domingo, 9 de octubre de 2011

42 años de Carlos y uno de Sonia

En su contestador aún suena el nombre de Carlos, sobre todo por no desconcertar a la clientela de su empresa de pinturas y decoración. Desde hace año y medio es Sonia Bañeza. Ha necesitado varias décadas para afrontar su verdadera identidad sexual. Su familia ha sido la primera sorprendida: había encerrado en lugar recóndito una 'semilla' que nunca llegó a marchitarse. Gran montañera, Sonia Bañeza, irundarra de 43 años, cuenta su historia.

«Yo nunca fui un hombre afeminado y la sorpresa ha sido grande para todos», explica. Los problemas empezaron en la pubertad. «Entre los 16 y los 19 años me empecé a dar cuenta de que había algo diferente en mí», explica. «Piensas que eres chica y te pruebas ropa de mujer. Te preguntas por qué tienes esa necesidad de travestismo».

Durante muchos años se sintió enferma y se machacó mucho. «Me sentía atraída por las mujeres, pero a la vez quería ser mujer. Ahora me considero bisexual, porque desde que tomo hormonas estoy cambiando. Pienso que terminaré enamorada de una mujer».

Como Carlos -sólo ha empezado a llamarse Sonia hace año y medio- tuvo su primera novia a los 21 años. «En la cuadrilla siempre me han conocido saliendo con chicas. No sólo no tenía la pluma, sino que daba el aspecto de persona masculina, montañera y ruda. Me dediqué muchísimo a la montaña. Podía salir el viernes por la noche con mis amigos, pero el sábado por la mañana me iba al Pirineo».

Subía solo o con gente de la sociedad Irungo Mendizaleak. «En casa nunca hubo problemas, porque tuve todo lo mío muy escondido», relata. «Y no han sabido nada hasta el año pasado. La sorpresa ha sido muy grande».

Tiene un hermano y una hermana. Ella es la mayor. «Mis padres se separaron jóvenes, cuando yo tenía 19 años pero eso no me afectó mucho. Nos convertimos en una familia partida pero yo me llevaba bien con las dos partes».

Ha sufrido mucho. «He vivido momentos de un dramatismo intenso. Me lo callé todo, como el 99% de los transexuales».

Ella misma ignoró lo que ahora llama su 'semilla'. Separada de su compañera, es padre de dos hijas. «En un momento extremo en el que tuve dudas de si merecía la pena seguir adelante con mi vida, pensar en mis hijas me hizo continuar. Tal vez algún día necesiten mi apoyo y, aunque hayan perdido a su 'padre', pueden tener a su 'ama 2' o a Sonia, como me quieran llamar. Eso me hizo luchar por mi vida».

Incluso tras la separación de la madre de sus hijas se planteó seguir una vida 'normal'. «Tuve tres o cuatro ligues pero empecé a fallar sexualmente y me di cuenta de que me estaba equivocando. Me dije: 'Te gustarán las mujeres, pero no como hombre sino como mujer'».

En Gehitu dio un paso definitivo. «Vi a tanta gente expresando con normalidad sus sentimientos que pensé que la sociedad que no acepta a los diferentes es la que está enferma». También le han ayudado mucho en la asociación vizcaína de transexualidad 'Errespetuz'. «El mundo no es blanco o negro. Cada uno debe elegir su color mientras no haga mal a nadie. Si aunque sea con 40 años aceptas que la naturaleza se ha equivocado, tienes que tratar de ser feliz».

Lleva año y tres meses tomando hormonas y su personalidad ha cambiado. «Antes no dejaba mostrar mis sentimientos. Mi papel era más duro. Ahora a veces tengo ganas de llorar sin saber por qué. Soy más dulce. He perdido mi tosquedad como hombre. Siento las caricias más que antes».

Su deseo sexual ha desaparecido. «Una vez que te empiezas a hormonar, los órganos masculinos se atrofian. Mi nivel de testosterona es en estos momentos menor que el de cualquier mujer. Es un paso previo a los cambios que llegarán después. Lo que más necesito ahora son abrazos y cariño».

Cambio de sexo

Le queda por afrontar la operación de cambio de sexo. «Quiero garantizarme el poder sentir sexualmente como una mujer».

En este camino ha pasado por el equipo de reasignación de sexo del Hospital de Cruces. Le atienden especialistas de Psiquiatría y Endocrinología. El camino culminará con la cirugía, pero antes hay trámites importantes como el cambio de DNI, previsto antes de fin de año. «En el carné aún figuro como Juan Carlos», dice. A pesar de la sorpresa de la gente al conocer su nombre, siempre ha encontrado respeto. «Ayuda el hecho de que me visto de forma discreta, sin excesos».

«LUCHA Y SÉ FELIZ»

Estos son extractos de un escrito de Sonia Bañeza en el que describe sus sentimientos.

Ver video:

http://www.diariovasco.com/v/20111008/al-dia-local/anos-carlos-sonia-20111008.html




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