jueves, 7 de febrero de 2013

Diane quiere ser la primera transexual en llegar al Congreso de Ecuador



Diane Rodríguez, una estudiante de psicología, ha dedicado varios años al activismo a favor de las minorías sexuales, y ahora, desde la política, busca ser la primera transexual en llegar al Congreso de Ecuador.


La activista, de 30 años y quien hasta hace tres figuraba en sus documentos como Luis Benedicto, plantea ese desafío a la conservadora sociedad ecuatoriana para promover los derechos de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) y de otros grupos, a su juicio, excluidos.

“Mi enfoque estará en todas las minorías, las poblaciones étnicas vulneradas y las causas feministas”, asegura la activista a la AFP, y añade que también abogará por legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Diane, nacida en el puerto de Guayaquil (suroeste), busca un escaño por el movimiento de izquierda Ruptura 25, y de lograrlo el 17 de febrero, sería la primera transexual en ocupar un cargo de elección popular en un país donde el 85% de la población se declara católica.

La Constitución impulsada por el presidente socialista y candidato a la reelección, Rafael Correa, aprobada en 2008, sanciona toda forma de discriminación, un logro que la transgénero atribuye al cabildeo de los LGBT durante la redacción del texto.

La aspirante milita desde 2008, cuando creó la Asociación Silueta X, a través de la cual promueve los derechos de los transexuales e inició su acercamiento a la política.

Diane tenía 16 años cuando se convenció de que, a pesar de haber nacido hombre, su identidad sexual era femenina, y esta confesión le costó ser expulsada del hogar. Para sobrevivir, se dedicó fugazmente a la prostitución, según cuenta.

Tras volver a la casa de sus padres con la condición de involucrarse en actividades religiosas, empezó una terapia hormonal. “Quería desarrollar libremente mi sexualidad, me automedicaba a escondidas”, recuerda.

Así, su aspecto se hacía cada vez más femenino, lo que provocaba rechazo entre sus compañeros de universidad.


Trabajó en varias empresas pero siempre la despedían. “A pesar de que me vestía con traje y corbata, la gente me decía ‘señorita’”, comenta.

Cuando perdió su empleo en un hotel, inició una demanda por discriminación para ser restituida, pero esta vez como mujer.

“El abogado decía que eso era imposible porque en la cédula aparecía mi nombre masculino. Entonces decidí modificarlo en el Registro Civil, que se negó a hacerlo pese a la obligación constitucional de reconocer la identidad sexual de las personas”, explica.

Tras una batalla legal, en 2009 logró que en la cédula se reemplazaran sus nombres masculinos, sentando un precedente.

Sin embargo, en el documento Diane aún figura como de sexo masculino, por lo que planteó un nuevo litigio que está en trámite.

“Se institucionaliza la discriminación al asociar al sexo con el género y no son lo mismo, pues interpretan que al nacer hombre, uno nace masculino, y no es así”, enfatiza.

Con el apoyo de organizaciones no gubernamentales, Diane lanzó una campaña cívica llamada “Mi género en mi cédula”, que plantea cambiar el rótulo “Sexo” por el de “Género” en ese documento, para que las personas elijan inscribirse como hombres o mujeres.

No es la primera vez que un transexual busca una curul legislativa en América Latina. En 2005, la abogada venezolana Tamara Adrián presentó su candidatura, a la que renunció luego aduciendo que la ley electoral no garantizaba la igualdad de representación para las minorías.

Asimismo, Valentina Verbal, una transexual chilena que se operó hace cuatro años para convertirse en mujer, es candidata a diputada en su país.

La diversidad sexual ha sido abordada en la campaña presidencial. Correa y su principal contendor, el banquero Guillermo Lasso, se han expresado en contra del matrimonio homosexual, aunque el mandatario tiene en su gabinete a una ministra abiertamente lesbiana.

Lasso, por su parte, apoya las uniones civiles de hecho entre personas del mismo sexo que quieran compartir sus bienes, una línea que mantienen otros aspirantes.

La postura más radical es la del pastor evangélico Nelson Zavala, quien considera a los homosexuales como “pecadores y trastornados”, lo que le valió un llamado de atención de la corte electoral.

Por estas actitudes, Diane estima que los ecuatorianos no requieren que se les prepare para los cambios, pues “estos deben darse y luego la sociedad adaptarse a ellos”.

Fuente: Noticias MVS

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