miércoles, 15 de diciembre de 2010

la señorita Mikaela Sofia, una auténtica "transexual verdadera" de verdad

Una de las cosas más aberrantes que una puede observar, es cuando una persona que se autodenomina "transexual", no solamente descalifica a otras personas por "no ser transexuales", sino que se da el lujo de "asignarle" una identidad, en este caso, de calificar a otra de "no ser transexual" sino ser "travesti". Este es el caso de esta "señorita" llamada "Mikaela Sofia". Soporten el ver este aberrante video:




¿Quién es esta "señorita" de frondosos y demostrativos pechos para calificar a otra persona de ser, o no ser, "transexual" ? ¿De dónde procede su "autoridad" y su "moral" para saberlo? ¿Tiene esta "señorita" el "dón" para poder adentrarse en la subjetividad, en la mente y en los sentimientos de otra persona, de tal manera que puede saber, más que la persona misma, lo que es y no es? ¿Es cierto que, para todos los casos, una persona a los 4 o 5 años ya sabe que es una mujer y sobre todo, que es una "transexual"? ¿Es el criterio de tener un "cuerpo femenino" lo que define a una mujer?

Parece que despues ella misma da la respuesta a esta última pregunta:



¿Sabe esta "señorita" que para muchas "transexuales verdaderas" ella sería un "travesti" por haber decidido "no operarse"?

No es un insulto el concepto de "Travestista". Al contrario, muchos varones travestistas, gay o no gay, homosexuales o heterosexuales, estan reivindicando su condición transgenérica ("transgénero" en el sentido "general" y abarcador de varias identidades, y no el "particular y específico" como el de mi propia autodefinición, de ser antes que nada, mujer), pero se vuelve un insulto cuando se le utilizarpara comparar, negar y descalificar a otra persona.

Pero lo más inaceptable es la calificación de "travesti" (en esos términos discriminantes) a una mujer que acepta vivir, abiertamente, su propio género de mujer, siendo ya madura, casada y con hijos, cuyos admirables ejemplos hemos puesto aquí en personas como Mónica o Sonia, o del drama de mujeres como Alexia.

Respetemos a los demás, respetando su derecho a la autodefinición y autoidentifcación de género. Respetemos una regla de oro: podemos manejar y/o utilizar ciertos términos y conceptos para ayudarnos en nuestra propia autoidentificación, pero estos no nos sirven para calificar a otras personas. Solo la persona misma puede definir quién es, cómo se identifica y al final, qué siente.



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