México.- El movimiento lésbico, gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual (LGBTTTI) replica prácticas machistas, patriarcales y de poder, en las que las mujeres lesbianas y “trans” son relegadas a segundo plano, afirma la activista Gloria Hazel Davenport Fentanes. En …
En entrevista con Cimacnoticias, Gloria –quien se define como transexual– sostiene que en el movimiento LGBTTTI existen desencuentros porque persisten los sistemas de jerarquías, y porque se mantiene vigente un “estereotipo de mujer”.
Por ejemplo, a decir de Gloria, pareciera como si el mundo transexual se hubiera convertido en un “club de belleza”, al menos así se ve ante la sociedad y una parte del movimiento. En este club se cree que quien sea una mujer atractiva será una persona exitosa.
Para cumplir este estereotipo de mujer, hay quienes además de cambiar de sexo buscan todas las formas para borrar cualquier huella de su identidad anterior, como la insistencia por cambiar su timbre de voz.
Por ello, para la coordinadora del colectivo Humana, Nación Trans uno de los grandes retos de las personas con preferencias sexuales diversas es reconstruir la imagen que tienen de las mujeres, y reconocer que también hay mujeres indígenas, trabajadoras o madres y romper con los estereotipos.
“Mientras nosotras no superemos estas visiones, no quitemos esas tontas jerarquías que todavía existen en algunos grupos no vamos a avanzar”, dice al señalar que hay quienes creen que las personas transexuales que se sometieron a una operación quirúrgica están por arriba de aquellas que no han hecho el procedimiento.
Además –abunda– hay que hacer otra transformación profunda, lograr conjuntar la lucha del movimiento lésbico-gay con las demandas de las personas bisexuales y transexuales, porque aún existen confrontaciones entre estos grupos, advierte Gloria Hazel.
La división se observa, afirma la activista, en la exclusión que la comunidad lésbico-gay hace de las y los transexuales y bisexuales, porque consideran “que no se han definido”.
“Es tan patético que hay quienes dicen que las personas ‘trans’ no pueden entrar a los espacios de convivencia gay”, critica.
Al final estas actitudes demuestran que la comunidad LGBTTTI está construyendo su cultura con base en el machismo, lo que limita que juntos puedan enfrentar a empresarios y políticos que excluyen y discriminan por igual a todos estos grupos.
Un caso exitoso –destaca Hazel Davenport– fue el frente común que se formó para apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero lamenta que no haya pasado lo mismo con la lucha por la identidad de género. “No hemos visto alianzas; creo que vamos prácticamente solas”, observa.
La visión que permanece en el mundo –señala Gloria– es que sin importar la preferencia sexual, quien tiene que ser el eje central es el hombre y eso es algo que desde los mismos colectivos se tiene que cambiar, incluso de la mano del movimiento feminista.
Hazel apunta que tanto el movimiento feminista como la comunidad LGBTTTI enfrentan un enemigo común: el feminicidio. Afirma que hay mujeres bisexuales y transexuales que son asesinadas por su condición de género, es decir, por querer ser mujeres.
Se han visto casos, explica, en los que asesinan a una mujer transexual tratando de borrar los símbolos de la feminidad, al quemar el rostro o apuñalar los senos, por ejemplo.
En este contexto, la activista propone que los proyectos legislativos encaminados a dar derechos a las mujeres bisexuales y transexuales, contemplen consultas que tomen en cuenta las demandas y necesidades de esta comunidad.
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