martes, 18 de marzo de 2008

Opiniones de la esposa de un travesti


La Historia de Shannon
Tomado de la edición de Junio del 95 de "The Sooner Belle" Official newsletter of COTA.
Traducido por Milena Pérez

Todas las parejas de hombres travestis tienen su propia historia acerca del descubrimiento del "otro lado" de su compañero y de como han debido convivir con él. Muchas mujeres han debido experimentar agobiantes sentimientos de lo inadecuada que resulta esta situación. Muchas otras han tenido que aprender a rechazar aquellas filosofías y principios básicos con que fueron educadas. Muchas otras estan temerosas por dar siquiera un paso transgrediendo aquellos preceptos y paradigmas adquiridos desde siempre.

Creo que en mi caso todo esto resultó sencillo para mí.

De acuerdo con el lenguaje de los estereotipos y la apariencia, mi esposo Ed es un individuo muy masculino. Sus hombros son bastante anchos, su pecho luce algo musculoso y tiene una barba poblada además de suficiente vello en casi todas las partes de su cuerpo. Es veterano de la guerra y trabajó como bombero durante varios años. Es bastante fuerte y asertivo y conduce su auto como un loco. Pero también tiene un buen sentido del humor, sabe escucharme atentamente e interesarse genuinamente en mis dificultades y cuando mira a una mujer, se fija primero en sus ojos y no en sus senos o en su trasero. Tiene afinidad por algunas manifestaciones artísticas como la música, la pintura y el teatro. Tiene una mente abierta y es compasivo y generoso y prefiere sostener una conversación sobre mis asuntos cotidianos que ver un partido de fútbol. De tal forma que cuando lo conocí, supe de inmediato que no estaba ante un hombre típico.

Aquellos indicios de cuan atípico se mostraba, llamaron siempre mi atención. Sus uñas largas eran la más obvia evidencia de que algo en él era definitivamente diferente. Pocos días después de conocernos, las pintó de rojo brillante, como parte de su disfraz de diva de los años 60 en una fiesta de Halloween. Alí estaba este hombre musculoso, con una voz casi chillona, sosteniendo elegantemente un cigarrillo entre los dedos de su mano, delicadamente inclinada hacia arriba.

Sabía que esto molestaría profundamente a cualquier mujer, pero yo estaba definitivamente, oh, como debería decirlo, no tan incómoda. Su forma de caminar, llamó mi atención fácilmente. Se movía con gracia y confianza, tal como muchas mujeres deberían hacerlo. Cuando estaba realmente cómodo, subía su brazo y doblaba grácilmente su muñeca. De inmediato supe que todo esto lo hacía un hombre realmente diferente. En su baño, conservaba varios lápices de brillo labial. Asumí que los usaba. Sólo tuve una corazonada.

Siempre me han interesado la psicología y la sociología. He leído desde estudios Victorianos hasta estudios modernos, encontrando tópicos de travestismo aquí y allá. Pero estaba empezando a pensar: Necesito más información de todo esto.

Un día, durante una conversación casual sobre una historia de su pasado reciente, desprevenidamente mencionó que "estaba en tacones esa vez." Aha ! Recurrí a los libros de Jean Barnes. Ellos tenían algunos libros sobre travestismo, y también al de Virginia Prince "Entendiendo el travestismo". Sin importar lo que la gente pueda pensar de este libro ahora, esta fue la única fuente de información positiva que tuve durante ese tiempo. Lo leí de principio a fin en una sola tarde (Si, Mamá, estoy estudiando para ese examen de botánica médica...).

Esto sucedía poco antes de que él aceptara vestirse completamente para mí. Al principio sólo ví algo de lápiz labial, unos zarcillos y tal vez un vestido de satín. Muchos psicólogos podrían considerarme como una alcahueta, pues fui yo quien le animó a esto. Elizabeth era divertida, pero más importante, Ed se sentía cómodo y desinhibido. Por qué debía yo molestarme con un acto que producía un sentimiento de libertad al hombre que amaba?

Empezamos a comprar algunas cosas para Elizabeth. Ninguno de nosotros mantenía prejuicios y sólo teníamos problemas en las tiendas. Ellos definitivamente no podían dejar la norma de hombres con ropa de hombres, en la sección de hombres y mujeres con ropa de mujeres en la sección de mujeres, Sin mezclarse entre unos y otros.
Ahora, cada vez que me detengo a buscar alguna ropa, miro mis tallas y miro también las de Elizabeth. Si busco por catálogo, tengo dos chicas en mi mente. Esta navidad, además de los regalos para Ed, compré también una falda plateada para Liz. Me gusta que su travestismo sea sólo otra de las cosas que compartimos (especialmente cuando considero su cajita de joyas).

