martes, 8 de marzo de 2011

Transexuales, mujeres atrapadas en otro género

Samantha no era feliz. Durante su infancia, su familia la obligaba a ser alguien más: un chico.
“Sabían que era diferente y, por lo mismo, más reafirmaban mi dizque hombría”, señala.

Es transexual, por lo cual, se sentía ajena al cuerpo con el que nació.

La doctora Rinna Riesenfeld señala que la transexualidad se refiere a una persona que nace con un cuerpo, “pero que piensa, siente y actúa de acuerdo al otro género”.



De acuerdo con la especialista, la sexualidad tiene cuatro áreas: psicológica, emocional, social y biológica.

El sexo de la persona, ser hembra o macho, corresponde a las biológicas; y ser hombre o mujer, a la social y psicológica.

“El transexual nace con el sexo, pero en las demás áreas atraviesa hacia el sexo opues-to”, menciona Riesenfeld.

A Samantha le resulto difícil aceptar lo que sentía. “No fue sencillo, no desperté queriendo vivir una vida de esta manera, pero soy así”.

Riesenfeld detalla que ser transexual no es una decisión. “La gente se descubre así, se vive muy infeliz, se siente muy mal y trata de hacer cosas para sentirse bien”, detalla.

En torno a la transexualidad, hay mitos que sólo generan más desinformación. Por ejemplo, el hecho de que una persona sea transexual, no significa que sea homosexual o lesbiana.

“La atracción hacia el otro entra en el rubro de la orientación sexual. La transexualidad tiene que ver con la identidad personal; la atracción no cambia, aunque el cuerpo si”, precisa la doctora.

Años después, Samantha se mira y es feliz con lo que ve. “Sé que hay gente que no me acepta, pero ahora me basto conmigo”.


Cirugía para ser mujer

Después de vivir un tiempo como mujer, hay personas que se some­ten a cirugías para completar el proceso.

El doctor Benjamín Vi­llarán, especialista en ci­ru­gía plástica y recons­tructiva, señala que los criterios de selección para este procedimiento son muy específicos.

“En primer lugar de­ben ser mayores de edad, haber sido estudiados psicológicamen­te, hasta deter­minar si tienen disforia de géne­ro; deberán ser sometidos a hormoterapia previa y en el caso de los hom­bres, deberán tener implantes de prótesis mamarias y finalmente presentar una prueba de vida de vivir como mu­jer”.

Señala que el promedio de edad es entre 20 y 40 años.

Respecto al tema de la sensibilidad, el especialista menciona que los hombres no la pierden. “Se les realiza un clítoris y se usa la piel que está aún inervada para hacer la neovagina”.

El especialista enfatiza en que las personas interesadas por esta cirugía acudan con doctores certificados, para evitar caer en las manos de charlatanes.

De lo contrario, se pone en riesgo la salud física y emocional del paciente.

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