Las personas sin conocer, ni detenerse a pensar qué hay detrás de la motivación de un hombre para convertirse en mujer lo juzgan, le restringen las posibilidades de desarrollo personal, las familias generalmente les dan la espalda, no es sencillo que consigan trabajo e incluso quienes se decían sus amistades empiezan a cambiar de actitud conforme pasa el tiempo, comentó Tannya Alizee Martín del Campo Ramírez que en un momento fue hombre y hoy es una chica.
Esta preferencia, gusto o interés por lo femenino le nació desde que ella era pequeña, en esa primera edad no tuvo la madurez de darse cuenta que era exactamente lo que le sucedía, pero sí estaba consciente de que no podía evidenciar esa necesidad que sentía por dejar de ser lo que la gente veía en ella a través de su cuerpo masculino.
Luego de la niñez vino la pubertad y el inicio de la juventud que fue una época muy difícil, pues aunado a los problemas normales que tiene cualquier adolescente, ella tuvo que lidiar con la necesidad que tenía de vestirse y de ser mujer. Ella es de Aguascalientes pero a los 19 años se fue a la Ciudad de México para estudiar actuación, estar sola le trajo nuevas perspectivas de vida, se le abrieron unas puertas y al mismo tiempo se le cerraron otras.
“Mi familia no me habla, me comunico con ellos a través de mensajes, no me quieren ver, ellos tienen casi dos años que lo saben, no he ido a Aguascalientes en ese tiempo”. La primera en saber su condición de transexual fue su hermana que primero le dijo que iba a apoyarla, pero con el paso de los días y las circunstancias se “echó para atrás”, sus dos hermanos tampoco la apoyaron, nadie en su familia termina de aceptarlo, su madre prefiere evadir el tema y su padre le dijo que si en realidad era así, él se iba a morir.
“Se lo digo a mi familia, yo no he cambiado, mi esencia sigue siendo la misma, la forma en cómo me educaron y me criaron sigue siendo la misma, sólo el exterior cambió, véanme como un ser humano como soy, como somos todos”.
Para Tannya no fue fácil aceptarse, más de una vez compró ropa de mujer, se la ponía, la insultaban en la calle, la tiraba al llegar a su casa pero al final se daba cuenta que como hombre no era feliz, algo le hacía falta, hace un año fue que por fin se decidió a transformarse y saberse mujer, cuestión que no ha sido nada fácil. Su proceso de transformación la hizo madurar, se tomó el tiempo para reflexionar cada uno de los momentos y las consecuencias. “Que me costó trabajo aceptarme, claro que me costó fueron 34 años de mi vida”.
A través del auricular se escuchó un suspiro luego de la pregunta sobre qué es lo que más trabajo le costó en su proceso de transformación, ella dice que lo más difícil ha sido entender porqué nació hombre, cosa que seguramente no entenderá nunca.
Desde que se decidió a ser mujer cambió su forma de vestir, la ingesta de hormonas que le ha traído parabienes pero también efectos no tan agradables como las ganas de llorar o los enojos repentinos inexplicables.
Ser transexual y aceptarlo públicamente le ha cerrado puertas a nivel laboral, hasta ahora no ha podido registrarse civilmente como mujer porque eso no está tipificado en la legislación de Aguascalientes y para hacerlo en el Distrito Federal tendría que ser nacida allá; cuando estaba en su proceso de transformación le llegaron a prohibir la entrada a un baño y ahora todos la tratan como mujer, pero cuando se enteran que es transexual cambia el ambiente, todo se pone tenso.
Es por eso que desde su trinchera ella está viendo las posibilidades de que en Aguascalientes se hagan las modificaciones correspondientes a la legislación para que ella y todas las mujeres que son como ella puedan hacer sin mayor problema su cambio de identidad.
“Tannya es una mujer hermosa, muy femenina, un lindo ser humano que debió haber surgido hace mucho tiempo, veo una mujer emprendedora, con muchas ganas, con ansias de defender sus derechos, el ser mujer, ser aceptada en la sociedad como tal”.
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