jueves, 30 de octubre de 2008

Entrevista a Joán Tincopa (I Parte)


“Yo me he encontrado a mí misma y resulta que todos estos años he vivido engañada, no soy un hombre, soy una mujer, envuelta en el cuerpo equivocado, pero he decidido solucionar ese error”.

Se trata de una extensa y profunda entrevista que nos da luces sobre el proceso de construcción de la identidad, de una persona que se descubre como mujer a sus 37 años. Debido a la extensión, en esta primera entrega sólo se tocará el tema de la identidad y la familia.

¿Desde qué momento de tu vida adoptaste la identidad que ahora tienes?

Fue hace tres años. A consecuencia de una serie de sensaciones, de insatisfacciones personales, decidí buscar la causa y entonces pasé por los temores de cualquier persona que cree “algo está funcionando mal en mí”. Me di cuenta que las cosas no iban bien porque cambiaba mucho de parejas. Antes, como cualquier muchacho, conocía una chica, me gustaba, estaba con ella un tiempo, por alguna razón me metía con otra, a veces en paralelo, en algunos casos las llegué a querer mucho, hicimos familia, tuvimos hijos. En realidad, he tenido tres compromisos formales, le digo formales porque he tenido descendencia con ellas, pero he tenido otras tantas con las que no he tenido descendencia. Pero yo siempre sentía una insatisfacción interna que no sabía a qué se debía. Luego cuando yo decido tomar el asunto en las manos es porque me viene una crisis por la cual yo ya no estoy satisfecha con ninguna. Me relaciono con una, siento insatisfacción, pensando que es ella busco otra, con la cual vuelvo a sentir insatisfacción, aún con una tercera, siento insatisfacción.

¿A qué te llevó la indagación de tu insatisfacción?

Era una persona muy complicada, quería encontrar en alguien no solamente química sexual sino también una relación emocional fuerte y al no encontrar comencé a sospechar que tal vez yo sea homosexual reprimido, por lo que decidí investigar un poco. Yo no he tenido ese gusto por los hombres, ese amor por los hombres que sí he notado tienen las personas que he ido conociendo (gays, bisexuales). Primero conocí la comunidad gay y me di cuenta que si bien me caen muy bien, porque a mí me cae bien todo el mundo, en realidad, ellos desarrollaban cierto gusto y expresaban un amor por la cultura masculina cosa que a mí no me parecía. Cuando alguien a mi costado me decía mira qué guapo es este, o que lindo tal otro, a mí no me lo parecía y pensaba “no sé qué cosa le puede ver de guapo a ese” y por último tenia la impresión que la persona que estaba hablando a mi costado estaba hablando tonterías. Comencé a sospechar que estaba equivocada que yo no era homosexual, en todo caso no era gay. Seguí investigando y en mi búsqueda encontré información sobre el mundo travesti y entró ese bichito en mi cabeza del mundo travesti. No sabía entonces qué era la transexualidad. Llegué hasta una persona que ofrecía servicios para vestirte. Con temor fui a ese sitio, la primera vez escuché la información, en qué consistía el servicio, aparentemente te vestían de mujer, te maquillaban de mujer y nada más, no había ningún hombre para que esté contigo, ni nada por el estilo. Aunque me pareció bastante sano el asunto, no me decidí, en ese primer momento, pero el tema me quedó en la cabeza. Después de algún tiempo, después de unos meses, decidí visitar a esta persona y someterme a ese servicio y entonces percibí luego de estar vestida y maquillada que eso me agradaba y eso me gustaba. Frecuenté a esta persona por algunos meses ya que a eso se dedicaba, era su trabajo, su negocio era trasvestir. Estuve asistiendo cada fin de semana porque era como un vicio para mí, yo lo necesitaba. Conocí a otras personas, llamémoslos clientes, pero me llamó bastante la atención ver hombres fuertes, bastante masculinos, que se vestían también y era una cosa que a mí me impactaba, porque yo no veía una mujer, yo veía un hombre disfrazado. Finalmente me dije “no, esto no es lo que yo quiero”. Peor aún, cuando estás personas me contaban que tenían su familia, tenían sus esposas y que esto lo veían como una catarsis, algunos tenían relaciones con hombres. Yo decidí comenzar a salir ya vestida, pero en mi cabeza decía “no soy igual que ellos”. Comencé a asistir a discotecas vestida de esa manera, después ya no me agradaba la forma como me vestían porque yo me veía muy drag queen, con mucha carga de maquillaje, la ropa era muy vulgar y entonces decidí por mi cuenta maquillarme y vestirme. Pero al mismo tiempo entró la sensación de “esto es lo que yo quiero”. El asunto era, ¿cómo es que dejo mi vida lograda por una nueva vida que era más que una forma de catarsis, significaba mi felicidad, mi tranquilidad? Yo no estaba con nadie en ese entonces, con ninguna mujer, pero tenía responsabilidades sociales, laborales. Sin embargo, tome mi decisión, me alquilé una habitación, me mudé de mi zona habitual, me mudé a otro sitio lejos y en ese barrio me asumí como travesti. En un principio, compré ropa como cualquier chica, nada estrambótico, nada llamativo y me comencé a maquillar como yo quería, de forma natural. Fue entonces que noté que la sociedad, mis vecinos, no les parecía una cuestión exagerada o no mostraban repele hacia mi persona, eso seguramente me motivó. Pero no dejé de seguir buscando información, asistía a diferentes eventos donde organizan conferencias del tema, algunas personas que dan consejería y salió a la palestra una persona: Fiorella Cava, que irrumpió en la sociedad limeña, hablando sobre la transexualidad. Y entonces, como personaje, estaba presente en todos los medios, era un tema de conversación, indagué sobre el asunto y profundicé, ¿qué es una transexual?. Llegué a la conclusión entonces de que yo no era travesti, yo debía ser transexual.Y ser transexual significaba vivir las 24 horas del día como mujer, desarrollarse como mujer, asumir los retos bajo la visión femenina, trabajar como mujer y no un ratito como hombre y un ratito como mujer.
Yo no no tengo nada en contra de los hombres, pero no reconozco nada masculino hoy en mí. Busqué a Fiorella, quise conocerla personalmente. También apareciste tú en mi mente, debido a que te recordaba por el asunto de tu postulación y entonces también decidí buscarte porque tenía que encontrar esos modelos de personas que estaban saliendo públicamente. Yo quería ser igual que ustedes, una persona que públicamente se desenvuelva como mujer y no tenga que estar actuando por ratos como mujer. Es así como conocí a Fiorella y conocí a otras chicas que ya tenían esa situación, es decir que habían nacido en un momento determinado con la biología de un hombre pero no se habían sentido a gusto con ello y habían condicionado, habían aprendido, se habían construido como mujeres. Todas ellas eran más jóvenes que yo pero yo no vi eso como obstáculo, así que rápidamente me incluí en ese grupo y en un momento determinado decidí enfrentar a mis amistades, mis familiares, mis clientes, mis trabajadores, y decirles pues lo que soy. Yo había decidido en ese momento ser transexual porque así yo me sentía, pero nadie me diagnosticó “tú eres transexual”, ese es un tema que yo lo asumí y yo me identifiqué con eso.

En estas búsquedas fuiste perfilando identidades, ¿cómo las distinguistes?

Cómo me di cuenta, entendí que habían diferencias importantes, el gay entiendo es un hombre, que se asume hombre, se quiere como hombre y le gustan otros hombres. Bueno, yo no me quiero como hombre, no me asumo como hombre, considero que ese es un asunto biológico, así nací, pero no me identifico en la masculinidad. Ahora con la comunidad travesti yo tenía entendido que algunos se asumen hombres, otros se asumen mujeres pero que fisiológicamente ellas tienen un órgano que lo utilizan, cosa que yo no hago, por eso me identifiqué con la comunidad transexual, nosotras como transexuales, antes de operarnos, si bien tenemos un aparato reproductor masculino, ni lo tocamos, ni lo usamos, ni lo manipulamos, ni nada de esas cosas. Entonces yo digo que por eso me identifiqué con la comunidad transexual. Ahora, los transgénero se parecen mucho a nosotras pero muchas no quieren operarse. Yo en realidad he ido sometiéndome a una serie de situaciones quirúrgicas y estoy en el proceso de llegar a reasignarme si Dios quiere, este año.

¿Hasta los 37 años todo marchaba bien, en ese periodo no te hiciste ningún cuestionamiento, por ejemplo en tu niñez?

