por Dania Farfán Torres
La antesala
Este año el Colectivo Marcha del Orgullo, como años anteriores, congrega a muchas agrupaciones GLTB que preparan acciones para dos fechas centrales para nuestra comunidad: Día Nacional Contra la Violencia y Crímenes de Odio hacia la población TLGB (31 de Mayo) y Día Marcha del Orgullo GLTB (27 de Junio).
El día anterior al 31 de mayo todo estaba preparado. En Lima, el primer escenario seria la Plaza Mayor (Plaza de Armas),en la cual nos concentraríamos al medio día.
Sin embargo, esa misma noche un terrible y paradójico evento acontecía en las calles de La Victoria.
Stefany, miembro de uno de los grupos con los que trabaja RUNA, nos llamaba a las 4 de la mañana para contarnos una terrible noticia y pedir nuestro apoyo. Una hora más tarde, Andrea Vásquez, miembro del colectivo Claveles Rojos, nos confirmaría que una compañera trans había sido asesinada. Esta noticia conmocionó a todos los miembros del Colectivo que a la mañana del domingo nos disponíamos a partir hacia la Plaza Mayor.
Desde Runa formamos comisiones y nos encargamos, al lado de Claveles, de todo lo necesario para averiguar lo sucedido a nuestra compañera Papucha y, sobretodo, asegurarnos de que su caso reciba un trato justo.
La prensa
El show tenía que continuar, con mayor razón después del asesinato de una compañera trans, así que todos, miembros de diferentes agrupaciones e instituciones GLTB, llegamos con lápidas en mano, pancartas y un cartel gigante que pedía ―exigía― detener la violencia y los crímenes cometidos contra nuestra comunidad. Crímenes que el Estado desdeña, calla, cubre y, muchas veces, comete.
Es así que estas agrupaciones se pararon frente a palacio de gobierno rodeadas por un círculo de policías, que podía impedir acercarnos a palacio, pero, no que se escuchara nuestra voz de protesta, bajo el lema: “Álan, ¿cuántas más tenemos que morir?”.
Los periodistas que acudieron a nuestro encuentro querían saber, sobretodo, de la muerte de Papucha. Y como era de esperarse tergiversaron lo acontecido aquella mañana, y las noticias sólo mostraron al grupo de personas que exigía justicia para Papucha. Lo cual es en parte cierto.
Sin embargo, nuestro pedido es por todas y cada una de las muertes que se vienen cometiendo contra nuestra comunidad. Por cada gay, trans, lesbiana o bisexual insultada, humillada, discriminada, violentada, torturada y/o asesinada.
Ya cerca a la hora del almuerzo despejamos el Pasaje Olaya con el compromiso de retornar por la tarde a nuestro encuentro, a continuar con nuestra lucha.
La Romería
A las 5 de la tarde, el Parque Universitario se convirtió en la sede de la comunidad GLTB. Iban llegando activistas, amigos y otros miembros de la comunidad. Cuando ya todo estuvo listo y la hora era la acordada, se armó el desfile fúnebre. Con flores en mano, lápidas, cirios y banderolas comenzamos a marchar hacia el Jirón de la Unión.
Hicimos un alto al frente de la Iglesia de Las Mercedes, donde Charo Villegas (miembro de Mujeres Diversas) lanzó arengas y pedidos de justicia que todos los presentes aclamábamos.
Luego, nos dirigimos hacia la Plaza San martín, donde se realizó una ceremonia que conmocionaba a todos los espectadores. Leyla Huertas y Gaby Mariño (activistas trans), leyeron parte del petitorio en el que se exigían los derechos de cada una de las personas que forman parte de la diversidad de género. Lo mismo hicieron una compañera lesbiana y un compañero gay por la diversidad sexual.
Con la emoción y las lágrimas de algunas compañeras trans por la reciente perdida de Papucha, nos despedimos de la Plaza y dejamos para recuerdo del Estado nuestras voces de protesta, de exigencia por nuestros derechos como seres humanos.
La Comunidad Trans Semanas antes de este evento ya se había realizado la convocatoria, y para muchos/as miembros de la comunidad trans era la primera vez que oían de eventos como éste y, por ende, que decidían participar en ellos.
Alrededor de 25 miembros de la comunidad trans fueron convocados por el Instituto Runa, Claveles Rojos y Comunidad Centauro. Todos/as dispuestas a hacer escuchar sus voces y visibilizar su problemática bajo el lema de la exigencia de sus derechos.
El asesinato de nuestra compañera Papucha hizo que la comunidad trans se moviera como un bloque. Todas/os se organizaron y lograron ubicar a la familia, informar del velorio y colaborar con la familia con los gastos de traslado del cuerpo y el sepelio.
Desde el Instituto Runa, queremos expresar nuestras sinceras felicitaciones a cada una de las trans feminas, en especial a Andrea Vásquez, y los dos centauros (trans masculinos) que colaboraron con esta causa, por su capacidad solidaria y sentido de justicia, por haber demostrado que juntos/as pueden ser capaces de alcanzar cualquier meta.
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