jueves, 4 de diciembre de 2008

Entrevista con Hazel Gloria Davenport. Escritora transexual.

"Yo considero que ser transexual es un orgullo, un orgullo que ha definido mi vida”
- ¿Cómo te defines?

Esto es algo muy personal, yo como mujer me defino como una mujer transexual. Hay muchas diferencias de definiciones, hay quien se asume como mujer nada más, yo considero y repito es mi punto de vista, que podemos hablar de distintos tipos de mujeres, como puede ser la mujer indígena, la mujer citadina, también podemos haber mujeres transexuales y mujeres transgenéricas.

Yo considero que la palabra transexual me define porque define también una lucha, define también la rebeldía, define no dejarte reprimir por una dicotomía sin matices, por lo tanto, respetando todas las formas de pensar que puedan haber, yo a mí misma me asumo como mujer transexual.

Dentro de un proceso transexualizador que quizá me lleve toda la vida, pero yo creo que parte de lo que me da orgullo todas las mañanas cuando me miro al espejo y camino a la regadera es sentirme transexual y sentirme, un poco como decía esta Leslie Feinberg, una guerrera transgenérica, gender warrior. Yo considero que ser transexual es un orgullo, es un orgullo que ha definido mi vida.
Es una vida de lucha, de tener más grande el hígado que el corazón, en algunos momentos, y de tener dientes hasta en los ojos, en ocasiones. Yo creo que lo interesante aquí es que lo que para nosotras está siendo una lucha, esperamos que para las generaciones que vienen detrás de nosotras ya no sea una lucha, que sea algo cotidiano. Por ejemplo, todo lo que vivimos las personas que nos tocaron los setentas, de machismos, de regímenes terriblemente androcráticos, religiones sumamente castrantes, que incluso no había posibilidad de asumirte como mujer, te veían como homosexual y un homosexual no es una mujer. Ni siquiera te podían dar el beneficio de la duda sobre tu identidad. Y afortunadamente eso ya ha quedado en el olvido.

Yo me acuerdo en los setentas cuando empezaba a vestirme de niña en mi casa. Mis primos, todos, me consideraban un homosexual, mis compañeros. Ahorita podemos ya ver en los periódicos la palabra transgénero. Ya no travesti, tan sólo aquí en México travesti es el hombre que se viste de mujer, es el equivalente de cross-dresser en Estados Unidos, pero ya podemos ver la palabra transgénero, ya podemos ver la palabra transexual.
Yo creo que eso es algo interesante porque se lo vamos a heredar a las chicas y chicos que vienen detrás de nosotras. Antes yo no creía en la reencarnación y ahora digo ojalá que pueda reencarnar pronto, otra vez como mujer transexual, para poder disfrutar de lo que estamos luchando ahorita.

- Por lo que comentas, tu proceso empieza desde muy temprano.

Empieza desde los cinco años, para asumirme no hombre, asumirme mujer. En mi caso era rebeldía porque me decían, tú eres hombre, yo decía no, soy mujer, no soy hombre, a ver qué soy. Pero mi historia es exactamente igual a la historia de muchas otras. Es una historia que nos ha llevado a rebelarnos contra la familia, contra un sistema, contra los estudios.

Yo llevé años llevando una doble vida, me vestía de hombre para ir a trabajar y todo el tiempo que regresaba a la casa me vestía de mujer, me la pasaba encerrada. Ocasionalmente se dan cuenta de mi transexualidad porque en mi día de descanso como periodista me iba a tocar rock vestida de mujer a un grupo de personas transgenéricas. Internet, que tantas bendiciones nos ha dado, también me dejó la bronca de que mis ex jefes se dieron cuenta porque ahí me encontraron en una fotografía con minifalda. Pero también hay que reconocer una cosa, el internet nos ha ayudado mucho. Hay clubes, incluso fuerzas virtuales, que en ocasiones no son más que eso virtuales, pero visibilizan ya el término transgénero. Esta es la primera lucha virtual que se me ocurre pensar, la primera lucha virtual de la LGBT viene siendo tal vez la lucha transgénero. Yo creo que sí podemos ubicar el inicio, cómo éramos las personas trans antes del internet y cómo somos ahorita, sí ha habido un cambio. Ha permitido también estar en contacto transexuales mexicanos, mexicanas, con peruanas, como tú y yo contactamos vía internet.
- ¿Tu familia fue una gran oposición a tu expresión?

