para poder vivir. Entonces, ¿qué hacen cuando no consiguen trabajo y no tienen dinero para pagar ese costoso proceso?

En el caso específico de Esther (nombre ficticio para proteger su identidad), sin apoyo familiar y sin amigos, la prostitución fue la única opción. “Yo no podía vivir viéndome como nene.
 Traté de matarme varias veces y, la última vez que lo intenté, ahí fue que dije: ‘Tengo que ser lo que soy: mujer’. Pero, una vez empecé la transición, nadie me quería dar trabajo y no podía parar el tratamiento, así que vendí mi cuerpo para poder vivir. Ese es el precio de mi felicidad”, confesó.

Lucha diariamente por su identidad, pero también trata de esconderla. “No por miedo”, insiste. “Es para poder sobrevivir”.


martes, 23 de septiembre de 2014

Supermodelo transgénero sufre porque no encuentra el amor








La popular y exhuberante modelo Isis King, de 28 años y popular tras aparecer en 2 temporadas del show televisivo America’s Next Top Model dice sufrir porque a pesar de que no le falta trabajo, aún no puede encontrar el amor dada su condición de mujer transgénero.

Puerto Rico. Identidades Invisibles (Tercera Parte) Las cadenas de una mujer transexual

Por Marcos Billy Guzmán / marcos.guzman@gfrmedia.com

La activista lamenta que, en sociedades como Puerto Rico, pocas personas están preparadas para trabajar con la población transexual y transgénero. (wandaliz.vega@gfrmedia.com)
(Esta historia es la tercera parte de “Identidades invisibles”, serie de ELNUEVODIA.COM sobre la lucha de la comunidad transexual y transgénero).

Es alta y delgada, pero tiene una figura voluptuosa. A Ivana Fred no sólo la miran; la observan, desde los pies hasta la cabeza, cuando llega a un lugar.

Reconoce que esa atención no siempre termina siendo una experiencia agradable para muchas personas transexuales o transgénero. Sin embargo, a ella no le molesta que noten su presencia. La posibilidad de ser humillada ya no la intimida. Han pasado 14 años desde que decidió trabajar como activista a través de iniciativas de prevención y apoyo, como hace actualmente con el ButterfliesTrans Foundation y el Centro Comunitario LGBTT de Puerto Rico. Esa es su mayor motivación.

Recuerda que su transición física y emocional comenzó a los 12 años. “Ya a los 14 me estaba metiendo hormonas clandestinas”, relata. Tampoco olvida cómo tuvo “controversias” en y fuera de su hogar a raíz de la incomprensión. Hoy, sin embargo, agradece que su familia la “acepta”.

Está dispuesta a ser una de las pocas mujeres transexuales que habla públicamente sobre los problemas de su comunidad en Puerto Rico, algo plasmado en el documental puertorriqueño “Mala Mala”. Antes de que puedan preguntarle, va subrayando que interrogantes sobre sus genitales o sobre el nombre de varón que se le asignó al nacer quedan fuera de la ecuación. “Eso no tiene nada constructivo que ofrecer a la sociedad”, subraya en torno a la curiosidad que, según expone, suele tener mucha gente.

A Ivana lo que le importa es aliviar el dolor.

¿Cuál es la preocupación más grande de las personas transexuales y transgénero?

“Es la educación. Por el ‘bullying’ y todo lo demás, muchos son desertores escolares desde temprana edad, incluso desde sexto grado. Te sientes incómodo(a) porque no te ves físicamente como quieres. En cuarto año, no estamos pensando en cómo llegaremos a la universidad, ni en que nuestros padres nos compren un carro. Un o una transexual está pensando en cómo conseguir información porque esto (la incongruencia entre su identidad de género y su sexo) es algo que no me está dejando vivir”.

Fuera de la escuela, ¿qué suelen hacer estos menores?

“Se dedican a hacer otros tipos de cosas”.
¿Cuáles cosas?

“Yo conozco a una persona que salió de la escuela en elemental e incurrió en la vida fácil”.

¿En la prostitución?

“Sí, en el trabajo de la prostitución. Porque no le quedó otra alternativa y ahora, ya de adulto, comienza a tomar los exámenes (para completar su grado).

Existe un estigma de que las personas transexuales y transgénero suelen vender servicios sexuales. ¿Mito o realidad?

“Entiendo que es cierto. Hay muchas chicas transexuales que conozco que están educadas y tienen su trabajo (fuera de la prostitución). Pero, de un 100%, sólo el 40 logra conseguir trabajo tradicional. Es una táctica para sobrevivir que, lamentablemente, viene de años y digo ‘lamentablemente’ porque no es un secreto que se ven expuestas a muchísimas cosas”.

¿Hablas de abusos?

“Se exponen a que las golpeen, las maltraten, las invaliden como seres humanos… Es bien fuerte  poder batallar un mundo así”.

¿Consideras que viven bajo un abandono social?

“La comunidad trans es la más marginada y la que recibe menos tipo de ayuda, de cualquier índole. Digamos que nadie está preparado para trabajar con la comunidad trans”.

¿Cuánto eso complica la transición física y emocional? 

“En la mayoría de los casos, todo es clandestino o hay que emigrar a otros países. Para las hormonas, nos autorrecetamos. Le decimos al médico: ‘Necesitamos esto’. El doctor decide si te lo da o no. Usualmente, no se arriesgan a perder su licencia, porque esas hormonas están hechas para las mujeres. En mi caso, como ya me veo mujer, me las dan”.

Pero… ¿qué sucede en casos de emergencia?

“Cuando llegas a una sala de emergencia, los documentos están estructurados para hombre o mujer. Hay muchas mujeres transexuales que se sienten intimidadas y no quieren decir: ‘Mira, yo fui nene’. Entonces puede que haya irregularidades”.

¿Cuáles irregularidades?

“Por ejemplo, yo tengo silicona en mis glúteos, así que no hay ningún medicamento que me pueden poner allí. Tengo que instruir al médico. No es culpa de que no quieran ayudarte. Es que no están preparados para atendernos”.

Entonces, ¿quién sirve de guía en su proceso de transición?

“Sea endocrinólogo, psicólogo o psiquiatra, la mayoría no están preparados. Por mi experiencia, en la mayoría de los casos, nos dejamos guiar por las trans de mayor edad. Pero el psicólogo sigue siendo fundamental, porque ahí es que determinas si incurres o no al cambio de sexo”.

