viernes, 24 de julio de 2009

Niños transgenero: Nacidos en el cuerpo incorrecto


Una niña transgenero de 10 años de edad y su familia hablaron en el programa de Barbara Walters sobre los desafíos que afronta cada día.

La pasada navidad, Riley Grant recibió un regalo que podría ser descrito como agridulce – un videojuego que permitía cambiar su cuerpo digitalmente por el que deseaba -. Casi inmediatamente, Riley, una niña transgenero de 10 años que nació biológicamente en un cuerpo masculino, pudo adoptar un personaje virtual femenino. Pero era solo un videojuego. La vida real no es tan fácil como apretar un botón y volverse mujer.

“Ella nació con un defecto. No hay manera de llamarlo de otra manera. No puede ser otra cosa que un defecto el que una mujer tenga pene” dice Stephanie, la madre de Riley a Barbara Walters. “Ella habla del día que tenga un bebé. Aunque esto no será posible en su futuro, aunque se ve creciendo como mujer”.

Hace diez años, la pareja luchaba por tener hijos. Esto llevó a Stephanie y su marido, Neil, a once tentativas de fertilización invitro y cinco abortos espontáneos antes que Stephanie finalmente diera a luz a gemelos – una niña, Allie, y un niño, Riley. ("Grant" es un alias que es usado proteger la intimidad de la familia).

Desde el principio, los Grant sabían que sus gemelos eran diferentes. Mientras Allie era extrovertida y amigable, Riley era todo lo contrario. Su madre sabía que él no sería como los otros niños.

"Soy una nena"

Riley nunca quiso nadar desnudo, y siempre usaba ropa para cubrir su torso. A los dos años de edad, comenzó a apropiarse de las cosas “de mujer” de su hermana - sus juguetes, pero sobre todo su ropa-.“Siempre quiso parecerse a su hermana. Le gustaba vestirse de mujer. Nos decía que era una niña”, dice Stephanie. “A lo que yo le respondía: No, cariño, tu eres un niño. Tú tienes pene. Allie es una niña, pero tu eres un niño”.

Un incidente en un baño, cuando los gemelos tenían tan solo dos años y medio, convenció a los Grant que hijo tenía una gran confusión sobre su identidad sexual. Stephanie encontró a Riley sosteniendo un alicate de unas contra su pene diciendo "esto no va allí".

El pediatra de Riley dijo a los Grant que debían enseñarle a su hijo como ser un niño. Entonces, los padres animaron a Riley para que juegue y haga actividades de varón, pero fue en vano. Riley rechazaba incluso festejar su cumpleaños sabiendo que solo recibiría regalos que serian para varones. “La llegada de la Navidad lo entristecía, ya que solo deseaba los regalos que le hacían a su hermana”, dijo Neil Grant.

“Sabíamos que había que ocultarlo”

Finalmente, cuando Riley tenía tres años, Stephanie tomó la decisión de dejar a su hijo vestirse “como” una niña. Era como un juego. Riley podría “disfrazarse” con la ropa de su hermana, sólo cuando su padre no lo viera. Este secreto entre madre e hijo continuó durante meses.

"Lo llevé a hacer compras, y eligió por si mismo su falda y su peluca. Esa niña atrapada estaba feliz que eso ocurriese, pero sabíamos que debíamos ocultarlo. Y lo hicimos detrás del armario”, cuenta la madre.

Cuando Neil se enteró que su esposa permitía a su hij* “vestirse” como una niña, se enojó muchísimo.

Esta doble vida de Riley puso tensión en el matrimonio Grant, que llegaron casi a separarse. Riley, ahora de cuatro años, iba a la escuela como niño, pero riley sentia que era una niña. Stephanie sabía por el dolor que Riley estaba pasando.

"Recuerdo que me dijo: 'Mamá, no entiendo porque Dios se equivocó. Él me hizo un niño, y no soy un niño, soy una niña. Cada noche rezo para que Dios me dé un cuerpo de niña, pero cuando me despierto todavía soy un niño'", dice Stephanie.

Identidad de Genero

A veces Riley se deprimía, haciendo temer a sus padres que pudiera hacerse daño. Riley hablaba de quería saltar por las ventanas, lo que obligó a los Grant a vivir con las ventanas cerradas.

Después de un severo ataque de pánico, en marzo de 2003, Riley tuvo que ser hospitalizad*. Sintiendo desvalida, Stephanie le contó el secreto al director de la escuela de su hijo.

