miércoles, 25 de junio de 2008

Conversación con Andrés Rivera


Andrés Rivera Duarte es un activista trans que desde que se asumió como hombre trans ha revolucionado su vida y la de la sociedad chilena. Su testimonio es una gran fuente de inspiración y su valiosa experiencia es útil en la búsqueda por espacios de respeto para la población LGBT.

¿Desde qué momento de tu vida adoptaste la identidad que ahora tienes?
Sin importarme lo que pasara y lo que pasaba desde el 2003. Oculto, con mis amistades, en mi grupo, en mi casa, a escondidas, desde hace 15 años atrás. A mis 27 años, recién ahí, una psicóloga me pasó un documento para que leyera sobre transexualidad. Tengo 43 años, el tema transexual se está tocando hace muy poco. El tema es muy joven, yo creo que hace diez años los latinos tenemos documentación en español para revisar y leer sobre transexualidad. Y recién ahí yo empecé a leer sobre transexualidad y por fin pude saber lo que yo era. Yo sabía que no era mujer, pero tampoco era lesbiana, siempre lo tuve claro y cada vez que yo desde niño jugaba yo era Andrés, si jugábamos a la mamá y al papá yo era el papá. Siempre jugué a la pelota, siempre jugué a las bolitas. Tenía identificaciones muy masculinas para ser una niña. Te estoy hablando desde el punto de vista del rol social que te enseña la familia y la sociedad. Yo era supuestamente la hija menor, por tanto tenía los mejores vestidos, las mejores muñecas y resulta que yo no me los ponía y las muñecas las hacía tiras. Uno siempre lo sabe.

¿Qué dificultades afrontaste durante tu periodo de formación?
Uno de los recuerdos latentes que tengo es de una profesora siendo yo niño, me tomó y me puso arriba de la mesa e hizo que todas mis compañeras me gritaran que yo era María tres cocos o Juanita tres cocos que es una forma de decirte que eres amachada y de violentarte socialmente. Y todas mis compañeras de curso me gritaron eso. Por supuesto que mi conducta en el colegio era súper agresiva, lo solucionaba todo con un combo, con un puntapié, con un escupo, no estaba nunca en clase, me arrancaba. era el “Demonio de Tazmania”, así era yo. La violencia escolar por parte de los profesores a veces es muy fuerte y de una u otra forma inducen a los/as compañeros/as de curso a ser violentos, a rechazarnos, humillarnos y discriminarnos a quienes somos diferentes.

En la universidad fue como diferente, porque en el colegio yo fui muy mal alumno, pero en la universidad fui muy buen alumno. Y claro todo el mundo hablaba que yo era como muy amachado pero a su vez como era inteligente, era aceptado, yo empecé a hacer clase en la universidad, primero ayudantía y después cátedra. Entonces me gané un respeto pero intelectual, no había un respeto a la persona como ser humano, sino que había un respeto porque era “la profesora” y si alguien decía algo tenía que afrontar las consecuencias. Es un punto complicado y cuando empecé a trabajar, era como eso, que yo era muy amachado, que nunca usaba vestido, siempre pantalones, siempre polera y siempre salían las críticas de que era lesbiana y que con todas las mujeres con las que me juntaba eran mis amantes.
¿Siendo la formación un hecho social, no sentías cierto aislamiento que perjudicara tu formación?
Yo he sido el tipo más solitario que te puedas imaginar. No era sociable, yo no participaba en cumpleaños, no participaba con mis compañeras, no iba a sus casas, yo no iba a matrimonios, hasta grande. Yo ahora estoy siendo un tipo sociable, hace dos años que me relajé en la vida. Si acaso he ido a tres matrimonios fue obligado cuando era más niño, porque me llevaban mis papás. Eventos sociales ninguno porque era súper retraído. Ante la angustia de saber que me iban a mirar cómo iba vestido ya no iba a ningún lado. Ante la angustia de pensar que no me podía cruzar de piernas masculinamente sino que delicadamente, ya no. Estaba mejor en la casa y viendo una película de acción que yendo a cualquier lado.

