martes, 18 de marzo de 2008

El travestismo no tiene por qué ser un problema, !puede ser una oportunidad!


Por Raquel y Marcia Miller

Yo utilizo sistemas de computación como una herramienta para resolver problemas de negocios. Por muchos años yo tuve la oportunidad de trabajar para un hombre quien creía en darme un trabajo y apartarse para darme la oportunidad de hacer mi trabajo. Decía que debía dejarle saber si encontraba algún problema que no podía resolver, y que entonces él me ayudaría a buscar la solución. Era muy confortable saber que Francisco estaba ahí si necesitaba ayuda. Invariablemente algo inesperado ocurría y le avisaba a Francisco que tenía un problema, él me decía que no era un problema sino una oportunidad para mejorar. Yo creía tener un problema, algo no funcionaba como debía y no sabía como arreglarlo, esto era de acuerdo a mis reglas ¡un problema! ; creía que era solo un juego de problemas el llamar a los problemas oportunidades.

Él insistía en llamar a los problemas oportunidades de crear algo nuevo, algo mejor que antes. Conversábamos acerca de cómo mejorar las cosas y de alguna manera siempre arribaba a una conclusión que era mucho mejor que cualquiera que yo hubiese visualizado. Por muchos años yo atribuí estos resultados mejorados a su experiencia, habilidad e intuición. En lugar de acreditarse la solución, Francisco me preguntaba sobre que había aprendido en la experiencia. Eventualmente me di cuenta que era el proceso el que daba las mejores soluciones. Descubrí que considerar la situación como una oportunidad más que un problema generaba automáticamente una nueva perspectiva mental. Siguiendo su consejo, hoy veo las cosas en forma distinta y pienso diferente sobre ellas, con el tiempo internalicé la sabiduría de visualizar las oportunidades.

Esta historia se relaciona con el travestismo porque muchas parejas poseen profunda dudas y preguntas alrededor del tema y lo perciben como un serio problema a resolver o evitar. En su mayor parte, no perciben ninguna buena solución, solo ¡grandes problemas! Quiero retarlos a pensar en forma diferente, enfocando esta situación como una oportunidad para mejorar. La evidencia experimentada que les he descrito muestra una aproximación diferente que puede producir resultados significativamente mejores. Quizás vale la pena considerar aplicar esta visión a algo que aparenta ser un problema en sus vidas. Esta aproximación ofrece soluciones potenciales y la única inversión requerida es tomar unos minutos para aprender mas acerca de la idea. Ustedes tienen mucho que ganar y poco que perder; así que, demos un vistazo...

Tan pronto nace un niño, su acondicionamiento social empieza. Cuando nace una niña, un acondicionamiento similar le enseña un conjunto distinto de comportamientos. Él aprende deportes, como competir y ser autosuficiente. Ella aprende a cocinar, como cooperar y agradar a otros. A él le enseñan a ser fuerte ¡cuando te caigas no llores, los niños no lloran! Ella aprende a ser suave, ¡Cuando alguien se cae, consuélalo, ayúdalo y hazle sentir bien! Él es enseñado a reprimir sus emociones, los niños no deben mostrarle a nadie lo que sienten, ocultan sus verdaderos sentimientos. Las niñas deben ser emotivas porque es parte de su naturaleza. A él se le enseña lo que es el rol masculino, esa es la forma como los muchachos actúan; la única forma posible de actuar, para convertirse en hombres. De igual forma, a ella le enseñan lo que es el rol femenino. Es la forma como actúan las niñas, la única forma de actuación de las niñas y esa es la manera como aprenderán la posición correcta de las mujeres en el mundo.

La única cosa incorrecta con este proceso de acondicionamiento es que la mayoría de nosotros no encajamos bien en nuestros roles prescritos. Muchos de nosotros deseamos algo distinto pero la sociedad no ha tomado previsiones a nuestra vista personal. Si la diferencia entre nuestro deseo y la manera prevista por la sociedad es menor, la persona puede adaptarse razonablemente bien, pero si es mayor, la persona puede experimentar una desadaptación emocional severa.

Para el travestista, una desadaptación mayor es la condición normal. El típico travestista tiende a estar mas en contacto con sus sentimientos por lo cual la sociedad lo define como un llorón o nenita. Recuerden que los hombres no deben llorar o demostrar sus emociones. El travestista se siente más compasivo y gentil por lo cual lo definen como débil, se supone que los hombres son fuertes y rudos, no se supone que se preocupen por otros, solo deben obtener lo que desean. El travestista desea ser cooperador y competir menos, por lo cual la sociedad lo etiqueta como afeminado. Los hombres deben ser altamente competitivos. Como se cita incorrectamente a Vince Lombardi "Ganar no es lo más importante, es lo único que importa". Peor aun, el travestista es atraído por ropas y telas suaves, por lo cual lo etiquetan como homosexual. Un hombre verdadero sabe quien usa los pantalones y los usa bien. Si desea emplear un vestido, no puede ser realmente un hombre, debe ser gay. La mayoría de las veces la gente no es tan refinada en el empleo de los términos.

