La
comunidad LGBTI goza de derechos como el cambio de nombre, cambio de
sexo, acceso a igualitario a la educación, besos en espacios públicos y
derechos patrimoniales derivados de la unión libre. / Archivo
Lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales se excluyen entre sí, siendo las Trans las más afectadas
Por: Pilar Cuartas Rodríguez
“No admitimos personas Trans, no puede entrar”, esta respuesta recibió Catalina Ángel, una transgenerista de 27 años y miembro de la Fundación Procrear, cuando intentó ingresar a Theatron, la discoteca gay más grande de Bogotá. Según Ángel, el establecimiento le ha prohibido la entrada en varias ocasiones por lo que prefiere ingresar a discotecas heterosexuales donde ha entrado sin inconvenientes.
La discriminación externa que vive la comunidad LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales), por la que han luchado por dos décadas, también se vive internamente y se le conoce como endodiscriminación. Federico Mejía Álvarez, abogado y experto en temas de género afirma que este es “un fenómeno en el que las personas que se identifican con una letra, pueden llegar a considerar que su ser y su hacer individual es más legítimo, que el de las otras”. En esta exclusión interna, un hombre gay que se siente "muy masculino", puede llegar a discriminar a otro hombre gay porque es muy femenino, es decir, las lógicas de los heterosexuales se reproducen en las lógicas de los homosexuales.
Así mismo hay transexuales (nacieron hombres pero transformaron sus cuerpos y genitales para sentirse mujer) que consideran que una vaginoplastia las hace "mujeres biológicas" y no las hace ver masculinas como sí podrían lucir los travestis, transgéneros o transformistas, que se visten de mujer pero no tienen cirugía genital.
Ante esta discriminación, Catalina Ángel afirma que el movimiento LGBTI “trabaja por los GL (gays y lesbianas) pero los demás quedan invisibilizados en las luchas jurídicas. Por tanto, esas siglas son absurdas porque las necesidades de cada letra son diferentes”. Esta opinión es compartida por Ángela Furcia, transgenerista de la Fundación Santa María de Cali, quien asegura que el movimiento “es una ficción porque son grupos aislados con luchas políticas distintas”.
Furcia agrega que la población Trans (travestis, transgeneristas, transformistas y transexuales) es la más discriminada sobre todo por los hombres gays que “se burlan de los Trans y los deslegitiman”. Al respecto Daniela Maldonado, directora de red comunitarias de personas Trans, de la organización Red Somos, asegura que el grupo es excluido en especial por gays y lesbianas que ven a los Trans como lo malo de lo LGBTI por su forma de vestir y “lo que hay ahora es una guerra de egos y protagonismo dentro del movimiento”.
Federico Mejía Álvarez dice que para solucionar la endodiscriminación es vital hacer comprender a las personas “que es posible encontrar distintas formas de ser en el género y de hacer en el componente sexualidad. Que podemos ser diferentes, pero podemos ser verdaderos seres iguales dentro de las diferencias”.
Actualmente, para la comunidad LGBTI han sido reconocidos derechos como el cambio de nombre, cambio de sexo, acceso a igualitario a la educación, besos en espacios públicos, donación de sangre y derechos patrimoniales derivados de la unión libre. En 1993, por primera vez en el país, la Corte Constitucional se pronunció sobre los derechos de la población LGBTI gracias a la tutela presentada por un señor llamado Carlos Montaño que pedía cambiar su nombre por Pamela Montaño. En la sentencia T594, el Alto Tribunal le concedió el derecho Montaño. Esta demanda marcó el inicio de una batalla jurídica para que en Colombia se reconocieran derechos a los LGBTI.
Pero la lucha jurídica continúa en el congreso donde cursa el proyecto de ley que pretende reconocer el matrimonio en las parejas homosexuales. En marzo volverá a ser debatida la iniciativa que ya fue aprobada en primer debate en la comisión primera del senado.
Mientras tanto, la discriminación persiste según cifras de la Secretaría de Planeación de Bogotá. Juan Carlos Prieto, director de diversidad sexual de la secretaría, afirma que “el 26% de los ciudadanos dice que las personas de los LGBT son un riesgo para la comunidad y el 52% asegura conocer un caso de muerte, discriminación o agresión a causa de la orientación sexual. Por su parte, los transgeneristas son los más discriminados y tienen obstáculos para acceder a trabajo, educación y salud por lo que recurren a la prostitución o la peluquería”.
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