¿Desde cuándo y cómo empiezas a trabajar con la población trans?
En el año 2003 di una entrevista donde no salió mi cara, en un programa de televisión; no salió mi cara para no ser reconocido pero me reconocieron exactamente igual. Desde el 2003 al 2005 yo estuve sin trabajo, cesante, me echaron de todos lados, tuve una depresión muy fuerte. Y cuando se marcó esta situación de depresión tuve un problema de alcoholismo y un intento de suicidio. Cuando me recuperé de eso la psiquiatra lo que más trabajó conmigo fue el cómo yo había permitido que me discriminaran y me trataran de esa forma. Una cosa es que a ti te discriminen y otra cosa es que uno lo permita. Y yo lo había permitido. Había permitido que mis hermanos se avergonzaran de mí, yo no veo a mis sobrinos desde hace cuatro años ya, pero en ese minuto yo pensé que todo me lo merecía. Y cuando me di cuenta que en realidad yo no merecía eso, que era un ser humano como todos, empezaron justo a comunicarse algunos transexuales que habían visto el programa, se comunicaron con el canal, el canal me preguntó si les podían dar mi correo electrónico, estuvimos conversando como seis meses, hasta que un día, antes de navidad, una semana antes de navidad, yo los invité a mi casa. Y de ahí nació la idea, dijimos ya, empecemos a organizarnos. Nos empezamos a juntar, empezamos a ver que sí podíamos ser capaces de hacer algo. Y de diciembre a junio, recién ahí, legalmente nos constituimos. La organización nació producto de la rabia, de la impotencia, del odio que yo tenía en ese momento. Eso motivó mi lucha porque mi activismo no fue innato, mi activismo fue motivado, pero toda esa rabia, todo ese odio, todo ese rencor, logré transformarlo en algo positivo.
Hoy en día no tengo rencor en contra de mi familia, no tengo ningún odio ni ningún rencor. Hoy en día mi posición es que ellos se perdieron algo súper importante conmigo, que fue todo mi proceso, porque yo el 2003 aún no me asumía públicamente, se han perdido la construcción de Andrés. Qué lamentable por ellos que se hayan perdido la construcción de Andrés. Y si en algún minuto llegaran a mi lado, yo voy a ser el primero en abrazarlos porque ya es otra mi mirada y porque además la organización ha permitido ayudar a tantos que hay otro tipo de alimentos para el alma. Ya no es necesario alimentarme de odio y de rabia para luchar, hoy me alimento de la felicidad de los chiquillos, me alimento de esa madre que es capaz de abrazarme y llorar, de ese chico trans que logró operarse, que era el único sueño de su vida o el que está empezando su proceso y él juraba que era el único “bicho raro” que había en el mundo, que no había nadie más como él y de pronto encuentra una organización donde hay 13, 14 más que lo están apoyando o de ese hermano que es capaz de reconocer que su hermano es un hombre y que puede vivir un proceso y puede ser feliz. Hay tantos alimentos hoy en día en mi vida que no hay nada malo.

¿En qué institución trabajas y cuál es el número de asociados?
La institución es la Organización de Transexuales por la Dignidad de la Diversidad Chile. Es una organización sin fines de lucro, pero no está en la categoría de ONG, está como Organización Funcional, dentro de la ley de mi país. Se encuentra en Rancagua, que está ubicada en la sexta región, a ciento y tantos kilómetros de Santiago de Chile. Se fundó el 17 de junio del 2005. Hoy en día somos 36, de los cuales somos 22 hombres trans, están nuestras parejas, hay hermanos y hermanas de hombres trans y hay mamá de hombre trans. Es de hombres trans y sus agregados. Incluso ya nos han contactado 3 hombres transexuales mas, uno de solo 15 años, con el que nos reuniremos a conversar prontamente, y le daremos todo el apoyo psicológico y de cariño que necesite.
Hay parejas nuestras, hay hermanos y hermanas. Todos y todas son cruciales en el activismo, en la lucha que tenemos. Sin nuestras parejas es como difícil plantarse, uno necesita el soporte, el apoyo emocional, pero también necesita saber que no es sólo tu lucha como hombre transexual sino que hay mamás que pueden estar luchando contigo, hermanas, hermanos, heteros o bi, o los que sean que están luchando contigo. Y dentro de la organización también tenemos preparados algunos apoyos psicológicos, talleres de crecimiento y desarrollo personal, con nuestras parejas sobre el tema sexual, que es una de las cosas que más les cuesta y a las mamás, un poco para darles también herramientas y ver qué está pasando con ellas, ver por qué reaccionan tan violentamente. Y esta mamá, una que tenemos fuertemente incorporada, que está en todas nuestras reuniones y nuestras actividades, es la que se está encargando de crear las redes con las otras madres.