Llorón, debilucho, afeminado, homosexual. No toma mucho tiempo para que incluso los más cabeza dura de nosotros entendamos que lo que sentimos y lo que nos atrae es inaceptable. Sin embargo no podemos negar lo que sentimos. El conflicto resultante entre lo que sentimos y lo que espera la sociedad induce una tensión emocional extrema y considerable dolor. La pareja de un travestista rara vez se da cuenta de este tremendo dolor que está sufriendo su ser amado. Él esconde sus verdaderos sentimientos del resto el mundo que él está convencido nunca lo entenderá. Aquellos que lo aman no tienen idea de lo que está sucediendo, es una situación intolerable.
¿Se ha puesto usted alguna vez a considerar que hace que estos sentimientos y deseos sean tan malos? ¿Qué tiene de malo que un hombre exprese sus sentimientos? ¿O que sea compasivo y gentil? ¿O que actúe en forma considerada y cooperativa en lugar de andar constantemente cooperando con todo su entorno? ¿O que use ropas suaves como reflejo de cómo se ve a sí mismo? Todo lo que estamos haciendo es reflejar algunos de los comportamientos que esperamos de nuestras esposas o amantes. Si es tan malo en los hombres, ¿qué lo convierte en bueno y deseable en las mujeres?, Si es bueno en las mujeres ¿por qué no lo es en los hombres? La reflexión sobre estas preguntas puede producir interesantes puntos de vista.

La verdad es que no existe nada intrínsecamente errado en esto, incluyendo el uso de vestidos. La sociedad lo ha hecho malo a través de reglas arbitrarias. Es la rígida aplicación de estas reglas arbitrarias la que actualmente causa la mayoría de los problemas emocionales que sufren los travestista. Una vez que nos liberemos de estos prejuicios, los problemas inducidos por la incomprensión social empezarán a desaparecer.

La verdad es que un hombre puede mostrar sus sentimientos. Los hombres poseen sentimientos que han sido sistemáticamente suprimidos porque eso ha sido enseñado de esa forma como muestra de hombría. Pero el acto de suprimir sus emociones los convierte en duros y fríos en el exterior y vacíos por dentro. Esta acción es dañina para su desarrollo sano, se puede ser compasivo y gentil a la vez que se es fuerte. Recuerdo un personaje bíblico que era increíblemente suave en su trato con los demás y nunca nadie lo acusó de ser débil. Un hombre puede tomar lo mejor del mundo llamado femenino e incluir esto en su vida a la vez que permanece siendo un hombre. Puede mostrar sus sentimientos, ser compasivo y gentil sin ser débil, lo puede tener todo al igual que su pareja y los dos lo pueden disfrutar juntos.

En lugar de verlo como un problema, el travestismo puede verse como una oportunidad de permitirle a los hombres que expresen sus yo verdaderos siendo más suaves, gentiles y compasivos. A medida que aprendemos a expresar nuestras necesidades y sentimientos, somos capaces de entender mejor a nuestras esposas y amantes en mejor forma. El proceso, a pesar de ser difícil, puede crear una relación superior que beneficie grandemente a ambos compañeros. Para que produzca resultados positivos, el proceso también requiere la acción conjunta de ambos socios, ninguno puede hacerlo por sí solo.

Mi esposa Marcia y yo estamos trabajando juntos para tenerlo todo y ambos tenemos grandes trabajos. Ella tuvo que entender que el travestismo es parte integral de mi personalidad y requiere expresión. También debió entender que no hay nada intrínsecamente errado con estas tendencias a pesar que no son generalmente aceptadas por la sociedad. Si hubiera luchado contra mi tendencia y hubiera causado que se reprimiera, nuestra relación hubiera terminado en fracaso. Yo no puedo poner de lado mi travestismo, pues ello me hubiera significado dejar de lado la persona de la cual ella se enamoró, y a ella le gustó el paquete completo. La aceptación de la existencia continua del travestismo es esencial para la resolución completa de la relación. No hay otra opción aparte que no sea la auto represión la cual lleva irreparablemente a la infelicidad.