No, yo no recuerdo que en mi niñez o en mi adolescencia yo ponga en duda mi rol. Lo que yo recuerdo, eso no lo recordaba pero a medida que muchas personas me han dicho que por qué tan tarde y buscando, escarbando en mis pensamientos, la verdad es que yo tengo muy poca memoria de mi niñez y de mi adolescencia, o sea tengo chispazos pero como si me hubiesen borrado algunos archivos. Pero yo recuerdo que una oportunidad, yo tenía cinco, seis años, hubo un pequeño cisma en mi casa. Yo vivía con mis tíos, mi tío y dos tías y hubo un pequeño cisma porque a mí me gustaba mucho ver las películas de Rafael. A mí no me gustan ahora, pero yo recuerdo que en ese entonces mis tías estaban preocupadas porque a mí me gustaba mucho ver esas películas y me emocionaba mucho cada vez que promocionaban una película de Rafael, parece que exageradamente. Eso habrá causado alguna preocupación en ellas, que hablaron con mi tío para que a su vez, él hablara conmigo y fue entonces que mi tío trató de indagar por qué a mi me gustaba mucho Rafael. Y me dio a entender de que, a los hombres le gustan mucho las mujeres y a los hombrecitos no nos deben gustar mucho los hombres sino las mujeres.

Es como decir, tu primera norma de conducta respecto al rol.

Yo creo que sí. Era muy niño en aquel entonces, pero se me quedó grabado. De ahí en adelante creo que he comenzado a pensar “esto hacen los hombres y esto no hacen los hombres”. Luego cuando yo estaba adolescente me gustaba correr alrededor de la manzana de mi casa bien tempranito a las 7 de la mañana y era porque en la esquina había un paradero donde bajaban todas las chicas que iban a un colegio femenino a dos cuadras de mi casa, entonces yo me la pasaba corriendo en la manzana de mi casa, no porque fuera deportista sino simplemente por exhibirme a las chicas y de ahí en adelante, hacerme popular. En una oportunidad este tío mío me dice que el short que yo usaba era extremadamente alto y que ya debería cambiar de talla porque me estaba quedando muy chiquito, dándome a entender que se veía como shortcito de mujer. Y tanta importancia tenía para mí su opinión que yo me compré otro short, un short más grande. Esas cosas me hacen pensar que tal vez yo estaba tomando algunas actitudes inconscientes pero concientemente yo estaba adiestrado en ese entonces para cumplir tales roles. Por qué afirmo esa tesis, porque luego cuando empecé la adolescencia yo tomaba mucho, me peleaba mucho, lo que llaman bronca de hombres, estaba con cuanta chica pudiera. Cuando empecé la vida adulta traté de hacer plata, de competir en los negocios, es decir, cumplía el rol que yo asumía los hombres deben cumplir. Más hombre, el que tiene más mujeres; más hombre, el que toma más; más hombre, el que tiene más plata, el que tiene un buen carro, el que tiene un buen ingreso económico.

¿Y por qué tenía tanta influencia tu tío, no estaba tu padre?

No estaba mi padre, él no hacía de mi padre porque eso lo hacía mi abuelo quien costeaba mi educación, mi alimentación, pero mi tío me daba mucho cariño, era una persona muy querida por todos los nietos, era muy querido por toda la familia y yo tenía hacia él mucho respeto y mucho cariño. Es más, él generalmente me llevaba a sus reuniones. Yo he sido testigo de sus borracheras, pero nada malo, no me ha pasado ninguna ofensa, ni nada por el estilo, ni de parte de él ni de parte de nadie de su entorno. Todo el mundo sabía que yo era sobrino, pero él me hacía llamarle papá y él decía que yo era su hijo. Yo me acostumbré a decirle papá pero sabía que era mi tío y la gente también lo sabía. Esa era, más o menos, la relación que se entabló entre él y yo. Relación que se ha roto porque ahora él no es capaz de entender mi decisión y para él es una vergüenza familiar el asunto. Pero como yo soy independiente, profesional, libre de prejuicios sexuales, en este momento ya poco me interesa lo que él diga.

Pero esta relación un poco que sorprende, habiendo él tenido tanta gravitación, pero tú has madurado bastante y has podido contrarrestar esa influencia tan fuerte que tuvo en ti. Pero, ¿qué te permitió romper esa relación tan fuerte que tenías con el mandato que daba tu tío?

Yo pienso que cuando yo decidí comunicar a todo mundo mi decisión con respecto a desempeñarme en mi nuevo rol es porque yo ya había vivido una etapa, fueron tres, cuatro meses, que viví bajo el rol femenino y yo me sentí completamente satisfecha, feliz, y no estaba dispuesta a volver a ser el hombre que la gente quería o esperaba. Yo no estaba dispuesta, simplemente, ya conociste la verdad y no quieres la mentira.

Aquí hay dos aspectos que quizá muchas veces se confunden, porque en realidad tu orientación sexual nunca cambió.

En un principio porque ahora ya estoy en duda. Tengo una relación con una mujer, la quiero mucho, la amo mucho, compartimos nuestra vida en común, tenemos una amistad muy profunda. Sin embargo, yo estoy entusiasmadísima con un hombre, entonces yo también me pongo a pensar, antes nunca me hubiese pasado pero ahora me está pasando.

Parte del mandato que tú heredaste era ser heterosexual y ahora no solamente estás rompiendo la cuestión de identidad de género sino también tu sexualidad, tu orientación.

Antes, cuando yo asumí mi transexualidad, no encontraba en un hombre algo que me atrajera, un aspecto sexual, a mí no me agradaban los hombres, ni tampoco yo encontraba una cosa bella a mis ojos, como muchas veces escucho a mis primas travestis. Ellas hablan con un amor al hombre de lo bonito que es y yo no le veía nada bonito, yo más bien encontraba la belleza en un cuerpo femenino. Y encontraba placer para mis ojos y para mis sentidos en el cuerpo de una mujer. Además encontraba un aspecto psíquico porque yo encontraba en ellas dulzura o simplemente con verlas me proporcionaba un sentimiento de agrado, que no sé qué es. En cambio ver a un hombre, echado, sentado, no me da nada. Hasta que conocí a, llamémosle M, que con solo verlo sí me inspira.

¿Y qué dificultades principales has tenido para asumir tu nueva identidad?

Dificultad yo no he tenido. Yo he comunicado, no se ha tratado de convencer o de argumentar. Quizá porque soy una persona independiente. Pero igual, mis empleados por ejemplo, mis colaboradores pueden haber optado por retirarse e ir a trabajar a otro sitio. Yo hablé con cada uno, una por una, porque la mayoría son mujeres, y les dije la verdad de las cosas “yo me he encontrado a mí misma y resulta que todos estos años he vivido engañada, no soy un hombre, soy una mujer, envuelta en un cuerpo de hombre, pero he decidido solucionar ese error”. Antes era un hombre y ahora ven una mujer.

Pero antes viviste una vida sexual plena con tus parejas y has tenido varios hijos.

