viernes, 7 de marzo de 2008

Travestismo y Transformismo

Hay una forma de conducta transgenerica que me tiene sumamente intrigada, y confieso que me es muy difícil abordarla y comprenderla. Se trata del “trasformismo” y las personas que se autodefinen como “transformistas”.



A estas alturas sabemos, y nunca estará demás repetirlo, que el “trasvestismo” significa simplemente vestir de manera ocasional, vestimentas que socialmente son adscritas al sexo o género opuesto de la persona que lo hace. También sabemos que hay una infinidad de razones por los cuales las personas varones se “trasvisten”. Teniendo en consideración no complicar la lectura innecesariamente, me pareció mejor no abordar esas “clasificaciones”, tanto por las múltiples de dichas razones, como por considerar que ninguna “clasificación” terminaba de agotar, suficientemente, las múltiples experiencias de las personas “travestistas”. Sin embargo, aludiré a solo tres experiencias que son consideradas por la literatura especializada como las más generales o recurrentes, o quizás, las más comunes:




a) El “travestismo erótico”. Vestir prendas femeninas acelera la sensibilidad imaginativa, erótica y sexual, y conduce al auto-placer a niveles mayores que cuando la persona no se “trasviste”. Proyectar una imagen “femenina”, es jugar con ser mujer y al mismo tiempo, poseer a esa mujer que uno mismo se imagina y construye. Comparto la hipótesis de que la gran mayoría de personas “travestistas” en todo el mundo, independientemente de países, culturas e idiomas, lo hace por estas razones y por tanto, es el caso generalizado en América Latina, de las personas “travestistas de closet”, que luego de ese momento experimental, vuelven a su vida cotidiana y al mundo social masculino.

b) El “travestismo relajante”. Vestir prendas femeninas es un escape del mundo cotidiano del varón, donde existen presiones laborales, familiares, sociales, culturales, etc., correspondientes al mundo masculino, y permite un momento de “relax” al experimentar, por un momento, ser “otra persona. Es un momento que permite dejar en suspenso las presiones y al mismo tiempo, experimentar otras sensaciones y sensibilidades muy ocultas en la persona, pero que se hallan reprimidas y auto-reprimidas pues no nos son utiles en el mundo cotidianamente real de la persona. La hipótesis aquí sería que este “travestismo” a más presente en países muy industrializados como es el caso de Japón, Europa y después, los EE.UU. Una segunda hipótesis sería que este “travestismo” tiene un sesgo “clasista”, es decir, es realizado generalmente, por varones propietarios, conductores o gerentes de medianas y grandes empresas.

c) El “travestismo estético”. El asunto aquí, no es tanto el vestir prendas femeninas solamente, sino se trata de intentar alcanzar auto-construir una imagen lo más perfectamente parecida o idéntica a la imagen de una a mujer biológica. Según lo que he leído y visto en la red, me da la impresión de que hay dos variantes de este “travestismo” pero que llegan, en momentos determinados, a entremezclarse y sobreponerse, y a utilizar los mismos espacios de expresión. El primero es el de los “travestistas heterosexuales”, que no solo realizan un “trasvestimo completo”, sino que en realidad, se esfuerzan, se esmeran, se obsesionan, por lograr esa imagen perfecta de una mujer. Es decir, se “transforman” en una “mujer”, a tal punto que las palabras “travestismo” y “transformismo” son utilizadas de manera indiferenciada y como sinónimos. Pero en este caso, se trata, ante todo, que la imagen proyectada es la de una mujer que “llevan adentro”. Por definición, esa mujer tiene que ser bella, bien vestida y bien maquillada para la ocasión.

El segundo, se realiza con fines eminentemente artísticos y culturales. No es solo que haya personas varones que se “trasvisten” o se “transforman” para representar a una mujer en un escenario o para interpretar ciertos personajes femeninos (“Laiza Minnelli”, “Paulina Rubio”, etc.) si no que el hacerlo es considerado todo un arte, tal como la música, la pintura, la literatura, etc. La persona “transformista” es, ante todo, un artista y la “transformación”, su arte. Más que sacar a la “mujer que se lleva adentro”, se trata de dar vida y representar artísticamente, a la mujer y a lo femenino, “en general”. En ambos casos, las razones “eróticas” y/o “relajantes”, pasan a un segundo plano, y de lo que se trata es de lograr esa imagen perfecta de la mujer. Generalmente, realizan estas actividades en Locales o Casas Especializadas en “transformaciones”, donde se brinda a la persona el espacio y recursos como vestimenta, zapatos, lencería, etc., como también sesiones de maquillaje, corte de cabello, alquiler o venta de pelucas, y otros necesarios complementos cosméticos para lograr el objetivo de alcanzar la imagen deseada de la “mujer”. Es lógico esperar que una persona “travestista” (heterosexual u homosexual) que haya adquirido conocimientos y experiencia en el arte cosmético de la “transformación”, decida trasmitir y/o compartir dichos conocimientos a otras personas “travestistas” y que mejor que hacerlo en estos espacios.

