Sevillana de nacimiento, esta activista por los derechos de las comunidad LGTB, funda la primera organización de Andalucía en defensa de la libertad sexual y del colectivo, en 1976. En su lucha por la igualdad de derechos de las personas transexuales funda, en 2007, la Asociación de Transexuales de Andalucía - Sylvia Rivera (ATA), que preside por decisión unánime de sus integrantes. Además, es coordinadora del área de transexualidad de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales y presidenta de la Federación Coordinadora LGTB Girasol.
¿Cómo nace la Asociación de Transexuales de Andalucía y cuáles son sus objetivos?
Es una asociación de, por y para personas transexuales. Nace para dar una respuesta específica a nuestra realidad y nuestra situación. Los objetivos fundamentales son alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres y acabar con la discriminación que enfrentan las personas transexuales, especialmente las mujeres puesto que, al vivir en una sociedad machista y heteropatriarcal, tenemos que pagar un doble precio para conseguir la igualdad. No están igual de discriminados los hombres transexuales y las mujeres transexuales.
Desde ATA también ofrecemos una atención personalizada a personas que están desorientadas y a sus familiares y trabajamos en la pedagogía social. Sabemos que la gran desconocida en esta sociedad es la transexualidad y lo poco que se sabe es erróneo.
En la actualidad ¿cuáles son vuestras principales reivindicaciones ?
Pues las reivindicaciones más inmediatas, que querríamos conseguir en un plazo de tres años serían la inserción laboral, por lo que pedimos planes de inserción y fomento del empleo para la población transexual, con incentivos laborales para su contratación y con especial mención a las mujeres transexuales. También pedimos una modificación de la Ley de extranjería para posibilitar que las mujeres transexuales inmigrantes, puedan modificar sus documentos identificativos, emitidos por el Estado español, en cuestión de nombre y sexo. Otra de nuestras reivindicaciones a corto plazo, es modificar la Ley de identidad de Género, reduciendo el tiempo exigido de tratamiento para modificar el nombre y eliminar la exigencia de presentar certificado de disforia de género. Primero porque no se ajusta a la realidad, no todas las personas transexuales tienen disforia de género y segundo, porque pensamos que es un concepto patológico ya superado. En cuanto a la atención sanitaria, queremos que exista un protocolo de atención a las personas transexuales ya que, actualmente, las pocas Unidades de Identidad de Género que existen, aplican protocolos que tienen más de 50 años y que consideran la transexualidad un trastorno mental, algo desfasado y que no se ajusta a la realidad.
Para que todo esto se lleve a cabo, ya hace dos años que llevamos al parlamento una proyecto de Ley Integral para Personas Transexuales que, además de las cuestiones en materia de salud, abarcaría el empleo y la educación.
¿Existen grandes desigualdades de género entre mujeres y hombres transexuales?
Las desigualdades son las mismas que en la sociedad en general. Partimos de la base de que existe desigualdad entre mujeres y hombres y de ahí que existan leyes específicas como la de violencia de género. En nuestro caso, la realidad es la misma. Un hombre transexual es más fácil que encuentre un trabajo que una mujer transexual. En cuanto a la repercusión social, los hombres transexuales llegan a ser casi invisibles debido a su proceso hormonal, mientras que en las mujeres, no todas pero muchas, es visible que somos personas transexuales y por ello estamos más estereotipadas.
¿Cuáles son los principales obstáculos que encontráis las mujeres transexuales a la hora de acceder a un empleo?
El principal obstáculo es la no contratación. Las mujeres transexuales vivimos lo que se podría denominar una exclusión laboral. Aunque aún no hay estudios que lo avalen, las mujeres transexuales tenemos cerca de un 90% de paro. Esto no es demagogia ni algo irreal, todo el mudo es consciente de que vamos a una cafetería, a un banco o a cualquier sitio y es muy difícil, casi imposible, ver a una mujer transexual trabajando de camarera, de limpiadora o de telefonista, cuando hoy día, por ejemplo, esto para gays o lesbianas es una cosa ya superada. Sigue habiendo mucho prejuicio en la contratación y no porque las personas transexuales no sean válidas para cualquier empleo. Hay que hacer campañas de sensibilización para decirle a la sociedad y al empresariado que una persona es válida por lo que sabe hacer o por lo que hace y no por su identidad sexual. En este sentido, se deberían hacer planes específicos de empleabilidad para personas transexuales, al igual que se ha hecho con otros colectivos como las personas gitanas o las personas con discapacidad.
En los últimos años hemos asistido a una mejora considerable de la imagen social de las personas homosexuales, pero ¿ha sucedido lo mismo con las personas transexuales o los estereotipos son más fuertes hacia vuestro colectivo?
Los estereotipos son mucho más fuertes. Hoy en día la homosexualidad está muy asumida y de hecho personas homosexuales están trabajando incluso en un medio tan importante como es la televisión. Un medio que se mete en la casa de la gente y por eso la gente ve muy normal que una persona pueda ser gay y director de una mpresa, dependiente de una tienda o arquitecto. Quizá una medida para luchar contra estos estereotipos que vivimos sería, ya que la Ley de igualdad de trato y no discriminación se ha quedado en el cajón por una cuestión de tiempos, implantar una fiscalía anti-discriminación como la que tiene Cataluña, que luche contra esta discriminación y que sancione discriminaciones laborales, agresiones físicas, verbales, etc., a personas transexuales o a cualquier otra persona por motivos de raza, etnia, religión, apariencia física u orientación sexual.