Sí, he tenido cuatro. En principio mi primera relación se dio entre los 17, 18, con una chica que quise mucho, me marcó mucho en mi vida, nos fugamos de Trujillo para Lima, vivimos un tiempo acá en Lima, al final de cuentas ella era mayor que yo, tenía unos añitos más, yo trabajaba en un restaurant, un mesero en ese entonces, no tenía ningún futuro. Ella sí era una chica acomodada, hija de familia de transporte, gente de mucha plata, y se fue embarazada. Me dejó en una depresión terrible, una depresión en la cual si no me maté fue porque tenía a Dios conmigo en este mundo. Hasta que me recuperé y empecé a trabajar nuevamente y en ese ascenso, porque era un ascenso venir del sótano, conocí una chica. Las cosas ahí eran diferentes porque yo ya estaba más firme, trabajaba, ganaba mi plata. Aún queriéndola, estuve con otras mujeres y estuve con muchas mujeres y la pobre sufría, sufría, sufría porque se enteraba, algunas se lo hacían saber, era una vida durísima para ella. Luego me encontré con una mujer en mi vida que era una persona buena pero tenía un componente de maldad con respecto a la mamá de mis hijos. Le hacía llegar todas las señales para que ella se entere que estaba engañándola. En una de esas, no sé cómo, sale embarazada esta chica, y entonces yo tengo el problema de que tengo mi hija mayor, tengo mis dos hijos con este nuevo compromiso y ahora resulta que tengo otra por venir y entonces traté de encarar el asunto, le dije a mi conviviente: “la verdad es que he estado con esta chica, ahora está embarazada y antes de que te lo diga ella te lo digo yo”. Y como toda mujer ella me dice “¿qué has resuelto?”, yo no había resuelto nada. Ella me dice “¿tú la quieres?” y yo le dije “yo te quiero a ti. Yo te quiero a ti, yo no quiero que nos separemos”. “Entonces dale su pensión y punto” sentencio. Bien práctica ella. Dale su pensión y punto, eso es lo que me dijo y eso decidí hacer. Hablé con esta chica, le dije yo quiero a la mamá de mis hijos, quiero estar con ella, voy a ver la forma de ver por ti y por la bebe pero nuestra relación no va. Estaba embarazada, esto ha sido un golpe también para ella, estando embarazada se lo dije así. Y eso es un cuadro que yo también recuerdo, fue un momento muy difícil, pero lo entendió o al menos lo aceptó. Nació la bebe, yo estuve con ella, iba, salíamos en plan de padres, pero nada que ver con algo íntimo. Sin embargo, en algún momento, ya no recuerdo por qué, me quedo una noche con ella y volvió el asunto de nuevo pero esta vez la mamá de mis hijos se enteró y me dijo, no, ni hablar, ahora yo te digo no. Nos separamos. Comencé a estar con otra serie de personas pero ya evitando tener hijos y anduve en esa situación bastante tiempo, en un descontrol, como un cuyesito perdido. Y es así como para sorpresa mía y para sorpresa de todo mundo dije, mi tema no es ser hombre. Una psicóloga me preguntó, cuando yo estaba en mis primeros meses, “¿tú estás segura de lo que quieres?, ¿quieres ser mujer, pero tú estás segura de que eso quieres?”. Yo le dije no, no estoy segura, de lo que sí estoy segura es que no quiero ser hombre. Pero ahora ya con la experiencia vivida, yo digo estoy más que satisfecha con lo que soy y para nada extraño ser hombre, no anhelo, ni traigo al recuerdo alguna nostalgia, nada. Es más, hace poquito me encontré con mi mamá, me visitó, con ella yo tenía una relación muy difícil, y yo le he dicho, mira mamá estos tres últimos años yo te puedo decir que he sido más feliz que los cuchucientos años para atrás, que han tenido sus buenas y sus malas. Estos tres años equilibran todos los 37 años. Es más, yo me podría ir en este momento, si Dios me recoje, me podría ir, satisfecha, porque yo no tengo ninguna carga contra nadie, yo me llevo muy bien con las mamás de mis hijos, con mis hijos, con las chicas que he estado mantenemos una amistad, una cosa bien curiosa que a mí me llama la atención y también me hace sentir muy bien es que ninguna de ellas se horrorizó ni nada por el estilo, a veces salimos, conversamos, tomamos un café o chateamos y yo les cuento mi situación y ellas en un principio sorprendidas pero hoy son, cada una, una amiga más.

¿Y con tus hijos cómo es?

La mayor lo tomó como una cuestión casi natural porque no mostró mayor conflicto, no le pareció nada del otro mundo o al menos no lo demostró. Mi hijo mayor, lloró mucho el día que yo le dije, a él se le rompió la imagen del padre seguramente. Lloró a mares, pero ahora es mi compañero, mi amigo. Tenemos una relación muy buena con él, es más, se ha mejorado porque antes teníamos una relación estricta, él era de esos chicos problema, ahora un poquito también, pero no tanto. El segundo, el tercer hijo, el segundo varón, fue algo contradictorio porque cuando yo le dije él lo tomó tranquilo y me dijo bueno si se trata de tu felicidad que sea. Pero después con los meses se notó que él no estaba conforme, ya no iba a mi trabajo y en un momento determinado manifestó que no quería ir a mi trabajo, dando a entender que no se sentía a gusto, como que tiene una vergüenza, que la ha ido digiriendo con el tiempo y ahora va, participa de mis actividades, va a postular a la Universidad del Callao en unos días, para ingeniería electrónica, se dedica a estudiar, es más responsable que mi hijo mayor y parece que ya ha manejado la situación. En el caso de la ultimita, su mamá con la cual yo tengo una relación buena ahora, antes de tomar mi decisión nos veíamos con cierta regularidad y sacaba a la bebe, salíamos a comer juntos como dos padres, pero ya nunca más hemos tenido una relación emocional o física o sexual, de ningún tipo. Cuando yo le digo, lo mismo que le he dicho a todo el mundo, yo he decidido ser lo que quiero ser, que así me siento feliz, me dice estás loco, tú necesitas un psiquiatra. Sin embargo, después se dio cuenta y asumió pero me dijo no quiero que nuestra hija, rompa esa idea de padre, por tanto, no quiero que te vea en tu nueva personalidad. Bueno, es una decisión que ella tomó, unipersonal, yo traté de hacerle entender que eso no es bueno, que lo que está haciendo es crear una mentira, la bebe tiene que crecer y tiene que enterarse. Pero ella dice: No, es mucho dolor para la bebe, muy niñita, se va a traumar.

Pero entonces ella te vio con la otra identidad hace tres años y ahora te ve como una tía, tampoco va a ser tan ingenua.

Yo pienso que tarde o temprano la bebe se va a enterar y va a acusar a su mamá por haberla engañado. Yo pienso que ella está creando una bomba de tiempo. Yo le he dicho traémela. Entonces asumo que ese es un problema de ella, no mío. Por tal no tengo carga, yo no tengo culpa

Con la familia, me dices que tu madre sí sabe…

Sí, mi madre se enteró hace poquito. Mi padre no, porque con él, no nos vemos desde que yo tenía tres años. No sé nada de él ni él sabe nada de mí. Ni me interesa. El caso de mi mamá es curioso porque ella se enteró hace tres semanas en realidad. No nos veíamos cuatro años y después de cuatro años nos volvemos a ver, ella decide venir a verme. No me reconoce en un principio, pero lo toma bastante bien, no le sorprende gravemente ni pone su cara de pena, ni nada por el estilo, al contrario me dijo, estás muy guapa, estás muy bien. Si eres feliz así, correcto!
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Entrevista realizada por Belissa Andía Pérez, en Lima, julio del 2008.
Joán Tincopa Langle es activista, miembro de los colectivos trans Claveles Rojos y Centro de Identidad y Sexualidad Nueva Existencia (Cisne). Es además Científica y Tecnóloga de Biodesarollo.
www.youtube.com/joantincopa

Entrevista a Joán Tincopa (II Parte)


“Ahora las cosas son diferentes porque mi esfuerzo mental es ser yo, ya no es importante por ejemplo hacer plata. Ahora es ser yo”.

Se trata de una extensa y profunda entrevista que nos da luces sobre el proceso de construcción de la identidad, de una persona que se descubre como mujer a sus 37 años. En esta segunda entrega se tocará el tema de la educación, la violencia y la sexualidad.

¿Cuando tú te vienes por primera vez a Lima con tu pareja, habías terminado ya tus estudios?

Sí, yo acabé mis estudios allá. Mi abuelo es quien veía mi educación. Para entonces, los dos últimos años de secundaria me había hecho de contactos, amistades, era muy popular en Trujillo y algunos amigos hacían actividades económicas porque sus padres eran comerciantes, entonces yo había aprendido a hacer negocios con ellos. Yo le dije a mi abuelo, yo no quiero estudiar, yo lo que quiero es poner un negocio, le comenté mi proyecto de negocio y le pedí que él hiciera una inversión inicial para poner una oficina de venta de libros porque era lo que yo más o menos dominaba en ese momento. Él aceptó, fuimos al negocio de un señor, padre de uno de mis amigos que tenía una librería muy importante en Trujillo, que distribuía casi todo, compraba en Lima, compraba en España, diferentes productos y los distribuía a otras personas en Trujillo. Entonces mi abuelo habló con él y le hizo la compra de un lote de libros, de diccionarios, de lo que yo pensaba tenía cierta experiencia para vender y me armé de un stock. Yo estaba feliz en ese momento, tenía mi pareja, tenía sexo con ella todos los días, era todo maravilloso. Hasta que un día nos encontró su papá en su casa. El padre tenía por costumbre viajar a la sierra llevando mercadería y por alguna razón ese día regresó. Esperamos que se acueste y bajamos las escaleras despacito pero el padre prende la luz, parece que ya lo sabía y craneó todo para ampallarnos. A mí me botó de la casa, no me hizo más, pero a ella le sacó el ancho. Y entonces resentida ella se viene a Lima esa misma madrugada. Esperó que se duerma el padre, cogió un carro y se vino a Lima donde una hermana. Una semana estuvimos sin saber nada de ella hasta que al fin nos enteramos que estaba acá en Lima, en la casa de su hermana y yo decidí venir tras ella.Le encargué mi negocio a un amigo, yo no sabía si iba a regresar rápido, pronto, no sabía, pero pensaba que era un viaje para hablar con ella y regresarnos. Pero ya nunca más regresé, me quedé acá y al final de cuentas busqué trabajo, teniendo una empresa en Trujillo me puse a trabajar en un restaurante. Tanto la quería a ella que no me interesaba, tenía que buscarme ingresos.Mi amigo nunca me mandó nada de caja del negocio y todo se lo gastó, lo quebró, por supuesto. Esa fue una experiencia también. Ya nunca más regresé a Trujillo, después comencé a regresar, a los años, pero de visita. La madre más que el padre, en un momento determinado, comienza a enviar un poco de apoyo económico a ella, que nos permite vivir en un sitio en Magdalena, en un pequeño departamento. Pero resulta que yo no era nada en comparación a lo que ellos podían darle y ella no veía seguramente en mí alguien que progrese, no veía ningún futuro y es cuando plantea la separación. Y muy decidida también, como son las biológicas cuando les toca, se fue y dijo acá se acabó y yo me quedé. Imagínate, haber dejado todo, mi ciudad, mi familia, el negocio, las oportunidades, me encontraba pobre, sin nadie y para colmo de males en ese entonces cerró el restaurante y me quedé sin trabajo; la vi pero negrísimas. Fue una historia dificilísima, fui a parar bajo el puente, una zona bien brava ahí del Rímac donde me acogió una familia que eran pobre pobre, pero muy buenas de corazón. Ahí se comía una vez al día y era porque la mamá trabajaba en una hamburguesería de Camacho entonces había que esperar que llegue en la noche, traía dos o tres hamburguesas y las partía en cuatro y las repartía. En el día cada quien tenía que ver cómo se las arreglaba. Y yo lo que hacía para calmar mi hambre, afuera en la calle la gente tomaba cualquier cosa, esos licores baratos que no sé qué cosa eran. Una forma de calmar mi hambre era tomar y esa cuestión de estar tomando era para dormirme y esperar que pasaran las horas y eso todos los días, de lunes a domingo. Entonces tú lo que veías era un muchacho, una piltrafa, un muchacho ahí cochinito porque ni se bañaba, borracho toda la vida, que esperaba un pedacito de comida para volverse a dormir. Así me la pasé como un año. Por alguna razón un día dije voy a buscar trabajo y un domingo, me acuerdo tenía una mochilita con unas piezas de ropa, saqué un terno azul, una camisa blanca y una corbata roja, recuerdo mucho porque eso es lo que planché, me bañé y me presenté en un trabajo el siguiente día, bien enternadito, con el pelo largo pero con bastante gel para que se aplaste y me aceptaron en ese sitio. Entonces cambió mi vida porque de ahí para adelante era solamente crecer y crecer.

