A los seis años un niño ya tiene muy claro cuál es su
identidad sexual y de género. Incluso antes. El conflicto surge cuando
el pequeño no siente el género que posee físicamente y se identifica más
con el sexo opuesto. Como le ha ocurrido a tres niños transexuales de Málaga
(de 6, 8 y 9 años) cuyas familias han pedido que sean llamados en clase
con el nombre del género que sienten y que puedan llevar el uniforme
acorde a ese sexo, además de elegir el aseo que quieren utilizar.
Mientras, la Consejería de Educación ha dictado que se
apliquen pautas para que sea respetada la identidad de género de estos
niños, algo que dos de los centros han acatado, en el tercero el
conflicto se ha despertado entre los padres. Se trata de un colegio
concertado religioso que pertenece la Fundación Diocesana de Enseñanza
Santa María de la Victoria. Unas cien familias de los 800 alumnos que
asisten a este centro han enviado una carta a la Consejería de Educación
en la que le piden que retire esas directrices.
Poco se conoce sobre el trastorno de la identidad sexual en
la infancia. No deja de ser un asunto tabú y, hasta ahora, pocos casos
llegan a las consultas de los psicólogos. «El problema de estos niños es
cuando sufren un rechazo social por
parte de la escuela, por ejemplo, porque no pueden vestir el uniforme
del género con el que se identifican», explica Laura Aut, psicóloga
infantojuvenil de Isep Clínic Barcelona.
Sufren ansiedad y miedos
No ser llamados por el nombre de género con el que se
identifican, o no utilizar las ropas del sexo que sienten, o no usar el
aseo que quieren puede desencadenar un gran malestar en el niño
transexual. «Estos niños pueden sufrir ansiedad, angustias, manifestar
miedos, sentirse mal consigo mismo,
dejar de comer, se vuelven a hacer pis en la cama, o tienen muchas
rabietas. Cualquier retroceso en su desarrollo indica que algo está
pasando», afirma la psicóloga.
Una de cada 30.000 personas nacidas con genitales
masculinos y una de cada 100.000 personas nacidas con genitales
femeninos son transexuales. Concretamente, en la Unidad de Trastorno de
Identidad de Género de la Comunidad de Madrid, formada por un equipo
multidisciplinar de profesionales procedentes de los hospitales La Paz y
Ramón y Cajal, las edades de las personas atendidas oscilan entre los
cuatro o cinco años hasta los 68. Los menores de edad ocupan el 5% de todos los casos.
La operación de cambio de sexo es posible en los menores con una sentencia judicial
«Ser transexual no es una enfermedad —afirma la psicóloga
Laura Aut—. Es una identidad sentida y vivida desde la infancia. Con el
paso del tiempo lo importante es ir asumiendo lo que en verdad eres y
sientes y si llegas a la conclusión de que eres una persona transexual,
lo importante es buscar ayuda y orientación médica para adecuar tu
cuerpo a tu verdadera identidad, lo cual pasa por iniciar el proceso de transexualización».
Las señales
Por tanto, detectarlo a tiempo y normalizar la
transexualidad es lo más aconsejable para estas familias «Si se detecta
con cuatro o cinco añitos los niños no se sienten tan mal porque todo el
mundo alrededor lo ve como algo normal y termina por aceptarlo. El niño
crece en un ambiente donde su transexualidad está aceptada», dice Aut.
Pero antes de esa edad un niño también pueden empezar a
mostrar que sienten un género diferente a su sexo físico. La directora
del Grado de Psicología de la Universidad Internacional de La Rioja
(Unir) María Soria explica que «en torno a los dos años,
los niños son capaces de identificar su género y clasificar con
relativo acierto a las personas conforme a su sexo. Posteriormente, y hasta los seis años, incorporan matices y aspectos relativos a los roles. Es decir, incorporan a su repertorio estereotipos sexuales».
Tienen preferencia por la ropa y los juegos del otro sexo
A los padres Soria les aconseja no culpabilizar o dañar la
autoestima del niño transexual con comentarios o valoraciones acerca de
sus expresiones. Escuchar al niño con tranquilidad sin enjuiciarle,
ofreciéndole explicaciones y aclarando sus dudas. Y acudir a un
profesional para que valore el caso y indique las pautas a seguir.
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