jueves, 18 de abril de 2013

Mujer transexual se confiesa: 'o me mataba o me hacía mujer'

 De niño le atraían los hombres y solía jugar con las muñecas de su hermana mayor. Hoy, a diez años de su operación de cambio de sexo, Ema Natalia García vive como una mujer, aunque no le ha sido fácil. Como transexual, fue blanco de ataques, amenazas de muerte y discriminación en su natal Uruguay, por lo que está solicitando asilo en Estados Unidos.

Ema Natalia García en los estudios de Terra en Miami. Foto: Terra
 Ema Natalia García en los estudios de Terra en Miami. Foto: Terra

No se sabe a ciencia cierta cuántas personas han sido sometidas a operaciones de cambio de sexo. No obstante, algunas asociaciones que defienden sus derechos estiman que en Estados Unidos existe 1 hombre por cada 1,000 que ha tenido este tipo de cirugía lo que se traduce en unos 500,000 transexuales femeninos.


Una de ellas es Ema Natalia García, una mujer que nació como varón el 25 de abril de 1977 en Montevideo, Uruguay.

'Recuerdo que yo tenía cuatro o cinco años y me gustó un hombre que pasó en un auto. También me gustaba la ropa de mi hermana. Tenía amigas, todo lo de niña me gustaba. Jugábamos con una muñeca de mi hermana a la que bautizamos la señorita Smith, por una novela de Verónica Castro', dijo García en diálogo con Terra.

Alta, con una figura femenina que llama la atención y bella, Ema Natalia recuerda los años que vivió con el gran secreto de su vida. 'Todo esto me lo guardé hasta los 15 cuando hablé con mi hermana y le conté. Yo ya iba a la escuela y siempre fui víctima de ataques y discriminación. Caminaba como mujer', recordó.

Su madre, Ana María, murió cuando ella tenía diez años. 'Creo que si bien nunca le dije lo que me pasaba, lo sabía. Tengo recuerdos de ella maravillosos, aunque era depresiva. Ella me enseñó a amar con libertad'.

Estudió en un colegio de curas, La Sagrada Familia, donde los compañeros se burlaban. 'Me mandaron a hacer terapia y en cuarto año dejé los estudios y nunca los terminé'.

 Particular secreto obliga a joven uruguaya a pedir asilo en EE.UU.

A los 15 años 'me hicieron fiesta. No había salido del closet. Lamentaba no tener vestido. Vivía en un mundo de fantasía por ser mujer y allí vivía. Vivía en la casa de mi papá porque no nos dejaba salir. Era muy apegada a mi hermana hasta que le dije que amaba a uno de los peones del campo de mi padre. Ella me dijo que lo sabía pero tenía miedo que me matara, porque era violento, era alto y tenía juegos psicológicos con nosotras'.

Mientras habla, Ema Natalia gesticula con sus manos. Y se escucha el ruido de sus pulseras que saltan en cada una de sus muñecas. Nada deja entrever que esta mujer supo ser un hombre.

Comenzó a estudiar hotelería y a trabajar en un McDonald´s. Para ese entonces se vestía como mujer, pero cuando trabajaba, se recogía el pelo y trataba de minimizar su apariencia. Pero no sirvió ya que a los tres meses, su jefe la echó.

Luego trabajó en un supermercado pero al igual que en la hamburguesería, la despidieron. Tenía 17 años y su vida era un infierno. Fue allí que consideró el suicidio como una salida. 'O me mato o me hago mujer. Y esto me duró nueve años. Justo ahí salía con un chico que me presentó a un amigo, un crítico de arte, profesor de literatura, que terminó siendo mi amigo del alma.

Yo estaba obsesionada con la operación, dormía todo el día. Fui al Hospital de Clínicas, me hicieron estudios pero no había fondos para costear los gastos de la operación de cambio de sexo', dice mientras se recoge el cabello, largo y rubio.

Estudió cosmetología, trabajó y se vestía como mujer. Se fue a Europa con una amiga y estuvo visitando como turista Italia y España.

