El Universal Ciudad de México Martes 10 de febrero de 2009 00:32
Ante el juez de lo familiar, se presentan en tacones o con barba. En un juicio especial las personas transgenéricas deben tener apariencia masculina o femenina, según sea el caso.
No importa que Andrés, aún conservando su pene, quiera llamarse Margarita, las nuevas reformas y adiciones al código civil indican que quien desee una acta de nacimiento con nueva identidad de género, no necesita haberse sometido a una cirugía.
Basta con parecer una mujer o un hombre, llevar dos años de tratamiento médico que conste el proceso de reasignación sexual y terapia psicológica y comprobarlo con dos peritajes médicos.
Una posibilidad única, tan avanzada como en España. Ni siquiera Estados Unidos o Canadá brindan éste derecho a su comunidad transgénero, que en México ronda entre los 10 mil.
Las reformas y adiciones al Código Civil y de Procedimientos Civiles para el levantamiento de una nueva acta por reasignación de concordancia sexogenérica se aprobaron el 29 de agosto del año pasado. El pasado viernes salieron las dos primeras nuevas actas de nacimiento.
El juicio tiene una duración de 5 a 6 meses y se notifica a la Secretaría de Gobernación, el Instituto Federal Electoral, la Procuraduría de Justicia y Relaciones Exteriores. Hay dos formas de llevarlo a cabo, de forma privada o con abogados de oficio. Si se contrata a un abogado privado el costo va de los 8 mil a los 40 mil pesos, más los 11 mil 500 que se deben pagar por la expedición de la nueva acta de nacimiento.
Mario y Diana, los primeros transgéneros en contraer matrimonio con sus nombres anteriores, han solicitado ya su juicio especial con dos abogados de oficio, que a pesar de no tener ninguna experiencia enfrentarán la diligencia acatándose a las nuevas reformas al código civil. "Tienen mucha disposición para ayudarnos, aunque se tendrán que preparar para el juicio y seguramente tardarán un año en lograr nuestras nuevas actas, pero si ya hemos esperado 40 años, que más da un 2009 completito", dice Mario, quien se ha sometido por siete años a un proceso de reasignación sexual para abandonar a María y tranformarse en Mario.
Hay otros transgéneros que no quieren cambiar su acta de nacimiento como Angie Rueda, padre de dos hijos quien teme le quiten la patria potestad de los mismos, "necesito dejar pasar el tiempo y estar segura de que se cumplirán todos mis derechos para conservar a mis hijos, que son lo más grande en mi vida".
Angie desearía que su credencial de elector tuviera ese nombre y su fotografía con apariencia femenina, a pesar de que desea conservar sus órganos genitales masculinos, pues "gracias a que tengo pene y testículos fui padre de dos niños que amo mucho".
Pero la comunidad transgénerica no sólo se enfrenta a una credencial de elector que no corresponde con ellos, también a grandes gastos toda la vida, "ponerse un pene cuesta 300 mil pesos y someterse a una vaginoplastia 150 mil pesos", dice Mario.
En México se calcula que unos 10 mil transgéneros poseen documentos oficiales con una identidad que no corresponde a su físico. Es la lata de todos los días. "Siempre que llegó al banco me dicen ésta credencial dice María del Socorro y usted no parece mujer, a lo que debo responder: soy transgénero ¿quiere que le explique?, la mayoría de las veces sólo me hacen el trámite y guardan silencio", cuenta Mario.
En nuestro país, se han sometido a un cambio de sexo alrededor de 200 personas en un lapso de 20 años y sólo existen unos cuatro cirujanos experimentados en éste tipo de operaciones.
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