La respuesta sorprendió a Stephanie: ¿Por qué no podía Riley ir a la escuela “vestida” de niña?, le preguntó el director. Fue entonces cuando la escuela derivó a los Grant a un especialista en sexualidad que diagnosticó a Riley con el “trastorno de Identidad de Genero”.

Para Stephanie ahora tenia sentido llamar a su hija, riley »)Stephanie, ese diagnóstico fue un alivio. "Por fin esto tenia un nombre”, dijo.

Transformandose en Riley

Riley, con tan sólo siete años, comenzó vivir como una niña. Se perforó las orejas, se dejó crecer el cabello, comenzó a usar vestidos, y tomó el nombre "Reggie". Su padre, que antes la rechazaba, ahora le compraba la ropa. Finalmente entendió a su hija cuando le vio la sonrisa en la cara.

Mas tarde, Reggie cambió su nombre legalmente a Riley. Pero los problemas comenzaron en la escuela, donde solo le permitían usar el baño de la enfermería, y cuando realizaban campamentos.

"Esto se hizo una pesadilla. Era horrible. La conocían como la nena con pene", dice Stephanie.

Riley le contó a Barbara Walters que estaba convencida que los únicos niños con los que podía relacionarse eran aquellos que no supieran que tenia pene. “Algunos niños me hacen enfadar con bromas e insultos. Pero elijo no responderles”, dice la pequeña.

Otro problema al que se enfrenta a diario Riley es con su hermana gemela, Allie. “Su gemela nació en el cuerpo correcto, van a crecerle los pechos… Su gemela es todo lo que ella quiere ser, y la odia por eso”, agrega Neil.

Acercándose a la Adolescencia

Stephanie recuerda que Riley no quería verse desnuda, y se tapaba los genitales con una mano cuando se duchaba.
Ahora, que esta llegando a la adolescencia, la preocupación por el cuerpo irá en ascenso. Según el Doctor Norman Spack, un endocrinólogo en el Harvard University, la pubertad es una etapa espantosa para los niños transgenero.

"Ellos creen que su cuerpo está completamente fuera de su control. He oído a muchos niñas transgenero pedir que no les crezca la barba o no tener una voz gruesa, como la de su padre”, dice Spack.

“Y saben muy bien que sus atributos físicos son la mayor amenaza para sentirse bien consigo mismos”.

“Los transgeneros masculinos tienen mayores complejos con el tema de sus pechos y el desarrollo de los periodos menstruales, y preguntan como quitárselo”, agrega el especialista.

Cirugía temprana

Los médicos tienen divididas las opiniones sobre el mejor modo de tratar a niños transgeneros. Unos creen que la pubertad, a pesar de la angustia extrema que lo acompaña, es crucial para el desarrollo de un niñ* y se debería permitir su curso natural.

Pero un número creciente de especialistas, incluyendo al Dpoctor Spack, cree que la temprana intervención es una mejor opción, y los Grant dicen que Riley no puede esperar sufrir este periodo.
En el inicio de la pubertad se le recetan hormonas para que el cuerpo no continúe generando hormonas que no corresponden al género elegido físicamente.

"Esto básicamente lo que hace es poner al cuerpo en un estado pre-pubertal, por así decirlo. El crecimiento no continua ni en una ni en otra dirección”, explica Spack, fundador del Servicio de Dirección Sexual en el Hospital de niños de Boston.
Unos años más tarde, estas hormonas son utilizadas para generar en los niños asignados como niños al nacer, estrógeno y en las niñas asignadas como niñas al nacer, testosterona. Estas hormonas “cruzadas” simulan la pubertad del sexo opuesto. En el caso de Riley, por ejemplo, el estrógeno hará que ella cultive pechos y desarrollará una forma de cuerpo femenina.

Pero la terapia hormonal es cara y viene con riesgos. Aumenta las posibilidades de contraer cáncer de mama debido al estrógeno. Y también pueden causar la esterilidad.
El Futuro

Cabe entonces preguntarse cuando es el momento para realizar la cirugía de reasignación sexual. “Riley la haría mañana mismo”, dice su madre.

Para los Grant, el futuro esta lleno de interrogantes, mientras que el pasado pasa a ser solo un recuerdo.
De todos modos, ellos esperan que su testimonio ayude a otros padres a entender a otros niños como Riley. “Queremos que ella tenga una buena vida, y que la gente la comprenda”, cuenta Neil.

Stephanie indica que su deber como padres es “apoyarla, y que la gente entienda que esa es su voluntad y lo que quiere ser día a día”.

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