El año pasado, en Puerto Rico se aprobó la Ley 22, que prohíbe el discrimen en el trabajo por identidad de género y orientación sexual. ¿Qué impacto ha tenido esta medida?

“En Puerto Rico, a nivel legal, lo que hay de no al discrimen en contra de nosotras (las personas transgénero o transexuales) es eso que se aprobó hace un tiempo. Es un logro. Pero no vemos transexual doctora, abogada, secretaria… El discrimen sigue, más allá de una ley establecida”.

¿Consideras que un sector amplio de nuestra sociedad se burla de ustedes al mismo tiempo que evita reconocer su existencia?

“Puerto Rico es uno de los países que está atrasado. La comunidad trans es invisible en nuestra sociedad. Sólo tiene un poco de visibilidad por una Samantha Love, una Verona, una Ivana (ella), quienes se han dejado ver.

¿Los hombres transexuales tienen aún menos visibilidad en la cultura?

“En Puerto Rico he conocido a solamente dos y es tan y tan difícil para ellos. Por ejemplo, conseguir testosterona es algo bien difícil porque es menos común. Es una población que no tiene exposición (pública)”.

¿Concluirías que la falta de voces atrasa la lucha por la equidad para esta comunidad? 

“Sí. Me quedo en shock, aún no veo movimiento”.

¿No quieren hablar por el mismo prejuicio?

“Por el miedo y el peligro de enfrentar el prejuicio. No quieren contar sus historias porque se enfrentan a la burla. No quieren que su vida se haga pública para que no se las vacilen”.

¿Notas ese prejuicio incluso dentro de la misma comunidad gay?

“Claro que sí… La misma comunidad (gay) burla a las y los transexuales. Hay personas que ni siquiera aceptan que alguien utilice ropa del sexo opuesto. Es falta de educación y es miedo. Muchos piensan que estamos ridiculizando a la comunidad (gay).

¿Lo percibes como una traición?

“Duele. Tengo a muchas personas cercanas que lo han sufrido y me lo cuentan, y duele”.

¿Esa desunión provoca inconsistencias a la hora de definir conceptos como ‘transexual’ y ‘transgénero’?

“Para mí transexual es toda aquella persona que siente incongruencia con su sexo biológico, independientemente de que haya tenido cirugía plástica. Tránsgenero es toda aquella persona que vaya en contra de lo que es su género. Pero sí existen diferencias entre nosotras y nosotros. Todo individuo es un mundo distinto. A veces, lo mejor es preguntar.

Pregunto: ¿cómo te identificas?

“Soy una mujer transexual”.

¿Cuán importante es destacar la palabra ‘transexual’ cuando te describes?

“Yo nunca diría -y lo digo con orgullo- que soy una mujer. Siempre digo que soy una mujer transexual porque negarlo sería una manera de invalidar el proceso de transición, que -en sí- es muy complejo y me expone a unas experiencias que no viven las mujeres. Reconozco que, como transexual, tengo unas necesidades que no son las de una mujer”.

Hay mucha gente que no comprende esas necesidades. ¿Cómo explicas algo tan personal?

“Una dama, cuando va a ser señorita, siente dolor en el abdomen. En el caso del varón se le hinchan las tetillas. Recuerdo que (cuando tenía como 13 años) yo pensaba: ‘¡Oh, my God! Estoy echando los senos, ¡al fin!’. Era lo que anhelaba. Me duró muy poco, cuando me tropiezo con la piedra de que no estaba desarrollando busto, sino que estaba pasando de niño a joven”.

¿Cuán grande es esa frustración?

“Extremadamente frustrante. Porque tienes que llevar lo que tienes dentro de ti en silencio y batallarte con una sociedad y bregar con los prejuicios de ellos. Es una lucha interna de la que, si no escapas, te quedas prisionero”.

¿Se liberan las cadenas tras años de transición y de enfrentarte diariamente a distintas situaciones de discrimen?

“Ya yo me siento con un alivio”.

¿Alivio significa que todavía hay dolor?

Sigue habiendo dolor, claro.


lunes, 22 de septiembre de 2014

Luchadora transgénero reta a campeona de UFC

Ciudad de México

Fallon Fox, primera luchadora transgénero declarada abiertamente de artes marciales mixtas, retó a la campeona de peso gallo de la UFC, Ronda Rousey, quien ha derrotado a todas sus oponentes, a un combate para bajarla del trono.

La medallista olímpica en Beijing, aseguró que no podía enfrentarse a Fox, debido a que su empresa no se permitiría y por la cuestión de que Fallon nació siendo hombre y que tenía una ventaja física ante ella, especialmente por el sistema óseo. Esto provocó que la nacida en Ohio le contestará que "Por qué no te callas y vienes a pelar conmigo".

Fallon se hizo el cambio de género en 2006, donde se aumentó el pecho y se realizó un trasplante de cabello.

En el 2013, en una entrevista para Outsports, se declaró abiertamente transexual provocando una serie de controversia ante la Comisión Atlética del Estado de California; Joe Rogan, comentarista de UFC, declaró que una persona así no podía competir en la división femenil.

Abigail Pereira del “Cantando” a Telemundo, con documento de mujer en USA

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Abigail Pereira la rompe en Estados Unidos

ESTADOS UNIDOS.- Muchos la recordarán. Pasaron siete años desde que la uruguaya Abigail Pereira hizo de soñadora de Gustavo Guillén en el "Cantando por un sueño” y ahora vive en Miami con su novio y acaba de pasar por un reality de Telemundo donde fascinó nada menos que a Lucero.

Abigail tiene residencia en La Florida y fue la primera mujer transgénero en tener su documento femenino en los Estados Unidos.

Luis Fonsi y Olga Tañón no le dieron la oportunidad desde el jurado de seguir en "Yo soy el artista”, pero Abigail va por más en su carrera, en la que también actuó en Brasil junto a Juliano Cazarré, el "Adauto” de "Avenida Brasil”. (Especial El Intransigente)

España/ Bibiana Montoya. El tránsito de hombre a mujer

Se considera católica practicante, siendo la primera mujer transexual que la iglesia reconoce como tal, además de ser la primera que rinde honor a España, jurando la Bandera Nacional

El año 2000 supuso un antes y un después para Bibiana Montoya, ya que fue la fecha que cambió su vida tras la operación de cambio de sexo a la que fue sometida, siendo la primera persona en Andalucía en realizarse esta intervención por la Seguridad Social.

