El “sexo”, el “género”, lo “transgénero” y la “preferencia sexual” son, quizás, los temas más en común pero con diferentes significados, que tienen las opiniones entendidas sobre nuestra condición, y que yo las he reagrupado, quizás de manera arbitraria, en tan solo dos visiones o paradigmas. De la “preferencia”, “gusto” u “orientación sexual”, prefiero hablar después, ya que creo que puede ser mejor entendida luego de tratar el siguiente tema: el de los tipos de “conducta” e “identidades” que se estos “paradigmas” parecen agrupar bajo el término global de lo “transgénero”.
Y esta es, precisamente, la preocupación más directa e inmediata que nos surge en nuestra condición. ¿Qué es lo que significa el ser “fetichista”, “travesti”, “transgénero” o “transexual”?. Estos grandes “clasificaciones” ¿tienen subdivisiones, subgrupos y variantes?, ¿que es una chica “crossdreser”, “shemale”, “drag queen”?
Antes de comentar el tema se me hace necesario volver a insistir el por que y cómo escribo sobre esto. En primer lugar, ya hemos dicho no deben considerarse estos conceptos o términos como “etiquetas” donde “calzar” nuestra experiencia, sino al revés, como estas definiciones nos ayudan a comprender nuestra trayectoria de vida, de dónde venimos, que pensamos y sentimos ahora, y hacía donde estamos yendo o podemos ir. En segundo lugar, si los términos nos son confusos, y eso es lo más normal del mundo, es bueno tener claro, sin mucho “palabreo” ni “verborrea” técnica, cuáles son los criterios sobre los que basan las entendidas y los entendidos para referirse a estas conductas e identidades y cuáles serian los aspectos fundamentales (si los hay) que puedan establecer diferencias entre cada uno de estos términos.
En tercer lugar, debe tenerse en consideración que lo yo que busco, es una precisión de los términos en función de su utilidad para explorar mis sentimientos y estar, más o menos segura de mi autodefinición, para que ésta no sea tan subjetiva y arbitraria (¿Por qué “mujer” transgénero?), pero no creo que pueda existir una separación tajante en la realidad de nuestra propia experiencia de vida: no sólo estamos en constante cambio sino que cambiamos manteniendo cosas de nuestro anterior estado y adquiriendo y afirmando nuevas sensibilidades, en función a cómo avanzamos sobre los obstáculos y prejuicios sociales, y en la medida que vamos superando aquellos obstáculos que creíamos “éticos”, “morales” o “religiosos” en nuestro fuero “interno”, y sobre todo, esos terribles “sentimientos de culpa”, con respecto a esposas, hijos, familiares y amigos.
Pero no solo eso, si no que a veces nos equivocamos y nos arrepentimos cuando hemos ido más lejos de lo que realmente queríamos o podíamos. Piénsese tan sólo en aquellos casos de personas que se asumieron así mismas como “transexuales” y llevaron a cabo una CRS (Cirugía de Reasignación Sexual), en criollo: “se operaron”, y luego se arrepintieron de esa decisión. De hecho es una exageración mía, pero quizás, si hubiesen sabido como ahora, que una “mujer transexual” es tan mujer y femenina como lo es una “mujer transgénero”, no hubiesen tomado esa decisión, o en todo caso, hubiesen medido mucho mejor sus expectativas. Pero igual puede suceder a una persona “crossdresser” o “travesti de closet” que, por ejemplo, decida pasar ser “full time”.
En síntesis, estos términos NO SIRVEN como “casilleros” para poder “encajar” nuestra experiencia, simplemente por que nuestra experiencia es mucho más rica y compleja y definitivamente no puede encajarse perfectamente en tales “clasificaciones”, pero si nos son útiles para explorar nuestros sentimientos y nuestras identidades….nuestra propia personalidad.
Buen
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