¿Cuenta la institución con alguna línea de acción que tenga como población objetivo a las personas trans?
Somos una Organización 100% Trans. No nos dedicamos al tema gay o lésbico somos única y exclusivamente trans.
Primero tenemos fuertemente lo de las redes hospitalarias y de salud. Y eso significa que también estamos dando apoyo con los profesionales en forma absolutamente gratuita. Psicóloga para el cobijo y el primer paso que uno tiene que dar, cuando uno dice, a ver, yo no puedo seguir en esto, pero cómo enfrento a mi familia, cómo enfrento la sociedad, qué herramientas emocionales de retención y contención tengo frente a los golpes que voy a recibir. Porque cuando uno se asume recibe golpes, aquí nadie se asume gratis. Y lo primero que hacemos es, recibimos al chico y está en apoyo con la psicóloga , que es para reforzar, para apoyar, para darle las herramientas y para que el golpe no sea tan fuerte, porque igual va a resentir el golpe. Pero la idea es que no se quede “Knoc out”, que quede tambaleando pero no “Knoc out”. Posteriormente están creadas las redes para evaluaciones psicológicas y siquiátricas, esto es exigido por la justicia y la medicina para acceder a los tratamientos hormonales, operaciones y solicitud de cambio de nombre y sexo en tribunales.

¿Has conseguido trabajo voluntario?
Eso es bastante difícil.Si. Nosotros tenemos dos psicólogas, una psiquiatra, tres asistentas sociales, un sociólogo, una kinesióloga, dos enfermeros, dos abogados que dan su trabajo voluntariamente.

¿Se hizo una convocatoria?
La gente se ha sensibilizado mucho con el trabajo que hemos hecho nosotros. Hemos participado en programas de televisión que han logrado motivar a estos profesionales. Por ejemplo, las asistentes sociales son de mi lugar de trabajo, yo trabajo en la Municipalidad de Rancagua, soy asesor financiero. Los abogados son por mi trabajo político.

¿Ellos han ido llegando a ti?
Claro. Las psicólogas porque fui a dar un taller a gendarmería que es una de las policías que está encargada de las cárceles y estamos pensando hacer un trabajo con ellos. Di una charla acerca de la transexualidad, se quedaron increíblemente motivados, inmediatamente las agarramos y dijeron en qué podemos ayudar, qué podemos hacer. Y bueno, podemos hacer esto y esto y además esto.

Estamos con la línea de salud. Estamos apoyando todo el tema de las operaciones, se pueden operar en forma gratuita los que no tienen previsión de salud, en mi caso yo tampoco tengo. No tengo previsión de salud así que también recibo atención de indigencia, que es como se llama a las personas que no podemos pagar. Está el tema legal con nuestro abogado, que es la presentación de las demandas de cambio de nombre y de sexo, y además todo el apoyo a las situaciones de discriminación. Estamos con la línea de capacitación, con la idea de formar una microempresa que se dedique a la construcción para la inserción laboral de transexuales, una microempresa no excluyente porque vamos a necesitar igual ingenieros, arquitectos, y no todos los transexuales han podido estudiar en al universidad. Pero la mano de obra, lo fuerte, van a ser personas transexuales. Por lo tanto estamos fuertemente en la capacitación, alfabetización digital, computación, oficio, y el proyecto de la identidad de género.
¿Cuáles serían los resultados hasta ahora más relevantes?
La visibilización de los hombres transexuales, en Chile. La creación de una Organización de Hombres Transexuales, con personalidad jurídica. Fallos favorables en cuatro demandas de cambio de nombre y sexo sin faloplastia. Una el año 2007 y tres ahora en el 2008. Estamos haciendo Historia en Chile, estamos construyendo una sociedad más justa e igualitaria. Fallo favorable en demanda de discriminación laboral contra Universidad de Rancagua. Primera demanda en el país por discriminación de identidad de género. Atención en Hospitales del Estado, evaluaciones sicológicas, siquiátricas, endocrinólogos, Operaciones de mastectomía e histerectomías subvencionadas por el Estado, cuando el paciente no tiene recursos. Que en dos Hospitales, sea respetado el nombre de alma de las personas transexuales. Pre Proyecto Ley de Identidad de Género, presentado al Gobierno (en revisión). Reuniones con diputados y senadores para dar a conocer las discriminaciones a los que somos sometidos y nuestras peticiones al gobierno. Reuniones con ministros/as para dar a conocer las discriminaciones a los que somos sometidos y nuestras peticiones. Realizar charlas y talleres en colegios de la Sexta Región. Participar en Seminarios exponiendo sobre transexualidad y derechos humanos, a lo largo de Chile. Visibilización internacional de la transexualidad masculina y la lucha en Chile. Obtener financiamiento de Astraea a través de un proyecto presentado para visibilización de la temática transexual, durante el 2007 y 2008. Participación en la OEA, Panamá. Por primera vez en su historia son invitadas las organizaciones LGBTTTI, la declaración es leída por Andrés Rivera ante los integrantes de la OEA. Andrés Rivera es invitado a participar-trabajar en MULABI, organización Internacional. Participación en el “Observatorio Internacional (Chile, Brasil y Argentina) Derechos Humanos para Transexuales”. Andrés Rivera encargado Chile. Participación en Paraguay, Seminario Mujeres Católicas por el Derechos a Decidir. Participación en Sudáfrica Seminario de Género y Vih/Sida. Estar en el debate social y político de Chile. Que OTD sea integrante del grupo de trabajo de la OEA.

