domingo, 27 de enero de 2008

Paradigmas. "Transgénero" como concepto. 1


El concepto “transgénero” es una palabra relativamente nueva que seguramente no se encontrará en el diccionario, por lo menos actualmente. Para quien la ha escuchado ya, la palabra le puede traer a la mente las imágenes de “travestis”, “transexuales” y figuras andróginas.

Se cree que el concepto de “transgénero” ( o “cross gender” en ingles) fue acuñado en la década de los 70's por Virginia Prince, una persona travesti, doctor en ciencia que en la década de los 60´s creó la primera revista para “travestis heterosexuales” y que más tarde fundaría decenas de clubes para hombres que gustaban de expresar está faceta femenina, lo que les permitió darse cuenta que no tenían de que avergonzarse, que no estaban enfermos, ni eran “pervertidos”, empezando a orgnizarse y a luchar por sus derechos, como despues lo harían las personas transexuales. Esos grupos permitieron la investigación de está conducta de la que se sabía muy poco, y es posible que entre estos activistas se empezara a generalizar el uso de la palabra “transgénero”, para referirse a cualquier persona que pasará de un género a otro, por lo que al hablar de “transgénero” se englobó con esta palabra, tanto a “travestis”, como a “transexuales”, y a cualquier otra conducta parecida o intermedia. La clave estaba en el concepto o idea de "género".

No hay un acuerdo final sobre que factores están involucrados en la conducta transgenérica. Hay dos escuelas mayores en conflicto, una enfatiza la naturaleza y la otra la crianza y muchos encuentran la respuesta en varias combinaciones de los dos. Aquellos que enfatizan la naturaleza no solamente miran las variaciones cromosómicas como XXY o X sencilla u otras, sino la influencia de hormonas y otros factores en la embriología.

Sin embargo, para el primer “paradigma”, el mayor desafío para el enfoque psiquiátrico vino de una nueva generación de científicos sociales y de la conducta, quienes desafiaron la medicalización de muchas de las conductas sexuales, colocando como la clave del desafío, el desarrollo del concepto del género. Desde esta perspectiva científico social, por lo general, la ropa y la decoración del cuerpo son los mayores símbolos del género y permiten a la gente (hombres y mujeres) identificar inmediatamente el rol de género de los otros. Hay, sin embargo, otros símbolos, incluyendo manerismos, modo de andar, elección ocupacional y orientación sexual, que hacen parte de su sexualidad. La mayoría de la gente es coincidente con su género, osea, con su “identidad de género”, su “rol de género”, y todas las manifestaciones simbólicas del género, estableciéndose relaciones armoniosas (yo le llamo “de correspondencia”. Cristina) entre su “sexo” y su “genero”.

Pero es un hecho indiscutible e irrebatible de la realidad, que hay una minoría de la población humana que de alguna manera, falla en conformar esas relaciones armoniosas, quizás entre el diez y quince por ciento de la población, dependiendo de cómo uno define la inconformidad con el género. Pero debido a que las definiciones médicas varían mucho, las categorías de diagnóstico largamente favorecidas por la comunidad médica, simplemente no deberían ser más usadas. Tales definiciones fueron hechas cuando la comunidad médica (prejuiciada y con poca información) y la sociedad en general, tienden a creer en un "esencialismo dimórfico sexual". Esto es, que “machos” y “hembras” de la especie deberían exhibir un sexo erótico congruente y características de género congruente con su “sexo”, porque su biología o la naturaleza dada por Dios, era así.

Sin embargo, esta presunción, si uno excava debajo de la superficie y va más allá de lo que comunmente se acepta, no es valida ni en el pasado, ni en el presente. Llamar simplemente a estas personas quienes no se ajustan claramente en las cajas de género de masculino y femenino, como simplemente no conformistas con su genero, implica que ellos deliberadamente violan premeditadamente las normas de la sociedad. Pero no siendo este el caso, la mayoría de los científicos sexuales empezó a usar el término “cross gender” o cada vez más “transgénero”, para evitar este prejuicio. Sin importar que termino se use, los individuos involucrados, no necesariamente se ajustan claramente en las categorías de “masculino” o “femenino”, o bien su conducta no es totalmente congruente con las reglas y expectativas de "genero" que para su “sexo”, se han establecido en la sociedad en la que ellos viven.

Tenemos así, que la palabra “transgénero” tendría dos significados que generalmente producen confusión. El primero, como un concepto general que abarca a varios tipos distintos de conducta que tienen en común el tomar elementos o conductas del otro género, es decir, que abarca a cualquier persona que cruza la barrera de los géneros, o rompe o transgre ese “esencialismo dimórfico sexual”, es decir, esa correspondencia que se cree biológica y naturalmente necesaria entre “sexo” y “genero”, entre “macho” y “masculino, y entre “hembra” y “mujer”. Abarca desde aquellas personas que se travisten ocasionalmente hasta aquellas que buscan modificar sus órganos sexuales mediante cirugía. Esto implica tanto a personas nacidas biológicamente como “machos/hombres”, como también a “hembras/mujeres”. Esto es, a “hombres” con algún grado de “identidad femenina”, como a “mujeres” con algún grado de “identidad masculina”.

El segundo, que se refiere a un solo tipo de conducta que es relativamente distinta al travestismo y a la transexualidad, siendo por ello una conducta relativamente especifica. De este tipo de conducta se hablará luego, conjuntamente con las otras, y que a mi me interesa en lo particular, para mi propia (temporal y relativa) autodefinición de género.

Aunque el estudio científico de estas conductas transgenéricas puedan ubicarse a principios del siglo XX, las personas transgenéricas han existido desde el comienzo de la humanidad. Pero entonces, ¿para qué una palabra nueva para cosas que han existido desde tiempos tan remotos? Recordemos aquí que las palabras o conceptos nos sirven para entender mejor el mundo en que nos movemos, son herramientas, pero no fines en sí mismas. Una palabra como ésta no es eterna ni inmutable, su vigencia dependerá de su utilidad y del conocimiento que tengamos. Si a la luz de nuevos descubrimientos, nuestra información crece, y nuestro concepto se queda limitado, tendremos que cambiarlo o crear toda una serie de palabras nuevas. El significado de transgénero no es estático, ni universalmente acordado, no es una categoría diagnóstica dentro del modelo médico, sino ante todo, refiere a una condición humana más, dentro de la diversidad sexual.

(Esta es una lectura o interpretación muy personal, basado fundamentalmente en el texto de Alejandra Zúñiga Reyes, “Apoyo y Atención para personas transgenéricas, en el 'Grupo Eon, Inteligencia Transgenérica' entre la teoría y la práctica”, Tesis presentada para obtener la Licenciatura en Psicología. México, D.F. febrero de 2003, la cual sugiero su imprescindible lectura)

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