“Mujer he sido siempre, no hace falta haberme operado para que me sintiera mujer.  Operarme fue un tránsito que me hacía falta porque había algo que me sobraba en mi cuerpo, pero desde que nací he sido niña, muchacha y mujer”. señala a GENTE Bibiana Montoya.

El respeto y admiración como persona es algo que Bibi se ha ganado día a día, porque “el título de señora me lo ha dado la gente, porque siempre me he comportado como tal. Cuando una ha sido joven, ha tenido sus locuras y sus cosas, pero intentas vivir las distintas etapas que tiene la vida.  La farándula me ha gustado mucho, pero soy señora en toda la extensión de la palabra”.

Su lucha en el Parlamento Andaluz, junto con la que fuera parlamentaria autonómica de Izquierda Unida, Lola Izquierdo, logrando ser  la primera en operarse en la Comunidad Autónoma.
Desde el primer momento no sintió miedo a la operación, “entró una persona muerta y salió del quirófano una mujer muy viva”, apunta la almeriense, recordando que   “Cuando desperté de la anestesia lo primero que hice fue pedir un espejo y las enfermeras me lo dieron. Se me cayeron las lágrimas y mi sobrina que estaba junto a mí me dijo:  Tranquila tita, ya está todo hecho.  Ya te has quedado tranquila.  Le respondí: sí, pero lo sufrido  está ahí”, rememoró emocionada Bibiana.
Lo bueno que tiene este tipo de operaciones son los dos años y medio previos con psicólogos, psiquiatras y endocrinos. para que tras la operación te encuentres contigo misma. “Parece mucho tiempo, pero te ayuda después”.

Mujer transexual

Tras hacer toda la documentación como mujer,  “me fui  a mi obispo, porque soy creyente y practicante, le expliqué mi vida por escrito. Me acogió muy bien y me trató con muchísimo respeto. Me dijo que me enviaría la documentación y ya la estás viendo. Rezo como Bibiana en el tomo 1º, folio 1. Quiere decir que he hecho historia en ser la primera en cambiarme de sexo, en el reconocimiento de la iglesia como mujer y la primera mujer transexual, en un estado de derecho que le ha rendido honor a mi Patria, jurando Bandera”.

Le gusta especialmente Juana Reina. “Tenía ganas de conocerla y un día fui a escuchar misa a la Macarena, en Sevilla tenía mi espectáculo. Dio la casualidad que élla estaba delante mía. Al finalizar hablamos y me dejó impresionada por que era grande como cantante y como persona”, concluye Bibiana.


Puerto Rico. Identidades Invisibles (Segunda Parte) "Soy hija del sufrimiento"

Por Marcos Billy Guzmán / marcos.guzman@gfrmedia.com

Karla -nombre con el cual se identifica para proteger su identidad- cuenta que fue abusada sexualmente luego de haber sido rechazada por sus padres. (wandaliz.vega@gfrmedia.com)
(Esta historia es la segunda parte de “Identidades invisibles”, serie de ELNUEVODIA.COM sobre la lucha de la comunidad transexual y transgénero).

En un concurrido restaurante de San Juan, ella se presenta sin removerse las gafas y con el cabello cubriéndole casi todo el rostro. “Digamos que soy Karla, con ‘K’”, indica y así deja claro que ha pensado muy bien el asunto de proteger su identidad.

Aunque cautelosa, Karla también puede ser directa en sus expresiones. Dice rechazar los titubeos, pero se detiene a pensar antes de contestar alguna pregunta que podría delatar demasiado sobre su personalidad. Devela contradicciones y no las rechaza porque, según explica, reflejan los conflictos que ha experimentado a lo largo de sus 34 años.

Es la primera entrevista que ofrece y tiene interés de contar sus luchas y sufrimientos, pero elige hacerlo en un lugar tan público para un momento tan íntimo. “Me niego a vivir escondida y quiero un buen café”, justifica, aunque luego, realmente, sólo toma agua. Le tiemblan las piernas, mas tiene las manos firmes. Pasa 15 minutos hablando sobre la belleza de las flores que vio en la entrada y, de pronto, antes de que llegue el mesero, interrumpe su propio planteamiento para revelar el dato más privado de su vida.

“Vamos al grano: Soy una mujer transexual”, señala.

La palabra “transexual” vira varias cabezas en el restaurante, pero parece que Karla no se da cuenta de que ahora la observan de arriba abajo, o quizás ya está acostumbrada y decide ignorarlo. Al menos cinco personas dejan de comer y, al rato, algunos abandonan sus sillas y desalojan el lugar. Los que se quedan la miran de reojo. Parece que quieren escuchar.
“Lo lamento, podemos conversar en un sitio menos público”, sugiero.

“Trato de no hacerles mucho caso”, responde con un tono más bajo y voz entrecortada. Inmediatamente después, dos lágrimas le alcanzan los labios y entonces se entiende el motivo de las gafas.

¿Te enfrentas a esto todos los días?

“Todos los días desde que tenía 12 años, cuando me equivoqué pensando que era gay. Hoy sé que soy una mujer transexual, que no tiene nada que ver con mi orientación sexual. La gente no comprende lo que soy y por eso me he convertido en una hija del dolor. Soy una hija del sufrimiento, pero me niego a vivir con miedo”.

¿No sientes miedo?

“Me gusta pensar que no vivo con miedo, pero la verdad es que tengo terror. A veces, cuando salgo a la calle, temo que me agredan, que me usen para satisfacer la urgencia y necesidad de sentir superioridad y control”.

¿Te han atacado?

“(Suspira). Sí. Me violaron luego de que me salí de la escuela a los 16 años. Abandoné mis estudios porque, yo tratando de encontrarme y de estar en paz conmigo, empecé a ponerme ropa de mujer. Un día me cogieron en el ‘parking’ y unos compañeros me dieron con un palo y me escupieron. A esa edad supe que hay gente muy mala en este mundo porque, más tarde, recuerdo que… (pausa otra vez)”.

¿Qué recuerdas?