¿En qué momento estudiaste?

En ese entonces cuando yo comencé a trabajar conozco a la mamá de mis hijos. Cuando conozco a la mamá de mis hijos yo era para ella su super man. Pero yo analicé y dije, con la experiencia previa, si a la otra le parecí un hombre sin futuro, esta no va a ser así y no solamente me dediqué a trabajar sino a estudiar e ingresé en ese entonces como tenía plata en una universidad particular de mucho prestigio y comencé a estudiar la carrera de administración. Entre que salía, que la dejaba, que volvía, en ese entonces, sucedieron algunas cosas y descuidé los negocios. Entramos en un proceso de quiebra porque tú recordarás, entra de presidente García (Alan) en el 88 y empiezan los primeros paquetazos. Yo tenía 19, 20 y no manejaba aspectos macroeconómicos, entonces me vi en una situación delicada financieramente porque había llevado una vida de lujo y no estaba yo para sostener ese ritmo. Entonces entré a una situación de decadencia pero no llegué a quebrar, fíjate, mantuve, volví a crecer en el 89, 90, por ahí nuevamente estuvimos en alza. Entra el chino (Alberto Fujimori) y Hurtado Miller (ministro de economía) da el famoso paquetazo. Después de eso yo pensé que me iba a recuperar como lo había hecho en otras oportunidades pero me ha costado años y lo poco que tengo ahora será pues la tercera parte de lo que tuve en mi adolescencia o sea ni siquiera tengo lo que tuve en la adolescencia. Yo pienso que llegará el momento en que vuelva a tener como antes.
En ese entonces yo me dedicaba a trabajar, mi mente era crear negocios, vivía esa situación y yo no dormía más que porque el cuerpo tiene que dormir, pero inmediatamente seguía pensando en cómo hacer plata, ese era mi esfuerzo. En cambio ahora las cosas son diferentes porque mi esfuerzo mental es ser yo, ya no es importante por ejemplo hacer plata para mí ahora. Ahora es ser yo. Hago actividad empresarial pero porque tengo que mantener a otras personas y porque es una fuente para cubrir mis necesidades también. Me dedico bastante al estudio cosa que por muchos años asumí como un tema menor, que no era necesario estudiar, podía hacerlo pero no era una cuestión gravitante, en cambio ahora invierto mucho en mi formación, en mi educación, he cambiado. Mi visión de la vida ha cambiado.
Las personas que me conocen, que me han conocido en gran parte de los años de mi vida, me pueden decir que lo que ellos rescatan es que soy muy disciplinada y muy vehemente con mis decisiones. Y por eso cuando yo les comuniqué que había decidido ser mujer no dudaron, como muchos me han dicho, que lo iba a conseguir. Porque eso cuesta, en un principio, ponerme ropa de mujer no basta, he tenido que desarrollar una performance que hasta ahora tampoco llega a la perfección, pero muchos me dicen que desde como comencé hasta como estoy ahora he dado un salto cualitativo. Muchas personas dicen que no lo dudaron, por esa capacidad que tengo yo de conseguir lo que quiero.

¿Y terminaste administración en la Universidad?

No, cuando yo quise retomar mis estudios en aquella universidad me salieron con una cuenta tan fuerte que era imposible para mí pagarla. Yo pagué la última cuota, una de las cuotas del ciclo, lo pagué con un cheque y ese cheque rebotó y tenía yo una deuda pendiente con la universidad. Pagar ese cheque y pagar la cuenta pendiente para nuevamente ingresar a la universidad me significaba mucho dinero. Y finalmente administración para mí ya no era una carrera. Así que decidí nuevamente postular, ingresé a la Universidad Alas Peruanas a Ingeniería Geográfica y Ecológica donde concluí. En el camino me hice de otras especialidades y ahora yo tengo seis especialidades en realidad. Hice en la Universidad Agraria la especialización en Auditoría ambiental, en la misma Agraria hice Gestión de la Calidad, en una universidad panameña hice una especialización en Educación a Distancia.. En San Marcos hice Ordenamiento Territorial, ya no me acuerdo ahorita las otras, pero tengo varias en diferentes universidades. Decidí estudiar una segunda carrera, estoy haciendo en la Universidad Wiener, Tecnología Médica, actualmente estoy estudiando esa carrera. Y la maestría que estoy también asistiendo en la Universidad Nacional de Ingeniería, Maestría en Ciencias. Se estudia maestría en ciencias como un marco, pero uno tiene una especialización, Tratamiento de Agua y Reuso de Desechos es la especialidad que yo he escogido. Me oriento más por el agua porque me apasiona mucho el tema del agua, en general los recursos. Voy a diferentes eventos sobre el manejo del agua como recurso y también del manejo de suelo como recurso, pero en estos momentos decidí esa especialidad porque quiero perfeccionarme en la recuperación del agua que ha sido de alguna manera dañada. Aunque el manejo de desechos no me llama mucho la atención pero lo tengo que llevar.

¿Qué cambios legales quieres hacer?

A mí me agradaría cambiar de nombre y de género legal. He iniciado los trámites para cambiar de nombre y estoy a la espera de ese resultado. No pido más porque yo no he tenido mayores complicaciones para desenvolverme en la vida con el nombre que me asentaron en los registros civiles. He hecho mis trámites ante entidades públicas, entidades privadas usando ese nombre, no he tenido mayor complicación. Me he complicado cuando he pretendido usar mi nombre social en la maestría. Eso ha sido mi error, porque recién me doy cuenta de que me he metido en un problema. Ahora tengo que esperar que salga mi resolución de Joán para poder iniciar los cambios de todo lo demás. Yo me matriculé como Joán y entonces fue mi super error porque anteriormente no he tenido ningún conflicto pero no sé por qué esta vez se me ocurrió presentarme como Joán y ya estoy ahora con la soga al cuello. Bueno, en realidad yo me he puesto en todos los escenarios. Y lo que he considerado es lo siguiente: cuando llegue el momento en que no quede más que presentar mis papeles, presentaré los papeles que dicen Juan Carlos Augusto. Que todo el mundo se entere.

En cuanto a trabajo, ¿tú tienes ocupaciones diversas?

Sí. Me desenvuelvo como independiente, pero también como empresaria y asociada, porque me desempeño en instituciones donde también hay otras personas, asociados. Tengo algunas empresas que son unipersonales, mías. Pero también tengo mi recibo por honorarios donde hago otra actividad a título de persona natural, consultorías. Tengo esos tres ámbitos. Acabo de publicar mi primer libro de corte técnico (Manual) y participo en actividades de investigación científica.

¿Has tenido dificultad para acceder a algunos trabajos?

Yo no. Pero el asunto es lo que varias veces hemos conversado, no sé si la gente no se da cuenta de mi transexualidad y por eso es que no tengo problemas. Pero si la gente se diera cuenta de mi transexualidad no sé hasta qué punto tendría inconvenientes laborales.

