jueves, 30 de octubre de 2008

Entrevista a Joán Tincopa (II Parte)


“Ahora las cosas son diferentes porque mi esfuerzo mental es ser yo, ya no es importante por ejemplo hacer plata. Ahora es ser yo”.

Se trata de una extensa y profunda entrevista que nos da luces sobre el proceso de construcción de la identidad, de una persona que se descubre como mujer a sus 37 años. En esta segunda entrega se tocará el tema de la educación, la violencia y la sexualidad.

¿Cuando tú te vienes por primera vez a Lima con tu pareja, habías terminado ya tus estudios?

Sí, yo acabé mis estudios allá. Mi abuelo es quien veía mi educación. Para entonces, los dos últimos años de secundaria me había hecho de contactos, amistades, era muy popular en Trujillo y algunos amigos hacían actividades económicas porque sus padres eran comerciantes, entonces yo había aprendido a hacer negocios con ellos. Yo le dije a mi abuelo, yo no quiero estudiar, yo lo que quiero es poner un negocio, le comenté mi proyecto de negocio y le pedí que él hiciera una inversión inicial para poner una oficina de venta de libros porque era lo que yo más o menos dominaba en ese momento. Él aceptó, fuimos al negocio de un señor, padre de uno de mis amigos que tenía una librería muy importante en Trujillo, que distribuía casi todo, compraba en Lima, compraba en España, diferentes productos y los distribuía a otras personas en Trujillo. Entonces mi abuelo habló con él y le hizo la compra de un lote de libros, de diccionarios, de lo que yo pensaba tenía cierta experiencia para vender y me armé de un stock. Yo estaba feliz en ese momento, tenía mi pareja, tenía sexo con ella todos los días, era todo maravilloso. Hasta que un día nos encontró su papá en su casa. El padre tenía por costumbre viajar a la sierra llevando mercadería y por alguna razón ese día regresó. Esperamos que se acueste y bajamos las escaleras despacito pero el padre prende la luz, parece que ya lo sabía y craneó todo para ampallarnos. A mí me botó de la casa, no me hizo más, pero a ella le sacó el ancho. Y entonces resentida ella se viene a Lima esa misma madrugada. Esperó que se duerma el padre, cogió un carro y se vino a Lima donde una hermana. Una semana estuvimos sin saber nada de ella hasta que al fin nos enteramos que estaba acá en Lima, en la casa de su hermana y yo decidí venir tras ella.Le encargué mi negocio a un amigo, yo no sabía si iba a regresar rápido, pronto, no sabía, pero pensaba que era un viaje para hablar con ella y regresarnos. Pero ya nunca más regresé, me quedé acá y al final de cuentas busqué trabajo, teniendo una empresa en Trujillo me puse a trabajar en un restaurante. Tanto la quería a ella que no me interesaba, tenía que buscarme ingresos.Mi amigo nunca me mandó nada de caja del negocio y todo se lo gastó, lo quebró, por supuesto. Esa fue una experiencia también. Ya nunca más regresé a Trujillo, después comencé a regresar, a los años, pero de visita. La madre más que el padre, en un momento determinado, comienza a enviar un poco de apoyo económico a ella, que nos permite vivir en un sitio en Magdalena, en un pequeño departamento. Pero resulta que yo no era nada en comparación a lo que ellos podían darle y ella no veía seguramente en mí alguien que progrese, no veía ningún futuro y es cuando plantea la separación. Y muy decidida también, como son las biológicas cuando les toca, se fue y dijo acá se acabó y yo me quedé. Imagínate, haber dejado todo, mi ciudad, mi familia, el negocio, las oportunidades, me encontraba pobre, sin nadie y para colmo de males en ese entonces cerró el restaurante y me quedé sin trabajo; la vi pero negrísimas. Fue una historia dificilísima, fui a parar bajo el puente, una zona bien brava ahí del Rímac donde me acogió una familia que eran pobre pobre, pero muy buenas de corazón. Ahí se comía una vez al día y era porque la mamá trabajaba en una hamburguesería de Camacho entonces había que esperar que llegue en la noche, traía dos o tres hamburguesas y las partía en cuatro y las repartía. En el día cada quien tenía que ver cómo se las arreglaba. Y yo lo que hacía para calmar mi hambre, afuera en la calle la gente tomaba cualquier cosa, esos licores baratos que no sé qué cosa eran. Una forma de calmar mi hambre era tomar y esa cuestión de estar tomando era para dormirme y esperar que pasaran las horas y eso todos los días, de lunes a domingo. Entonces tú lo que veías era un muchacho, una piltrafa, un muchacho ahí cochinito porque ni se bañaba, borracho toda la vida, que esperaba un pedacito de comida para volverse a dormir. Así me la pasé como un año. Por alguna razón un día dije voy a buscar trabajo y un domingo, me acuerdo tenía una mochilita con unas piezas de ropa, saqué un terno azul, una camisa blanca y una corbata roja, recuerdo mucho porque eso es lo que planché, me bañé y me presenté en un trabajo el siguiente día, bien enternadito, con el pelo largo pero con bastante gel para que se aplaste y me aceptaron en ese sitio. Entonces cambió mi vida porque de ahí para adelante era solamente crecer y crecer.