“Todavía me afecta. Estaba viviendo en un lugar bien pobre del área metro (no especifica dónde). Tuve que salir a la tiendita que había cerca para comprar algo y, cuando menos me lo espero, dos hombres me halan por el pelo y me tiran a un callejón. Era de noche. Tenía falda y me rompieron la ropa interior y me lo hicieron. Me gritaban: ‘Esto te pasa, puñ…, por ser una mierda’. Yo trataba de defenderme, pero me enterraban una cuchilla cada vez que gritaba. Me dieron por muerta. Vivo porque me hice la muerta. Es la primera vez que cuento esto”.

¿Nunca reportaste el crimen a las autoridades?

“No podía ser humillada nuevamente. La humillación es tanta que no quise exponerme a más agonía. Tampoco los vi (a los agresores). Sólo sé que no parecían del área porque tenían ropa cara y fina. Creo que me habían seguido”.

¿Qué rol asumió tu familia en todo este proceso?

“No hablo con ellos desde que tengo 17 años. Me botaron de la casa cuando les dije que soy nena. No olvido que mi madre me miró a los ojos y me contestó: ‘Siento vergüenza. Vete y no vuelvas’. Nunca volví”.

¿Has tratado de restablecer una relación con ellos?

“Me dicen que mi padre no me quiere ver. Mi madre murió hace dos años”.

¿Hay algo que quisieras decirle a tu padre?

“Quiero decirle que todos los días me enfrento al rechazo, pero que ninguno me dolió más que el de mi propia familia. Le diría que me han golpeado, violado, cortado la cara, escupido y desprestigiado en la calle, pero que todavía duele más el rechazo de mi propia sangre. Le diría que no quisiera ser una mujer transexual porque el sufrimiento es demasiado grande, pero que yo no lo puede evitar… Antes de mi transición, yo era un desastre mayor”.

¿Por qué eras un “desastre mayor”?

“Porque, antes de mi transición, yo casi no podía dormir. Comer no era prioridad para mí. Mi necesidad mayor era encontrar una forma de sentirme mejor porque yo sentía que no podía vivir siendo (viéndome físicamente) hombre. Cuando sí lograba dormir, terminaba despertándome sin poder respirar y con desesperación. Era una gran incomprensión. Yo sé que era más difícil que otros me comprendieran cuando ni yo misma me comprendía. Fue una etapa bien dura para mí. No se la deseo a nadie, ni a mi peor enemigo”.

Pero el hecho de que la gente no te comprenda no justifica que te maltraten o te humillen. ¿Cuál es tu mayor reclamo?

“Yo quiero que me entiendan, que me respeten, que me traten igual. Quiero que, por lo menos, la gente trate de entender”.

Justo después de pronunciar el verbo “entender”, un hombre que parecía escuchar la conversación se levanta de su asiento en aquel restaurante de San Juan. Se acerca a nuestra mesa. Tratamos de ignorarlo. Karla todavía tiene mucho que contar.

“Estás molestándonos a todos aquí y creo que ya es hora de que te vayas. Ya hiciste bastante show”, le dice el señor a la persona que estaba confesando lo mucho que ha sufrido por culpa del prejuicio, el mismo estigma que amenazaba nuevamente su tranquilidad y su dignidad.
Trato de llamar al gerente de forma inmediata, pero Karla me detiene levantando su mano, que ahora tiembla sin control.

“Creo que ya me voy”, insiste, casi susurrando.

Incrédulo, trato de entender lo que está ocurriendo y cuestiono al hombre en busca de una explicación coherente y justa que nunca llegó. Sin embargo, mientras trato de exponer mi argumento, Karla se ha ido. Corro hacia ella y, una vez afuera, levanta la cabeza. Todavía tiene gafas.

“Espero que cuentes mi historia, pero ya me tengo que ir”, me comenta.

Y se fue. Nunca vi sus ojos.


domingo, 21 de septiembre de 2014

Puerto Rico. Identidades Invisibles (Primera Parte) La revolución transgénero

Por Marcos Billy Guzmán / marcos.guzman@gfrmedia.com

Figuras como Laverne Cox, Chaz Bono y Andreja Pejic han compartido públicamente sus historias en busca de respeto y comprensión para las personas transexuales y transgénero. (wandaliz.vega@gfrmedia.com)

(Esta historia es la primera parte de “Identidades invisibles”, serie de ELNUEVODIA.COM sobre la lucha de la comunidad transexual y transgénero).

Pedro tiene 6 años y un día le dijo a su padre que quería ponerse una falda para jugar. “Los hombres no usan faldas”, reaccionó el adulto sin pensarlo dos veces. “¿Y por qué?”, persistió el menor. “Porque eso no se hace”, reafirmó el señor que ya comenzaba a sudar. “Pero… ¿por qué?”, volvió a cuestionar el chiquillo. Media hora después, el progenitor aceptó en su mente que no tenía una razón justa, pero entendió que la insistencia de su hijo podría costarle la vida.
En muchas partes del mundo, cuestionamientos como el de Pedro son inaceptables, incluso cuando pudieran surgir de la inocente curiosidad de un niño. Dentro de ese contexto social, sin embargo, alguna gente sí choca contra los roles, las normas y los significados que la cultura impone al género. Entre esa lucha suelen existir las personas transgénero y transexuales, principalmente porque muchas sienten que no pueden vivir con el sexo que se les asignó al nacer.

El asunto ha sido incomprendido con el paso del tiempo, mas los esfuerzos por la equidad de esta población se estudia actualmente como la nueva lucha de derechos civiles en países como Estados Unidos, según publicó la revista Time hace unos meses. Sobre todo en los últimos años, algunas figuras de este sector salen a la luz pública para contar sus historias con la meta y la esperanza de combatir el prejuicio y conseguir una mayor aceptación social. El resultado ha desembocado en una creciente exposición mediática y artística sobre el tema que muchos califican como el inicio de la revolución transgénero.

“Hay más de nosotros viviendo visiblemente”, dijo la actriz y activista Laverne Cox a Time. En junio, la actriz se convirtió en la primera persona abiertamente transgénero que encabeza la portada de la respetada publicación. Poco después, la artista consiguió un nuevo logro: una nominación al premio Emmy por su actuación en la popular serie “Orange is the New Black”. En ese panorama anunció, hace apenas varios días, que produce el documental “The T Word”, propuesta sobre la juventud transgénero que estrena el próximo mes en MTV y Logo TV.

