


Con esta última interrogante, la pregunta se volvía de revés: ¿depende de tu deseo de masturbarte (o igual, pasar un “momento” sumamente erótico y placentero íntimo), el que decidas vestirte o no?





Pero….¿podré hacerlo?, ¿cuanto he avanzado en mi feminización? Son preguntas que después me las responderé. Por ahora, debí enfrentarme a un reto subjetivo mucho mayor. Yo había terminado reconociendo lo justo, legítimo y sobre todo, real, que es que a las personas HaM transexuales se les llame “mujer” (hay un debate entre ellas, si decirse “mujer transexual” o “mujer” simplemente). Yo no tengo dudas en eso. Pero, ¿llamarme a mi misma “mujer”? la consideraba la más grande de las osadías. Ser una personalidad “femenina” quizás, pero ¿”Mujer”?, ¿cómo, sino era transexual?

Y digo bien, valentía, por que quizás sea yo misma la más fiel testigo de mis resistencias y tercos reparos a asumir esa definición tan compleja y difícil como es la de ser “Mujer”, aún una “mujer transgénero”. Pero al igual que nuestra propia condición “transgenérica”, que no es una condición voluntaria ni arbitrariamente optada (si así fuera, cuanto llanto y sufrimiento hubiera podieramos evitar), así tampoco, mi auto-definición es voluntaria o arbitrariamente optada. Es simplemente reconocer lo que realmente siento y pienso. Lo que realmente soy.

Desde ese momento, con mi propia auto-aceptación, ahora ya es posible vivir mi propia vida, tal como se me ha dado, y vivirla lo más feliz posible. Eso intento.

*Las fotos fueron posteadas para el Grupo "Trujillo TV" por Jonathan, uno de sus más extraordinarios y admirados impulsores.
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