Sí porque yo vengo de una familia británica asentada aquí en México. Las personas que venimos de familias extranjeras tenemos muchos conflictos de identidad aunque sea sólo un apellido.
Es curioso pero al pobre hombre que le tocó ser mi padre biológico le cayeron muy duro los cojonazos de mi transexualidad, mi transgénero, porque él es primogénito y yo nací primero también y la transmisión del apellido es muy importante, veníamos de una línea de primogénitos y se rompe conmigo. Entonces él, prácticamente, si mi hermano no llega a tener algún niño, con él habrá acabado la línea de los Davenport, entonces a él le ha costado mucho trabajo darse cuenta que el apellido en primogenitura prácticamente se perdió conmigo, la línea de la primogenitura acabó conmigo.

A eso hay que añadirle una forma de pensar machista, misogina y un tanto cobarde. Lo más curioso de esto es que yo soy anglófila, me encanta todo lo británico y él lo detesta, él está mucho más cerca de México, del México charro machista homofóbico e inquisidor. Por parte de él sí hay una oposición muy grande.
Con mi madre había una especie de obstáculo religioso, mi mamá es evangélica protestante, entonces para ella hablar de transexualidad es un pecado. Dios te hizo así y te jorobas porque Dios te hizo así, Dios te quiere hombrecito.
Entonces, espérame porque Dios no me quiere ni hombre ni mujer, Dios lo único que quiere es que no haga tonterías de acá a que me muera, que no vaya a cometer alguna cosa contra otras personas. Dios no está con un garrote dándome de cocolazos cada vez que me equivoco.

De manera contraria, tuve un abuelo materno que perdió la vista muy joven, era marino, a mí edad ya no veía, él sí sabía todo de mi vida y nunca queríamos hablar directamente de mi transexualidad, porque eso fue en los ochentas, poco antes de que él muriera. Yo iba a salir del clóset ante él con una obra de teatro que íbamos a poner en la Universidad Veracruzana, una obra de Aristófanes que es la Asamblea de las mujeres y él sabía que ahí iba a hacer el papel de una mujer y me decía, “cuando quieras decirme algo me lo vas a decir”. Pero sí me arrepiento mucho porque sí estaba el deseo de habérselo dicho directamente. Estoy segura de que todas las cosas que he pasado no hubieran sido tan duras si él hubiera estado a mi lado.

Te hablo de haber llegado al trabajo sexual, haber vivido en una casa abandonada, cosas muy difíciles que yo tuve que afrontar, aferrándome a quién soy, no las hubiera pasado si él hubiera estado vivo. También estoy segura de que cuando acabé mis estudios en la universidad jurídica, tuve la posibilidad de pasar por allí ya como mujer, estoy segura de que el día de mi graduación él hubiera estado ahí.

- ¿Y tus hermanos?

No se involucran ni para bien ni para mal. Con mi hermana de vez en cuando compartimos un café o a veces voy a su casa. El que sí está bien clavado, me pregunta cosas, jugamos en internet, es mi sobrinito, el hijo de ella que tiene diez años. Con él hablamos cuando sucedió el escandalito en la familia y él me dijo “a mí no me importa”. Y mi sobrina, la hija de mi hermano, una está muy chiquita para entender y la otra que es adolescente lo ve normal, incluso en ocasiones hemos platicado hasta de ropa.

- Las nuevas generaciones ya tienen otra mirada de la sexualidad.
La nueva generación convive con palabras que eran tabú, por ejemplo decir homosexual, en la casa no se habla de eso. Decir gay era algo muy raro. Sí se hablaba de sexo, pero de sexo sexista, de sexo dominante. Por ejemplo, estaba la revista Play Boy en los setentas, yo recuerdo que a mis primos les regalaban las revistas Play Boy y mi papá no me las compraba porque sabía que yo iba a leer la de mis primos. Era así como decir “hazte hombrecito” a través de la pornografía.

