La medida se dispuso a partir del pedido de una estudiante transexual para que la reconozcan como mujer.
El reclamo de Gabriela, una transexual ingresante, para que la reconozcan como mujer, movilizó un cambio histórico en la Universidad Nacional de Salta (UNSa) que, en una reunión del Consejo Superior, votó unánimemente a favor de la iniciativa. De esta manera, el reconocimiento llega no solo para Gabriela y para todos los estudiantes de la casa de altos estudios, sino también para los trabajadores docentes y no docentes.
Fueron cuatro los meses que debió esperar Gabriela para que, el jueves pasado, su caso fuera tratado y aprobado sobre tablas por el Consejo Superior de la UNSa.
La iniciativa surgió el 30 de diciembre de 2011, cuando el Centro de Estudios Legales y Políticos de Salta (Celpos), patrocinando a la estudiante ingresante Gabriela de los Angeles (con el apoyo de numerosas organizaciones), solicitó al Rectorado de la UNSa, y a la Facultad de Humanidades, “el reconocimiento del derecho de identidad de género no solo de Gabriela, sino también de toda persona que forme parte de la comunidad universitaria -docentes, no docentes y estudiantes- que así lo solicite”, destacó Marcos Piorno, presidente de Celpos.
“Estos avances necesariamente deben ir acompañados de la toma de conciencia social sobre tales derechos, y es en este sentido que creemos fundamental que instituciones educativas tan importantes se involucren en esta difícil tarea de construir un país más inclusivo, justo, solidario, y con igualdad de oportunidades”, destacó, y recordó que “hace un año ya hubo una presentación similar que había sido denegada”.
En diálogo con El Tribuno, Piorno destacó la importancia de la medida adoptada, ya que “es muy elevado el número de personas que pertenecen a este colectivo, sobre todo en el interior de la provincia”.
La resolución de la universidad marca que dentro del ámbito de la UNSa y las distintas sedes que tiene en el interior se va a proceder de tal manera que en todo momento la persona sea reconocida en su identidad de género.
En los considerandos de los artículos de la disposición se establece que “todas las dependencias de la universidad deben reconocer la identidad de género adoptada y autopercibida por toda persona que estudie o trabaje en la institución”.
También se pone de manifiesto que “el interesado o interesada deberá presentar una nota con carácter de declaración jurada estableciendo con qué identidad debe ser reconocida dentro del ámbito universitario” y que la casa de altos estudios “deberá garantizar dicho reconocimiento en todos los ámbitos de la comunidad universitaria”.
La disposición es una medida interna de la UNSa que se adopta sin necesidad de que la identidad a reconocer dentro de su ámbito esté respaldada por el DNI de la persona, y que servirá para que los interesados puedan desarrollar su actividad en la universidad sin ser blanco de actitudes discriminatorias.
Por ello, al momento de emitir el título, la casa de altos estudios lo hará con el nombre con el cual el o la profesional figure en su DNI. En este punto, Piorno destacó que “si prospera la ley de identidad de género la universidad seguramente se adaptará a sus alcances”.
Tenemos derecho a una vida digna
Gabriela de los Angeles es una joven de 27 años que se negó a resignarse a que la intolerancia y la discriminación le marquen un camino que no era el suyo.
Con 27 años, cursa el primer año de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la UNSa y su lucha redundó en beneficio de muchas otras personas.
“Esta es una lucha de muchísimos años”, le dijo a El Tribuno apenas iniciada la charla.
La joven recordó que en la secundaria siempre sufrió burlas, insultos y discriminación por su condición de trans. “Tuve que esconderme y me obligaron a usar el pelo corto”, recordó. Sin embargo, no se rindió: “Yo quería tener la oportunidad de estudiar y no terminar en la prostitución”.
“Quiero cambiar la imagen de las personas trans , que se reconozca nuestra identidad y que el Estado nos garantice los derechos. En mi caso puntual, quiero que se respete mi identidad de género, o sea cómo me veo yo y no cómo figure en un DNI”, dijo.
Gabriela reclamó que “se tome conciencia de que somos personas y que muchas sufrimos discriminaciones”.
Si bien aclaró que no es su caso, manifestó que “muchas veces la sociedad te va cerrando las puertas y te impulsa a terminar prostituyéndote porque no tenés otro camino, ya que no conseguís trabajo y el Gobierno no te ayuda económicamente para que puedas estudiar”. En este punto, aclaró que para las trans “la prostitución no siempre es una elección, sino que a veces nos cierran todas las puertas y es la única salida para sobrevivir o para conseguir los recursos para operarte y lograr que tu cuerpo refleje lo que tu mente siente”.
La lucha de la joven no es nueva, de hecho es una activa participante por los derechos y la igualdad. Pertenece a la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero Argentina Salta (ATTA) y al Grupo Transparencia Salteña (GTS).
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