¿Cuáles son los principales estereotipos a los que se tienen que enfrentar las mujeres transexuales?
Todo el mundo sabe que cuando se habla de transexualidad solo se piensa en mujeres, ni siquiera se plantea la posibilidad de que haya hombres transexuales y, además, se piensa en mujeres y se une a la prostitución o al espectáculo. Eso es un sambenito que venimos soportando las nuevas generaciones de mujeres transexuales y que no se ajusta a la realidad. Hoy en día, hay mujeres transexuales que, con un gran esfuerzo y a pesar de todas estas exclusiones y limitaciones que tenemos, se están abriendo paso, están estudiando carreras universitarias y muchas de ellas están entrando poco a poco en el mercado laboral como profesoras, psicólogas o abogadas.
¿Consideráis que los medios de comunicación contribuyen a mantener una imagen negativa de las mujeres transexuales o ha habido progresos que contribuyan a romper con esa imagen?
Todavía caen en el error del estereotipo. Creo que siempre visualizan a una parte del colectivo, que yo no niego que exista y que deba tener visibilidad, pero no hacen un esfuerzo en visualizar otro tipo de vidas que tienen las mujeres transexuales y que ayudarían mucho a romper con los estereotipos. Entre las mujeres transexuales hay una gran diversidad, como en el resto de personas. Yo creo que mujeres y hombres somos diversos en nuestras formas de ser, en nuestras profesiones y a la hora de representarnos en la sociedad como mujeres o como hombres. Incidir en el estereotipo que existe de las mujeres transexuales es querer perpetuar el estigma sobre nosotras.
¿Cuáles han sido los mayores avances legislativos para las personas transexuales en los últimos años?
El mayor y único avance que ha habido, ha sido la ley registral que se aprobó en 2007 y que posibilita a mujeres y hombres transexuales el cambio del sexo y nombre en todos los documentos legales, sin necesidad de recurrir a una cirugía de econstrucción genital y primando el sexo psico-social de las personas. Esto me parece que ha sido un gran avance, pionero en toda Europa, que ha servido para que muchos países lo hayan tomado como precedente y estén aprobando leyes similares, pero mejorándola en cuanto a los requisitos que he comentado anteriormente, el tiempo de tratamiento y el diagnóstico de disforia de género.Asi mismo, habría que incluir en la ley a menores transexuales que existen y deben tener una cobertura legal. Es necesario que puedan acceder al cambio de nombre, siempre con la tutela de sus padres y madres y avalados por un informe facultativo. Nos encontramos con que hay jóvenes en los institutos que abandonan sus estudios, porque sienten vergüenza de que su nombres no hagan justicia con el sexo que viven.
¿Es cierto que Andalucía es una de las comunidades más avanzadas en materia de derechos de las personas transexuales?
No. Es cierto que Andalucía fue pionera, hace ya casi doce años, en crear una unidad en atención a personas transexuales. Sin embargo, esa fórmula que vino a dar una respuesta en un momento determinado, hoy día hay que mejorarla y adecuarla a los nuevos tiempos. Actualmente, la unidad no da respuesta a las demandas del colectivo de personas transexuales puesto que nos obliga a que, desde cualquier punto de Andalucía, para una simple analítica o para una simple evaluación psicológica tengamos que recurrir a la unidad que está en Málaga. Es cierto que en las personas transexuales hay algo que sí que es especial y requiere de un tratamiento específico como es la cirugía de reconstrucción genital que no la puede hacer cualquier profesional, pero una histerectomía, una mastectomía o un tratamiento endocrino lo puede realizar cualquier especialista. Lo necesario ahora es formar equipos por cada provincia, que puedan ofrecer atención primaria a personas transexuales, con lo cual se rebajaría el coste para la administración, que actualmente cubre los desplazamientos, y se rebajaría también el coste laboral para las propias personas transexuales que se ven en la situación, por ejemplo, de tener que pedir un día de permiso para poder realizarse una analítica. Esta descentralización de la atención, nos llevaría a una situación de mayor igualdad con el resto de la ciudadanía.
Próximamente se va a cambiar el nombre de la Unidad de Trastorno de Identidad de Género por el de Unidad de Transexualidad e identidad de Género ¿Creéis que servirá de precedente para otras comunidades y se logrará despatologizar la transexualidad?
Sin lugar a dudas es un gesto más que va a ayudar a ello. Esta idea se inicia hace tres años desde el movimiento internacional de personas transexuales. Desde entonces, el día 23 de octubre salimos a la calle para demandar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que desclasifique la transexualidad como una enfermedad mental. Ya contamos con el apoyo de instituciones como el Parlamento Europeo y el Comisario de Derechos Humanos. Ahora lo que queda es que España lo haga dentro de su sistema sanitario. Sociedades como el Instituto Andaluz de la Sexología o la Federación Española de Sociedades Sexológicas avalan esta iniciativa y ya instaron a la OMS a la despatologización. Nosotras seguimos trabajando en el ámbito internacional y en el nacional pero, también en lo cercano, queríamos que la unidad de Andalucía cambiara ese nombre de Unidad de Trastorno de Identidad de Género y hemos conseguido que se modifique y se llame Unidad de Transexualidad e Identidad de Género.