¿En qué momento estudiaste?

En ese entonces cuando yo comencé a trabajar conozco a la mamá de mis hijos. Cuando conozco a la mamá de mis hijos yo era para ella su super man. Pero yo analicé y dije, con la experiencia previa, si a la otra le parecí un hombre sin futuro, esta no va a ser así y no solamente me dediqué a trabajar sino a estudiar e ingresé en ese entonces como tenía plata en una universidad particular de mucho prestigio y comencé a estudiar la carrera de administración. Entre que salía, que la dejaba, que volvía, en ese entonces, sucedieron algunas cosas y descuidé los negocios. Entramos en un proceso de quiebra porque tú recordarás, entra de presidente García (Alan) en el 88 y empiezan los primeros paquetazos. Yo tenía 19, 20 y no manejaba aspectos macroeconómicos, entonces me vi en una situación delicada financieramente porque había llevado una vida de lujo y no estaba yo para sostener ese ritmo. Entonces entré a una situación de decadencia pero no llegué a quebrar, fíjate, mantuve, volví a crecer en el 89, 90, por ahí nuevamente estuvimos en alza. Entra el chino (Alberto Fujimori) y Hurtado Miller (ministro de economía) da el famoso paquetazo. Después de eso yo pensé que me iba a recuperar como lo había hecho en otras oportunidades pero me ha costado años y lo poco que tengo ahora será pues la tercera parte de lo que tuve en mi adolescencia o sea ni siquiera tengo lo que tuve en la adolescencia. Yo pienso que llegará el momento en que vuelva a tener como antes.
En ese entonces yo me dedicaba a trabajar, mi mente era crear negocios, vivía esa situación y yo no dormía más que porque el cuerpo tiene que dormir, pero inmediatamente seguía pensando en cómo hacer plata, ese era mi esfuerzo. En cambio ahora las cosas son diferentes porque mi esfuerzo mental es ser yo, ya no es importante por ejemplo hacer plata para mí ahora. Ahora es ser yo. Hago actividad empresarial pero porque tengo que mantener a otras personas y porque es una fuente para cubrir mis necesidades también. Me dedico bastante al estudio cosa que por muchos años asumí como un tema menor, que no era necesario estudiar, podía hacerlo pero no era una cuestión gravitante, en cambio ahora invierto mucho en mi formación, en mi educación, he cambiado. Mi visión de la vida ha cambiado.
Las personas que me conocen, que me han conocido en gran parte de los años de mi vida, me pueden decir que lo que ellos rescatan es que soy muy disciplinada y muy vehemente con mis decisiones. Y por eso cuando yo les comuniqué que había decidido ser mujer no dudaron, como muchos me han dicho, que lo iba a conseguir. Porque eso cuesta, en un principio, ponerme ropa de mujer no basta, he tenido que desarrollar una performance que hasta ahora tampoco llega a la perfección, pero muchos me dicen que desde como comencé hasta como estoy ahora he dado un salto cualitativo. Muchas personas dicen que no lo dudaron, por esa capacidad que tengo yo de conseguir lo que quiero.

¿Y terminaste administración en la Universidad?