La perspectiva de que hoy prevalece un discurso mediático más empático sobre el asunto es debatible, pero podría reforzarse con una mirada al pasado. A principio de los años 50, Christine Jorgensen -nacida George William- marcó un precedente social cuando confesó que se cambió el sexo tras su servicio con el Ejército de los Estados Unidos. “La naturaleza ha cometido un error que he corregido y ahora soy tu hija”, escribió entonces. Muchos medios optaron por ridiculizarla. Todavía en la década del 80, la británica Caroline “Tula” Cossey casi se suicidó cuando, luego de aparecer en una película de James Bond y en la revista Playboy, el tabloide News of the World la destapó como una mujer transexual.

Sin embargo, la lista de personalidades transgénero ha ido creciendo en los últimos años. Famosos como Chaz Bono, hijo de la cantante Cher, mantienen vivo el debate en busca de una mejor calidad de vida para esta comunidad. Asimismo, modelos como la brasileña Lea T continúan retando las nociones de la belleza desde el competitivo mundo del modelaje, igual que hizo Isis King cuando compitió en el reality show “America’s Next Top Model”. De hecho, en el 2012, Miss Universe permitió que la canadiense Jenna Talackova se convirtiera en la primera transexual que compite por una corona de la organización.

A la luz pública salió igualmente Geena Rocero cuando, con una exitosa carrera en la moda, la filipina confesó su realidad el pasado marzo y lo hizo para concienciar. Hace varios meses, Andrej Pejic -quien llegó a mercadearse exitosamente como un supermodelo “andrógino” y multicultural- también reveló haberse sometido a una cirugía de reasignación de sexo. Ahora, según anunció la semana pasada, está grabando un documental sobre su transición.

Hollywood ha ido explorando igualmente las dificultades que enfrenta esta población con películas como “Boy’s Don’t Cry” (1999), “Transamerica” (2005) y “Dalla’s Buyers Club” (2013). Aun así, algunos critican que la mayor parte de los personajes transgénero no son interpretados por actores de esta minoría, aunque hay excepciones como Candis Cayne.

Lucha sobre significados

Dentro de este movimiento hay diferencias y muchas nacen de los distintos términos (y sus significados) que los diversos individuos de dicho grupo poblacional utilizan para describirse.
Predomina la definición de que ‘transgénero’ (y su derivado ‘trans’) es un término sombrilla para personas cuya identidad y expresión de género difiere de lo que está típicamente asociado con el sexo que se les impuso al nacer, según la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) y la Alianza Gay y Lésbica contra la Difamación (GLAAD). El concepto ‘transexual’ tiende a asociarse más con aquellos que, dentro de dicho proceso, necesitan intervención quirúrgica u hormonal. Pero no es tan simple. Cómo la persona se identifica es un asunto muy personal y varía entre cada individuo. De hecho, hay sujetos que son socialmente considerados transexuales o transgénero, pero que no se perciben así y prefieren ser llamados ‘hombre’ o ‘mujer’.

“Es muy complejo y no hay definiciones fijas porque todavía se está negociando (entre este grupo). Es un espacio de lucha sobre significados porque son términos nuevos. Y eso es el reto y la ventaja, porque todavía son conceptos en proceso de formación. Aún generan debate”, indica el escritor Larry La Fountain, profesor de la Universidad de Michigan, Ann Arbor, donde ofrece cursos sobre género, sexualidad y estudios de la comunidad lésbica, gay, bisexual, transexual y transgénero (LGBTT) en el Caribe.

“Consecuencias graves”

Toda revolución tiene entonces múltiples caras. No obstante, en el caso de esta creciente revolución, fuera de los famosos que se han revelado de forma pública, la mayoría de las voces permanecen en el anonimato con historias llenas de ilusión o desesperanza.
“A pesar de algunas victorias legales y mediáticas, persiste la exclusión”, señala Frances Negrón-Muntaner, quien exploró el tema como directora del cortometraje “Small City, Big Change”.

Muchas leyes y actividades del humano se rigen por lo que socialmente significa ser hombre y mujer. Prevalecen el ‘masculino’ y el ‘femenino’ y, aunque la experiencia de ser uno o el otro varía alrededor del mundo, Negrón-Muntaner explica que la inconformidad con ese sistema trae “consecuencias graves”. Estas pueden ir desde la marginación económica y social hasta la humillación cotidiana y simbólica, además de la agresión física. A tal efecto, las personas transexuales y transgénero son percibidas como “amenazas al orden social”, según la investigadora, profesora y directora del Media and Idea Lab de la Universidad de Columbia.
Ahora bien, no podemos ignorar que la llamada revolución trans está enmarcada entre avances tecnológicos y una creciente aceptación de parejas del mismo sexo en ciertas partes del mundo.

“En una época de cambios sociales, las personas trans adquieren una carga simbólica en la esfera cultural y política”, sostiene. Para algunos, según Negrón-Muntaner, “la lucha contra la transfobia representa la última frontera en la batalla contra la homofobia y los discursos normativos de género y sexualidad”. Para otros, esta población constituye “un símbolo de todo lo que anda mal en la sociedad contemporánea”.

En otras palabras, el hecho de que ahora estén más visibles en el ojo público tiene efectos contradictorios. “Por un lado, las miradas hostiles e incluso las liberales desean atrapar a las personas trans en estereotipos. Por otro lado, (esa exposición mediática y artística) facilita la articulación de posturas críticas al sistema de género”, menciona quien considera que esto crea un balance que favorece al movimiento.

Esto fue precisamente lo que ocurrió en el 2012, cuando Carmen Carrera -conocida por transformarse artísticamente en mujer para el reality show “RuPaul’s Drag Race”- sorprendió al revelar que es realmente transgénero y asumió una postura crítica para tratar de alcanzar la equidad. La controversia repitió este año cuando, con la ayuda de sus padres, Ryland Whittington -un niño transgénero de 6 años- publicó un vídeo en YouTube sobre su transición. Mientras algunos aplaudieron la valentía de la familia, otros optaron por impulsar su crítica, predominante anclada en discursos religiosos.

