The New Republic, una de las revistas políticas más influyentes y de mayor tradición de Estados Unidos, dedicó su portada y su edición del 23 de julio a la lucha por la igualdad de derechos de las personas transexuales y/o transgénero.
Traducido por Rava con información de The New Republic, The Bilerico Project y The Advocate, para Diario Digital Transexual. -
“El hecho que The New Republic nos haya dedicado la portada y la edición, es una señal inequívoca de que éste es nuestro momento,” dijo Michael Silverman, director ejecutivo de la organización activista transexual y/o transgénero TLDEF (Defensa Legal y Fondo Transgénero de Educación, Transgender Legal Defense and Education Fund.).
“El nació en un cuerpo de mujer. Ahora es un ciudadano de segunda clase. Bienvenidos a la Siguiente Gran Lucha por los Derechos Civiles Estadounidenses.”
Así dice el encabezado que acompaña la fotografía de un hombre transexual abogado y activista, que ocupa toda la cubierta de la última edición de The New Republic, una de las revistas de comentarios y análisis político más respetadas de Estados Unidos.
The New Republic (La Nueva República) que desde sus inicios en 1914 a la fecha ha jugado un papel crucial en la defensa de causas sociales tan importantes como la formación de los primeros sindicatos, el establecimiento de las jornadas laborales de ocho horas y el derecho de la mujer al sufragio, dedica su edición del 23 de junio a la lucha por los derechos de las personas transexuales y/o transgénero.
Medios LGTB y activistas transexuales de Estados Unidos coinciden en que esto es un acto de apoyo sin precedentes de parte de una publicación que representa una gran tradición política y que es tomada muy en serio por un sector político progresista y con gran poder de decisión pero que normalmente es ajeno a los temas de diversidad sexual e identidad de género.
A partir de los años 80 The New Republic, normalmente asociada al pensamiento demócrata de izquierda, consiguió el mismo respeto por parte de destacados miembros del partido republicano de derecha y se comenta que 20 ejemplares de cada nueva edición eran enviados de inmediato a la Casa Blanca durante el gobierno conservador de Ronald Reagan.
Los temas que trata la revista son serios pero como un detalle anecdótico de su influencia en la cultura popular, puede mencionarse que Lisa Simpson, el personaje de la mundialmente conocida serie Los Simpson, es presentada como orgullosa suscriptora de The New Republic para subrayar su inteligencia crítica.
El extenso reportaje que The New Republic dedica a la lucha por los derechos de las personas transexuales cubre temas tan relevantes como la violencia y la discriminación que éstas personas enfrentan continuamente, la historia de exclusión de parte de la misma comunidad LGB americana, así como la situación legal en términos de la discriminación en el trabajo que enfrenta una persona por el solo hecho de ser transexual y/o transgénero.
El reportaje incluye las historias no de una sino de 11 personas transexuales acompañadas de fotografías de página completa y un recuento de sus vidas y sus luchas, unidas en su diversidad por el hecho de que todas se dedican al activismo a favor del reconocimiento de los derechos de las personas transexuales, varias incluso son son abogadas o estudiantes de leyes.
“El movimiento por la igualdad de derechos para las personas transexuales y/o transgénero realmente es la siguiente gran lucha estadounidense por los derechos civiles, y la edición de The New Republic dedicada al tema confirma la importancia del trabajo que estamos desarrollando”, dice Michael Silverman, director ejecutivo de TLDEF (Defensa Legal y Fondo Transgénero de Educación, Transgender Legal Defense and Education Fund.)
“Las personas transexuales y/o transgénero nos estamos desplazando de los márgenes hacia normalización en la sociedad. Que The New Republic nos haya dedicado la edición y la portada, es una señal inequívoca de que éste es nuestro momento,” señala Silverman.
Esta es la introducción que hace Eliza Gray al reportaje de The New Republic. Enseguida incluimos la galería de defensoras y defensores transexuales. Las historias completas se pueden leer (en inglés en la web de la revista. Para acceder al reportaje completo es necesario estar suscritos a la misma.
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“Transiciones“
¿Qué hace falta para que Estados Unidos acepte a las Personas Transexuales y/o Transgénero por el solo hecho de ser quienes son?
“El 18 de abril, una mujer transexual llamada Chrissy Lee Polis fue al cuarto de baño de mujeres en el McDonalds del Condado de Baltimore. Cuando salió, dos adolescentes se acercaron a ella y le escupieron en la cara. Luego la arrojaron al suelo y comenzaron a darle de patadas en la cabeza. Ante la mirada de un grupo de clientes que no hizo nada por impedirlo, Polis intentó levantarse, pero las chicas la arrastraron por todo el restaurante tomándola por los cabellos, rasgándole la piel con los pendientes de sus orejas. Lo último que recuerda Polis, antes de que tuviera una convulsión, es que estaba escupiendo sangre en la puerta del restaurante. El incidente se convirtió en una noticia nacional -no porque este tipo de violencia contra una persona transexual y/o transgénero sea algo inusual, sino debido a que un empleado de McDonalds registró la paliza con su teléfono movil y publicó el video en YouTube.
