miércoles, 25 de julio de 2012

Mujeres Transgénero latinas entre la población más vulnerable de EUA

Bianey García caminaba una noche del año pasado de un bar hacia su casa en el barrio neoyorquino de Jackson Heights, en el condado de Queens, cuando policías la detuvieron sin ningún motivo, por ser transgénero y latina.

La requisaron y le encontraron dos preservativos, lo que bastó para que la acusaran de prostitución. Tuvo suerte de que el incidente sucediera hace un año.

Ahora, ese falso arresto hubiera seguramente iniciado un proceso de deportación que hubiera terminado con su vida en Estados Unidos.

“Sufrimos todo tipo de discriminación desde nuestras casas, de donde muchas de nuestras familias nos corren, y de la propia comunidad latina. Sufrimos mucho daño psicológico”, afirmó García, de 21 años, originaria del estado mexicano de Veracruz y con siete años residiendo de manera indocumentada en Nueva York.

Los transgénero latinos en Nueva York son una de las poblaciones más vulnerables de la ciudad, en especial si llegaron sin documentos a Estados Unidos, de acuerdo con activistas de la comunidad lésbica, gay, bisexual y transgénero (LGBT), y con sus propios testimonios.

La política de Paro y Requisa (Stop and Frisk) permite a la policía detener a cualquier persona sospechosa de portar un arma, y se ha enfocado de manera abrumadora en la población latina y afroamericana, que padece más del 90 por ciento de estas revisiones.

“Injustamente me han parado y revisado como cinco veces, tan sólo en este año. No me da miedo sólo a mí, sino que angustia a todas las personas que me rodean, amigos y familiares, preocupados de que me vayan a meter a la cárcel. Es injusto”, aseguró García a Notimex.

Otra de las políticas que afectan de manera desproporcionada a transgéneros es la posesión de dos o más condones como evidencia de prostitución, una estrategia ampliamente criticada por grupos de derechos humanos.

La práctica ha sido calificada como una violación de las garantías individuales por el organismo Human Rights Watch, que en un informe difundido la semana pasada asentó que todo ser humano tiene derecho a proteger su salud y su vida.

Una acusación falsa de prostitución, sin embargo, puede ser el inicio de un proceso de deportación, que termine con el sospechoso de vuelta a su país de origen. Hace apenas tres meses, la comunidad transgénero de Nueva York no tenía por qué temer esta posibilidad.

El programa Comunidades Seguras, que obliga a las policías locales a compartir la información que obtienen de los detenidos con autoridades de migración, fue puesto en marcha en Nueva York apenas en marzo pasado.

En una conferencia de prensa celebrada el pasado 11 de julio, el cónsul general de México en Nueva York, Carlos Sada, denunció que se cometen abusos en contra de los latinos en general en la aplicación tanto de Paro y Requisa como de Comunidades Seguras.

Ashley Minogue, originaria de Valle Dorado en el Estado de México, llegó a Nueva York en 1999 a los 16 años de edad, seducida porque su tía le prometió inscribirla en una escuela.

No fue así, y a la primera semana en la ciudad ya trabajaba en el sector de la construcción, haciendo labores de carpintería.

Ahora, tras haber sufrido innumerables detenciones, y al menos un par de arrestos acusada de prostitución, Minogue teme ser detenida nuevamente “porque se les da la gana a los policías, algo que luego ellos vayan a tomar como una excusa para deportarme”.

Karina Claudio, activista del organismo Haz Camino Nueva York, indicó que la comunidad latina LGBT sufre de mayores abusos por las políticas de seguridad de la ciudad, pues en su aplicación abunda el acoso verbal y físico, detonado sólo por su orientación sexual.

“Sufren una doble o triple discriminación las personas latinas o de color, que además pertenecen a la comunidad LGBT. La experiencia es bien particular, porque conduce a muchos otros acosos y abusos por parte de las autoridades”, declaró Claudio.


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