La Asociación de Transexuales de Andalucía – Sylvia Rivera (ATA), califica de “maquillaje” el anuncio que ha hecho público el órgano directivo de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) el pasado 1 de diciembre, quien anunció que el nuevo manual, la primera revisión a fondo en 20 años de los criterios diagnósticos más compartidos en el mundo de la psiquiatría. Se publicará en mayo de 2013 y en él, junto a otras modificaciones, ha desaparecido el término "Trastorno de la Identidad de Género". Solo conserva la "disforia de género", es decir, la angustia que sufre la persona que no se identifica con su sexo masculino o femenino.
Si la transexualidad no es ninguna enfermedad mental, no tiene que ser diagnosticada por ningún psiquiatra, apuntan desde la asociación. La necesidad de atención médica, sin embargo, esta sobradamente demostrada. La atención a personas transexuales es necesaria para adecuar el cuerpo a su sexo subconsciente (poniendo fin al sufrimiento que supone vivir con un cuerpo que no se corresponde con su identidad sexual) y paliar el efecto perjudicial de la transfobia social (la negación de la verdadera identidad sexual) en estas personas desde su infancia.
“Disforia de género”, se refiere única y exclusivamente, según el DSMIV y CIE10 (clasificaciones internacionales de patologías), a la aversión manifestada a los propios genitales. No es sinónimo en ningún caso de transexualidad, El que las personas transexuales necesiten tener unos genitales acordes a su identidad sexual, no implica necesariamente que aborrezcan sus genitales de nacimiento. El grado de disforia es variable, e incluso inexistente en muchas personas transexuales (ver: “Grupo de trabajo sobre Transexualidad de la sección de Derechos Humanos de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN)”).
Si aplicamos la nueva definición propuesta por la APA, (Disforia de género = la angustia que sufre la persona que no se identifica con su sexo masculino o femenino) inducimos a mantener ese error asimilando “transexualidad” a “disforia de género”, y alentando con ello la persistencia de la patologización de la transexualidad y perpetuando el estigmatización de las personas transexuales.
Mar Cambrollé, presidenta de ATA, declara, “esta maniobra de forma más “sutil” pretende perpetuar el estigma, negando que la transexualidad no es sino una muestra mas de la inmensa diversidad existente en el ser humano, y, por supuesto, en la naturaleza en general.
ATA, denuncia que la APA no ha tenido en cuenta las demandas de la Comunidad Transexual a nivel internacional, así como las recomendaciones del Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Thomas Hammarberg, quien en 2011 solicitó a la OMS (Organización Mundial de la Salud), la despatologización de la transexualidad, declarando, que la "disforia de género" (como se denomina erróneamente a la transexualidad en ciertos manuales de medicina) debe dejar de considerarse como enfermedad mental en los países del Consejo de Europa y los organismos internacionales de salud. Añadiendo que: “mantener este término -que designa a las personas que viven un desacuerdo entre su sexo biológico y su sexo psicológico- en la categoría de trastorno mental, estigmatiza a las personas transexuales y restringe su libertad a la hora de escoger un eventual tratamiento hormonal”.
La UE, el 26 de Julio del 2011, sugirió dejar de considerar la transexualidad una enfermedad mental, demandando que se desclasifique la ’disforia de género’ como patología en los organismos médicos internacionales.
“Animamos a seguir luchando por la “despatologización de la Transexualidad” y dejar las celebraciones para cuando la Organización Mundial de la Salud descalifique al Manual (norteamericano) de Desórdenes Mentales y declare ante cada país y ante la ONU que la transexualidad no es una enfermedad mental y nunca lo fue, que en muchos casos requiere de apoyo médico para una transición física y que bajo los nombres que sea, jamás debió haber estado en un Manual de Desórdenes Mentales”, añade, Cambrollé.
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