Rescato de todos estos logros la visibilización del hombre transexual, estamos hablando de una sociedad, de un país que no tenía idea de que existían hombres transexuales, no sabía, no estaba en ningún libreto, no estaba en ningún poema, en ninguna canción, no existíamos. Hoy en día todo Chile sabe que existimos los hombres transexuales, todo Chile sabe que tenemos una lucha, y todo Chile nos ve cada cierto tiempo en programas médicos o en discusiones de participaciones políticas bastante fuertes.

Como trans femenina hemos padecido mucho la violencia policíaca, ¿eso también sucede con los trans masculinos?
La realidad de las mujeres transexuales, es mucho más cruel, ellas son tratadas como “maricones”, en los colegios las discriminan, reciben desde la niñez descalificativos, agresiones físicas, burlas, que finalmente las llevan ha abandonar los estudios, lo que inmediatamente las coarta y limita para desarrollarse en trabajos calificados. Por ende, deben llegar a las calles a ejercer el comercio sexual, como única herramienta para vivir, exponiéndose a la bestialidad de la calle y sufren los efectos de su vulnerabilidad al VIH/SIDA, ETS, alcoholismo y drogadicción. Los grupos de mujeres transexuales, deben lidiar con una sociedad machista discriminadora, con grupos neonazis, que las persiguen y asesinan, y con una discriminación desde el aparato del Estado, a través, de las Fuerzas Policiales (Carabineros, Detectives), Municipios, Área de Salud entre otros, algunas mujeres transexuales han muerto esperando ser atendidas, la razón, los médicos se niegan a hacerlo pues para ellos son “maricones vestidos de mujer”, sin importarles que son SERES HUMANOS.

Hay dos realidades muy marcadas y absolutamente opuestas, la de los hombres transexuales, y la de las mujeres transexuales. En la retina de la sociedad chilena, esta incorporado que las mujeres transexuales, son “putas, y maricones vestidos de mujer”, los hombres transexuales hemos podido a través de 4 años, hacer un trabajo de visibilización y culturización que ha permitido ser vistos como “personas” con igualdad de derechos, somos vistos como “hombres”, y no como “mujeres amachadas, o mujeres vestidas como hombres”. Por parte de la justicia ya se han conseguido fallos positivos de reconocimiento de identidad de género. Este paso ha permitido dejar establecido que los transexuales debemos ser reconocidos en nuestros derechos como seres humanos, lamentablemente se ha conseguido sólo con hombres transexuales.

El gobierno chileno no tiene políticas de igualdad, respeto y dignidad que apunten a la población transexual. Nosotros estamos haciendo un trabajo, por lo menos en Rancagua, junto con la Comisión Nacional de Control de Estupefacientes, Investigaciones y Carabineros, estamos dándoles talleres sobre identidad de género. Eso ha permitido que los carabineros que estaban en la calle golpeando hasta hace una década a las trabajadoras sexuales y travestis y mujeres transexuales, hoy no las estén golpeando. Pero insisto, es una realidad local, pero si bien es cierto que en una población pequeña, en Rancagua somos 254 mil habitantes, puede ser importante, hay una población nacional donde somos catorce millones de personas y en donde hay carabineros que sí les pegan, sí las violan, donde un Alcalde es capaz de decir que si los vehículos atropellan una travesti no importa porque esa travesti no vale, un Alcalde que diga eso, una autoridad que fue elegida con votos del pueblo, diga eso, creo que es una de las aberraciones más grandes que podamos tener.