No, cuando yo quise retomar mis estudios en aquella universidad me salieron con una cuenta tan fuerte que era imposible para mí pagarla. Yo pagué la última cuota, una de las cuotas del ciclo, lo pagué con un cheque y ese cheque rebotó y tenía yo una deuda pendiente con la universidad. Pagar ese cheque y pagar la cuenta pendiente para nuevamente ingresar a la universidad me significaba mucho dinero. Y finalmente administración para mí ya no era una carrera. Así que decidí nuevamente postular, ingresé a la Universidad Alas Peruanas a Ingeniería Geográfica y Ecológica donde concluí. En el camino me hice de otras especialidades y ahora yo tengo seis especialidades en realidad. Hice en la Universidad Agraria la especialización en Auditoría ambiental, en la misma Agraria hice Gestión de la Calidad, en una universidad panameña hice una especialización en Educación a Distancia.. En San Marcos hice Ordenamiento Territorial, ya no me acuerdo ahorita las otras, pero tengo varias en diferentes universidades. Decidí estudiar una segunda carrera, estoy haciendo en la Universidad Wiener, Tecnología Médica, actualmente estoy estudiando esa carrera. Y la maestría que estoy también asistiendo en la Universidad Nacional de Ingeniería, Maestría en Ciencias. Se estudia maestría en ciencias como un marco, pero uno tiene una especialización, Tratamiento de Agua y Reuso de Desechos es la especialidad que yo he escogido. Me oriento más por el agua porque me apasiona mucho el tema del agua, en general los recursos. Voy a diferentes eventos sobre el manejo del agua como recurso y también del manejo de suelo como recurso, pero en estos momentos decidí esa especialidad porque quiero perfeccionarme en la recuperación del agua que ha sido de alguna manera dañada. Aunque el manejo de desechos no me llama mucho la atención pero lo tengo que llevar.

¿Qué cambios legales quieres hacer?

A mí me agradaría cambiar de nombre y de género legal. He iniciado los trámites para cambiar de nombre y estoy a la espera de ese resultado. No pido más porque yo no he tenido mayores complicaciones para desenvolverme en la vida con el nombre que me asentaron en los registros civiles. He hecho mis trámites ante entidades públicas, entidades privadas usando ese nombre, no he tenido mayor complicación. Me he complicado cuando he pretendido usar mi nombre social en la maestría. Eso ha sido mi error, porque recién me doy cuenta de que me he metido en un problema. Ahora tengo que esperar que salga mi resolución de Joán para poder iniciar los cambios de todo lo demás. Yo me matriculé como Joán y entonces fue mi super error porque anteriormente no he tenido ningún conflicto pero no sé por qué esta vez se me ocurrió presentarme como Joán y ya estoy ahora con la soga al cuello. Bueno, en realidad yo me he puesto en todos los escenarios. Y lo que he considerado es lo siguiente: cuando llegue el momento en que no quede más que presentar mis papeles, presentaré los papeles que dicen Juan Carlos Augusto. Que todo el mundo se entere.

En cuanto a trabajo, ¿tú tienes ocupaciones diversas?

Sí. Me desenvuelvo como independiente, pero también como empresaria y asociada, porque me desempeño en instituciones donde también hay otras personas, asociados. Tengo algunas empresas que son unipersonales, mías. Pero también tengo mi recibo por honorarios donde hago otra actividad a título de persona natural, consultorías. Tengo esos tres ámbitos. Acabo de publicar mi primer libro de corte técnico (Manual) y participo en actividades de investigación científica.

¿Has tenido dificultad para acceder a algunos trabajos?

Yo no. Pero el asunto es lo que varias veces hemos conversado, no sé si la gente no se da cuenta de mi transexualidad y por eso es que no tengo problemas. Pero si la gente se diera cuenta de mi transexualidad no sé hasta qué punto tendría inconvenientes laborales.

Pero por ejemplo, ¿para firmar un contrato en el que tienes que usar tu nombre legal?