Pero por ejemplo, ¿para firmar un contrato en el que tienes que usar tu nombre legal?

No, nunca me ha sido problema porque por ejemplo mis comunicaciones, cuando son formales, cuando no tengo más remedio que poner mi nombre, Juan, abajito va Presidenta Ejecutiva. Así son mis sellos, a pesar que está el Juan. Esa es una curiosidad porque la gente cuando responde a esos documentos me responde Srta. Juan … o Sra. Juan ……. Es que de repente, es una quien condiciona. Yo he considerado ésta como una solución, yo hasta pensé en eso, de seguir con mi nombre y tratar de que prevalezca el Juan, obviar el Carlos Augusto, finalmente la pronunciación Joán es muy similar. Y documentariamente yo veo que la gente responde a como yo le indico, si ellos ven Juan pero abajo dice Presidenta Ejecutiva, entonces asumen que es una mujer que se llama Juan y a mí que me interesa, a lo más dirán: qué nombre tan raro para una mujer.

¿Qué dificultades has tenido directamente relacionadas con tu identidad de género?

Mira, yo soy transexual y si la gente sabe que soy transexual y lo asume bien por mí. Pero si como te he comentado, la gente no sabe que soy transexual y me asume mujer biológica y después se entera, si eso les hiere, eso me podría fastidiar un poquito, fastidiar no, impactar emocionalmente. La sociedad debería entender que ser transexual no nos quita la ciudadanía. Pero hasta hoy no he tenido mayores dificultades. Bueno, ahora con la persona que estoy entablando una relación emocional, con este hombre, tal vez no llegamos a algo por ese hecho, por el hecho de que yo soy transexual, es una barrera para él. Aunque él no da muestras de eso, es bien confusa la verdad. Él manifiesta una cordialidad y deseo de mantener una relación amical pero dentro de esa conversación deja entrever algo que no se aclara pero definitivamente yo no soy su amiga, así como cualquier de sus amigas, pero tampoco hay algo más allá. Yo pienso que mi transexualidad es una barrera en este caso.

¿Qué proyectos te gustaría completar?

Yo tengo un proyecto: sacar adelante mi laboratorio vitamínico, una empresa que tiene por fin producir cápsulas, comprimidos, etc., que tengan propiedades preventivas para la salud, que prevengan o fortalezcan al cuerpo frente a enfermedades. Quiero ver despegar esa empresa. Ahora desde el punto de vista académico, yo quisiera hacer mi doctorado, con eso ya me sentiría satisfecha. La maestría para mí es importante, pero yo quisiera el doctorado. Si Dios me permite vivir unos años yo haría todo lo posible por hacer mi doctorado. Tal vez no acá, tal vez en otro país, miro mucho Brasil, miro mucho Portugal, hablo un poquito de portugués.

¿En qué tema harías el doctorado?

Eso no lo tengo claro, porque el doctorado en esencia se hace en filosofía, en esas cosas, yo quisiera hacerlo en algo más útil para la sociedad, más práctico. Tal vez en recursos hídricos, tal vez en algún tema que aterrice en ciencia. Aún no lo tengo claro porque primero tengo que concluir la maestría pero sí aspiraría a un doctorado.

¿Has sido objeto de violencia física, psicológica o de otra índole?

Violencia física no. Violencia psicológica sí. Las veces que me vienen a la memoria son dos en realidad. Las dos veces fueron cuando yo decidí vivir en un sitio alejado, me alquilé mi cuarto como te comenté y puse un aviso en internet para conocer hombres, yo quería comprender cómo era el fenómeno entre un hombre y una mujer, o un hombre y una travesti o un hombre y una transgénero. En fin, lo que yo era en ese momento. Conocí un montón. Fueron a mi casa, me llevaban a pasear por el parque, algunos conversaban conmigo bastante tiempo, otros no tenían ningún problema en ir a la parte comercial de Los Olivos donde yo vivía y tomarnos un café o comer un chifa. Percibí que había hombres que se sentían cómodos y otros no tanto, pero todos querían sexo, así de plano. Como yo no daba pie al sexo, se desaparecían rápido.
Pero hubo dos personas que recurrentemente mantenían la esperanza, tal vez de que me iban a convencer. Y entonces esas dos personas habían venido varias veces. Yo había creado un nexo, uno en particular me acuerdo que yo le cogí estima, no cariño, estima, él también se mostraba muy cordial, muy amable, todo, me trataba muy bien. Y en alguna oportunidad me llama y me dice que quería ir a verme a las nueve de la noche, pero ese día yo tenía mucho trabajo y yo le dije que iba a llegar a golpe de 9:30-10:00. No iba a estar a la hora que él me estaba diciendo, en todo caso ve y yo le voy a decir a mi amiga, que vive en el primer piso, que te haga conversación hasta que yo llegue. Y así lo hice.
Bueno, total que yo llegué tarde y vi que la casa estaba oscura, el primer piso estaba oscuro, como yo vivía en el segundo piso subí y me dije qué raro no hay nadie abajo, llamé por teléfono no contestaba nadie y bueno pensé, pues ya vendrá, me llamará y esperé. Resulta que pasó como una hora y como no vino, me bajé a cenar. Vi nuevamente que la casa estaba oscura, pero me tincaba algo raro ahí. Fui a comer, regresé y me acosté. Al día siguiente salí a trabajar y me encontré con mi amiga que estaba en el primer piso, le pregunté: ¿oye ayer no vino mi amigo?. - No, no vino, me respondió. Bueno, me fui a trabajar. En el transcurso de mi trabajo, como estoy con el messenger entra esta persona, me saluda como si nada hubiese pasado, y entonces, yo soy así, a veces tengo una intuición y no la dudo, le dije: “¿por qué me saludas como si no hubiese pasado nada?, ya mi amiga me contó todo” y cayó redondito. Había estado con mi amiga. De repente es mi culpa, yo le había facilitado el camino a ambos. Él argumentaba que como yo no estaba con él, que él insistía y yo no aceptaba y ella le abrió la puerta y se le ofreció tan fácilmente, él no pudo más que estar con ella. Eso me disgustó mucho, me sentí herida por la actitud de él y por la actitud de ella. Me agradaba sí, le había cogido estima pero no sé por qué me sentía defraudada. Esa sensación se me quedó grabada, por supuesto ya nunca más supe nada de él.
Fue ese asunto y quedaba el otro que también estaba insistiendo e insistiendo. Pero como a veces vienen los males uno detrás del otro, ese día dimos una vuelta, me insistía, me insistía que quería entrar a mi cuarto, yo le decía que no, y como ya estaba un poco fastidiada seguramente que no supe cómo convencerlo de que no, de buenas maneras hacerle entender y fue entonces él se tornó agresivo, no para pegarme, sino que comenzó a decir quién te crees tú, que esto, que el otro, me ofendió de la A hasta la Z, me dijo todos los insultos. Yo pude enfrentármele, pero en realidad en ese momento yo estaba con los ánimos bajos, solamente soporté estoicamente todos sus insultos, me dijo pues maricón, tú no eres mujer y todas esas cosas que dicen. Ya cuando se calmó, me dijo discúlpame por favor, comencemos de cero. Yo le dije no, ya no me interesas. Más bien tranquilízate y vete porque si vas a seguir nuevamente con el asunto yo ya no te voy a escuchar como te he escuchado ahorita. Y él entendió, porque se fue. Y yo subí las escaleras a mi segundo piso, me metí a mi cuarto y ese día sí lloré duro duro, porque me ofendió mucho esa situación. Pero también dije, nunca más hombres. Ya fue suficiente. Esa experiencia de salir con hombres, estos dos, me dije: conmigo no es el tema de los hombres. Y nunca más salí con hombres, es decir, al poco tiempo comencé a salir con la que fue una de mis parejas y hasta la fecha con ella estoy. Entonces yo he sentido que lo que ella me dá no me lo va a dar ningún hombre. Ahora, como todo es ida y vuelta yo trato de darle a ella también igual felicidad. Me imagino que ella querrá que yo sea hombre, pero poco a poco se ha hecho a la idea de que no lo soy.

Si bien antes tenías una relación plena con tu pareja, ¿ahora ya no es como antes?

No es como antes por supuesto, es una relación de dos mujeres, lesbianas, no hay penetración, nada de esas cosas. Son dos mujeres que tienen un sexo diferente del convencional. Sin embargo, cada vez es más esporádico el sexo, nuestra relación está llevándose a un plano más emocional, más platónico, más emotivo de repente. Compartimos una cama, yo la abrazo todos los días para descansar y en el día nos vemos, jugueteamos. O sea la pasamos muy bien pero no tenemos sexo continuo, más que en ocasiones muy motivadoras últimamente. Porque antes hacíamos mucho sexo lésbico pero ahora ya no lo hacemos tan seguido. Entonces hay caricias sí, pero ahí quedan, en caricias y si muchas, muchas sonrisas.