De igual modo, cuando una persona “travestista” que descubre sus cualidades y habilidades para auto-construir una imagen de “mujer”, asistirá y compartirá esos espacios, en los cuales se permitirá, también, exhibir su lado artístico, teatral y/o musical, así como un espacio de competencia como certámenes de belleza, para demostrar sus capacidades de “pasar” como toda una bellísima “mujer”. Finalmente, existe una alternativa laboral para aquellas que ofrecen servicios de “transformación”, generalmente en sus domicilios, lo que implica dotar a la potencial cliente, de indumentaria femenina, maquillaje y hasta un set de fotos digitales; pero también, de enseñanza de métodos modernos de maquillaje, para que la misma cliente se maquille con habilidad, siempre con el objetivo de alcanzar la tan ansiada imagen de “mujer”.

Y aquí empiezan mis dudas. Permítanme plantearlas en forma de afirmaciones hipotéticas, es decir, de lo creo intuir, pero que no estoy completamente segura.


En primer lugar, una característica básica de las personas “travestis transformistas” es que tienen muy adentrada la idea de la dicotomía determinista y reduccionista del sexo/genero, es decir, la idea de que sólo puede haber un “hombre/varón/macho” y su otro contrario, una “mujer/femenina/hembra”. No he encuentrado páginas o blogs de estas personas “transformistas” que hagan alusión a la palabra “género” o a la problemática de la existencia de personas de un sexo físico y que portan un género “opuesto” o “cruzado”, o sea, un “efecto transgénero” o una “disforia de género”. Deduzco que para ellos, pensar en una identidad más allá de la dicotomía machista-sexista, es pensar en la “homosexualidad” o ser “gay”.

Frente a ello, encuentro dos actitudes. La primera, es de aquellos “transformistas” que tienen una preferencia bisexual u homosexual, y que efectivamente, declaran abiertamente una identidad “gay”. La segunda, es una persistente y reiterativa afirmación de que ellos son “hombres” y que la “transformación” es sólo un “hobbie” o un arte. Su reclamo a la sociedad es la falta de libertad y de comprensión con respecto a que puedan existir “hombres” que siendo efectivamente “hombres”, tienen todo el derecho de realizar una “afición” o un “arte” que “no le hace daño a nadie”, y que el hacerlo, no implica ser, necesariamente, “gay”. En síntesis, encuentro una persistente obsesión por alejar de ellos el estigma de ser llamados “homosexuales” o “gays”, y que más bien, la mayoría tiende a afirmar su identidad de “varón”.

En segundo lugar, al tener muy adentrada la idea dicotómica “sexo=genero”, las personas “travestistas transformistas”, sólo pueden proyectar como imagen de “mujer” el de una mujer biológica. Esto es, que la mujer biológica no es sólo un referente para la construcción de la propia identidad de género y necesaria para ser una misma, como en el caso de la “mujer transgénero”, sino es un objetivo en sí mismo. De esto mismo hablaba con una amiga “mujer transgénero” de Argentina, al a la cual le decía que una de las grandes frustraciones de aquellos “travestis” y “transgénero”, que tienen a la mujer biológica como su meta, es que de toda maneras, se percibirán la diferencia entre su conducta y el de la mujer biológica misma. Lastimosamente, no es posible pasar, genéticamente hablando, de un sexo a otro sexo contrario, y si eso fuese posible algún día, siempre habrá una objetiva diferencia entre aquella persona a la cual se le atribuyo e intento socializar una conducta de genero contraria al de su sexo psicológico, y aquella persona que no muestra una incongruencia socialmente considerada entre sexo y género.

Sostengo la hipótesis que para el caso de las “mujeres transgénero” (y quizás puedan aceptarlo las personas “travestistas” y aún las “mujeres transexuales”) es una idea falsa el pensar sentirse o efectuar una “transición” con la meta de ser, en sí misma, una mujer biológica. Esa no es la meta. Esa no puede ser la meta. La meta es ser una misma. Y la verdad es que nuestra misma persona, nosotras mismas, ya es una personalidad femenina y ha desarrollado ya una “identidad de género femenino”, pero no tendremos nunca el sexo físico o genético de una “hembra” de la especie (por favor, “hembra” sin las connotaciones desvalorizantes que el machista siempre atribuye a éste término).

Pero ligado a esto, tengo la impresión (y puedo estar equivocada en esto) de que la idea de “mujer” o la imagen de “mujer” que buscan alcanzar o desarrollar las personas “travestistas estéticas” y/o “transformistas”, es una imagen socialmente estereotipada de la mujer. Es decir, que la idea o imagen de la mujer “en general” no es tal, sino que más bien, es la imagen impuesta culturalmente de un tipo de mujer muy “concreta”: la mujer bonita. Como dirían las amigas feministas, la mujer “objeto” sexual. Que duda cabe que, las mujeres biológicas/hembras portan una bella silueta física y su conducta es por decir, sensual y provocativa, pero mucho de esa conducta es, como se sabe, culturalmente construida. No en todos los periodos históricos, ni en todas la culturas, el prototipo de mujer es, por ejemplo, la que se depila los vellos, delgada y bellamente maquillada, sino todo lo contrario, y hasta estas pueden ser cualidades adscritas a los hombres/machos de la especie de esa cultura o sociedad. Además, en nuestra propia sociedad urbana y moderna, existen mujeres de todos los tipos, “colores”, “tamaños”, y “anchos”. Las hay limpias, cochinas, aseadas, descuidadas, ligeramente maquilladas, maquilladas solo para la ocasión, las hay sobremaquilladas; las hay rebeldes, las hay pasivas, las hay intelectuales, las hay vulgares. Y no por eso dejan de ser mujeres ni ser femeninas.

