VICTORIA. La presidenta Cristina, el lunes, con Luisa Paz, donde se le reconoce como mujer pese a haber nacido hombre. (Foto: DPA )
BUENOS AIRES.— “Sentí libertad, me sentí libre por primera vez”, relata Kalym Adrián Soria sobre el momento en que tuvo en sus manos el documento nacional de identidad argentino donde se lo reconoce como varón, la identidad de género que él eligió pese a haber nacido mujer.
Kalym fue el primer hombre transexual en recibir, la noche del lunes pasado, un nuevo documento de acuerdo a la ley de identidad de género promulgada hace casi dos meses en Argentina, que permite a los ciudadanos modificar su identidad sexual y su nombre de pila, sin mediación de un juez o un médico que avalen el cambio.
“Fueron 42 años de espera de un sueño utópico de que alguna vez hubiera un cambio, 42 años de mucho dolor, de mucha tristeza”, señala Kalym, de 46 años. “A los 4 años tuve la noción de mi masculinidad y también de que no podía decirlo”, recuerda.
La situación de los varones transexuales es más compleja que la de las mujeres “trans”. “Nos camuflamos y vivimos una doble vida, no podemos contárselo a nadie. Recién hace dos o tres años, con la aprobación de la ley de matrimonio igualitario, me animé a reafirmar mi identidad masculina. Hasta entonces no era una mujer muy femenina ni era lesbiana, fueron años de mucho dolor”, recuerda.
Dejó la secundaria meses antes de graduarse, para no tener que ir a la fiesta de graduación vestido de gala como mujer, y se ganó la vida dando clases de matemáticas, física y química.
Hoy, estudia trabajo social, la carrera que dejó hace 20 años, cuando no pudo soportar la presión social por su identidad de género.
Está en pareja desde hace 22 años con una mujer que tenía un bebé de 9 meses al iniciar la relación. Kalym asumió su paternidad.
“Lo crié como si fuera mi hijo, pero lo tuvimos que ayudar para que pudiera enfrentar la situación de su familia ante la sociedad”.
La emoción lo embarga por haber sido “el primer hombre trans en recibir el documento en el mundo, porque esta ley es de vanguardia, no es como en España donde se te patologiza”. “No venimos deformados, existimos, somos”, destaca.
La guía de la Asociación Mundial de Profesionales para la Salud de Transgéneros busca que se deje de considerar a las personas no conformes con su género como una patología psiquiátrica. Argentina es el primer país en llevar esto a la legislación al no exigir un informe médico o pericial para pedir el cambio de género.
El proceso bajo la nueva ley consta de tres pasos: completar un formulario sobre identidad de género; emitir una nueva partida de nacimiento, en la que conste el nuevo género y emitir el nuevo DNI.
“Esta ley no se trata sólo de cambiar el nombre sino de poder ejercer los derechos que antes no podíamos alcanzar y dejar de sentirnos discriminadas”, dice Luisa Paz, de 48 años y quien a los 14 se identificó como mujer. “No sabía que mi familia me iba a expulsar y que iba a tener que apelar al trabajo sexual como único recurso de supervivencia”.
Ahora, Luisa, quien hoy trabaja en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), podrá ir a votar sin ser humillada por tener que presentarse con documentos con nombres de varón. “El 30% ya lo tenemos ganado, ahora falta el otro 70%, que es que la sociedad acepte que tenemos derechos y respete nuestra decisión”, dice .
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