“Las personas transexuales y/o transgénero son uno de los grupos más desprotegidos y más perseguidos en Estados Unidos. En un reciente estudio acerca de los estudiantes transexuales y/o transgénero, casi la mitad dijo que habían sido “golpeados, pateados o heridos con un arma" por lo menos una vez durante el último año. En promedio, una persona transexual y/o transgénero es asesinada al mes debido a su identidad, de acuerdo con Defensa Legal y Fondo Transgénero de Educación (Transgender Legal Defense and Education Fund). En 2008, por ejemplo, Angie Zapata, una mujer de 18 años de edad del estado de Colorado, fue asesinada a golpes con un extintor de incendios cuando su agresor -un hombre que conoció a través de las redes sociales- sospechó que ella había nacido con cuerpo de hombre.
“Las personas transexuales son regularmente desalojadas de sus casas, despedidas de sus puestos de trabajo, y se les niega la asistencia médica. En julio pasado, el personal de la sala de emergencia de un hospital de Nueva York se negó a ayudar a una mujer transexual y/o transgénero que estaba tosiendo sangre, refiriéndose todo el tiempo a ella como "él". Más de una cuarta parte de las personas transexuales y/o transgénero encuestadas dicen que han perdido su trabajo debido a la discriminación. Las personas transexuales y/o transgénero tienen más probabilidades de quedarse sin hogar (en un promedio de edad de 13 años, en la ciudad de Nueva York), que las personas no-transexuales. Y luego está por supuesto la serie de obstáculos e inconvenientes que le recuerdan todos los días a las personas transexuales y/o transgénero que ellas en realidad no pertenecen a la sociedad. Una mujer transexual me comentó que su empresa le obliga a encerrarse bajo llave cada vez que utiliza el baño, a pesar de ser un baño múltiple, lo que la hace estar consciente todo el tiempo que por su culpa otras mujeres deben esperar para poder usar el baño. En algunos estados, se necesita una orden judicial para poder cambiar el género de una persona en una licencia de conducir. Muchos planes de seguros médicos sólo cubren las atenciones médicas específicas relacionadas con un género, por lo que una persona que ha nacido con sexo masculino pero que ha realizado la transición a su verdadero género como mujer, no puede recibir el pago por parte del seguro para un examen de próstata y una mamografía al mismo tiempo..”
Galería de Personas Transexuales y/o Transgénero dedicadas al Activismo Legal. Varias son Abogadas o Estudiantes de Leyes. Rompiendo con los Límites.
Primera fila, de de izquierda a derecha:
Sam Berkley, edad 31. “Antes de la transición nada tenía sentido para mí.. era un extraño entre las mujeres y un extraño entre los hombres.” Finalmente Berkley decidió que “ya estaba cansado de todas esas cosas de chicas” y que estaba listo para la transición. Un tiempo después, cuando trabajaba como maestro de educación especial, Berkley decidió realizarse la cirugía de remoción de senos. Berkley forma parte del grupo de personas transexuales que ha demandado a la ciudad de Nueva York por resistirse a corregir su acta de nacimiento para que refleje su verdadero sexo exigiéndole que se someta primero a una cirugía de reasignación sexual. Aparte del hecho de que el costo de esa operación es altísimo, Berkley explica: “Nadie debería de sentirse con derecho a decirme nunca qué tengo que hacer con mis genitales.” Actualmente Berkley estudia acupuntura y medicina herbolaria china en el Pacific College de Medicina Oriental de Manhattan, Nueva York.
Laverne Cox, edad más de 21. Creció como un chico en Alabama donde tuvo que soportar que en el colegio se burlaran de ella todo el tiempo llamándola “el chico bailarina.” Pero después de su transición realizada al tiempo que asistía a la universidad hace 13 años, Cox ha puesto su lucha como activista transexual al frente de su carrera como actriz y productora, llegando a convertirse en la primera mujer transexual afroamericana en aparecer en un reality show, y más tarde en coproducir su propio programa televisivo, el que comparte con otras dos mujeres transexuales. Cox afirma que desearía ver más personajes transexuales en la televisión, no como una fuente de fascinación sino como miembros integrados de la sociedad. “Siempre que nos mencionan es por la transición, es por las cirugías,” denuncia.