Pero entonces tu vivencia sexual ha variado bastante, porque antes era muy activa, pero ahora, ¿has reprimido tu deseo?

Yo digo que no es que lo he reprimido, sino que obedece al tratamiento hormonal porque las hormonas pues te bajan el líbido, bien subterráneo y segundo, de que no tengo necesidad, te juro. Es decir, no tengo esa necesidad, no me excito con facilidad.

Estás pasando por un periodo quizá, porque también hay personas que no sienten deseo y están bien.

No me siento frustrada. Es más, cuando yo imagino o sueño o idealizo estar con “M”, pues es un tema amoroso, no me veo que me esté “tirando” o que me esté haciendo el amor. No me veo en ese plan, yo veo un tema más amoroso, más sublime, más afectivo. Tengo ganas de abrazarlo. Seguramente que estaría dispuesta a hacer el amor con él, pero no lo tengo así como un ansia. No es una pasión irrefrenable.

¿Padeces alguna enfermedad?

Gracias a Dios, no. Antes de ingresar a mis terapias yo asumía que tenía algo porque tenía mucha sensación de que mi cuerpo estaba fallando. Yo creía que tenía un mal maligno, algún mal terminal, algo debo tener, pensaba yo. Pero cuando empecé mis operaciones, lo primero que me piden son las pruebas de ley, el riesgo quirúrgico, el vih, diabetes y todas esas cosas y me arrojó que no tenía nada. Entonces yo me quedé sorprendida porque esos malestares que yo sentía obedecían a una situación de estrés. Pero realmente, gracias a Dios tengo un corazón de toro, dicen. No soy diabética, o sea, no tengo mayores males.

¿Cuentas con seguro?

Sí, de Essalud y privado. En el banco pago una prima para el día que yo me muera hay una prima ahí para mis hijos. Y tengo lo de ley, ONP, Essalud, por las empresas que tengo, obligado me sacan. Tontamente porque me descuentan por todas y el beneficio es uno solo.

¿Has acudido a servicios de salud del Estado?

No, cosa curiosa, todo lo que es mi tratamiento es privado. Tengo posibilidades de ir al seguro pero no voy. Más que nada por la atención que te dan y porque tengo las posibilidades de tener una atención particular que es además inmediata prácticamente. El hecho de ir al seguro social, esperar meses, citas, no me agrada, es que soy de ya ya ya!.

¿Has recibido información sobre prácticas sexuales seguras?

Sí, claro, es lo primero que uno aprende si vas a tener sexo. Cuando yo entré a la comunidad gay, lo primero que uno aprende es eso, sexo seguro. Me llamó la atención bastante cuando a veces discutíamos con unos gays y yo pensaba que una de las mejores formas de evitar la enfermedad o cualquier enfermedad era mantener una conducta, no de abstinencia pero por lo menos con una sola persona, pero entendí que para algunos de ellos, no sé si para todos, la promiscuidad no es motivo para adquirir enfermedades, se puede ser promiscuo y no por eso ser ni bueno ni malo, siempre y cuando se use el condón, eso me sorprendió bastante, porque para los gay, estar con diez hombres en una noche (estoy exagerando), mientras que se esté con el condón, todo está ok. Pero yo digo, ¿y el tema emocional? Porque no solamente se restringe a la salud física y estar con tres personas o dos, ¿te sienta bien? Yo conocí unas personas que tienen sexo a diario y si no lo tienen a diario lo tienen semanal, conozco a varias personas así. Yo a veces envidio porque yo no tengo esa capacidad. Ni la oportunidad, ni la capacidad, ni la necesidad. Pero en su momento me parecía admirable cómo un hombre podía estar con tantas personas.
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Entrevista realizada por Belissa Andía Pérez, en Lima, Perú en julio del 2008.
Joán Tincopa Langle es activista, miembro de los colectivos trans Claveles Rojos y Centro de Identidad y Sexualidad Nueva Existencia (Cisne). Es además Científica y Tecnóloga de Biodesarollo.

www.youtube.com/joantincopa


Entrevista a Joán Tincopa (III Parte)


“Yo creo que lo que nos falta como colectivo es esa actitud de buscar solucionar nuestros problemas por nosotras mismas y no esperar que nos los solucionen”.

Se trata de una extensa y profunda entrevista que nos da luces sobre el proceso de construcción de la identidad, de una persona que se descubre como mujer a sus 37 años. En esta final tercera entrega se tocará el tema del activismo y la identidad trans.

¿Crees que la población trans apuesta por las poli identidades?


Sí, he notado que se está construyendo toda una polisexualidad dentro de la transexualidad. Hay quienes afirmamos que somos transexuales, hay otras que afirman ser mujeres, o sea su condición de transexual no la asumen como un marco, sino son mujeres y la transexualidad es una forma de expresión, pero se asumen mujeres biológicas. Yo muchas veces me he cuestionado eso porque yo distingo de una mujer biológica de una mujer transexual, yo misma pongo en mi página web mujer transexual. Sí comparto con las biológicas el hecho de ser mujer pero como he tenido una fisiología de una forma y la estoy cambiando para otra, yo digo, yo me construyo, mientras que otras no aceptan esa situación. Yo soy mujer y punto. He aprendido que hay que tolerar de todo incluso entre nosotras. Y hay otras que no la tienen clara, se dicen travestis pero a veces pareciera que son transexuales. Cuando otras dicen que son transexuales pero en realidad parece que no la tienen clara y son travestis. Y otras que son transgénero. Entonces qué resulta, que hay una variedad. En la última reunión que fuimos a ILGA acá en Lima, una de las travestis dijo, habemos algunas que no nos interesa ponernos tetas, entonces digo, en realidad ella dice que es transexual pero no quiere cambiar su fisiología, es un hombre, está contenta con ser hombre, lo que acá llamaríamos travestista, pero ella utilizó un argumento muy bueno, no a todas nos interesa ponernos tetas. Hay varias formas.Hace poquito en España vi una entrevista a dos chicas brasileñas que radican en España y se han convertido en íconos de la transexualidad porque una persona ahí hizo un libro, Tercer sexo se llama el libro y ellas son como el tema central del libro. Una dice que está contenta con su órgano masculino, pero ella es muy bonita por fuera, muy sexy, se considera mujer, pero ahí está el asunto, lo utiliza para trabajar, los hombres a veces le piden, pero a nivel personal ella no lo utiliza con su pareja. O sea lo ve como una herramienta de trabajo, ella no se incomoda por el asunto. La otra sí dice que quisiera no tenerlo, pero mientras esté ahí, bueno. Ellas argumentan que no son ni hombre ni mujer, sino justamente lo que el autor de ese libro dice, para ellos existe un tercer sexo, no menos sino diferente de hombre y de mujer, no es un subsexo, es un tercer sexo.

Aunque no es muy apropiado el término, porque sexos hay dos, lo que sí puede haber variabilidad es en el género. Lamentablemente, la especie humana se ha diferenciado en dos sexos, hablar de tercer sexo creo que no es propio.


Claro. Me imagino que lo dicen por el hecho de que ellas utilizan el asunto, sea para trabajo pero lo utilizan mientras que en su vida personal no lo utilizan.

Es que también hacen diferentes tipos de relaciones, la relación con su pareja es una, entra dentro de un esquema binario y el cliente tiene la razón, es otro tipo de relación, es una relación solamente pasional, lo que le inspira placer y punto, está fuera de una relación de pareja, de una relación social.


Yo no puedo, yo tengo una relación con una mujer, la quiero mucho, es mi compañera, es mi amiga, es recíproco el sentimiento. Pero siento que también quiero a un hombre y a él lo veo como una cuestión sublime. Pero tengo un hombre que me enamora insistentemente y es un hombre imponente, muy guapo es este hombre, pero él claramente me invita a una relación puramente sexual, él es casado, tiene su familia. Entonces cuando yo analizo eso digo yo no podría, me cae muy bien esta persona, se llama H, me cae muy bien, es extraordinario, me habla muy bien, es muy guapo y es un profesional, en realidad me entusiasma mucho pero como yo no lo quiero, o sea no tengo ese feeling que tengo para con el otro (M), no estoy dispuesta a tener sexo con él, me parece que no es, me sentiría mal si después tengo sexo con M, me sentiría como que le he fallado. Eso qué es, yo digo, por qué otras personas no tienen ningún problema. Pueden tener sexo con él, después están con la persona que quieren y bueno, están también con otras personas que quieren. Pero a mí me cuesta.


Creo que la relación que tú estableces es una relación de fidelidad no solamente en lo afectivo sino en lo sexual.