La polémica ha estado aún más latente en Puerto Rico con el impulso del documental boricua “Mala Mala”. Su codirector Antonio Santini expresa que proyectos como este pretenden “humanizar” la imagen pública de la gente transexual y transgénero.

“Esto es un movimiento político y se va a poner bien grande”, manifiesta. “Puedes decir que mi película es linda, que lloraste, pero es parte de un movimiento. Queremos cambios de leyes. Estamos en un proceso de educación para que él o ella ya no tengan que explicar quiénes son”, reafirma al hacer referencia a la cinta, que ya presentó en el prestigioso Tribeca Film Festival y que estrena el próximo noviembre en el Puerto Rico Queer Filmfest.

 “La gente no quiere entender” 

A pesar de la exposición mediática y artística en torno al tema, muchos académicos, sociólogos, activistas, abogados y psicólogos coinciden en que las personas transexuales y transgénero siguen componiendo el grupo minoritario más marginado de la sociedad.
“Se tienen que enfrentar a una realidad muy dura porque reciben un rechazo muy fuerte. Nuestras instituciones están diseñadas para ser hostiles contra ellos y ellas, desde la casa hasta el Estado. La gente no quiere entender. Es casi imposible para un transexual conseguir trabajo. No los toman en serio o los consideran un fenómeno o los ven como alguien que sólo está para dar placer sexual. Se olvidan de que son seres humanos”, señala el escritor Luis Negrón, quien ha explorado el debate en algunas de sus obras.

Aunque se trate de un tema lleno de complejidades, el autor de “Mundo cruel” tiene algo muy claro: “La responsabilidad del respeto a los trans no es solo de los trans, sino de toda la sociedad”.

Estamos entonces ante una minoría históricamente incomprendida. Entenderla implica retar normas y creencias profundamente soterradas en casi todas las culturas.


viernes, 19 de septiembre de 2014

Asesinato de una mujer transexual en la República Dominicana

Asesinato de una mujer transexual en la República Dominicana 
En la provincia Monte Plata de La República Dominicana, una mujer transexual murió en la madrugada del pasado Lunes a consecuencia de una agresión homófoba en un local de diversión.

Los asesinatos hacia personas transexuales parece no tener fin y en este portal ya hemos informado acerca de muchos de los que han ocurrido sin embargo, según las últimas noticias recibidas, son muchos más de los que hay que hablar puesto que la oleada sigue creciendo a pasos de gigante.

Según el informe, en las pasadas fiestas patronales de El Deán, en la provincia de Monte Plata, perteneciente a la República Dominicana, una joven transexual fue apuñalada en la nalga después de que la persiguieran. La joven se hace conocer como Alexis y era una trabajadora sexual bastante conocida en el lugar.


jueves, 18 de septiembre de 2014

La represión no termina al cruzar la frontera: Migración forzada de mujeres transgénero

trans_2Imagen tomada de: plazapublica.com.gt
Alejandro Pérez | Plaza Pública 
@PlazaPublicaGT

Él parece estar listo para largarse, pero permanece en la esquina de la calle mal iluminada. Acelera su motocicleta, pero ésta no se mueve de su sitio. Sigue platicando con ella.

El motor ruge como para salir repentinamente, pero las llantas sólo se mueven unos centímetros y vuelven a su lugar. No quiere irse. Ella lo sabe y sigue balanceando su cuerpo alto y delgado con coquetería mientras luce una pequeña falda negra que no oculta nada. Ocultar no es su objetivo.

Ella tampoco quiere que él se marche. Ambos hacen su mejor esfuerzo por demostrar su falta de interés, un esfuerzo inútil ante lo evidente; pero suficiente para que ninguno de los dos ceda y no se logre un acuerdo. El motociclista acelera en un último estruendo y cruza velozmente por la segunda calle de la zona 1 en busca de otra persona con quien sea más fácil negociar unas horas de sexo por dinero.

Ella, “una chica trans”, se queda. Permanece a la espera del próximo piropo que rompa el hielo de una nueva negociación o de un insulto que le recuerde que la tolerancia a su orientación sexual no es una  característica en el país en el que se encuentra.

A pesar de eso, de los insultos y la intolerancia, Guatemala ese ha convertido en la  última opción para algunas mujeres transgénero. Es el destino de varios miembros de esta comunidad de Centroamérica y, especialmente, de personas provenientes de Honduras, como parte de un movimiento migratorio reciente.

Si bien no existe un registro exacto sobre la cantidad de mujeres transgénero hondureñas radicadas en Guatemala, la Organización Trans Reinas de la Noche (Otrans-RN) lleva un control mediante el servicio de clínica que brindan a las personas con esta identidad de género: entre el 1 de enero y el 2 de septiembre de este año, han atendido 641 mujeres trans, de ellas 167 son extranjeras y 56 provienen de Honduras. Ante las dificultades que enfrentan para encontrar trabajo durante el día, al igual que muchas otras mujeres transgénero guatemaltecas, ellas ejercen la prostitución durante la noche en la zona 1. Los territorios están bien delimitados. “A las hondureñas las encuentra cerca de la Cruz Roja”, explican sus colegas en otras esquinas del Centro Histórico. “Allí hay bastantes”, agregan otras. Es verdad. La mayoría  hondureñas, aunque no todas, se ubican entre 8 y 10 avenida, entre 5 y 2 calle.
Si bien no existe un registro exacto sobre la cantidad de mujeres transgénero hondureñas radicadas en Guatemala, la Organización Trans Reinas de la Noche (Otrans-RN) lleva un control mediante el servicio de clínica que brindan a las personas con esta identidad de género: entre el 1 de enero y el 2 de septiembre de este año, han atendido 641 mujeres trans, de ellas 167 son extranjeras y 56 provienen de Honduras.
Ellas parecen estar conformes con la ubicación que les corresponde en la zona 1, al menos no hay quejas al respecto. Según Dayana, hay libertad de estar en cualquier lado, pero a ella casi siempre se le encuentra en la misma esquina.

Dayana, hondureña transgénero de 20 años, que se para en una esquina de la 8 avenida con una peluca castaña, lentes de contacto verde claro, tacones y falda que apenas llega debajo de la cintura. Es amable con quienes se le acercan y dice llevarse bien con todo el mundo, incluso con muchas de sus compañeras de calle, a pesar de que prefiere no salir de fiesta con la mayoría de ellas porque algunas pueden ser “un poco problemáticas”.

