NUEVA YORK – Para sus amigos, Camila Guzmán se ganaba el sustento diario vendiendo maní y vivía para ayudar a los demás, hasta que su vida fue truncada tras recibir varias heridas de arma blanca en su departamento en la calle 110 en el Este de Manhattan, el pasado 1 de agosto.
El asesinato de Guzmán, de 38 años, una mujer transgénero oriunda de Valparaiso, Chile, ha dejado a todos los que la conocían sumidos en una gran tristeza y ha unido a políticos locales y organizaciones que luchan por los derechos de la comunidad LGTB (Lesbianas, gays, bisexuales y transgénero) para pedir justicia.
"Era una muchacha positiva, generosa, siempre preocupada por los demás", dijo Flor Bermúdez, que conocía a Guzmán por alrededor de siete años.
Bermúndez se sumó además al disgusto que existe entre el círculo de amigos de la víctima, por la forma en como otros medios de comunicación han cubierto el asesinato.
"Han llegado a decir que ella estaba involucrada en prostitución, sin siquiera valorar que estamos hablando de la vida de un ser humano", expresó Bermúdez.
De la Oficina de Información Pública del Departamento de Policía de Nueva York, indicaron que el caso de la transgénero —cuyo nombre legal es cuyo nombre legal es Rodrígo Guzmán—, sigue bajo investigación, sin que se haya producido ningún arresto hasta el momento. No se confirmó si el caso está clasificado como un homicidio por odio.
Por su parte, la concejal Melissa Mark-Viverito, representante del Distrito 8 en El Barrio, donde ocurrió el asesinato de Guzmán, dijo que "esta comunidad no acepta la violencia, valoramos a todas las personas por igual e instamos a denunciar cualquier tipo de violencia antitransgénero".
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