No, nunca me ha sido problema porque por ejemplo mis comunicaciones, cuando son formales, cuando no tengo más remedio que poner mi nombre, Juan, abajito va Presidenta Ejecutiva. Así son mis sellos, a pesar que está el Juan. Esa es una curiosidad porque la gente cuando responde a esos documentos me responde Srta. Juan … o Sra. Juan ……. Es que de repente, es una quien condiciona. Yo he considerado ésta como una solución, yo hasta pensé en eso, de seguir con mi nombre y tratar de que prevalezca el Juan, obviar el Carlos Augusto, finalmente la pronunciación Joán es muy similar. Y documentariamente yo veo que la gente responde a como yo le indico, si ellos ven Juan pero abajo dice Presidenta Ejecutiva, entonces asumen que es una mujer que se llama Juan y a mí que me interesa, a lo más dirán: qué nombre tan raro para una mujer.

¿Qué dificultades has tenido directamente relacionadas con tu identidad de género?

Mira, yo soy transexual y si la gente sabe que soy transexual y lo asume bien por mí. Pero si como te he comentado, la gente no sabe que soy transexual y me asume mujer biológica y después se entera, si eso les hiere, eso me podría fastidiar un poquito, fastidiar no, impactar emocionalmente. La sociedad debería entender que ser transexual no nos quita la ciudadanía. Pero hasta hoy no he tenido mayores dificultades. Bueno, ahora con la persona que estoy entablando una relación emocional, con este hombre, tal vez no llegamos a algo por ese hecho, por el hecho de que yo soy transexual, es una barrera para él. Aunque él no da muestras de eso, es bien confusa la verdad. Él manifiesta una cordialidad y deseo de mantener una relación amical pero dentro de esa conversación deja entrever algo que no se aclara pero definitivamente yo no soy su amiga, así como cualquier de sus amigas, pero tampoco hay algo más allá. Yo pienso que mi transexualidad es una barrera en este caso.

¿Qué proyectos te gustaría completar?

Yo tengo un proyecto: sacar adelante mi laboratorio vitamínico, una empresa que tiene por fin producir cápsulas, comprimidos, etc., que tengan propiedades preventivas para la salud, que prevengan o fortalezcan al cuerpo frente a enfermedades. Quiero ver despegar esa empresa. Ahora desde el punto de vista académico, yo quisiera hacer mi doctorado, con eso ya me sentiría satisfecha. La maestría para mí es importante, pero yo quisiera el doctorado. Si Dios me permite vivir unos años yo haría todo lo posible por hacer mi doctorado. Tal vez no acá, tal vez en otro país, miro mucho Brasil, miro mucho Portugal, hablo un poquito de portugués.

¿En qué tema harías el doctorado?

Eso no lo tengo claro, porque el doctorado en esencia se hace en filosofía, en esas cosas, yo quisiera hacerlo en algo más útil para la sociedad, más práctico. Tal vez en recursos hídricos, tal vez en algún tema que aterrice en ciencia. Aún no lo tengo claro porque primero tengo que concluir la maestría pero sí aspiraría a un doctorado.

¿Has sido objeto de violencia física, psicológica o de otra índole?

