“Me dan ganas de estudiar de nuevo”, cuenta Julieta, una odontóloga recibida hace un año y medio que, como estudiante universitaria, tuvo que sobrellevar discriminaciones y tolerar que los profesores la llamen siempre con un nombre de varón, el que sale en su DNI.
Julieta pronuncia esa frase porque pertenece a la comunidad trans (transexual, travesti y transgénero) y está feliz con la ordenanza que aprobó ayer la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), que reconoce la identidad de género autopercibida de ese grupo.
Concretamente, el texto dispone que todas las dependencias académicas y administrativas de la UNC reconozcan “la identidad de género adoptada y autopercibida de cualquier persona a su solo requerimiento, aun cuando esta no coincida con su nombre y sexo registrales”.
Así, los estudiantes deberán identificarse en situaciones de examen, trámite o acceso a un servicio o actividades cotidianas a través de su libreta estudiantil o credencial generada por su unidad académica o áreas de la UNC, que llevarán el nombre elegido por la persona trans y no el del DNI.
Sueños colectivos. Con este texto, la UNC dio un paso más ayer en reconocer el derecho de identidad de las personas trans (travestis, transexuales).
“En los dos primeros años venía vestido de varón, aunque durante el resto del día me vestía como soy. Después dije basta, sentía que me disfrazaba para cursar”, cuenta Julieta desde su facultad, donde estudió durante seis años.
Lejos de mostrar resentimiento por lo que pasó, cuenta su historia para que no se vuelva a repetir y para contribuir a que se termine la discriminación en cualquier ámbito. “Debe ser hermoso que te llamen por el nombre que te representa”, dice.
Hoy está recibida, su familia apoyó siempre su proceso y está en pareja. Aunque reconoce que todos esos aspectos son muy importante en su vida, lo que sucedió ayer en la universidad le da una satisfacción distinta.
“Mis sueños siempre fueron más colectivos: me encantaría que todas las chicas como yo pudieran estudiar. Yo tuve la suerte que mi familia me apoyara pero imaginate las chicas que son echadas de su casa a los 14, 15 años. ¿qué camino les queda?”, se pregunta.
Y pide a quienes opinan en contra de los derechos de las personas trans que acompañen a estas a buscar trabajo, o a alquilar un departamento.
Más allá. La norma va más allá de la cuestión administrativa. Es una resolución integral que avanza sobre cuestiones de salud, y académicas. También dispone que la defensoría de la Comunidad Universitaria recepciones y gestione denuncias por discriminación basadas en identidad y expresión de género y sexual en el ámbito universitario.
“Es la única universidad del país que tiene una ordenanza de este tipo”, aseguró Eliana López, directora de Inclusión de la Secretaría de Asuntos Estudiantiles del Rectorado. Los únicos antecedentes son resoluciones similares en las facultades de Filosofía y Periodismo de la UBA y de la Universidad de La Plata, respectivamente. Y una declaración de la Universidad Nacional de la Patagonia de San Juan Bosco.
La ordenanza fue aprobada ayer por el Consejo Superior en las baterías D de Ciudad Universitaria. En las afueras, organizaciones que promovieron la norma se reunieron para apoyar la decisión.
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