Guaymallén (Diario Uno)
Por Paola Alé
Brindan asesoramiento sobre enfermedades de transmisión sexual. La iniciativa pertenece a la fundación Redes Nueva Frontera y la Comuna de Guaymallén, y busca ofrecer trabajo genuino a personas trans.
Vangie, María Victoria y Kuky son tres chicas trans. A las tres les ha costado encontrar su lugar en el mundo. No es fácil vivir y superar la discriminación, buscar trabajo, querer ser parte de una sociedad que no acepta fácilmente lo diferente. Ellas lo han logrado y ahora forman parte de un proyecto que lleva adelante la Comuna de Guaymallén, a través de la fundación Redes Nueva Frontera, que busca la inserción laboral de travestis, transexuales y transgénero.
Ellas, junto con otras siete travestis, se desempeñan en las consejerías de los hospitales Central, Lagomaggiore y Lencinas. Su actividad consiste en dar contención y asesoramiento sobre enfermedades de transmisión sexual, especialmente, a personas que son recientemente diagnosticadas con VIH. A cambio de la prestación de este servicio, reciben una beca. En un diálogo abierto cuentan su experiencia y aseguran que este trabajo les ha servido para sentirse útiles y a la vez, para brindar parte de su experiencia a quienes necesitan ser escuchados.
Ellas dicen
Para Vangie, la solidaridad no es sólo una actividad para algunos días de la semana, sino una actitud de vida. Ella formó en Mendoza una filial de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de la Argentina (ATTTA). Actualmente, la sede local funciona en su casa, lugar donde se brinda asesoramiento a las personas que lo soliciten. Ahora, Vangie forma parte de este proyecto de inserción laboral.
“Lo que hacemos es aconsejar a los pacientes que son diagnosticados con el VIH. Desde que comenzamos a trabajar, hemos incorporado asesoramiento a chicas trans, las aconsejamos en cuánto a convivir con el virus y realizamos un seguimiento sobre la adherencia al tratamiento que realizan, además de otro tipo de información, como la de los trámites para conseguir pases libres en colectivo”, explicó Vangie.
Ella contó, además, que el contacto con sus pares le ha servido para detectar algunos problemas graves, como la falta de oportunidades laborales, que hacen que para una travesti o transexual las opciones se reduzcan a la prostitución, o el ejercicio de algún oficio, como peluquería, por ejemplo. En cambio, obtener un título de Nivel Medio para luego seguir una carrera no es común entre personas transgénero. Sin embargo, la proximidad del debate por la ley de identidad de género, que está en el Congreso, le otorga una luz de esperanza (ver aparte).
Por último, habló del trabajo que realizan organizaciones como Redes Nueva Frontera. Dijo que es fundamental y por esto debería ser más difundido, se ocupa de aspectos que muchas veces el Estado olvida abordar.
La experiencia de María Victoria es similar. Ella acaba de obtener sentencia para su nuevo documento en el que se respetará su identidad femenina. Vive orgullosa de su elección sexual y por esto, cree que puede ayudar a personas que se encuentran en una situación similar a la suya. María Victoria, quien se ha desempeñado como docente durante muchos años, está convencida de que es indispensable brindar oportunidades educativas y para esto, además de trabajar en la consejería, está incluida en otro proyecto de autoría de Redes, sobre terminalidad escolar para trabajadoras sexuales que se desempeñan en el carril Rodríguez Peña (ver recuadro).
Para Kuky, este no es el primer trabajo que tiene en consejería de salud. “Es la segunda vez que asesoro en cuanto a enfermedades de transmisión sexual”, dijo y agregó que al ser VIH positivo, puede ayudar a personas que son recientemente diagnosticadas para que tomen la situación de otra manera.
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