La Convención Demócrata en Charlotte le dio la bienvenida a los delegados transexuales, 13 en total. Foto: Getty Images
CHARLOTTE, North Carolina - Si bien solo alcanzan menos del 1% del total de delegados, están felices y lo demuestran. Los transexuales presentes en la Convención Demócrata en Charlotte, North Carolina, suman 13 de un total de 5,964 delegados, una cifra récord en la historia del partido que mañana coronará la candidatura del presidente Barack Obama a su reelección.
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Con su voz grave, Melissa Sklarz hace un recuento: "Seis en 2004, ocho en 2008, y hoy somos 13. Es un récord", se congratula esta transexual, delegada en la Convención.
Melissa, Amy, Jamie, Janice, Mara, Meghan o Kylar, entre otros, llegaron de todas partes del país para sumar su voz a la del presidente Barack Obama en la campaña por su reelección en noviembre.
Bromean, celebran, encantados de reencontrarse aquí, para la asamblea de los delegados LGTB (sigla en inglés para la comunidad gay, lesbiana, bisexual y transexual).
Janice Covington, de 66 años, exobrero de la construcción con una espesa cabellera oscura, es ditirámbica. "Tenemos el presidente correcto, en el momento correcto". Para Barack Obama, dice a la AFP, no importa "de dónde uno venga, ni de qué raza sea; para él, todos tienen los mismos derechos".
"El partido demócrata nos adoptó, a nosotros y a nuestra lucha a favor de la igualdad", agrega Melissa Sklarz, también sexagenaria.
Mara Keisling, de 52 años, no es delegada pero igual quiso venir a Charlotte. Es directora del centro nacional para la igualdad de los transexuales.
"¡Estoy tan contenta de haber venido a dar mi apoyo al presidente! Logró tantos progresos para los LGTB. En todo lo que refiere a derechos humanos, ha estado con nosotros. Pero el trabajo no ha terminado", agregó.
Ahora devenido un hombrecito con bigotes y ojos verdes, Kylar Broadus, de 49 años, lleva con orgullo una insignia en la que reivindica su transexualidad. Es oriundo de Columbia, Missouri, y cuenta que fue despedido de su trabajo en el mundo de las finanzas cuando inició lo que aquí todos llaman "transición". Desde entonces, acumula pequeños trabajos para llegar a fin de mes.
"La mayoría de los transexuales gana menos de 10.000 dólares por año, debajo del umbral de pobreza", dice Kylar. "Muchos no tienen empleo", observa.
"La gente es despedida del trabajo, pierde su casa, no tiene cobertura médica", agrega Melissa, al contar cómo se quedó sin trabajo durante tres años, mientras realizaba su transición. Pese a tener estudios superiores y tras 20 años en empresas, fue moza, recepcionista, vendedora telefónica... antes de lanzarse en la política y encontrar en ella un equilibrio, le dijo a la agencia AFP.
Divertida y cariñosa, Janice Covington recuerda su infancia difícil, y la enfermera de la escuela que había ordenado a su padre llevarlo al médico cuando tenía 11 años. "En 1958, me miraban como un monstruo que debía ser exterminado", cuenta.
"El médico dijo que no me desarrollaba como un niño y me sometieron a un tratamiento con testosterona durante dos años", recuerda.
Con una voz suave, Jamie Shiner, antes ingeniero de Wisconsin hoy con peluca rubia, también habla de una lucha consigo misma, y de la de sus amigos, "policías, soldados de la marina, bomberos", quienes rechazaron su identidad durante mucho tiempo.
Pero "al final, es un tema de sobrevivencia. Si uno quiere mantenerse vivo, hace una transición. Es lo que hice en 2005. Fue muy caro y emocionalmente agotador. Y luego recoges todos los pedazos que quedan y vuelves a empezarlo todo".
En la Convención Demócrata, dice que está viviendo "los mejores momentos de mi vida".
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