Lisa Belkin/The New York Times
El Universal
Jueves 04 de septiembre de 2008
En todo Estados Unidos, particularmente en las grandes compañías, los empleados transgénero están recibiendo protección y asistencia de maneras que difícilmente se hubieran imaginado hace apenas un par de años 1
Breanna L. Speed esperó cuatro años antes de anunciarle a sus compañeros de trabajo que ya no sería Wendell.
Le preocupaba que la revelación de que se sentía más cómoda viviendo su vida como mujer y no en el cuerpo masculino con el que nació, pudiera poner en riesgo su empleo en Hewitt Associates, una compañía de subcontrataciones en Lincolnshire, Illinois, donde trabaja como administrador de bases de datos desde hace siete años.
No obstante, desde el 26 de febrero de 2007, cuando llegó a la oficina como Breanna (con una identificación de la compañía y una bandeja para documentos con su nuevo nombre), Speed recibió un gran apoyo, según sus propias palabras.
La reacción en su lugar de trabajo, la pieza que más le preocupaba en su nuevo mundo transgénero, "resultó ser la más simple", dijo. "Fue una completa sorpresa".
En todo Estados Unidos, particularmente en las grandes compañías, los empleados transgénero están recibiendo protección y asistencia de maneras que difícilmente se hubieran imaginado hace apenas un par de años.
Actualmente, 125 de las compañías que conforman la lista Fortune 500 incluyen la "identidad de género" en sus políticas contra la discriminación, en comparación con "cerca de cero" en 2002, de acuerdo con Jillian T. Weiss, profesora adjunta de derecho y sociedad en el Ramapo College de Nueva Jersey y experta en diversidad transgénero en lugares de trabajo.
El nivel de aceptación también se puede medir por los esfuerzos realizados para contratar a empleados transgénero.
En la cumbre anual Out and Equal Workplace (Lugares de trabajo abiertos e igualitarios) --una conferencia de la comunidad Lésbico Gay Transexual y Bisexual (LGBT) que se llevará a cabo en Austin, Texas, a finales de este mes--, estarán representadas 400 de las empresas Fortune 500. En la segunda Exposición de Carreras Transgénero anual, que se llevará a cabo en Atlanta en octubre, los participantes podrán reunirse con reclutadores de empresas patrocinadoras como General Motors, IBM, Ernst & Young y New York Life.
"Es un mundo completamente diferente", dijo Weiss, quien atribuye el cambio, en parte, a la gradual adopción de leyes que prohiben la discriminación en base a la identidad de género (20 estados y aproximadamente 100 ciudades tienen ese tipo de leyes), pero mayormente gracias al trabajo de la Campaña de Derechos Humanos, la mayor organización de derechos civiles gay, lésbicos, bisexuales y transgénero de la nación.
Una medida de cómo han mejorado las cosas son las contrastantes experiencias de Weiss y Speed.
Weiss era abogado de una firma en Nueva York en los 90 cuando decidió vivir abiertamente como mujer. No obstante, hacerlo y mantener su trabajo era imposible, señaló. Cambió su licencia a su nombre de mujer, pero sabía que sus posibles nuevos patrones seguramente se pondrían en contacto con su firma para confirmar las referencias.
Sin intenciones de informarle a su nuevo patrón sobre su pasado, e incapaz de persuadir a sus antiguos jefes para que cambiaran los pronombres al hablar de su trabajo, decidió tomar el puesto de secretaria legal, donde su bandeja de documentos era el menor de los obstáculos.
(Traducción: Mariana Toledo)
El Universal
Jueves 04 de septiembre de 2008
En todo Estados Unidos, particularmente en las grandes compañías, los empleados transgénero están recibiendo protección y asistencia de maneras que difícilmente se hubieran imaginado hace apenas un par de años 1
Breanna L. Speed esperó cuatro años antes de anunciarle a sus compañeros de trabajo que ya no sería Wendell.
Le preocupaba que la revelación de que se sentía más cómoda viviendo su vida como mujer y no en el cuerpo masculino con el que nació, pudiera poner en riesgo su empleo en Hewitt Associates, una compañía de subcontrataciones en Lincolnshire, Illinois, donde trabaja como administrador de bases de datos desde hace siete años.
No obstante, desde el 26 de febrero de 2007, cuando llegó a la oficina como Breanna (con una identificación de la compañía y una bandeja para documentos con su nuevo nombre), Speed recibió un gran apoyo, según sus propias palabras.
La reacción en su lugar de trabajo, la pieza que más le preocupaba en su nuevo mundo transgénero, "resultó ser la más simple", dijo. "Fue una completa sorpresa".
En todo Estados Unidos, particularmente en las grandes compañías, los empleados transgénero están recibiendo protección y asistencia de maneras que difícilmente se hubieran imaginado hace apenas un par de años.
Actualmente, 125 de las compañías que conforman la lista Fortune 500 incluyen la "identidad de género" en sus políticas contra la discriminación, en comparación con "cerca de cero" en 2002, de acuerdo con Jillian T. Weiss, profesora adjunta de derecho y sociedad en el Ramapo College de Nueva Jersey y experta en diversidad transgénero en lugares de trabajo.
El nivel de aceptación también se puede medir por los esfuerzos realizados para contratar a empleados transgénero.
En la cumbre anual Out and Equal Workplace (Lugares de trabajo abiertos e igualitarios) --una conferencia de la comunidad Lésbico Gay Transexual y Bisexual (LGBT) que se llevará a cabo en Austin, Texas, a finales de este mes--, estarán representadas 400 de las empresas Fortune 500. En la segunda Exposición de Carreras Transgénero anual, que se llevará a cabo en Atlanta en octubre, los participantes podrán reunirse con reclutadores de empresas patrocinadoras como General Motors, IBM, Ernst & Young y New York Life.
"Es un mundo completamente diferente", dijo Weiss, quien atribuye el cambio, en parte, a la gradual adopción de leyes que prohiben la discriminación en base a la identidad de género (20 estados y aproximadamente 100 ciudades tienen ese tipo de leyes), pero mayormente gracias al trabajo de la Campaña de Derechos Humanos, la mayor organización de derechos civiles gay, lésbicos, bisexuales y transgénero de la nación.
Una medida de cómo han mejorado las cosas son las contrastantes experiencias de Weiss y Speed.
Weiss era abogado de una firma en Nueva York en los 90 cuando decidió vivir abiertamente como mujer. No obstante, hacerlo y mantener su trabajo era imposible, señaló. Cambió su licencia a su nombre de mujer, pero sabía que sus posibles nuevos patrones seguramente se pondrían en contacto con su firma para confirmar las referencias.
Sin intenciones de informarle a su nuevo patrón sobre su pasado, e incapaz de persuadir a sus antiguos jefes para que cambiaran los pronombres al hablar de su trabajo, decidió tomar el puesto de secretaria legal, donde su bandeja de documentos era el menor de los obstáculos.
(Traducción: Mariana Toledo)
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