En aquella época la pornografía era algo así como clandestino. Era un rito en algunos pueblos. Yo creo que en los setentas la pornografía era clandestina y eso la hacía ser sumamente valorada. Me acuerdo que en la escuela, en la primaria, en la secundaria, todo lo que conocíamos de las mujeres era de los libros de Xaviera Hollander que era lo que podías leer en alguna ocasión, era la pornografía no gráfica de los setentas. Entonces comprabamos el libro y le arrancabamos la pasta y nos lo prestabamos, incluso estando la monjita dando clase.

Curiosamente, leer a Hollander era la experiencia de una mujer, su primer libro se llama The Happy Hooker, La puta feliz, por ahí lo debo tener. Eso era lo que configuraba la identidad masculina en los setentas pero era súper clandestino. En mi caso fue lo que conformó mis primeras fantasias sexuales de mujer.

Hoy en día ya a cualquier niño le pasan pornografía por Internet y hasta por el bluethoot del teléfono celular, y hacerla tan accesible abre las posibilidades de percepción de la misma. La población se empieza a hartar de lo que es la pornografía como algo clandestino o incluso inmoral. Entonces también empieza a fluir información sobre otros tipos de formas sexuales de ser, y también hay que reconocer que el VIH al momento que afecta directamente la población gay se genera también una respuesta de dignificación de parte de la población gay que eleva la agenda homosexual mucho más allá de la enfermedad y su percepción social.

Y junto con la agenda homosexual los derechos de la población LGBT en otros países, desgraciadamente no muy a fondo en países latinoamericanos. Tomados de la mano subió el tema trans, el tema lésbico y el tema bisexual, que todavía está muy rezagado. Porque todas estas identidades se tenían no como el ser sino como el no ser. A la gente tal vez le preocupa más que no seas heterosexual a que seas lo que tú quieras. Desde ahí se da un boom, una posibilidad. En los setentas también comienzan Village People y comienzan todo ese tipo de manifestaciones de una homosexualidad más allá del clandestinaje y eso nos ha beneficiado.

Pero también hay que reconocer que llega un momento en el cual el cordón umbilical se tiene que romper. Y me gusta decir que aquí en México, al menos uno de los logros que se ha alcanzado, curiosamente impulsados por un hombre gay, que es el Dr. Jorge Saavedra, el director general de CENSIDA [Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/SIDA], es que la población trans en México no es considerada como gay, al menos en lo que es la prevención en VIH.

Por ejemplo este año, a través de Censida se financiaron ocho proyectos específicos para población trans, no como población gay y hay financiamientos específicos para prevención claramente hacia nosotras como mujeres o hacia hombres, en el caso de hombres heterosexuales. Pero esto es una materia que está pendiente en muchos países. Todavía es muy triste que la población gay haya avanzado muchísimo hacia establecer una comunidad y nosotras sigamos como que no nos la creemos o como que no nos importa mucho.

- Yo he visto, no sé si será el caso aquí pero en el Perú, sólo los activistas trans tienen conciencia de su identidad, pero la gran población trans no se saben definir o incluso se definen como homosexuales, como gays, como maricones, hay una tarea todavía para hacer dentro de la colectividad y saber que la discriminación que sufren no es por orientación sexual propiamente sino por identidad de género.

Pienso que desde el activismo transgénero en México hemos querido posicionar al mismo tiempo orientación sexual e identidad de género y es importante lograrlo porque sino llegas a la conclusión de que son sólo cinco o seis las que estamos ahí y dónde están las demás.

Yo por ejemplo toqué música y veo con muchísimo cariño lo que hace Fiorella Cava, creo que es un referente americano que no hemos sabido valorar y Fiorella da un paso, da una lección por encima de los shows de imitación travesti que sin ser malos hay que reconocer que nos encasillan.