Yo tuve que aceptarme a mí mismo como soy y no como quería la sociedad que yo fuera. Intenté negarlo, ocultarlo y controlarlo por 50 años y fracasé totalmente. Necesitaba ayuda de alguien quien entendiese el fenómeno mejor que yo; recibí los consejos que necesitaba de una extensiva correspondencia con otros travestistas. Otra gente que había recibido consejos expertos de terapeutas. Es un proceso complejo y difícil pero igualmente esencial para una solución exitosa.

La revelación de mi travestismo, le causó gran ansiedad a Marcia. Fue un enorme cambio con consecuencias inciertas. Habiendo experimentado gran trauma personal no me daba el derecho de empezar a dictar como manejar el tema, pero descubrí que haciendo ciertos compromisos básicos, fui capaz de descargar mucha de la tensión que experimentaba Marcia mientras que era capaz de avanzar en la resolución del problema por mi mismo.
Me comprometí a ser su marido, no su amiga. Ella estuvo dispuesta a experimentar con el travestismo pero ya tenía suficientes amigas y un solo marido. Ella no estaba dispuesta a cambiar a su esposo por una amiga. Hacemos muchas cosas juntos cuando estoy vestido como Raquel, pero en el gran esquema de las cosas, Ricardo permanece siendo su esposo, sin importar como esté vestido.

Me comprometí a no poner en peligro nuestro estilo actual de vida a objeto de satisfacer mis deseos, de manera que conversamos y acordamos un esquema de tiempo y aproximación antes de tomar ningún paso asociado con mi necesidad. Hemos pasado años construyendo trabajos, relaciones, amistades y un estilo de vida por lo cual sería una tontería de mi parte poner todo eso en peligro para satisfacer una fantasía. Seguimos los mejores consejos que había recibido de mis corresponsales, tomar muchos pequeños pasos reversibles. A veces parece que nos movemos muy lentamente, pero cuando vemos hacia atrás nos damos cuenta de cuan lejos hemos llegado.

Me comprometí a balancear mis deseos y necesidades con los de Marcia. Balance es la más poderosa palabra que se debe tener en cuenta en todo momento. No existe un mapa que nos indique el camino adecuado, cada opción necesita ser hecha en el contexto de su relación actual y bajo las condiciones actuales. Requiere la discusión abierta para arribar a la mejor solución para ambas partes. Esto solo puede ocurrir si cada miembro de la pareja está en la disposición de balancear sus necesidades y deseos con los de su pareja. Si el hombre rechaza hacer algunos compromisos para balancear las necesidades de su esposa, a ella solo le quedará preguntarse acerca de su interés en la relación. Si el travestista está logrando sus deseos a expensas de su pareja, el proceso fracasará.

Cada pareja involucrada en el tema del travestismo, está embarcada en una jornada infinita y de gran reto. A través de su membresía en S.P.I.C.E. ustedes han demostrado el interés en solucionar el problema. Este deseo es el requerimiento básico para alcanzar el éxito. Otros ingredientes claves para alcanzar una relación mutua amorosa y comprometida. Ambos miembros deben desear que la relación funcione, el proceso requiere muchas decisiones difíciles que requieren consideraciones sobre la felicidad de la otra persona. Si el compromiso mutuo falta, es poco probable que se tomen las decisiones adecuadas. Cada miembro de la pareja defenderá sus intereses y el proceso se descompondrá en una serie de relaciones competitivas similares a las negociaciones entre una empresa y sus trabajadores. Esto no construirá la deseada relación íntima. Si ambos aplican la Regla de Oro a cada paso y consideran como les gustaría ser tratados si estuvieran en el otro lado de la mesa de negociaciones, la probabilidad de una solución positiva se incrementa.

Quizás la más difícil parte del proceso es la necesidad de comunicarse continuamente, comunicarse y comunicarse... Hay muchos tópicos que requieren un diálogo extenso porque están en oposición con mucho de lo que hemos aprendido en nuestras vidas. Desaprender viejos patrones y remplazarlos con nuevos paradigmas no es posible con una aproximación simple. Requiere mucha conversación y aun más escuchar para resolver los problemas. Marcia y yo tuvimos la ventaja de haber empezado como buenos amigos quienes hablaban mucho sobre diversos temas, el hábito lo hizo más fácil pero no sencillo. Requiere tiempo y trabajo pero los resultados son magníficos.

Marcia y yo no hemos hecho nada que ustedes no puedan hacer, toda pareja lo puede lograr. Si buscan una relación plena para usted y su pareja, si buscan la felicidad juntos, entonces no tiene un problema sino una increíble oportunidad de construir una relación íntima que la mayoría de la gente solo puede soñar. La oportunidad de crear esta relación está en sus manos. ¡Aprovechen el día, aprovechen la oportunidad!


* Tomado del "Espacio de Vane", en http://yotvht.spaces.live.com/

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