domingo, 2 de marzo de 2008

Georgina Beyer


Primera transexual del mundo en ser elegida diputada. Durante sus dos periodos impulsó iniciativas legislativas a favor de los homosexuales que finalmente se convirtieron en leyes en su país, también participó de una reforma legislativa en favor del trabajo sexual en Nueva Zelanda.

Georgina Beyer (Wellington-Nueva Zelanda, 1957). Bautizada al nacer con el nombre de George y de raza maorí, a los 17 se asumió mujer y empezó a serlo vistiéndose como tal: “destruí todas mis ropas de chico”, recuerda. Esta apuesta identitaria, sin embargo, la condujo a la marginación y a sobrevivir como trabajadora sexual.

Años después, travestida de mujer, se labró una carrera como actriz de cine, teatro y televisión con la que obtuvo varios premios: “participar en películas ayudó a hacer visible la imagen del transexual desde el televisor”, comenta Beyer.

Al final, cansada de interpretar sólo a personajes de vida disoluta, se mudó a Carterton, un pueblo rural, tradicional y conservador, de mayoría blanca. Fue allí cuando escuchó el llamado de la política. Animada por un concejal, en 1992 se presentó a los comicios locales, pero se quedó a 14 votos de un puesto en el ayuntamiento. Al año siguiente ya era edil y, en 1995, nueva alcaldesa de Carterton, logrando más votos que los otros tres candidatos juntos.

Su gestión hizo que el Partido Laborista de Nueva Zelanda le propusiera postular al Parlamento en 1998 y terminó barriendo a su rival del Partido Conservador, que había sido primer ministro del país antes. En el 2002 fue reelegida parlamentaria. Durante sus dos periodos impulsó iniciativas legislativas a favor de los homosexuales que finalmente se convirtieron en leyes en su país, también participó de una reforma legislativa en favor del trabajo sexual en Nueva Zelanda.

Dimitió su tercer periodo como parlamentaria en febrero del 2007 por discrepancias con su partido político.
Transexual, mujer y parlamentaria, Beyer no sólo ha experimentado una doble metamorfosis en la última década. Su vida es una metamorfosis continua: “lo que me ha ocurrido en los últimos 30 años es fruto de haber estado en cada momento en el sitio adecuado. Un tiempo en el que transexuales y gays han experimentado un proceso de transformación y han podido abandonar la marginalidad.

Yo llegé al Parlamento a pesar de ser transexual, no por serlo”, afirma Beyer. Lo cual nos indica que todavía hay mucho trabajo por hacer para una verdadera inclusión de las personas trans en la sociedad, aunque personajes como Beyer son referentes que nos invitan a seguir en la lucha.

(Tomado del Boletín del Secretariado Trans de la ILGA, Año 1, No. 3, Febrero 2008)


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