Tuve una amiga, porque tiene años que se desapareció, espero que esté bien, que estudió teatro allá en Xalapa. La Universidad Veracruzana es una de las universidades más importantes de México, ella estudió teatro y estudió canto, es una artista nata, pero tenía que vivir haciendo play back a una seudo cantante televisiva, ¿te puedes imaginar la frustración?, ella componía y cantaba canciones preciosas que ella misma había hecho, pero tenía que vivir no de su talento sino imitando a una seudo cantante que sale en la televisión y que no tiene ni la tercera parte del talento que tiene ella.

Pero nosotras también tenemos que empezar a crear nuestros propios referentes culturales, no tenemos que imitar a alguien, tenemos que avanzar a ser, pero esta forma de clandestinaje que nosotras mismas nos hemos impuesto en nuestras vidas nos lleva en ocasiones a cosas tan ridículas y tan dolorosas.

Esto como el hecho de que en un estado que se llama Morelos, Cuernavaca, las travestis o las transexuales, transgénero, solamente entran a los antros gay, como el “Enigma” o “Coco 18” a hacer show travesti. Acaban el show travesti y las sacan del centro nocturno, no se pueden quedar ellas y ninguna otra trans puede entrar a verlas, solamente las utilizan para el espectáculo de terceros. Imagínate qué patético es esto y cuando hablas con ellas y les dices vamos a boicotear a estos tipos, vamos a hacer alguna acción ellas mismas dicen: “no porque nos dan cerveza”, en algunos casos, y eso de la cerveza no me pasó en Cuernavaca, me pasó en otro estado.

Las trabajadoras sexuales por ejemplo, te aclaro que yo he sido trabajadora sexual, a veces hablamos con ellas, yo pasé por el trabajo sexual y hay una falta de solidaridad también entre nosotras mismas. No te puedes parar en la esquina, llegas a la esquina y no te dejan pararte y punto o te pegan si llevas una blusa bonita, somos tan envidiosas.

Es una territorialidad que no solamente abarca una esquina, es una supervivencia, porque cada una que llegue a la esquina puede quitar clientes a las otras; pero es una territorialidad porque es terreno de tu vida. La edad por ejemplo, estamos aquí tres o cuatro treintonas y de repente llega una chavita de 18, 20 años, ¿qué vamos a hacer? Esa territorialidad es alentada por la falta de derechos, muchas hemos entrado en el trabajo sexual porque no tenemos documentos que nos permitan en algún momento dado estudiar, que nos permitan salir de estas espirales de violencia que tenemos entre nosotras mismas que nos bajan la autoestima.

Entonces esa territorialidad se vive en algún ciclo marginal como puede ser en el trabajo sexual, como pueden ser estas otras chicas que están vendiendo ropa en la calle o incluso cosas más difíciles. Tiene que ver con el hecho mismo de que nosotras mismas nos negamos a ser ciudadanas porque nos vamos por lo frívolo. Hace falta mucha autocrítica, pero también para tener autocrítica en ocasiones tienes que tener autoestima y no es fácil tener autoestima en un mundo en el que todos te están negando, que nos obligan a ser vampiras porque de noche no hay tanta gente que se burle de ti como de día.

Tenemos que trabajar de noche porque el trabajo sexual se hace de noche. El ir por la calle y ver parejas de hombres y mujeres y sentir que quieres una pareja que quiera salir contigo de la mano. Conseguir pareja como transexual o transgénero es muy difícil en un país como este, son muchas tareas pendientes porque nosotras mismas no hemos tomado con seriedad nuestros propios procesos de autocivilizarnos.

Es un trabajo pendiente pero es un inmenso desafío porque como tú dices hemos interiorizado esta exclusión social y por otro lado tenemos una autoestima por los suelos, se nos cierran todo tipo de espacios. En realidad es una exigencia que a veces sobre pasa nuestras capacidades, pero no imposible.

Por ejemplo acabamos de lograr una ley para la identidad de género que tiene el nombre de “Ley para la concordancia sexual genérica”, pero en realidad se quedó muy chica y se queda a atrás, porque si llegamos a ver cuántas personas estuvimos detrás no llegamos a ser 30 trans, somos muy poquitas y eso tuvo que ver con la falta de una presión por parte de la sociedad civil que hubiera permitido incluir el tema de la salud.