Hay una violencia muy fuerte en contra de las mujeres transexuales, los hombres transexuales no vivimos eso, de vez en cuando nos pasan algunas cosas, como si nos van a controlar en la carretera y nos piden los documentos y estamos con todos los pelos a la vista, de pantalones cortos y nos tratan de señor y cuando le mostramos los documentos ahí aparece el nombre de mujer, hay algunos carabineros que no reaccionan bien y se ponen más prepotentes y hay otros que asumen su ignorancia y al final uno les explica y termina riéndose con ellos, dándose la mano, aquí no ha pasado nada. Pero los hombres transexuales no tenemos mayores discriminaciones agresivas, violentas, porque no somos percibidos como hombres trans, somos percibidos como hombres biológicos. Me refiero a discriminaciones sociales por imagen corporal, porque si existen las discriminaciones, laborales, es difícil insertarnos laboralmente, a la sociedad le cuesta dar ese paso de contratar a un “hombre con nombre y sexo de mujer”. O cuando se enteran que uno es un hombre transexual buscan excusas para no contratarnos.

¿Hay información, en cuestiones de VIH, para hombres trans?
No hay información, ni prevención para hombres trans.. Cuando yo fui a un consultorio médico le pregunté a la matrona qué posibilidades había de que nos diera una charla del cuidado y las precauciones que debíamos tener en nuestras conductas sexuales y dijo que no sabía cómo hacerlo, porque ella no sabe cómo tratar el tema sexual con un hombre transexual, que ella podría hacerlo en el caso de los varones con pene, hombres que tienen sexo con hombres. Yo le dije si podíamos abarcarlo desde el punta de vista lésbico, pero no se manejaba. No hay políticas de Gobierno que abarquen el tema VIH/SIDA en hombres transexuales, estamos invisibilizados para el Ministerio de Salud, para el Gobierno. La ignorancia es extrema en el tema salud.

¿Qué identidad reafirmarían y cómo se insertaría ésta en las identidades de género binarias convencionales establecidas?
Yo soy un hombre con vagina, a veces yo también he dicho eso y quiebro todos los esquemas y no tengo drama en decir eso. Yo no tengo problema en reconocer que no tengo pene. No me gusta esto de hombre-mujer, hombre pene, mujer vagina. Por eso siempre quiebro cuando digo soy un hombre transexual.
Lo que pasa es que yo me reconozco como un tipo súper terrorista en la vida porque tampoco soy de la idea de cumplir con los cánones establecidos por al sociedad, para mi no es escandalosos o extraño ser un hombre trans gay o una mujer trans lesbiana, porque mi identidad de género no tiene relación alguna con mis gustos u opciones o identidad sexual.

En el tema transexual, yo tengo claro todos los días que estoy profundamente enamorado de mi mujer, y que soy hetero, pero qué pasa si en un momento determinado mi relación con ella se termina por alguna razón y me gusta un hombre, ¿voy a tener que negar que me gusta algún hombre porque voy a tener que seguir respondiendo a la imagen y modelo establecido de hetero? No, si en algún minuto determinado dejo de sentir esta magia, este encantamiento, este amor inmenso por mi pareja y siento amor por otra persona no lo voy a negar, lo voy a decir. No me voy a encasillar en una sola cosa. Yo soy una persona que responde a sus emociones y sentimientos. No respondo a modelos, no me encasillo en hombre como la sociedad me quiere tener, o me quiere ver, me encasillo en SER HUMANO, eso soy, más que un cuerpo, una vagina o un pene, soy un SER HUMANO.

¿Identidad forzada? Legislación sobre identidad de género en Madrid


Es importante reflexionar sobre la legislación de identidad de género, si ésta sirve para que las personas logren la identidad que buscan o si por el contrario las obliga a definirse en los mismos parámetros binarios que los han excluido previamente. Aquí algunas reflexiones sobre el caso español.

Según una de las primeras investigaciones realizadas por la Consejería de Familia y Asuntos Sociales, especialmente por el Programa de Información y Atención a Homosexuales y Transexuales, el cambio de documento de identidad aludiendo la transexualidad se presenta en la práctica de dos formas [1].