Julian Weiss, edad 50. Profesora de leyes en la Universidad Ramapo Nueva Jersey, centra su investigación en el tema del género en el ambiente del trabajo. Habiendo crecido como un joven heterosexual en un ambiente tradicional judío fue todo un shock darse cuenta que después de su transición realizada 10 años atrás, la única alternativa de trabajo que parecía existir para una mujer transexual era en un club nocturno. Aún así consiguió abrirse campo como secretaria y como abogada hasta completar sus estudios de posgrado. Al principio se sentía atraída por los hombres pero le disgustaba ser tratada como fetiche o bien sufrir el rechazo cuando contaba su historia. Fue entonces cuando conoció a la mujer con la que ha estado viviendo desde hace más de cinco años, se conocieron en una sinagoga LGTB y ahora Weiss se presenta como una mujer bisexual dedicada al activismo legal transexual y/o transgénero.
Segunda fila, de de izquierda a derecha:
Noah Lewis, edad 34. Ha trabajado desde hace dos años como abogado en la TLDEF (Defensa Legal y Fondo Transgénero de Educación) con sede en Nueva York, organización que ofrece representar en la corte y asistir legalmente a las personas transexuales y/o transgénero. El propio Lewis comenzó su transición -primero social y luego médica- al tiempo que asistía a la Escuela de Leyes de Universidad de Harvard, donde libró sus primeras luchas por conseguir el reconocimiento de las necesidades legales y médicas de las personas transexuales. A través del TLDEF Lewis está a cargo de la demanda que varias personas transexuales han entablado contra la ciudad de Nueva York por rehusarse a corregir sus certificados de nacimiento a menos que se sometan a una operación de reasignación sexual. “Es una decisión muy personal el tener o no una cirugía,” afirma Lewis y además, en varias partes de EEUU ya no es requisito para rectificar el acta de nacimiento.
Terry Cummings, edad 56. Tiene su propia firma de abogados en la ciudad de Nueva York donde se especializa en la regulación de seguros. Creció en Inglaterra donde se graduó en la Escuela de Economía de Londres, trasladándose más tarde a Estados Unidos por motivos sentimentales. Ha estado casada dos veces y tiene dos hijos mayores y un nieto. Cuando comenzó su transición su segunda esposa tuvo problemas para aceptarla, sus amigos tampoco quisieron saber más de ella. Sin embargo en el trabajo, sus compañeros profesionales la han recibido muy bien, con la excepción de un cliente de Texas, no siente que haya sufrido discriminación específicamente por ser una mujer transexual. Afirma que ahora su problema es enfrentarse a los mismos prejuicios que se enfrentan las mujeres en general, particularmente por la forma “condescediente” en que muchos hombres tratan a las mujeres, con “formas muy sutiles de hacerte sentir menos, cosas que sencillamente no le dirían a un hombre.”
Emile “Milo” Primeaux, edad 26. En sus propias palabras afirma que “ha recorrido todo el espectro” de las identidades sexuales y de género. Habiendo crecido como chica en Texas, “en lo profundo del llamado Cinturón de la Biblia, en un rincón conservador,” Primeaux pensó primero que él era bisexual, pero no fue sino cuando asistió a la Universidad para Mujeres Holyoke en el estado de Massachusetts, cuando salió del armario como lesbiana, y un tiempo más tarde descubrió lo que significaba ser transexual “y se me ocurrió que eso es lo que yo era,” recuerda. Primeaux se trasladó de universidad y comenzó con el tratamiento hormonal para realizar su transición y entonces se dio cuenta que como hombre en realidad le atraían los hombres y se sintió parte de la comunidad gay. “La cultura, el lenguaje, las expectativas, tanto sexuales como sociales, son muy diferentes para los gays que para las lesbianas,” afirma. Su labor como activista trans lo llevó a estudiar leyes en la Universidad de la Ciudad de Nueva York en Queens, donde cursa el segundo año. Su deseo es dedicarse a apoyar legalmente a las personas transexuales y/o transgénero en todos los campos. “Pasé tantos años, antes de mi transición, en que era una lucha diaria para mí el solo hecho de levantarme de la cama y sentirme por completo ajeno a mi propio cuerpo,” afirma. “Es agotador.”
Tercera fila, de de izquierda a derecha:
Pauline Park, edad 50. Luego de terminar su doctorado en Ciencias Políticas y trasladarse a la ciudad de Nueva York a finales de la década de 1990, su transición coincidió con el activismo, llegando a ser cofundadora de tres importantes organizaciones locales que luchan por los derechos de identidad de género. Actualmente es la vicepresidenta de la TLDEF (Defensa Legal y Fondo Transgénero de Educación.) Park está a favor de la eliminación del término “Desorden de Identidad de Género” utilizado por la comunidad médica y psicológica para referirse a la transexualidad como un trastorno, ya que considera que esa definición “patologiza” la variación de género. Park, quien ha seguido una transición social y no médica, considera que es posible conseguir servicios médicos apropiados para las personas transexuales y/o transgénero sin necesidad de ser consideradas enfermas mentales. “No existe ninguna discapacidad en el hecho de ser transexual y/o transgénero,” asegura.