Entonces entró nada más para la legislación de documentos que es un gran avance, pero no hacia lo que es el acceso a la salud, ahí estuvo una de nuestras materias pendientes. Si en lugar de ser treinta trans hubiéramos sido 300 ó 3000 trans hubiera entrado el tema de salud, claro que hubiera entrado.

Por eso te repito, haz una fiesta, trae a Madonna, vas a ver como todo se llena. Ve a los antros, los viernes, los sábados, las vas a ver muy hechizadas, llamamos hechizadas cuando te encuentras muy arreglada, las vas a encontrar así. Pero créeme no va a ser para nada una lucha política, simplemente es continuar con el estereotipo de frivolización que nos han impuesto y que hemos seguido. Necesitamos despertar políticamente.

Un poco que salistes a la palestra, te visibilizaste por un accidente me dijiste.

Yo antes llevé muchos años en un doble rol, iba al trabajo de hombre y en la noche estaba de mujer. Como sale esto es que me descubren en mi trabajo, me piden que me corrija digamos, yo no quise, me rebelé, hubo tres o cuatro fricciones y finalmente me quedé sin trabajo.
Yo pude haber tomado la otra determinación de volver a vestirme de hombre y buscar trabajo en otro lado pero me di cuenta que tenía ya 35 años, aproximadamente, diciendo no quiero vivir otros 35 años vestida de hombre y empecé a entonces a vivir como mujer, a buscar trabajo en medios de comunicación, obviamente nadie me contrató y poco a poco fui trabajando en cosas muy raras. En una ocasión fui secretaria cubriendo a una amiga que iba a tener su bebé, que obviamente acabó su tiempo de permiso y yo me quedé sin trabajo.
Y así fui llegando a una realidad hasta que llegué al trabajo sexual. Pero quise regresar otra vez al periodismo y empecé a colaborar de manera gratuita con una agencia informativa de diversidad sexual NOTIESE que es como mi segundo hogar, luego con activismo en la Comisión de Derechos Humanos del DF, con la universidad, con la UNAM y con el CONAPRED, que es un organismo contra la discriminación.

Abrieron un diplomado en derecho a la no discriminación y me inscribí, obtuve la beca. Entonces empecé a estudiar ya como mujer en las tardes, en las mañanas vendía velas que yo fabricaba y en las noches me iba al trabajo sexual. Poco a poco gracias a la sensibilidad que adquirí haciendo trabajo sexual pero clandestino empecé con una amiga, que ya desapareció del DF no sé qué le haya pasado, a ver que necesitábamos proyectos específicos en VIH, que nos trataban como gays que era lo que no queríamos.

Y en eso hubo un congreso nacional donde me invitaron a participar, ahí conocí al Dr. Jorge Saavedra que es el director de aquí y él me invitó a incorporarme aquí y hemos estado trabajando en todo lo que te digo.
No puedo decir que esto que se ha logrado, que es poquito, es algo que hice yo, es algo que hizo la institución, iniciado por el Dr. Saavedra. Dentro de esto ya he tenido la oportunidad de seguir estudiando. Hice el diplomado en especialidad de VIH en el Instituto Nacional de Salud Pública donde también me invitan a ser docente. En otro lugar estudié como mujer sexología y básicamente esa ha sido mi idea, seguir estudiando todo lo que he podido estudiar. Estoy estudiando psicología, psicoterapia.

Y eso te ha dado energía, porque vivir una vida contracorriente, siempre estar hostilizada, imagínate de dónde sale a veces esa energía de tantas activistas trans para sobreponerse y hacer tantas cosas positivas y productivas.