Violencia física no. Violencia psicológica sí. Las veces que me vienen a la memoria son dos en realidad. Las dos veces fueron cuando yo decidí vivir en un sitio alejado, me alquilé mi cuarto como te comenté y puse un aviso en internet para conocer hombres, yo quería comprender cómo era el fenómeno entre un hombre y una mujer, o un hombre y una travesti o un hombre y una transgénero. En fin, lo que yo era en ese momento. Conocí un montón. Fueron a mi casa, me llevaban a pasear por el parque, algunos conversaban conmigo bastante tiempo, otros no tenían ningún problema en ir a la parte comercial de Los Olivos donde yo vivía y tomarnos un café o comer un chifa. Percibí que había hombres que se sentían cómodos y otros no tanto, pero todos querían sexo, así de plano. Como yo no daba pie al sexo, se desaparecían rápido.
Pero hubo dos personas que recurrentemente mantenían la esperanza, tal vez de que me iban a convencer. Y entonces esas dos personas habían venido varias veces. Yo había creado un nexo, uno en particular me acuerdo que yo le cogí estima, no cariño, estima, él también se mostraba muy cordial, muy amable, todo, me trataba muy bien. Y en alguna oportunidad me llama y me dice que quería ir a verme a las nueve de la noche, pero ese día yo tenía mucho trabajo y yo le dije que iba a llegar a golpe de 9:30-10:00. No iba a estar a la hora que él me estaba diciendo, en todo caso ve y yo le voy a decir a mi amiga, que vive en el primer piso, que te haga conversación hasta que yo llegue. Y así lo hice.
Bueno, total que yo llegué tarde y vi que la casa estaba oscura, el primer piso estaba oscuro, como yo vivía en el segundo piso subí y me dije qué raro no hay nadie abajo, llamé por teléfono no contestaba nadie y bueno pensé, pues ya vendrá, me llamará y esperé. Resulta que pasó como una hora y como no vino, me bajé a cenar. Vi nuevamente que la casa estaba oscura, pero me tincaba algo raro ahí. Fui a comer, regresé y me acosté. Al día siguiente salí a trabajar y me encontré con mi amiga que estaba en el primer piso, le pregunté: ¿oye ayer no vino mi amigo?. - No, no vino, me respondió. Bueno, me fui a trabajar. En el transcurso de mi trabajo, como estoy con el messenger entra esta persona, me saluda como si nada hubiese pasado, y entonces, yo soy así, a veces tengo una intuición y no la dudo, le dije: “¿por qué me saludas como si no hubiese pasado nada?, ya mi amiga me contó todo” y cayó redondito. Había estado con mi amiga. De repente es mi culpa, yo le había facilitado el camino a ambos. Él argumentaba que como yo no estaba con él, que él insistía y yo no aceptaba y ella le abrió la puerta y se le ofreció tan fácilmente, él no pudo más que estar con ella. Eso me disgustó mucho, me sentí herida por la actitud de él y por la actitud de ella. Me agradaba sí, le había cogido estima pero no sé por qué me sentía defraudada. Esa sensación se me quedó grabada, por supuesto ya nunca más supe nada de él.
Fue ese asunto y quedaba el otro que también estaba insistiendo e insistiendo. Pero como a veces vienen los males uno detrás del otro, ese día dimos una vuelta, me insistía, me insistía que quería entrar a mi cuarto, yo le decía que no, y como ya estaba un poco fastidiada seguramente que no supe cómo convencerlo de que no, de buenas maneras hacerle entender y fue entonces él se tornó agresivo, no para pegarme, sino que comenzó a decir quién te crees tú, que esto, que el otro, me ofendió de la A hasta la Z, me dijo todos los insultos. Yo pude enfrentármele, pero en realidad en ese momento yo estaba con los ánimos bajos, solamente soporté estoicamente todos sus insultos, me dijo pues maricón, tú no eres mujer y todas esas cosas que dicen. Ya cuando se calmó, me dijo discúlpame por favor, comencemos de cero. Yo le dije no, ya no me interesas. Más bien tranquilízate y vete porque si vas a seguir nuevamente con el asunto yo ya no te voy a escuchar como te he escuchado ahorita. Y él entendió, porque se fue. Y yo subí las escaleras a mi segundo piso, me metí a mi cuarto y ese día sí lloré duro duro, porque me ofendió mucho esa situación. Pero también dije, nunca más hombres. Ya fue suficiente. Esa experiencia de salir con hombres, estos dos, me dije: conmigo no es el tema de los hombres. Y nunca más salí con hombres, es decir, al poco tiempo comencé a salir con la que fue una de mis parejas y hasta la fecha con ella estoy. Entonces yo he sentido que lo que ella me dá no me lo va a dar ningún hombre. Ahora, como todo es ida y vuelta yo trato de darle a ella también igual felicidad. Me imagino que ella querrá que yo sea hombre, pero poco a poco se ha hecho a la idea de que no lo soy.

Si bien antes tenías una relación plena con tu pareja, ¿ahora ya no es como antes?

No es como antes por supuesto, es una relación de dos mujeres, lesbianas, no hay penetración, nada de esas cosas. Son dos mujeres que tienen un sexo diferente del convencional. Sin embargo, cada vez es más esporádico el sexo, nuestra relación está llevándose a un plano más emocional, más platónico, más emotivo de repente. Compartimos una cama, yo la abrazo todos los días para descansar y en el día nos vemos, jugueteamos. O sea la pasamos muy bien pero no tenemos sexo continuo, más que en ocasiones muy motivadoras últimamente. Porque antes hacíamos mucho sexo lésbico pero ahora ya no lo hacemos tan seguido. Entonces hay caricias sí, pero ahí quedan, en caricias y si muchas, muchas sonrisas.