Por un lado, si sólo se pide el cambio de nombre (mas no de sexo) se remite una solicitud simple basada en la transexualidad. La limitación es que se tiene que buscar un nombre ambigüo, que sea utilizado tanto para hombres como para mujeres, no se permite un nombre marcadamente femenino o masculino. El Registro Civil de Madrid proporciona una lista de nombres que han recibido resoluciones favorables. En este caso no es necesario demostrar haber pasado por alguna cirugía de reasignación genital.
Por otro lado, para el cambio de nombre y sexo es necesario haberse sometido a una intervención quirúrgica y aportar el informe médico que reconoce la transexualidad. Este procedimiento requiere un abogado y un procurador. En algunos casos de transexualidad masculina se ha permitido el cambio de sexo sin cirugía genital pero sí mastectomía e histerectomía.
La referida investigación fue elaborada antes de la vigencia de la Ley 5585, Ley de Identidad de Género. Desconocemos si esta práctica sigue dándose, pero, según el informe elaborado por las organizaciones de transexuales, a un año de aplicación de la ley, ésta “ha permitido a muchas personas transexuales rectificar su nombre y sexo sin necesidad de cirugía” [2].
Sin embargo, organizaciones como Transexualia critican que entre los requisitos se solicite un certificado de disforia de género y/o de haber recibido tratamiento por al menos dos años. En este sentido se mantiene la concepción de que la transexualidad es una patología, misma que debe ser “aceptada” por la persona que requiere el cambio y “justificada” por un especialista para acceder a una identidad a la que por derecho toda persona debería acceder.
Otro aspecto que la comunidad trans ha cuestionado es el hecho de que se estipule dos años de tratamiento, sin reparar en que cada individuo responde de manera diferente a estas intervenciones y que pueden, en menor tiempo, haber logrado cambios significativos. La ley debería considerar que se están hablando de cuerpos, distintos, específicos, únicos, y que por tanto la norma debería ser más flexible.
Entre las reivindicaciones que siguen pendientes están:
- La posibilidad de que extranjeros residentes estén contemplados en el espectro de la ley.
- De que la salud pública asuma y garantice las operaciones y tratamientos de cambio de sexo.
- No desestimar las intervenciones para erradicar los actos de discriminación y de violencia hacia la población trans, sancionando de manera ejemplar los actos de transfobia, entre otras posibles acciones.
El panorama que perfila la ley invita a una forzosa definición sexual de lo que para algunos sigue siendo ambigüo. Muchas trans desean mantener la ambigüedad de su identidad y no operarse, ni intervenir su cuerpo de manera informal, poniendo en peligro su vida; sino justamente habitar esa alteridad de lo masculino y lo femenino, volviéndolo identidad también. Para estas personas, cuya identidad no se adscribe a los cánones en los que son concebidos lo femenino y lo masculino, la ley no tiene cabida.
Aunque a todas luces la ley es un avance, puede terminar siendo una forma de normalizar algo que es por esencia cambiante, libre e indeterminado. Ello no sólo por la urgencia de hacer un cambio completo, principalmente físico, hacia el otro sexo, sino por la intervención de especialistas médicos que bajo el parámetro de la “normalidad” evalúan si la identidad, algo tan propio, es auténtica o no; lo que demuestra que la transexualidad sigue siendo considerada un desorden psicológico que debe ser controlado por el Estado, despojando de esta potestad al individuo como único garante de sí mismo y negando cualquier concepción amplia de la configuración del yo, que sigue siendo regida por lo que la sociedad acepta como lo genuino, a decir, el binarismo hombre/mujer, femenino/masculino.
Asimismo, es legítima la demanda de que la legislación esté estrechamente ligada a la posibilidad de acceder a un tratamiento médico supervisado por parte de los servicios de salud pública, puesto que de lo contrario se estaría discriminando a las personas que no puden costearse dicho tratamiento y también se estaría instigando intervenciones médicas no garantizadas, de parte de la propia colectividad trans. En este sentido, el acceso a un servicio de salud seguro no es sólo importante por la posibilidad de la operación de reasignación genital, sino porque en primer lugar es vital que las personas trans no sean tratadas de manera discriminatoria en estos espacios. En segundo lugar, es necesario que exista investigación médica especializada sobre el tema, lo cual no se consigue sin la directa relación con las personas involucradas, para que se establezcan los patrones particulares y no fórmulas generales que pueden no ser bien recibidas por algunos organismos. En tercer lugar, es un derecho que todo proceso corporal sea vivido de la forma más saludable y segura posible.
Otro aspecto que debe tomarse en consideración para no forzar hacia la cirugía es que al menos en la reasignación para trans masculinos los resultados todavía son deficientes y se debe sacrificar el placer sexual. Aunque en el caso de las trans femeninas sí se logra un grado de placer sexual, no se conoce ningún procedimiento que sea totalmente satisfactorio. Por tanto, ¿es necesario renunciar al placer y adoptar una identidad parametrada en lo binario para tener derecho a una identidad legal? ¿Se trata de una libre o forzada identidad?
Boletín Oficial del Estado, España:
Descarga la Ley de Identidad de Género Española
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[1]Martín Romero, Dolores. La transexualidad, diversidad de una realidad. Madrid: Consejería de Familia y Asuntos Sociales, 2006. Cuadernos técnicos de servicios sociales. Este libro fue reseñado en el Boletín T-Informa N°4 (marzo 2008).
[2] http://www.glocalia.com/detalle_noticia.php?id=2008040701240071d2d4373a4642bc1f67f5fb4548998f
Tomado de T-Informa, Boletín del Secretariado Trans de la ILFA, Año 1, No. 006, Mayo 2008.