Sus sueños de ser mujer parecieron estar más cerca cuando se enteró que un equipo de médicos en Quito, Ecuador, hacía las operaciones de cambio se sexo, con el placer de practicarlo incluido.

'Junté dinero y en dos años me fui a Quito porque ahí era el único lugar donde me podía operar para cambiarme el sexo y poder disfrutarlo. Yo quería tener orgasmos como cualquier mujer, así que me hicieron la vagina y estuve varios días internada. Esto fue hace diez años. Me hicieron todo. Me sacaron el pene y los testículos y me hicieron la vaginoplastia. Y a la semana, lo estético, con los pechos. El tratamiento con las hormonas lo venía haciendo desde hace años. Y me hicieron la nariz'.

¿Y qué sentiste cuando te viste tras la cirugía? Me toqué y me dije soy mujer. Y justo me llamó mi hermana, lloramos juntas. Estaba muy agotada. Y a la semana, me vi desnuda, me miré entre las piernas. Mi cuerpo había cambiado y sentí una sensación tan natural, todo era perfecto. Es que lo soñé tanto que cuando me vi era lo esperado.

¿Qué fue lo primero que quisiste hacer? ¡Quería dejar de ser virgen! (risas). No, en serio, quería volver a Uruguay y regresé a Europa, viví en Barcelona, donde todo está bien si sos gay, pero si sos como yo, que te cambias el sexo, es de terror. Y volví a Uruguay donde volví con mi hermana en Montevideo, hace cinco años.

El infierno tan temido

De regreso en su tierra natal comenzaron los problemas serios. Su condición de transexual generó ataques y persecución en su contra.

'Socialmente, mientras yo me sentía más segura y más mujer, la sociedad se ponía más dura. La gente me insultaba, no me daban trabajo. Y los últimos tres años fueron muy duros. Mi padre falleció, yo abrí un local de peluquería y me rompían los vidrios, me saqueaban el local. Yo denunciaba pero no pasaba nada. Me rayaban el auto y en 2011 y 2012 fue de terror. Me mudé a un balneario pero fue peor, mi casa era la casa de la operada, me orinaban en la vereda'.

El clima social contra los transexuales es extremadamente duro en Uruguay. Y Ema Natalia lo sabe en carne propia. 'Tuve problemas de violencia física con policías uniformados, inclusive violencia sexual. Me violaron reiteradamente. Es muy difícil para mí hablar de esto. Me amenazaron con matarme si los denunciaba. Todo esto lo guardé en un secreto absoluto. No entendés por qué te pasa lo que te pasó, hasta te culpás de todo. Tuve que hacer tratamiento', dice con la voz entrecortada, con el acento rioplatense.

El año pasado fueron asesinadas cinco transexuales en el país, en el marco de un clima de odio hacia ellas. 'El año último fue clave, cuando fueron los asesinatos. Cuando mataron a la quinta mujer transexual ya me entró el pánico. Y me vine a Miami. Y llegué el 10 de diciembre del año pasado. Estoy pidiendo asilo en Estados Unidos por persecución y discriminación por preferencia sexual'.

Ema Natalia García, tal como figura en su pasaporte y documentos uruguayos, está rehaciendo su vida mientras prepara su caso de asilo con la asistencia de una abogada. El proceso para que le cambiaran el nombre en Uruguay no fue ni fácil ni rápido. Tardó siete años.

Pero el estigma de la sociedad la persiguió, aún mucho después que se hizo la operación de sexo. 'Como mujer, iba al ginecólogo y se me caía la cara de vergüenza cuando en la sala de espera, me llamaban por mi nombre de varón. Y yo me tenía que levantar, siendo mujer'.
Hoy, vive rodeada de de sus primos y amistades, que la entienden y la aceptan tal como es. Nada le recuerda el pasado. Y mira hacia el futuro.

'Quiero vivir tranquila, feliz, quiero sentirme segura. Y me gustaría ayudar a tanta gente que hay en el closet, generar una nueva corriente que sea más aceptable con gente como yo'.

 

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