Pero entonces tu vivencia sexual ha variado bastante, porque antes era muy activa, pero ahora, ¿has reprimido tu deseo?

Yo digo que no es que lo he reprimido, sino que obedece al tratamiento hormonal porque las hormonas pues te bajan el líbido, bien subterráneo y segundo, de que no tengo necesidad, te juro. Es decir, no tengo esa necesidad, no me excito con facilidad.

Estás pasando por un periodo quizá, porque también hay personas que no sienten deseo y están bien.

No me siento frustrada. Es más, cuando yo imagino o sueño o idealizo estar con “M”, pues es un tema amoroso, no me veo que me esté “tirando” o que me esté haciendo el amor. No me veo en ese plan, yo veo un tema más amoroso, más sublime, más afectivo. Tengo ganas de abrazarlo. Seguramente que estaría dispuesta a hacer el amor con él, pero no lo tengo así como un ansia. No es una pasión irrefrenable.

¿Padeces alguna enfermedad?

Gracias a Dios, no. Antes de ingresar a mis terapias yo asumía que tenía algo porque tenía mucha sensación de que mi cuerpo estaba fallando. Yo creía que tenía un mal maligno, algún mal terminal, algo debo tener, pensaba yo. Pero cuando empecé mis operaciones, lo primero que me piden son las pruebas de ley, el riesgo quirúrgico, el vih, diabetes y todas esas cosas y me arrojó que no tenía nada. Entonces yo me quedé sorprendida porque esos malestares que yo sentía obedecían a una situación de estrés. Pero realmente, gracias a Dios tengo un corazón de toro, dicen. No soy diabética, o sea, no tengo mayores males.

¿Cuentas con seguro?

Sí, de Essalud y privado. En el banco pago una prima para el día que yo me muera hay una prima ahí para mis hijos. Y tengo lo de ley, ONP, Essalud, por las empresas que tengo, obligado me sacan. Tontamente porque me descuentan por todas y el beneficio es uno solo.

¿Has acudido a servicios de salud del Estado?

No, cosa curiosa, todo lo que es mi tratamiento es privado. Tengo posibilidades de ir al seguro pero no voy. Más que nada por la atención que te dan y porque tengo las posibilidades de tener una atención particular que es además inmediata prácticamente. El hecho de ir al seguro social, esperar meses, citas, no me agrada, es que soy de ya ya ya!.

¿Has recibido información sobre prácticas sexuales seguras?

Sí, claro, es lo primero que uno aprende si vas a tener sexo. Cuando yo entré a la comunidad gay, lo primero que uno aprende es eso, sexo seguro. Me llamó la atención bastante cuando a veces discutíamos con unos gays y yo pensaba que una de las mejores formas de evitar la enfermedad o cualquier enfermedad era mantener una conducta, no de abstinencia pero por lo menos con una sola persona, pero entendí que para algunos de ellos, no sé si para todos, la promiscuidad no es motivo para adquirir enfermedades, se puede ser promiscuo y no por eso ser ni bueno ni malo, siempre y cuando se use el condón, eso me sorprendió bastante, porque para los gay, estar con diez hombres en una noche (estoy exagerando), mientras que se esté con el condón, todo está ok. Pero yo digo, ¿y el tema emocional? Porque no solamente se restringe a la salud física y estar con tres personas o dos, ¿te sienta bien? Yo conocí unas personas que tienen sexo a diario y si no lo tienen a diario lo tienen semanal, conozco a varias personas así. Yo a veces envidio porque yo no tengo esa capacidad. Ni la oportunidad, ni la capacidad, ni la necesidad. Pero en su momento me parecía admirable cómo un hombre podía estar con tantas personas.
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Entrevista realizada por Belissa Andía Pérez, en Lima, Perú en julio del 2008.
Joán Tincopa Langle es activista, miembro de los colectivos trans Claveles Rojos y Centro de Identidad y Sexualidad Nueva Existencia (Cisne). Es además Científica y Tecnóloga de Biodesarollo.

www.youtube.com/joantincopa


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