Cambiar el cuerpo y cambiar yo


Hoy en día, todas las legislaciones que aceptan la transexualidad, y por tanto permiten cambio de sexo y de nombre para aquellas personas que se quieran adscribir al otro género, condicionan este cambio a alguna clase de intervención corporal, ya sea hormonal o quirúrgica. Presentamos un resumen de las opciones de intervención para que consideren los pro y los contra de cada procedimiento.

DEJAR DE SER MUJER

Los trans masculinos (de mujer a hombre) se someten a la histerectomía (extirpación de útero), ovariectomía (extirpación de ovarios) y mastectomía (extirpación de glándulas mamarias), total o parcial, para suprimir sus órganos femeninos.

La histerectomía tiene tres niveles: la parcial, remueve el útero; la total, remueve útero y cuello uterino; y la radical, remueve además las trompas de falopio y los ovarios (es decir que la radical también incluye la ovariectomía). El procedimiento radical se realiza para evitar situaciones poliquísticas producto del consumo de hormonas, así como para evitar cualquier otra enfermedad común al aparato reproductivo femenino.


En cuanto a la intervención hormonal ésta implica el consumo de testosterona. La testosterona es una hormona androgénica o masculinizante. Se produce principalmente en los testículos, pero también en las glándulas suprarrenales y en los ovarios, aunque en menor cantidad, si no hay ninguna alteración. Dado que los hombres trans no poseen testículos, la testosterona se debe incorporar al organismo de manera artificial.

Es importante considerar que aunque se deje la terapia hormonal, una vez que se ha comenzado el proceso de hormonación, difícilmente el cuerpo recupera su estado inicial, es decir, nunca se volverá a tener el mismo aspecto. Asimismo, testimonios de personas que han ingerido testosterona manifiestan que ésta produce la concentración de calcio y por tanto es común padecer de cálculos a la vesícula y/o al riñón, consecuencia que es necesario considerar, así como la debilitación del corazón y la propención a deficiencias cardiacas.

La mastectomía es un procedimiento por el cual las mamas son extirpadas del cuerpo de manera parcial o completa. La mastectomía subcutánea es la remoción sólo de la glándula, conservándose la mama, areola y pezón. La mastectomía simple es la remoción de mama incluyendo la piel que la cubre, areola y pezón. La mastectomía radical incluye además la extirpación de los ganglios linfáticos de la axila y de porciones de los músculos pectorales. Existe un cuarto tipo, mastectomía radical modificada, en la que se conservan los músculos pectorales, erradicando sólo los pectorales menores.

Paso hacia el hombre

Entre los procedimientos para asemejarse al cuerpo masculino se encuentran la metoidioplastía y la faloplastía. La metoidioplastía aprovecha que por efecto del consumo de testosterona, el clítoris aumenta en tamaño llegando comúnmente a ser algo mayor que un dedo pulgar. Desprendiendo algunos tejidos y al ser llevado hacia delante, se hace del clítoris un pene. Esta operación se complementa con la escrotoplastía, la inserción de implantes testiculares para crear un escroto, cerrando para ello los labios vaginales (vaginectomía). Si además se extiende la uretra se puede lograr que la persona orine de pie. La ventaja de este procedimiento es que se consigue una apariencia natural y un pene sensible eróticamente, aunque pequeño. La desventaja es que no es un órgano que pueda lograr la penetración y no es posible el procedimiento para personas que no se han sometido al tratamiento con hormonas.

La faloplastía es la construcción de un pene utilizando piel de otras partes del cuerpo. En cualquiera de las técnicas utilizadas las cicatrices son numerosas y son necesarias varias intervenciones antes del resultado final, algunas dolorosas. Tiene las posibles complicaciones de cualquier cirugía y en la mayoría de los casos no hay placer sexual y se corre el riesgo de que el injerto muera y se pierda todo el pene reconstruído. Si no se busca ninguna intervención corporal, existen las prótesis de penes fabricadas por profesionales que son una alternativa.

