martes, 18 de marzo de 2008

Matrimonio y travestismo: como puede funcionar


Por Raquel y Marcia Miller

Desde nuestro primer encuentro, Marcia y yo compartimos nuestros pensamientos y sentimientos, fue una gran preparación. A pesar que trabajábamos en la misma compañía, no nos conocíamos; viajábamos en el mismo tren pero esperábamos en distintos sitios del andén. Una noche que estaba conversando de negocios con un colega, continuamos la conversación en el tren, él normalmente viajaba con Marcia y nos presentó; yo la saludé y continué conversando con mi compañero. Cuando él se bajó, la señorita "buena educación" me indicó que hablase con ella, ¡nos conectamos en forma inmediata!

La siguiente noche, sin una excusa, continué conversando con Marcia. Estos encuentros "inocentes" continuaron por meses hasta aquel día "fatídico" en el cual la invité a cenar. Entonces yo ya estaba totalmente golpeado y le presenté poemas, notas y regalos hasta que ella me dejó atraparla.

Siguió el matrimonio y la felicidad llenó mi vida. Ella era tan maravillosa que yo estaba convencido que el demonio de mi transvestismo había sido vencido. Me encontré sorprendido cuando, en lugar de disminuir, la necesidad permaneció fuerte. La amaba tanto y nuestra relación era tan fuerte que una noche balbuceando le dije de mis sentimientos al respecto. Ella luchó contra la idea pero estuvo de acuerdo en dejarme experimentar con transvestismo. Después de varios eventos en casa, nos fuimos un fin de semana, ella me ayudó con el maquillaje y yo llevaba un bello conjunto, cuando salimos a pasear por calles oscuras; unos adolescentes me descubrieron y se rieron a carcajada. Fui incapaz de asimilar el ridículo y le dije a Marcia que nunca más lo haría. Pero, la urgente necesidad retornó.

Tenía todo: maravillosa esposa, gran familia, buen trabajo, encantadora casa, todo excepto paz interior. En desesperación absoluta decidí entender mi transvestismo y empecé la angustiosa jornada que me llevó a la autocomprensión y finalmente a la autoaceptación.

Mis temores vinieron de no conocerme. Tenía preguntas mayores sobre el sexo. ¿Era gay, transexual o bisexual? No entendí mis emociones o sentimientos tampoco. ¿Quién era la persona escondida detrás de la fachada que había construido a lo largo de los años?

Afortunadamente encontré recursos que me ayudaron: Tapestry, los libros de Virginia Wolf y corresponsales transvestistas. Me ayudaron a ver dentro de mi cabeza y corazón y descubrirme, libre de prejuicios y estereotipos. Descubrí que no había nada malo en mi. La sociedad me había hecho sentir mal diciéndome que había algo malo en mí, pero estaban equivocados. Una vez me liberé de estos prejuicios, encontré una persona que me gustó... Yo.
No tenía que ocultar mis sentimientos, podía ser compasivo y gentil, a la vez permaneciendo fuerte. Podía tomar lo mejor de lo que el mundo llama femenino e incluirlo en mi vida permaneciendo a la vez como hombre. Podía tenerlo todo lo que deseaba ahora. Se lo dije finalmente a Marcia, fue un gran descanso, a medida que hablamos ella me pidió que registrase lo que había conseguido. Esas ideas parecieron poder asistir a otros a conseguir lo mismo que yo busqué, por lo que ella me incitó a escribir The Bliss of Becoming One

Aprendimos la verdad sobre los mayores temas. Que la tendencia de un hombre al transvestismo es parte integral de su ser, personalidad y necesidad de expresión. No existe nada intrínsecamente malo con estas tendencias, a pesar que la sociedad generalmente no las acepta. Quizás lo más importante, que el debe aprender a entender y aceptarse a sí mismo como es. La revelación del transvestismo genera gran ansiedad en la esposa, es un inmenso cambio con consecuencias inciertas; sin embargo, haciendo ciertos compromisos básicos, el marido puede reducir considerablemente la tensión. Los compromisos importantes incluyen:

· Permanecer siendo su marido, no su amiga.
· No poner en peligro nuestro estilo de vida a fin de darse placer con sus deseos en este tema sexual.
· Discutir y acordar en el tiempo y camino antes de tomar cualquier decisión relacionada con el tema sexual.
· Balancear mis necesidades y deseos con los de ella.

Es una jornada difícil, sin fin. Es sabio tomar pasos pequeños, retornables. Sobre todo hay que comunicarse, comunicarse y comunicarse...

* Tomado del "Espacio de Vane" en http://yotvht.spaces.live.com/


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