Sí, ahora yo pienso que eso es una limitante para mí. Temo, porque si no llega a concretarse nada con D, ya van pasando meses y no llega a nada y el otro ya está dando muestras de que ya se está aburriendo, ya se está cansando y quiere irse. Voy a perder ambas cosas. Entonces cómo manejar la situación. Me encuentro en un momento en que yo como mujer no sé manejar la situación. Vuelvo otra vez a la misma circunstancia que como hombre, vuelvo a mis conflictos, como mujer otra vez estoy sintiendo conflicto, de otra forma, de otro tipo, pero nuevamente me encuentro en el conflicto. Bueno, al principio yo no pensaba que me iba a fijar en hombres, pero ahora las circunstancias han cambiado. En el caso de D creo que él no hizo mucho para que eso suceda, simplemente nació. En cambio el otro no, el otro ha sido activo, ha buscado la manera, qué no ha hecho ese hombre. Y yo me he dado para atrás.

¿Qué opinión tienes de otras luchas como la de las mujeres, los indígenas?


Sí, yo muchas veces he tratado de comparar nuestra situación, nuestro grupo minoritario con respecto a otros grupos minoritarios y me doy cuenta que existe una transversalidad. Todas tenemos el mismo problema, es decir, la sociedad nos limita, nos limita el acceso, a mí no gracias a Dios por ciertas circunstancias. Pero ya no hablemos de mi persona sino como grupo. El principal limitante es que se cierran puertas de acceso, las podemos romper pero no nos atrevemos a romperlas. Algunos grupos han dado muestras de que lo han logrado. Por ejemplo, yo admiro mucho a la gente de provincia que ha sido menospreciada, humillada, y sin embargo, muchos de ellos han salido adelante, tienen una vida decorosa, pero aún teniendo esa vida decorosa, tienen otras formas de discriminación, ya sea cultural, social, pero al menos han salido de algunas, no las tienen todas. Otro grupo que me ha parecido importante también son los chinos, los negritos, los de comunidades, llamemos de Puno, que han sido siempre tildados de cholos y ellos no han tenido ningún conflicto, se han coperativizado entre ellos, han trabajado y han salido adelante. Tienen otras formas también de discriminación pero ahí están adelante. Yo creo que lo que nos falta es esa actitud de solucionar nuestros problemas por nosotras mismas y no esperar que nos los solucionen. Cuando yo escucho a nuestras compañeras decir que una institución nos pague una capacitación o que una institución nos de un puesto de trabajo o que una institución nos de facilidades para A o para B, yo pienso que el enfoque está mal. Me parece que el enfoque debería ser cómo salimos nosotras de nuestra situación por nosotras mismas, independientemente de los derechos legales que en realidad son derechos que todos compartimos también porque todos tienen acceso a un nombre, a una identidad, a que se nos trate como individuos y que se nos respete como personas, a la dignidad. La dignidad la tenemos todos por el simple hecho de ser humanos.

¿No crees que el hecho de la discriminación desarma a la persona y le impide articularse, dar lo mejor de sí?

Cuando yo era joven, me enfrenté muchas veces a una forma de discriminación, porque cuando uno es joven realiza labores y yo no le he corrido a ningún tipo de trabajo. Pero algunos trabajos, por algunas personas, son considerados trabajos menores. Cuando yo trabajaba en un restaurante, por ejemplo, tenía que soportar a veces la malcriadés de los asistentes porque yo para ellos era un sirviente. Entonces esa era una forma de discriminación y yo me tragaba por dentro el orgullo porque yo decía, si yo estaría en Trujillo sería una persona decente, entre comillas porque se le llama decente a quien es digno de respeto pero acá soy un sirviente. Pero yo me tragaba eso y seguía para adelante. Algunas personas no se lo pueden tragar y entonces se quedan en la humillación, piensan que esa es una situación de la que no pueden salir y ahí hay un círculo vicioso. Mientras que otras personas a pesar de la humillación siguen, avanzan y llega un momento en que salen de eso. Bueno, yo pienso que ya depende de cada personalidad. Efectivamente hay personas que no tienen fortaleza para soportar esos procesos de humillación y entonces no ven salida y se victimizan. Es decir, ¿yo soy consecuencia del trato que me da la sociedad, yo soy consecuencia de la forma como me trata la persona tal? Y entonces qué sucede, que la autopercepción es pobre, mientras que si nosotras, pienso en general, si nosotras logramos creernos o tener una percepción digamos no soy lo ideal pero soy potencialmente lo ideal, entonces tengo que descubrir esas potencialidades y hacerlas evidentes. Yo creo que ese sería un camino para que las chicas salgan de la situación tan difícil, algunas dicen que no me queda más remedio que prostituirme en las calles, pero la verdad de las cosas es que eso de “no me queda más remedio” está en duda.

Es que ahí también interviene una cuestión de clase, es que generalmente las chicas que se prostituyen vienen de sectores muy pobres y no tienen recursos educativos, laborales. En esos sectores se ve la prostitución pero también se da en la población trans de clase alta, pero parece que el sistema las lleva.


Yo diría que ellas ya escogieron ese modo de vida. Mientras que las otras aparentemente dicen no querer ese modo de vida, pero que no les queda más remedio. Pero su condición básica es que son pobres. Y si nosotras dejamos de lado un poquito el tema de la transexualidad, travestismo, homosexualidad y solamente nos quedamos con la situación de que son pobres, vamos a notar que el 40% de nuestra población es pobre y muchas mujeres cochinitas, pobrecitas con sus hijos, están ahí trabajando en otras cosas y no se prostituyen y tienen las mismas limitaciones que nuestras compañeras transexuales o travestis.

Pero cualquier mujer puede trabajar en lo que sea pero una travesti...


También puede trabajar en lo que sea, lo que pasa es que se condicionan.

¿Pero el problema de discriminación?


Te voy a decir una cosa. Hay un principio en la economía que dice que el trabajo es un recurso. Claro que es un principio neoliberal. El trabajo es un recurso y como recurso todos son escasos, todos los recursos son escasos. Por tanto, trabajo siempre va a haber. Lo que no va a haber es empleo. Entonces quiere decir que las chicas cuando dicen, nadie me da trabajo, porque me discriminan, por esto, por el otro, también se están autolimitando porque ella puede generar su trabajo. Igual puede vender otras cosas, puede pensar qué hacer para ganarse la vida, sólo requiere exigencia mental, pero también requiere un tema de yo soy así, así me tienen que aceptar.


Es un problema de autoestima también.


Es la autoestima. Tiene que fortalecerse la autoestima para decir mira sabes qué, el hecho de que tú seas travesti o transexual o simplemente homosexual, no tiene por qué ser motivo para que te sientas menos en la sociedad, ni que te escondas, ni que te avergüences, sal adelante y realiza una labor. Pero qué labor voy a hacer, mira producir, es decir, hacer algo que sea útil para tus semejantes, lo que fuera, hay múltiples lugares. Para ser productivo en el país, yo siempre digo, muchas veces no se necesita ser hétero o de la diversidad, porque para ser productivo lo único que tenemos que hacer es hacer algo que contribuya con los demás. Si yo limpio carros estoy contribuyendo con los demás, estoy cumpliendo una necesidad. Y nadie me va a decir que porque limpio carros soy menos. Estoy haciendo una labor, para eso me pagan. El que limpia carros muchas veces es una persona cochinita, a veces es un borrachito, que lo que cobra se lo toma, pero la gente con tal de que trabaje, bueno. Pero la travesti no quiere limpiar carros. La travesti no quiere vender caramelos, la travesti no quiere hacer A, B. Entonces ellos dicen no, lo más fácil. No es lo más fácil sabemos, pero asumen que es el camino más accesible.


Yo creo que he tenido que hacer un gran esfuerzo, a pesar de venir de clase media por ejemplo, para superar la discriminación.


Es que es un reto. Es que ese esfuerzo grande grande que se necesita es justamente cuando lo consigues, lo digno, lo admirable. Eso es ayudar a que la gente salga. Cuando lo hace por supuesto le ha costado mucho, pero ya salió, ya aprendió. Y esa persona va a ser un elemento más, útil en la sociedad.

Otro problema de la organización es que muchos que salen adelante prefieren quedarse en el anonimato y eso no aporta al movimiento.