Como todos sabemos, el feminismo tuvo varias etapas, las cuales se caracterizaron por asentar ciertos énfasis en la problemática de la mujer. Una etapa radical fue la cuestionar toda referencia al género por considerarlo un “concepto” exprofesamente construido por el poder machista. Hubo una exageración, pues los valores, los sentimientos y sensibilidades más hermosas de la especie humana, se albergan en lo que es el “género femenino”, y por ello, el feminismo intenta pasar a una nueva etapa, menos radical, donde comienza a reivindicarse lo “femenino” en tanto “género”, y ha entrado en debate, nuevamente, la relación entre el sexo físico y el genero como subjetividad no determinada por el primero. Y ha sido para mi sorprendente, leer en algunas páginas feministas, como algunas mujeres intelectuales o entendidas en la problemática del género, han comenzado por reconocer que el “genero femenino” y sus cualidades, no estando dterminadas por lo físico o lo biológico, puede no ser privativa de la mujer biológica, sino que también pueden ser genuinamente y legítimamente compartidas con las personas “travestistas”, con las “mujeres transgénero” y con las “mujeres transexuales”.

Ahora bien, habría un espacio compartido entre las mujeres biológicas y las personas “transgenericas” que es la “feminidad”, y que lo que debiera unirnos, es el rechazo a la imagen sexista y consumista de la “mujer”, siempre delgada, siempre alta, siempre blanca, siempre rubia, siempre europea o anglosajona, siempre occidental. Pero en el caso de las personas transgénericas, el rechazo a las imágenes devaluantes y sexistas de la mujer, es decir, el pensar que vestirse de mujer, es vestirse de “colegiala”, “prostituta”, “mucama” o “sirvienta”. Se puede ser todo esto, si una quiere, pero también se puede ser otra cosa. La idea es controlar concientemente la posibilidad de estar reprodiciendo, paradogicamente, una imagen machista de la mujer. Más bien, se trata de lograr una imagen que es sino la expresión de nuestra propia personalidad. Yo siempre les digo a mis amigas que están “subiditas de peso”, por ejemplo, que es necesario hacer un esfuerzo por adelgazar y verse regias y divinas. No estamos en una isla, sino dentro de la sociedad, y por ello es neceario y legitimo tener a la mujer biologica "bonita" como un referente que puede orientar nuestra búsqueda de nuestra propia imagen, pues al final de cuentas, esa imagen será construida a partir de lo que nos gusta y no gusta. Pero también les digo, que eso no define totalmente la "feminidad" de la persona, pues hay mujeres biológicas y transgénero, que son “gorditas”, pero que al hablar, al caminar, al pararse, al vestirse, ¡¡exhalan tal feminidad y sensualidad que ya la quisieran expresar muchas modelitos de pasarela!!

Concluyo reiterando lo que dije líneas arriba: estas son afirmaciones solamente hipotéticas que ameritan ser más indagadas y discutidas, sobre todo, en dialogo con las mismas personas implicadas en estas experiencias “transformistas”, pues ellas podrían explicarnos lo que sienten y experimentan en su interior. Eso es lo que todavía no he encontrado en sus páginas, más allá de que manifiesten su “deseo” de “pasar como si fuese” una mujer “de verdad”, lo cual es completamente legitimo, en tanto es su propia decisión subjetividad y su derecho a modelar su propio cuerpo como quieran, y frente a las creencias e imposiciones sociales que segregan y marginan.



* Las fotos de esta entrada pertenecen a una linda chica llamada Viviana, la cual ofrece servicios de "transformación". En su página web, ella dice lo siguiente : "Buenos Dias.... a todas las chicas que ingresan a esta página...Dedico esta a todas las que de algun modo sienten y quieren explotar su lado mas precioso...su lado femenino. Con mi ayuda lo puedes lograr, estoy para ayudarte y asesorarte en muchas cosas, ve mis fotos, tambien soy un chico transformista y puedes quedar asi de bella, o mucho mas aun, solo tienes que intentarlo... todas pueden verse y sentirse como lo desean. solo contactame sin miedos, con mucha confianza ya q todas somos iguales... y solo ven con la mejor, que tu bella princesa interior te espera para ser libre.........Desde Lima - Perú. tu amiga Viviana"
http://vivianaatumanera.es.tl/Home.htm

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