Dayana salió de Honduras hace cinco años, a pesar de tener una suerte que no tiene la mayoría de personas transgénero, especialmente en su país de origen: contar con el apoyo de su familia. Su principal motivo fue escapar de las condiciones de discriminación a las que se enfrentaba.
Fue una amiga quien la convenció de migrar a Guatemala. Su salida, admite, no fue sólo por cuestiones de seguridad, sino también por una cuestión económica. “La moneda es mejor acá y alcanza para más con lo del trabajo”, indica.

Su fuente de ingresos es lo que obtiene de la prostitución, pero le parece una cantidad suficiente para sobrevivir y no necesita buscar otro trabajo durante del día. Con eso le alcanza para pagar el alquiler de una casa en la zona 2 que comparte con otras mujeres transgénero, entre ellas una compatriota suya.

Se considera una persona afortunada, pues aunque Guatemala tampoco le ha ofrecido una integración total a la sociedad, no ha tenido que enfrentarse a la violencia como la que la amenazaba antes de partir. “Gracias a Dios, acá he podido cumplir con mis metas”, dice.
Y en cuanto al hecho de tener que vestirse como hombre durante el día: “Pues ya me acostumbré”, confiesa.
Un cambio significativo y de golpe
Cuando la amiga de Dayana la convenció de dejar su natal San Pedro Sula, Honduras se encontraba en una crisis institucional. Manuel Zelaya había sido destituido del cargo presidencial y el conflicto político resultó en una ola de violencia en todo el territorio.

Las violaciones a derechos humanos se convirtieron en  foco de atención de organismos internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que en su capítulo dedicado a Honduras en el informe anual de 2012 establece que desde 2009 se constató una “profundización de la discriminación y violencia” contra las personas de la comunidad de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (LGTB).

En el documento, la principal crítica sobre este tema se enfoca en la impunidad que existe sobre crímenes contra este sector de la población, aunque no es el único afectado. Periodistas, mujeres, jóvenes y niños de la calle también son clasificados como un grupo vulnerable, afectado por la falta de justicia.

Evidenciar un incremento en la violencia contra un sector en específico resulta complicado cuando hay una tendencia que afecta a la población en general.

Los datos del Ministerio Público (MP) hondureño tampoco ayudan a solventar la duda sobre la gravedad de las amenazas, pues la orientación sexual no aparece explicada en los informes de homicidios. El esfuerzo por tratar de llevar un registro al respecto ha estado en manos de organizaciones que promueven el respeto de los derechos de las personas de la diversidad sexual.

El método tampoco es certero, pues se basa en las publicaciones de prensa en las que se hace referencia a la sexualidad de la persona asesinada.

Sin embargo, Nelson Arambú, antropólogo y epidemiólogo dedicado a la lucha por los derechos de las personas LGTB en Honduras, considera que sí hay evidencia para suponer que los ataques contra esta minoría se incrementaron con el golpe de Estado.

Su base son los datos de las organizaciones Arcoíris, Red Lésbica Catrachas y elMovimiento de Diversidad en Resistencia (MDR), entre otros, que muestran que desde 2009 han muerto 176 personas LGTB en Honduras, mientras que durante los 15 años anteriores el número registrado era de 20.

De todas formas, el hecho de que los datos se limiten a lo que los medios publican impide verificar si el incremento corresponde a la realidad. Arambú explica que hay motivos para suponer que así es. Según argumenta, con el golpe de 2009 hubo una política de control de la información y censura por parte del Gobierno. Con esta tendencia también se dio lugar a que se ocultaran los datos relacionados con la sexualidad de las personas en las notas periodísticas.

El incremento de muertes se registra en la población en general de Honduras. Datos del Instituto Universitario de Democracia, Paz y Seguridad (Iudpas) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), evidencian entre 2009 y 2013 un crecimiento de 5.27 a 7.17 homicidios por cada 100 mil habitantes. La tendencia al alza se había registrado desde años anteriores. De 2004 a 2008, la cifra aumentó de 2.16 a 4.47.

Arambú aclara que faltaría más información para determinar que la identidad de género ha sido el motivo de la muerte de estas  personas. “No podemos decir científicamente que todos los 176 casos se deban a homofobia, porque hay incremento de violencia en la población en general”, explica.

Pese a los datos de violencia, Roberto Canizales, activista por los derechos de la comunidad LGTB y docente de la UNAH, rescata que, gracias a acercamientos entre el MP y la sociedad civil de Honduras, algunos casos se llevaron a los tribunales, se resolvieron y —lo más importante, según expone— se logró determinar que algunos de ellos habían sido crímenes de odio por tener una identidad de género diferente. Los datos de Arambú establecen que de los 176 casos, 39 han logrado llevarse a proceso jurídico.
¿Represión de género o represión política?
Entre los casos de mayor impacto de los últimos cinco años está el de Eric Alex Martínez Ávila, comunicador y defensor de los derechos de las personas de este colectivo. Martínez fue asesinado en mayo de 2012 en Tegucigalpa.

Pero Martínez no sólo era activista, también era candidato a diputado por el partido Libertad y Refundación (Libre) formado como el brazo político del Frente Nacional de Resistencia (FNR), movimiento de apoyo a Zelaya tras su derrocamiento.

¿Tiene alguna relación la situación política de Honduras con la lucha de los movimientos LGTB?

Canizales asegura que el golpe de Estado de 2009 se convirtió un parteaguas para esta comunidad en Honduras. “Antes del golpe, las organizaciones sociales estaban relegadas a temas de salud sexual y reproductiva”, explica. Sin embargo, la estrategia política de Zelaya antes de su derrocamiento lo acercó a este grupo de la población y les habló de proyectos de políticas de inclusión social y contra la discriminación.

“Es por ello que en las manifestaciones contra el golpe, se veía la bandera del arcoíris entre toda la gente del Frente”, agrega Canizales.

La incorporación de buena parte del movimiento LGTB en el Frente, se reflejó también con el partido político. Los listados de candidaturas a diputados incluían además de Martínez, nombres como el de Víctor Gómez (Vicky), Juan Noel Sosa y Josué Hernández, miembros de esta comunidad.

