martes, 21 de diciembre de 2010

Manifiesto de Una Mujer Transgénero (2)


Esto problemas de género, son tan complicados y a la vez, tan simples, que son difíciles de expresar y resumir.

En todo caso, estas son opiniones personales basadas en una parte de textos especializados, pero la mayor parte, yo diría el 80 % proviene de leer la experiencia de cientos de chicas que cuentan sus historias en este como en otros Foros. Me gustaría señalar dos aspectos que para mi es también importante en relación a nuestra identidad de mujer y por otro lado, esa fastidiosa como pretendidamente oculta discriminación entre una identidad a otra.

Estos son: Primero, el hecho de que para tener una identidad femenina, no necesariamente debe implicar que la persona haya completado su "transición" (ya sea transgénero o transexual), es más, no es necesario ni siquiera que la haya iniciado. Segundo, que es horrible observar como una persona que ha iniciado o completado su "transición", no sólo descalifica en términos de género, sino que menosprecia y mira por debajo del hombro a quien todavía no la ha iniciado. Lo primero tiene que ver con la voluntad y el deseo.

Para mi, en tanto que la identidad se define por el género que siente y porta una persona, debe considerarse a una mujer transgénero o a una mujer transexual, realmente como una mujer, sin que necesariamente vista como mujer, este utilizando hormonas femeninas o haya realizado ya su cirugía de reasignación sexual. Debe bastar que la persona se identifique como tal, sienta como tal mujer, y desee en algún momento, iniciar su "transición genérica". Hay cientos, miles de razones por las cuales una mujer trans no inicia su "transición", entre ellas, las familiares, las económicas, las sociales, las culturales, las religiosas y un montón de etcéteras.

En el caso de las mujeres transgénero, debido a que como dijimos, su identidad de genero es generalmente "descubierta" mucho más tarde, la encuentra enredada en una maraña de relaciones sociales que son difíciles de desatar, las cuales, de ser desatadas van ocasionar un dolor inmenso a otras personas de su entorno. Ya dijimos que generalmente, ese "descubrimiento" se da cuando la persona ha desarrollado sentimientos de verdadero y legitimo amor con otras personas de su sexo opuesto pero de igual genero, ósea, novias y esposas, pero además, están los padres, hermanos, hermanas, familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc., que nos consideran como "hombres", pues nos conocieron desde siempre bajo ese "rol" social masculino.

El no iniciar una transición y el no hacer una vida social como la mujer que es, generalmente, no es producto del miedo, del temor, de la cobardía, de la inmadurez de la persona, sino que ésta pone sobre el tapete su felicidad personal frente a la felicidad de aquellos que ama y estima. Por el contrario, mas doloroso que padecer una supuesta "disforia de género", es el saberse mujer y no poder aún desatar esos lazos sociales que tan fuertemente nos atan. No se confunda la felicidad con el egoísmo y menos con el egocentrismo. ¿Que hacer ante esa tan dolorosa situación?, ¿cruzarse de brazos y no hacer nada y seguir viviendo bajo ese "rol masculino" que tanto odiamos y que tanto nos fastidia?

Yo creo que de ninguna manera. Lo que debemos hacer es perseverar, ponernos como meta, el realizarse plenamente como mujer a través de una "transición transgénero". Solo que para ello, debemos idear estrategias que nos permitan avances, pausados y lentos, es cierto, pero avances al fin, y pensar siempre que tarde o temprano, llegaremos a nuestra meta. Muchas piensan que el costo de realizarse como mujer implica el estar completamente solas. Es más piensan y alientan a otras mujeres a romper todo vínculo con sus familiares y amigos, considerando esto como un acto de valentía y un destino fatalmente inevitable.

Yo creo que esto NO es así. Por el contrario, la valentía debiera estar en el hecho de demostrar, clara y meridianamente, a las personas de nuestro entorno, que el hecho de ser mujer, no nos cambia sustancialmente, que no implica que dejemos de ser la persona que realmente somos.

No es un problema de imagen, de lo que parecemos o podamos dejar ver. No es un asunto de vestidos ni de cuerpos. Es un asunto de género, es decir, de un perfil de la personalidad humana que se caracteriza por ser distinta y diferente al perfil de genero "masculino", que más bien, por tener ese perfil, requiere usar los vestidos y tener un cuerpo, acorde con tal identidad, tal como le es dado usar socialmente a otras personas de su mismo género.

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