De dónde sacamos las activistas trans la energía, yo creo que se va realimentando una cosa con la otra. Porque a veces no estamos en lo que quisiéramos estar porque la propia realidad no nos lo permite. Por ejemplo, a mí me gusta estar aquí pero me gustaría mucho más estar en un centro universitario estudiando teoría o dando clases y sé que no lo voy a poder hacer; o tal vez produciendo o dirigiendo un cortometraje, que era lo que yo hacía antes. A veces tenemos que cerrarnos a lo que nos da la vida, sea bueno o sea malo y luchar aunque sepamos que no más lo vamos a lograr en la imaginación.
Me hace pensar que lo que hiciste tú al abrir la posibilidad de una candidatura trans allá en Perú, lo que hizo el Dr. Saavedra al permitir que una trans, que me tocó ser a mí pero pudo ser alguna otra, hubiera trabajado en el CENSIDA. Esto hace que las otras trans que tienen ahorita cinco, seis años cuando tengan nuestra edad van a vivir en un mundo en el cual ya no van a pasar por homosexuales sino van a pasar por mujeres transgénero, donde van a poder estudiar, por ejemplo acá en el DF ya lo van a poder hacer. Van a poder pasar por una universidad, a estudiar lo que quieran estudiar, que es lo que a mí me encanta, van a poder pasar por una universidad como mujeres, ahora lo que falta es que tengan acceso a la salud.

En Perú tengo entendido que pelean por esto que acabamos de alcanzar en México. Ese tipo de posibilidades no la van a tener pasando todo el tiempo en una disco o buscándole canas a la peluca de la otra, sino yendo a buscar espacio en los lugares de competencia.

Te digo yo por ejemplo en la escuela, me fascina ir a estudiar y curiosamente ahorita estoy sacando mucho mejores calificaciones de las que saqué cuando estudié como hombre. Ahorita es concentrarme, es sentirme contenta, sentir que se me abren muchas vías de percepción porque me siento yo.

Fiorella por ejemplo, lo que escribe, lo que canta, o sea, no creo que haya ser más feliz en el mundo que Fiorella cuando sube al escenario con la guitarra. Sentirse ella misma aunque quizá no tenga en este momento el reconocimiento que debería tener, que te repito, ahí nos demuestra a nosotros qué tan retrasadas estamos.
Cuando Village People en los setentas comenzó, todos los gays iban a ver a Village People. A Elton John por ejemplo, todos los gays van a ver a Elton John para apoyarlo. Y nosotras qué estamos haciendo con Fiorella, qué estamos haciendo con las amigas trans que quieren salir del clóset y crear algo y están atoradas en una imitación de alguien que te repito quizá no tenga ni la tercera parte del talento que ellas tienen. Ese es el problema que nosotras tenemos que está frustrando muchísimo nuestro desarrollo a nivel poblacional y también a nivel histórico.

Es lo que nos forja la discriminación, cerrar espacios, si no tienes un espacio donde interactuar donde desarrollarte es complicado.

Luego, otra cosa que nos da mucho en la torre, es esa cuestión de cómo me defino, si yo me defino transexual y la otra no se define transexual la voy a ver hacia abajo y la voy a discriminar. Y esa es una cosa que me afecta mucho, la discriminación entre nosotras. Yo creo que cada quien tiene derecho a definirse como quiera, que es como empezamos la plática. Lo que no siento es que se valga quererle imponer a otra persona nuestra propia forma de pensar.

¿Cómo articular una agenda nacional, una agenda global? Porque en realidad esta situación de estos temas que vienen a surgir de la colectividad trans, ya se están posicionando de ILGA como una organización internacional, como que todavía tampoco tenemos nuestros espacios de discusión, no logramos cuajar, necesitamos trabajar una agenda global también, ¿qué elementos piensas tú que puedan articular?

Por ejemplo, ILGA, como documento es muy curioso, empieza como International Gay Association, luego pasa a International Lesbian and Gay Association. Cuando en mi organización empezamos a ver lo de entrar ahí, sí hubo un jaloneo muy fuerte porque algunas personas decían que ir a ILGA era una incongruencia, aquí en México ya no estamos consideradas gays y vamos a ir a una organización que no visualiza lo trans, por qué tiene que ser ILGA y no puede ser ILGAT, entonces no.