Hace poco acepté acompañar a Liz a uno de los grupos de apoyo a travestis de Manchester. Sentí como si me dieran una palmada al ver tantos hombres navegando en sus tobillos, ajustando sus brassieres y tratando de evitar frotar sus ojos recién maquillados. Ellos tienen idea de cuanto trabajo se requiere para seguir las reglas de la femineidad y pueden comprenderse mejor con las mujeres. Siento una especie de camaradería con hombres travestis, que no podría sentir con hombres que no lo son.

Mientras pienso en las exigencias que sobre su apariencia se hacen permanentemente a las mujeres, me doy cuenta que cuando se trata de ropa, nostras tenemos muchas más opciones. Si quiero vestirme con pantalones, nadie va a llamarme mari-macho. Incluso, si quiero usar una corbata, habrá quienes crean que es bonita. Sin embargo, si fuera Ed quien quiere vestir una confortable falda de dením en el supermercado, la gente se reiría y/o estaría horrorizada. El podría ser expulsado de la tienda, no sólo por que está escandalizando a todos, sino también por que estaría violando las restricciones de nuestra sociedad en cuanto al vestido. Suena muy tonto, desde mi punto de vista.

Creo que esta es la principal razón por la que no he encontrado dificultades para aceptarlo: Me parece tonto no hacerlo. A través de la historia, los hombres han vestido collares, tacones, pelucas o maquillaje, en una u otra circunstancia. Sin embargo esto no hace al travestismo aceptable en nuestros días. Eso es todo.

Me he dado cuenta que las prótesis para simular los senos, el maquillaje, la peluca, los tacones, etc. constituyen una transformación superficial del género, mas que un simple contacto con las ropas femeninas. Pero esto parece ser una minucia también. Me siento frustrada con la cuadriculada cajita del género en la que según la insistencia de nuestra sociedad, yo habito. Muchos hombres también se sienten de esta forma, y algunos de ellos reaccionan cruzando estas fronteras. Yo nunca podré entender completamente las razones por las que Ed necesita cruzarlas, y tal vez el tampoco lo haga completamente, pero entiendo la necesidad de escapar de esa caja y todos sus absurdos estándares. Me he transvestido de cuando en cuando. Sin embargo no creo que esto contribuya a aumentar mi entendimiento, pues esto no me hace sentir ninguna diferencia.

Basada en las historias de algunas mujeres, tengo las razones perfectas para sentirme amenazada por el travestismo de Ed. De niña fui casi como un chico y no soy la más femenina de los adultos (excepto cuando verdaderamente me esfuerzo). Positivamente desprecio el maquillaje, me incomoda tocar algo remotamente parecido a un brassiere y me siento feliz de poder salir sin usar uno. Llevo mi billetera de tres cuerpos en el bolsillo y si usted llamara a mi estuche de libros, un bolso, le mataría con la mirada. Fácilmente puedo asumir que no soy "suficientemente mujer " para él y que el quisiera que yo vistiera y actuara como lo hace Elizabeth. Pero eso es un poco tonto y egoísta, principalmente por que Liz ha estado a su lado más tiempo que yo.

Tengo que admitir que una de las razones que me ayudan a convivir con el travestismo de Ed es probablemente que no veo a Elizabeth tan frecuentemente. Cuando regreso a casa, primero veo a Ed. Algunas veces hecho de menos a Liz, pero esto es mejor que extrañar a Ed la mitad del tiempo. Algo que hace todo esto más difícil es que debido a las actitudes de la población en general, debemos mantener todo esto en secreto. A la mayoría no le importa aprender nada acerca del travestismo, ellos simplemente ofrecen una condena inmediata. El arraigado sexismo en el que se basa esta represión debería poner furiosa a cualquier mujer.

Si, Yo se que hay otras razones por las cuales la sociedad desaprueba el travestismo, pero esta me parece la principal. "Oh Dios, el está tratando de actuar como una mujer ! ... Que molesto, ... Que HUMILLANTE. Por qué alguien querría imitar tan patéticamente a otra criatura? " Grrrr...

Una ventaja de ser la esposa de un travesti es que él no dirigirá esta clase de basura contra Usted. El no considera que asumir el rol femenino sea algo exigente, el no la considera a Usted inferior por ser una mujer. El es generalmente más sensible, y nunca le dirá: "Querida, vístete, maquíllate y ponte aquellos tacones de cinco pulgadas, vamos a salir en veinte minutos."

El travestismo de Ed no es una carga con la que tengo que vivir. Por el contrario, adiciona a nuestra relación facetas positivas. El es la persona mejor ajustada que he conocido, probablemente por que las partes masculina y femenina de él no están en conflicto. Por que el puede estar en contacto con su parte suave y delicada y puede expresarla tanto cuando usa un vestidito de seda o sus pantalones camuflados. Yo lo amo y por eso hago todo esto posible para él y para mí.

* Tomado del "Espacio de Vane", en http://yotvht.spaces.live.com/




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