miércoles, 31 de julio de 2013

Argentina: En Rosario 190 personas esperan una cirugía de reasignación de sexo

Travestis, transexuales y transgénero, son algunas de las nuevas categorías de identidad de género que reconoce la sociedad y la ley. La mayoría recibirá implantes mamarios, 20 ya tienen terapia hormonal y 7 se sacarán los senos; todo en hospitales públicos.

Contenida. Camila asegura que si no hubiese tenido el apoyo de su familia y amigos, se habría suicidado. (foto: Silvina Salinas)

Travestis, transexuales, transgénero, son algunas de las nuevas categorías que desdibujan las fronteras, antes tan nítidas, por las que ya no sólo es varón quien nació varón, ni mujer quien nació mujer. Hoy se entiende a la identidad de género como una construcción subjetiva y social, no como producto de la biología. Por eso, cada cual puede decidir hasta cambiar de nombre legal y modificar su cuerpo. 

Y como por ley (ver aparte) el Estado debe garantizar ese derecho, bajo el paraguas de la salud pública de Rosario ya hay 20 varones trans recibiendo hormonas, siete de ellos a la espera de una cirugía que les extirpará los senos, y 170 travestis y mujeres trans que aguardan implantes mamarios. Las operaciones de reasignación de genitales son una cuestión de tiempo: la decisión política de la provincia "ya está tomada" y sólo falta que un grupo de cirujanos reciba entrenamiento intensivo en hospitales especializados de otras tierras para empezar a practicarlas en breve a nivel local.

En Rosario fue Tiago Kuperman, un joven trans (es decir, alguien que nació mujer, pero se percibe como varón), el primero en pasar el 10 de julio por una operación de reasignación de sexo, al practicarse una adenomastectomía mamaria, es decir, una extirpación quirúrgica de los senos.

Dos meses antes, una chica trans de Santa Fe (al revés de Tiago, nacida hombre, asumida como varón) pasó por una cirugía genital llamada vaginoplastia en el Hospital Gutiérrez de La Plata, con apoyo del gobierno provincial, ya que hasta ahora no se han realizado ese tipo de intervenciones en territorio santafesino.

El director de Políticas de Género e Interculturalidad, Daniel Teppaz, explicó a LaCapital que "la decisión de realizar y solventar ese tipo de cirugías ya está tomada por el Ministerio de Salud de la provincia".

Sólo que, para poder hacerlo, un equipo de cirujanos debe recibir antes capacitación ultraespecífica y hasta ahora no ha sido fácil lograr la admisión en un hospital donde esas operaciones se realicen de rutina (al menos unas 15 o 20 al mes) y el entrenamiento pueda ser intensivo. Un centro de Río de Janeiro se perfila como opción, pero aún falta recibir una respuesta, dijo Teppaz.

Por ahora, dos personas se acercaron a Salud provincial explorando esa opción, detalló el funcionario (una de ellas ya está previsto que también vaya a La Plata), pero la enorme mayoría ha comenzado eligiendo otras intervenciones, básicamente terapias hormonales, mastectomías o implantes mamarios. (ver recuadro).

En Rosario los números están bastante afinados. Según detalló la subsecretaria de Salud Pública del municipio, Gabriela Quintanilla, hoy por hoy veinte varones trans cursan procesos de hormonización, siete de los cuales ya están a la espera de una cirugía que les extirpe los senos y les permita lucir un torso masculino. Y otras 170 personas —entre travestis y mujeres trans— figuran en un listado para pasar por un implante mamario (ver página 4).

Area de la Diversidad. Antes de llegar al sistema de salud, por lo general las personas trans entablan contacto con el Area de la Diversidad Sexual del municipio, un ámbito amigable, amparador y vinculante, que entiende a la sexualidad en todos sus aspectos.
"Hacemos un acompañamiento integral y con distintas propuestas de inclusión, porque no son cuerpos que se operan, sino personas que atraviesan por procesos complejos de transformación identitaria", sostuvo la titular del Area, Noelia Casati.

En muchos casos esos procesos incluyen afrontar tensiones entre esa transformación de la identidad de género y la visibilización (por ejemplo, asumirla ante la familia), la decisión de modificar nombre y DNI, las opciones laborales, los sentimientos de pertenencia a determinados grupos y la generación de nuevos vínculos. Y como no podía ser de otro modo, los cambios en el cuerpo e imagen.

¿Por qué? Porque las personas trans "son sujetos atrapados en las convenciones físicas y sociales, y el alivio llega cuando el cuerpo biológico y el sociosubjetivo coinciden", afirmó Quintanilla.

Los medios para esa adecuación de "la imagen física al género sociosubjetivo son el ropaje, la hormonización, la cirugía reparadora y la cirugía estética", detalló la funcionaria.

Reparadora. Por eso, dijo, hay que entender que "la cirugía de reasignación de género, aquella que se efectúa sobre los caracteres sexuales primarios y secundarios de un sujeto, no es una cirugía estética, sino reparadora", en la medida que "permite el alineamiento entre lo que la persona adulta y autónoma desea y siente que es, con lo que su cuerpo expresa que es".
Para esas personas, "con una larga historia de definición sexual, adscriptas a un sistema de salud que las aloja, conoce y trata, con terapia hormonal generalmente prolongada, la cirugía es el paso final esperado de logro de identidad", y tras "un largo camino adaptativo al género buscado".

Largo camino no es sólo el que recorren las personas trans en forma personal. Es, también, el que viene transitando la sociedad al asumir la diversidad y entenderse a sí misma como plural.



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