Tú ahí saliste como referente en mi discusión, por qué tenemos que entrar a ILGA porque hay una trans ahí, con el discurso de apoyar más visibilidad trans porque entramos ahí, pero sí fue una discusión de horas con algunas amigas por internet porque HUMANA NACIÓN TRANS, mi organización, tiene en varias partes del país abiertas oficinas y yo soy la presidenta pero no soy una dictadora, aunque sí tengo un voto especial dentro de lo que es HUMANA.

Pero sí era por qué vamos a ir a una organización donde las trans no están siendo reconocidas como trans. Tenemos la esperanza de que pronto ILGA así como pasó de IGA pueda también visibilizarnos como personas transexuales.

- Sí, ese es uno de los desafíos pendientes en ILGA. Pero también pienso que es un proceso, que no se desarrolla de la noche a la mañana. El hecho de que haya el Secretariado Trans es pienso yo un paso en este proceso. Tenemos que seguir trabajando como bien dices tampoco somos dictadoras, no podemos imponerlo, porque es una organización que también tiene que asumirlo por consenso.

Por eso del consenso es que hay que empezar a elevar la partición trans, de la población trans en espacios como ILGA. Y también hay que empezar a visibilizarnos en foros sobre derechos humanos, que el tema de los derechos humanos en estos momentos está algo rebasado.

Ya hay que empezar a hablar de derechos civiles también y no solamente de derechos humanos, el derecho humano, tú existes como ser humano y ya. Los derechos civiles nos llevan a los que se considera derechos humanos de segunda generación que son los derechos económicos, sociales y culturales, donde ya el Estado tiene también la participación, no solo por garantizar que se realicen sino por promover el desarrollo y eso nos está faltando mucho.
Por ejemplo aquí en México, hemos intentado algunas personas trans y algunas organizaciones de travestis, que en las ferias del empleo del Instituto Federal se incluya un apartado específico para grupos vulnerabilizados, no vulnerables, vulnerabilizados, y se incluya a la población trans y que no se deje fuera la agenda trans del programa de desempleo y del derecho al trabajo.

- Fundamental pienso yo, cómo puedes hacer un proyecto de vida si no tienes un trabajo que es lo elemental. Tampoco va a cambiar nuestra situación si no tenemos asegurado el derecho al trabajo, por lo menos que haya la oportunidad de poder acceder a espacios de trabajo.
Eso es parte de lo que podemos hacer, eso también requiere visibilidad en otros espacios, no solo en espacios de relajo, no solo en espacios de fiesta de pachanga, se requiere pensar y nosotras como población trans hay que reconocer que en ocasiones estamos más preocupadas por cosas frívolas que por nuestros propios derechos y la frivolidad no nos va a permitir acceder ya no digamos a los derechos económicos, sociales y culturales, no vamos a salir todavía del discurso al derecho humano, hay que avanzar en eso, hay que empezar a elevar nuestra autoestima, empezar a darnos cuenta que si nosotras no pudimos vivir algunas realidades, las que vienen atrás de nosotras sí las van a poder hacer. Hay que pensar en ellas y en el sufrimiento que pasamos nosotras en su momento.

Como movimiento que avanzamos en organización de una agenda, cómo va la articulación con el movimiento social, porque necesitamos fuerza también para presentar nuestras demandas.

Bueno en México se logró ahorita con el proyecto de la ley, participaron en él gays, participaron en él lesbianas, hubo un impulso muy fuerte de la corriente lésbica a favor de este proyecto de ley, participaron heterosexuales también pero te repito, para que puedas lograr una articulación colectiva se ha generado un discurso, necesitas que tu discurso sea en un momento dado compatible tanto hacia adentro como hacia afuera y es muy difícil elaborar un discurso cuando estamos atoradas en frivolizaciones y es lo que nos está deteniendo.

Ideal sería hacer un discurso latinoamericano en pro de leyes de identidad de género en todo el continente pero las hermanas ecuatorianas, venezolanas, cubanas y mexicanas ya tienen este derecho que todas pudiéramos incluso hacer presiones.