Por eso en mi caso, yo decidí no ocultar mi transexualidad, porque de alguna forma yo pienso que puedo contribuir con mi comunidad. Si alguien dice hay una persona que lo hizo, entonces esa persona también lo puede hacer porque no hay diferencia. Yo te digo como ejemplo, yo a mis hijos les digo, cuando yo tenía 16 años, velé por mi comida, salí adelante por mis estudios y por mi bienestar. Tú tienes 17, tienes 18, tú lo puedes hacer. Si yo lo hice y estoy acá, tú también lo puedes hacer. No necesitan de mí. Y lo mismo yo les diría también a las chicas. Yo he pasado muchas etapas. Pero tú has tenido esto tú has tenido lo otro. Pero en un momento yo no lo tuve. Igual que en algún momento yo no lo tuve, lo que pasa es que lo conseguí. Ha costado y es un esfuerzo, pero eso me da gratificación, que seguramente tú la tendrías, de aquí a unos años cuando la pases. Y si no lo pasas lo que vas a tener es seguramente lamentaciones, vas a tener una vida de lamentaciones y seguramente vas a decir, la sociedad me condujo a estar aquí, en este grupo. Tal vez tomaré o tal vez me dedicaré a pasarla por ahí, no sé, pero debe ser una vida difícil. Entonces yo pienso que la alternativa es o hago esto y llega un momento en que soy una persona digna por mí y por los demás o siempre voy a ser una marginal. Quién es una marginal para mí, es una persona que no está involucrada en el grupo colectivo, por eso el término, está ahí, al margen. Ni la gente lo considera parte, ni esa persona se considera parte. Y para que tú dejes de ser marginal, la lógica es que tienes que estar dentro del grupo. ¿Qué quiere el grupo para que yo esté en ese grupo? Quiere dos cosas, a nosotros nos exigen dos cosas, a los demás solamente una, que produzcan. A nosotros nos exigen dos, que produzcamos y que guardemos ciertas composturas, ciertos hábitos, por eso es que yo opté por eso. La gente quiere que yo no sea estrafalaria, que no sea exhuberante, que no esté exhibiéndome, entonces no voy a hacer eso. Si la gente quiere que sea lo más parecido a la mujer, entonces trataré de parecerme más a la mujer. Claro, hay un problema ahí, yo me acoplo a las exigencias de la sociedad, pero en cierta manera, como dije hace un ratito, la sociedad me debe a mí consideración, respeto, estima y yo le debo a la sociedad el comportamiento que la sociedad quiere de mí. Es el toma y daca. La otra posición es la rebeldía. A mí me tienen que aceptar tal como soy y la sociedad también dice y a nosotros no nos interesas tú, sé como quieras pero no nos ofendas. Entra el conflicto. Yo opté a veces por el conflicto cuando hay derechos fundamentales, pero hay momentos en que no hay que buscar el conflicto sino la concordancia. Así yo me acostumbré.

Tu posición me parece válida en determinado nivel. Pero en las esferas más altas de poder ahí el conflicto puede ser muy fuerte o la discriminación muy evidente, muy elegante pero muy determinante. Hay estadíos en que sí la gente es más respetuosa y tolerante. Yo he percibo que hay cambios importantes, que a veces uno los pasa por alto, pero en cuanto uno sube en la esfera del poder, ahí sí nuestra identidad es un problema.


Es lo mismo que yo te digo, yo tengo muchos objetivos. Cada vez que yo cumplo un objetivo y como tu mencionabas efectivamente, es como un peldaño que asciendo. Inmediatamente voy por el siguiente objetivo y mientras que lo consigo es como si estuviese ahí pendiente. Pero voy ganando peldaño por peldaño a base de cincuenta mil cosas porque dadas las circunstancias tu creatividad comienza a funcionar. Es decir, en el camino te vas haciendo de conocimientos y habilidades que te permiten ir ascendiendo en esos escaloncitos. Cuando te das cuenta ya has avanzado una serie de trechos que antes, en un principio decías, pucha, yo no llego ni al tercero. Pero yo cuando recién me iniciaba, decía, me conformo con ser como quiero ser y punto. Pero después me di cuenta que quería ya no ser como yo quería ser sino mimetizarme y buscaba tratar de mimetizarme un poco y otro poco. Cuando la gente comenzó a decirme que yo no parecía transexual, recién me percaté cuánto uno ha avanzado. En el trabajo igualmente, yo me decía no me voy a presentar en sociedad hasta que no me sienta segura y mientras tanto mandaba a otras personas, yo tras bambalinas. Pero iba trabajando iba trabajando. Una vez que entré a la sociedad, con ciertos temores, pensando que voy a tratar solamente de participar, discretamente, me contentaba con eso pero una vez que ya conseguía eso ya quería asentar mi opinión y estoy tratando de construir una imagen profesional. Y qué resulta que las necesidades se van creando, viene lo que un psicólogo llamó, la pirámide de las necesidades. Esa pirámide de las necesidades dice que esas personas normalmente primero quieren satisfacer sus necesidades de vestido, comer y seguridad en cuanto a casa, vivienda. Las consigues y luego quieres el segundo nivel, que la gente te respete o que te quiera. Sientes que consigues eso y vas a buscar un tercer nivel, cada vez más difícil, más exquisito. En un principio tú solo querías comida pero al final terminas queriendo que trasciendas, y parece que ese escalón, según este psicólogo, todas las personas en diferentes niveles lo vive. Y entonces en estos momentos nuestra comunidad ¿qué es lo que quiere?, ¿tiene para comer?, ¿tiene para vivir?, ¿tiene para vestirse? Tal vez no, entonces en estos momentos nuestra comunidad necesita cubrir esas necesidades para después pasar a otro nivel. Porque nosotras podemos ver que la comunidad necesita derechos, acceso al nombre, acceso al trabajo y tal vez ellas en la base no lo miren así, ellas solamente quieren comer, quieren asegurarse su comida de cada día y vivir en un sitio que no las boten. Tal vez habría que ver en qué nivel están y si hay congruencia entre lo que se está haciendo y lo que ellas quieren. Porque cuando ellas cubran esas necesidades básicas de vivienda, de alimentación y vestido, tal vez entonces sí sientan la necesidad de trascender a otro nivel superior que es la consideración de las personas.

Y satisfaciendo ese primer nivel, ¿qué demandas plantearías?


Básicamente el acceso a la ciudadanía, el ser consideradas un individuo más. Eso es la urgencia de todas nosotras. Que la sociedad diga es travesti, es transexual, bueno ahí está, puede circular por las calles, a media noche. Ese tema de la estética ya es un asunto personal. Es que también hay muchas personas que no trabajan mucho la cuestión física, estética, más se van a otro plano. Pienso que la transexual está más presta a la cuestión visual, externa.Cuando hablamos de estética, hablamos de belleza, muchos pueden pensar en el golpe visual, pero a veces es también el impacto que causa la persona. Tú por ejemplo caes muy bien a todo el mundo porque tienes un fuerte carisma. Entonces la gente ve una señora y te acepta como tal. No necesitas ponerte lujosa, ni maquilladaza, ni nada. Y te ven bien y te aceptan bien. Lo que pasa es que algunas en su afán de acentuar su feminidad, recargan el maquillaje y la ropa, yo pienso que con la intención de decir, de acentuar, yo soy mujer, equivocadamente, no se dan cuenta que no es necesario eso y que más bien lo ideal sería buscar otra forma de modelo y se solucionaría una gran parte de sus problemas, porque la gente las discrimina no por el hecho de ser ella como sea sino porque piensan que la gente se va a ofender. No te puedo dar trabajo en este restaurante porque la gente no va a venir a comer acá porque la gente te va a ver y va a decir qué es esto, se va a ofender cuando le sirvas el plato. Pero de repente si modulan un poco su presencia le puedan dar acceso a ese trabajo, es también encontrar un punto de equilibro. Las chicas además del problema de aceptación, tal vez tengan otro conflicto, que ahonda la situación, la crisis. Puede ser eso, algunas dicen yo no quiero trabajar en peluquería, no quiero trabajar en estética, consideran eso un estigma, entonces quiere decir que hay un conflicto también ahí. Otras dicen yo no quiero vender caramelos, entonces también hay otro conflicto. Qué será, pero quiere decir que nuestra comunidad necesita varias terapias. Hay grupos que necesitan un tipo de terapia, otros grupos, otro grupo de terapia.

La discriminación obra en muchos planos, hay que ver qué planos han sido afectados.


Que tú seas una persona excepcional o que yo sea una persona excepcional o que otras chicas que están desarrollándose en sociedad sean excepcionales, yo no lo creo. Lo que yo creo es que hemos encontrado formas de acomodarnos en la sociedad. Por lo tanto las otras chicas también tienen formas de encontrarlo y pueden hacerlo. Entonces eso de que no lo puedo hacer porque no es la norma. Si esa persona lo hizo es porque bueno, no es así, todas tenemos las mismas capacidades, si no están en actividad, están en potencia, pero pasa por el asunto de la actitud.
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Entrevista realizada por Belissa Andía Pérez, en Lima, julio del 2008.
Joán Tincopa Langle es activista, miembro de los colectivos trans Claveles Rojos y Centro de Identidad y Sexualidad Nueva Existencia (Cisne). Es además Científica y Tecnóloga de Biodesarollo.
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