DEJAR DE SER HOMBRE

El proceso que las trans femeninas (de hombre a mujer) deben atravesar tiene varias etapas. En lo referente a la intervención con hormonas, primero se debe realizar la antiandrogenización, que no es otra cosa que bloquear las hormonas sexuales previas masculinas (andrógenos); luego se inicia la estrogenización, la administración de hormonas femeninas (estrógenos).

La antiandrogenización se debe realizar por al menos dos a tres años hasta lograr una feminización completa, en el nivel hormonal, es decir que se deje de producir andrógenos al atrofiarse los testículos. La estrogenización no tiene un periodo específico de tiempo para lograr resultados, depende de cada organismo y de cómo reaccione el cuerpo a los estímulos hormonales, en algunas personas tomará más tiempo en otras menos, dependiendo de su constitución física, su edad, sus hábitos alimenticiones, prácticas deportivas, adicciones (alcohol, cigarrillos, drogas), etc.

En todos los casos, ingerir hormonas produce efectos secundarios desde la pérdida de energía hasta el agotamiento crónico producto de la disminución de concentración de hemoglobina, así como desmayos, sofocos, pérdida de sentido, supresión de las erecciones, entre otros muchos efectos colaterales. Si las hormonas se aplican por vía transdérmica los efectos pueden ser todavía mayores e incluso mortales, especialmente si no se hace bajo supervisión médica, por lo cual la hormonización intramuscular no es recomendable. También se aplican las mismas contraindicaciones que para la hormonización de los trans masculinos, como las enfermedades cardiovasculares y hepáticas-renales, además de problemas de obesidad, cáncer o diabetes. Para evitar mayores complicaciones se recomienda que en todo proceso de hormonación se mantenga una dieta saludable, se conserve el peso ideal, se haga ejercicio y se mantenga un estado de tranquilidad.

Hay que aclarar que los procesos hormonales no afectan la contextura ósea, así como tampoco alteran el timbre de voz; cambios que sí son posibles cuando ocurre el paso de mujer a hombre. Para alterar la formación ósea se necesitará cirugía estética y para alterar la voz es necesario un tratamiento foniátrico.

Cualquier procedimiento hormonal debe tener supervisión médica, aunque debido al limitado acceso de la población trans a la salud, especialmente en países donde existe una marcada discriminación hacia ellos, dichos procedimientos se realizan sin supervisión, situación que es altamente riesgosa para las personas.

Paso hacia la mujer

Las operaciones que están comprendidas en el proceso de cambio hacia un cuerpo de mujer son los implantes y la vaginoplastía. Los implantes de senos son prótesis que dan mayor volumen a los pechos si los hay, o suplen su falta. El contenido de estas prótesis puede ser de relleno salino o de gel de silicona. El riesgo es que puede deteriorarse con el tiempo y romperse, desinflarse o causar infecciones. La ventaja es que el aspecto femenino es más verosímil. Muchas veces estos implantes se realizan también en otras partes del cuerpo como en las nalgas, los pómulos y las caderas. Aunque por el aspecto que se consigue el resultado puede ser favorable, los riesgos de salud son muy altos.

La vaginoplastía es la construcción de una vagina sobre los órganos masculinos. Se realiza una incisión en el pene y se utiliza el tejido del glande para formar un clítoris. La mayor parte de la piel del pene se destina a construir las paredes vaginales, se recorta la uretra y se extirpan los testículos (orquidectomía). El escroto y la piel del testículo sirven para formar los labios vaginales. Posteriormente será necesario el uso de dilatadores para evitar que la nueva vagina se cierre definitivamente, este procedimiento será perenne disminuyendo en frecuencia a medida que pase el tiempo. El uso de lubricantes es indispensable después de la operación pero luego puede ser suprimido. Se han tenido resultados positivos en este procedimiento, con un buen grado de sensibilidad erótica, aunque hay que considerar los riesgos que conlleva toda operación.

Referencias

http://www.hombrestransdechile.cl/Pags/Pasos.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Mastectom%C3%ADa
http://disforia-transexualidad.blogspot.com/
http://pashb.wordpress.com/operaciones/

* Tomado de T-Informa, Boletín del Secretariado Trans de la ILGA, Año 1, No. 006, Mayo 2008