Se me ocurre que tal día se va a hacer la ley en Perú y vamos todas y nos manifestamos afuera de la embajada de Perú en todos los países exigiendo que las hermanas trans tengan el nombre y al rato que pase con las bolivianas y nos vamos todas a las embajadas de Bolivia.

Eso es lo que sería articular un discurso. Lo mismo que si sabemos que en Argentina han lastimado a una trans todas mandar cartas, hacer movilizaciones incluso cibernéticas, demostrar que hay una conciencia trans.

Si Fiorella va a presentar un disco, que se llene de trans donde está tocando ella. Eso es lo que necesitamos, que si tú vuelves a presentar otra candidatura que vayamos todas incluso desde México para allá, para apoyarnos. Para ser sincera, ¿tú crees que eso lo podemos hacer ahorita? Imagínate todo lo que hay que construir.

- ¿Cómo vamos a identificar ese discurso, qué metodología vamos a seguir para ello?

De entrada se me ocurre identificar las necesidades básicas que tenemos como población, tanto hacia adentro como hacia fuera. Hacer una autocrítica muy severa para ver en qué tenemos las fortalezas y en qué tenemos las deficiencias y atacar las deficiencias a través de las fortalezas.

Pero todo esto nos lleva a un trabajo mental, nos lleva a estudios, nos lleva a análisis, nos lleva a comprometernos, a sacrificar cosas, a arriesgarte en ocasiones a que te vayan a amenazar y un montón de experiencias horribles que nadie quiere vivir.

Y un poco también que estamos absorvidas en el activismo y necesitamos procesar, sistematizar toda experiencia que venimos trabajando.
El activismo trans ha sido un activismo de respuesta más que de propuesta. No estamos tan acostumbradas aquí en México de que si alguien le pega a una trans pues vamos a ir enseguida a defenderla, después de que se defendió ahí muere todo y regresamos a la misma cotidianeidad, a la cotidianeidad de siempre, en vez de decir, bueno habrá que hacer algo para que no vuelva a suceder.

En Ciudad Juárez el año pasado unas trabajadoras sexuales fueron prácticamente masacradas pero la policía no les hizo caso, ellas se organizaron, lograron hacer sus grupos y están otra vez atacándolas, ¿dónde está la solidaridad? Yo escribí incluso un artículo sobre esto y he platicado con otras, hay que hacer algo, hay que impulsar un proyecto de ley y hasta la fecha no hay respuesta, ellas mismas se sienten tan abatidas por esto que ya en algunas ocasiones están prefiriendo ceder y esconderse.

- ¿Y cómo es la articulación trans aquí en México, como fuerza está funcionando?

Hablando de articulaciones y discriminaciones la población trans mexicana sigue siendo sumamente discriminadora en muchos espacios. Hay las que no son trabajadoras sexuales que discriminan a las que son trabajadoras sexuales. Las que están en el trabajo sexual discriminan, las maduras a las jovencitas o las jovencitas a las maduras, las que pasan discriminan a las que no pasan, las que se asumen transexual y ya están operadas discriminan a las que no lo están.
Creo que la frivolización en México nos ha pegado muy fuerte. Afortunadamente hay un movimiento que se comunica y es muy fuerte a través de lo que es el trabajo sexual, un movimiento de las trabajadoras sexuales que podría en un momento dado oxigenar esto.
Pero lo que te decía de las necesarias autocríticas, es muy triste que se haya aprobado la ley y que no hayamos sido ni siquiera treinta las que estábamos en toda la asamblea legislativa. Si hubiéramos sido como te comenté tres mil el tema de salud hubiera entrado enseguida. Y así estamos muy atoradas en esa sinergia frivolizante.
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Entrevista realizada por Belissa Andía Pérez (Una chica trans peruana) en México DF, setiembre 2008.
Hazel Gloria Davenport Fentanes. Escritora transexual mexicana. Primera persona transexual contratada por el gobierno mexicano, labora en CENSIDA, Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/SIDA. Es además parte de la organización trans HUMANA NACIÓN TRANS.

Tomado de T-Informa, Boletín del Secretariado Trans de ILGA, AÑO 01- No. 012, NOVIEMBRE 2008






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