Margaret Stumpp, edad 59. Al igual que otras personas de la comunidad LGTB, Stumpp considera que las mujeres transexuales con demasiada frecuencia son estereotipadas como “trabajadoras de la calle.” “El reto,” asegura, “está en hacer que las personas se den cuenta que en realidad también somos gente común y corriente y que la verdad es que no somos tan interesantes como se cree.” Con un doctorado en economía de la Universidad Brown y una larga carrera corporativa, Stumpp es la directora de inversiones de Quantitative Management Associates, subsidiaria de Prudential Finance, una de las financieras más importantes de Estados Unidos. Aunque considera que su transición en el trabajo fue “tranquila” Stumpp dice que como mujer ha tenido que enfrentarse al sexismo en una profesión dominada por los hombres y que su transición ha sido como “romper el techo de cristal pero de arriba hacia abajo.” Aún así asegura que lleva las cosas con sentido del humor, “tienes que tener mucha confianza en tí misma y en lo que haces, si huyes enojada te alejas de tu verdadero objetivo, que es sentirte bien contigo misma,” afirma.
Stevie Tran, edad 24. No le molesta que la traten como hombre ni que le digan “señor.” Aunque ella se refiere a sí misma en femenino, se resiste a ser considerada por completo como mujer, y para el caso, tampoco como hombre. “Lo mío no es ser un chico, aunque tampoco es que sea una chica,” explica Tran. Para ella el género es “cómo te sientes, un sentimiento interno de quién soy.” Tran realizó su transición con cierta reserva. Mientras todavía se encontraba en la Universidad del Estado de Arizona, comenzó por sencillamente dejarse crecer el cabello y usar ropas más ajustadas y comenzó con el tratamiento hormonal hasta mucho más tarde. Para Tran, que ahora cursa el segundo año en la Escuela de Leyes de la Universidad de Hofsra y trabaja como voluntaria en la TLDEF (Defensa Legal y Fondo Transgénero de Educación), la ambivalencia es el punto: Tran considera que las personas transexuales y/o transgénero deberían poder vivir sus vidas “sin tener que definirse.” “Lo único que se con seguridad, es el hecho de que no se,” “Vivo mi vida sin saber, pero eso está bien,” concluye.
Cuarta fila, de de izquierda a derecha:
Stephanie Battaglino, edad 52. Directora de Reuniones de una compañía de seguros de vida en Nueva York, describe su transición en 2005 como “extremadamente positiva.” Pero no sin sobresaltos. Siendo la primera mujer transexual en realizar su transición en una empresa que tiene más de 150 años de historia, Battaglino marcó la pauta para el trato a las personas transexuales que vendrán, en temas tan delicados como los derechos laborales o el uso de los baños. Ahora Battaglino, madre de un hijo de 16 años trabaja como activista en varias organizaciones, incluyendo “Afuera e Iguales, Abogados Laborales” (Out & Equal Workplace Advocates). Es muy difícil llevar el papel de madre y activista al mismo tiempo, dice, y cuenta que junto con su pareja desde hace tres años, Mari Rosenberg, viajan continuamente para dar charlas públicas acerca de sus experiencias personales. “La educación es la base de la comprensión,” dice Battaglino, “y la comprensión siembra las semillas de la aceptación,” concluye.
Mari Rosenberg, edad 51. Pasó veinte años en el ejército, incluyendo diez años como navegadora de la Fuerza Aérea, antes de comenzar su transición. A pesar que otras mujeres transexuales se han mantenido en el ejército para probar su valor y decisión, Rosenberg se sintió agobiada y se retiró en 2003 con el grado de teniente. Sus hijos, ahora de 25 y 27 años, dudaron al principio pero con el tiempo llegaron a aceptarla plenamente. Pasó por experiencias depresivas cuando tuvo que trabajar en un call center donde la obligaban a utilizar el baño de hombres. Ahora trabaja como asistente legal en la Oficina del Fiscal de Newark en Nueva Jersey, y utiliza libremente el baño de mujeres, pero afirma que sufre discriminación en todos los demás lugares. Rosenberg ha trabajado también para la organización LGTB Human Rights Campaign, y junto con su compañera Stephanie Battaglino, se dedica a hablar públicamente acerca de sus experiencias.
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