Travestis, transexuales y transgénero, son algunas de las nuevas categorías de identidad de género que reconoce la sociedad y la ley. La mayoría recibirá implantes mamarios, 20 ya tienen terapia hormonal y 7 se sacarán los senos; todo en hospitales públicos.
Contenida. Camila asegura que si no hubiese tenido el apoyo de su familia y amigos, se habría suicidado. (foto: Silvina Salinas)
Travestis, transexuales, transgénero, son algunas
de las nuevas categorías que desdibujan las fronteras, antes tan
nítidas, por las que ya no sólo es varón quien nació varón, ni mujer
quien nació mujer. Hoy se entiende a la identidad de género como una
construcción subjetiva y social, no como producto de la biología. Por
eso, cada cual puede decidir hasta cambiar de nombre legal y modificar
su cuerpo.
Y como por ley (ver aparte) el Estado debe garantizar ese
derecho, bajo el paraguas de la salud pública de Rosario ya hay 20
varones trans recibiendo hormonas, siete de ellos a la espera de una
cirugía que les extirpará los senos, y 170 travestis y mujeres trans que
aguardan implantes mamarios. Las operaciones de reasignación de
genitales son una cuestión de tiempo: la decisión política de la
provincia "ya está tomada" y sólo falta que un grupo de cirujanos reciba
entrenamiento intensivo en hospitales especializados de otras tierras
para empezar a practicarlas en breve a nivel local.
En Rosario fue Tiago Kuperman, un joven trans (es
decir, alguien que nació mujer, pero se percibe como varón), el primero
en pasar el 10 de julio por una operación de reasignación de sexo, al
practicarse una adenomastectomía mamaria, es decir, una extirpación
quirúrgica de los senos.
Dos meses antes, una chica trans de Santa Fe (al
revés de Tiago, nacida hombre, asumida como varón) pasó por una cirugía
genital llamada vaginoplastia en el Hospital Gutiérrez de La Plata, con
apoyo del gobierno provincial, ya que hasta ahora no se han realizado
ese tipo de intervenciones en territorio santafesino.
El director de Políticas de Género e
Interculturalidad, Daniel Teppaz, explicó a LaCapital que "la decisión
de realizar y solventar ese tipo de cirugías ya está tomada por el
Ministerio de Salud de la provincia".
Sólo que, para poder hacerlo, un equipo de cirujanos
debe recibir antes capacitación ultraespecífica y hasta ahora no ha sido
fácil lograr la admisión en un hospital donde esas operaciones se
realicen de rutina (al menos unas 15 o 20 al mes) y el entrenamiento
pueda ser intensivo. Un centro de Río de Janeiro se perfila como opción,
pero aún falta recibir una respuesta, dijo Teppaz.
Por ahora, dos personas se acercaron a Salud
provincial explorando esa opción, detalló el funcionario (una de ellas
ya está previsto que también vaya a La Plata), pero la enorme mayoría ha
comenzado eligiendo otras intervenciones, básicamente terapias
hormonales, mastectomías o implantes mamarios. (ver recuadro).
En Rosario los números están bastante afinados. Según
detalló la subsecretaria de Salud Pública del municipio, Gabriela
Quintanilla, hoy por hoy veinte varones trans cursan procesos de
hormonización, siete de los cuales ya están a la espera de una cirugía
que les extirpe los senos y les permita lucir un torso masculino. Y
otras 170 personas —entre travestis y mujeres trans— figuran en un
listado para pasar por un implante mamario (ver página 4).
Area de la Diversidad. Antes de
llegar al sistema de salud, por lo general las personas trans entablan
contacto con el Area de la Diversidad Sexual del municipio, un ámbito
amigable, amparador y vinculante, que entiende a la sexualidad en todos
sus aspectos.
"Hacemos un acompañamiento integral y con distintas
propuestas de inclusión, porque no son cuerpos que se operan, sino
personas que atraviesan por procesos complejos de transformación
identitaria", sostuvo la titular del Area, Noelia Casati.
En muchos casos esos procesos incluyen afrontar
tensiones entre esa transformación de la identidad de género y la
visibilización (por ejemplo, asumirla ante la familia), la decisión de
modificar nombre y DNI, las opciones laborales, los sentimientos de
pertenencia a determinados grupos y la generación de nuevos vínculos. Y
como no podía ser de otro modo, los cambios en el cuerpo e imagen.
¿Por qué? Porque las personas trans "son sujetos
atrapados en las convenciones físicas y sociales, y el alivio llega
cuando el cuerpo biológico y el sociosubjetivo coinciden", afirmó
Quintanilla.
Los medios para esa adecuación de "la imagen física
al género sociosubjetivo son el ropaje, la hormonización, la cirugía
reparadora y la cirugía estética", detalló la funcionaria.
Reparadora. Por eso, dijo, hay que
entender que "la cirugía de reasignación de género, aquella que se
efectúa sobre los caracteres sexuales primarios y secundarios de un
sujeto, no es una cirugía estética, sino reparadora", en la medida que
"permite el alineamiento entre lo que la persona adulta y autónoma desea
y siente que es, con lo que su cuerpo expresa que es".
Para esas personas, "con una larga historia de
definición sexual, adscriptas a un sistema de salud que las aloja,
conoce y trata, con terapia hormonal generalmente prolongada, la cirugía
es el paso final esperado de logro de identidad", y tras "un largo
camino adaptativo al género buscado".
Largo camino no es sólo el que recorren las personas
trans en forma personal. Es, también, el que viene transitando la
sociedad al asumir la diversidad y entenderse a sí misma como plural.
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