Pero una propuesta política no podría existir sin detractores y los recién incorporados a la contienda por el ejercicio público enfrentaron a uno con bastante peso en la opinión pública: Evelio Reyes, un pastor de la Iglesia Evangélica, que no ocultó su malestar por estas candidaturas y llamó abiertamente a sus feligreses a no votar por ellos.

Los argumentos de Reyes eran de tipo religioso. “No voten por homosexuales y lesbianas que corrompen los modelos de Dios, las buenas costumbres y ponen en riesgo a las generaciones por venir”, era el llamado del pastor.

Canizales destaca otro logro de este boom de la participación activa de la sociedad civil en pro de los derechos LGTBI: El delito de discriminación se incluyó en el Código Penal. El cambio en la ley alcanzó a Reyes, quien enfrentó un proceso judicial por este delito, del que quedó absuelto en agosto de 2013.

Pero ni la oposición política ni la religiosa fueron los mayores inconvenientes. El docente universitario considera que la incorporación a un partido representó también para los integrantes del movimiento estar más visibles para la represión, lo que influyó en el incremento de la violencia que enfrentaron, y por lo tanto en su necesidad de migrar a países vecinos como Guatemala.
Extracto del texto originalmente publicado en Plaza Pública. Click aquí para seguir leyendo.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

'Transparent', la serie de Amazon con una persona transgénero como protagonista

Amazon

Amazon presentó su nueva serie original “Transparent”, una historia sobre un padre de familia transgénero, y que coloca al distribuidor estadounidense como el rival de peso de Netflix.

En la comedia de humor negro, Jeffrey Tambor -conocido por “Arrested Development- interpreta a Mort Pfefferman, un padre de familia que sale del clóset como Maura para sus tres hijos adultos. Pero ellos tampoco están exentos de secretos.

“Esto es enorme, esto cambia las reglas del juego. No hay nada similar en la televisión”, dijo a la AFP la estrella del programa, Jeffrey Tambor, durante su desfile de la alfombra roja. “No podría estar más orgulloso”.

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EE.UU.: El Condado de Miami-Dade aprueba propuesta de enmienda transgénero

Charo Valero habla a los comisionados antes de la votación del martes para reforzar las medidas contra la discriminación de género.
Los partidarios de los derechos de las personas transgénero se prepararon para una escaramuza política el martes en el Ayuntamiento del Condado Miami-Dade. Se pusieron camisetas combinadas, llegaron temprano y llenaron varias filas de la sala de la Comisión en apoyo de una legislación que expande la protección contra la discriminación.

Pero nadie — ni entre el público ni en el estrado — mostró oposición alguna.
Los comisionados dieron su aprobación unánime — aunque preliminar — a enmendar la ordenanza de derechos humanos del Condado para prohibir la discriminación en base a “identidad de género” y “expresión de género”. La ley se aplica a lugares públicos y servicios gubernamentales, así como a los empleos y la vivienda en el condado.

“Esta puesta al día en la que estamos trabajando aseguraría protecciones elementales que muchos dan por sentadas para una parte muy vulnerable de nuestra comunidad”, dijo Charo Valero, organizadora de SAVE, la principal organización de derechos LGBT de Miami-Dade, la cual ha estado ejerciendo presión a favor del cambio legislativo.
Para un tema que ha sido contencioso en el pasado — dos comisionados trataron de que se aprobara el año pasado, pero tuvieron que retirar su propuesta — la votación del martes fue notable en lo que faltó: ni una sola persona del público dijo nada en su contra. Los partidarios del tema ni siquiera representaron la mayoría de las personas que intervinieron durante la audiencia; había un grupo mayor de personas pidiendo al Condado que instaurara de nuevo un incentivo fiscal para la industria cinematográfica.

Con una votación de 10-0, los comisionados aprobaron la propuesta de enmienda transgénero. Tres miembros de la Comisión — Lynda Bell, Xavier Suárez y Juan C. Zapata — estuvieron ausentes de la votación. La vicepresidenta Bell había dado el único voto en contra de la legislación cuando se presentó por primera vez en el año.

Bell perdió su campaña de reelección el mes pasado tras haber sido objeto de críticas de demócratas de Miami-Dade y la Florida en parte debido a dicha oposición. Su sucesora, Daniella Levine Cava, una de los que propusieron la enmienda, será juramentada el 24 de noviembre.

Pero Bell no fue la única que se opuso a la legislación en el 2013. Quienes propusieron la misma, Audrey Edmonson y Bruno Barreiro, la retiraron luego de no haber conseguido suficiente respaldo en el Comité de Salud y Servicios Sociales, entre cuyos miembros están Bell, Edmonson y los comisionados José “Pepe” Díaz, Jean Monestime y Javier Souto. La composición de ese comité no ha cambiado.

En una aparente medida estratégica, la presidenta de la Comisión Rebeca Sosa asignó la propuesta el martes a un comité diferente, uno que será mucho más favorable a expandir la ordenanza de derechos humanos.

Dos de los cuatro miembros del Comité de Seguridad Pública y Servicios para los Animales son los patrocinadores de la medida, Barreiro y Edmonson. Una tercera, Sally Heyman, firmó además su apoyo a la legislación. El cuarto miembro es Esteban “Steve” Bovo.
Una audiencia del comité está fijada tentativamente para el 12 de noviembre.

Después de la votación, los activistas salieron de la sala de la Comisión y, minutos más tarde, enviaron a sus partidarios un correo titulado “¡Una gran victoria! PERO…” señalando que no se había finalizado nada.

Entre los asistentes estaba Tobias Packer, ejecutivo sindical de la localidad y hombre transgénero quien dijo que había tenido en mente la falta de protecciones en Miami-Dade cuando estaba buscando vivienda.

“Mi arrendatario realizó una verificación de antecedentes”, dijo Packer, de 31 años. “Todo salió bien. Pero yo estaba muy nervioso. El iba a ver que yo era transgénero. El hubiera tenido el derecho de negarme el alquiler”.

Stratton Pollitzer, subdirector de Equality Florida, dijo que la campaña por una ley transgénero da importancia adicional al debate en Miami-Dade.

“Nos parece importante que, cuando el estado analice el asunto, vea que Miami-Dade ha mostrado iniciativa”, dijo.

El redactor del Miami Herald \Douglas Hanks contribuyó a este reportaje.



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