"Usted
lector ha oído hablar de los travestis, de los gais, de lo que en
castellano puro se llaman maricas o, finalmente, homosexuales." Enrique Rubio, periodista franquista.
Nadie
como las personas transexuales sufrió la terrible represión del
franquismo. Se considera que la mayor parte de los 5000 represaliados lo
eran, por el simple hecho de visualizarse, pues ser transexual era un
delito.
La
Guerra Civil significó el cierre de todos los locales en los que podían
acudir. Salir con ropas del "sexo opuesto" a las calles podía
significar palizas, detenciones y todo tipo de humillaciones públicas.
El franquismo no distinguía homosexualidad de transexualidad, una
persona trans visualizaba aquello a lo que el fascismo reinante mas
temía "el afeminamiento de la especie".
En aquellos lugares donde aun existía una cierta tradición (Cádiz, Valencia o Barcelona) poco a poco y con discreción podían visualizarse. En el Puerto de Santa María o Sanlucar, en los barrios marítimos de Valencia ("En la Malvarrosa no, allí me tiran piedras") o en el Barrio Chino barcelonés eran lugares por los que con dificultades podían circular.
En
la España profunda el futuro de una persona trans era emigrar, pues
por el simple hecho de serlo podía ser detenida y obligada a recibir las
terribles terapias a las que les sometían, las mismas que se realizaban
a los homosexuales. Su futuro no era halagüeño, el mundo del
espectáculo, limpieza de hogares, si se tenía suerte de tener pareja
hacer las labores de hogar o ser trabajadoras del sexo.
Uno de los principales instigadores de este odio hacia personas trans y homosexuales fue el presidente del gobierno Carrero Blanco. Para él el que un joven se dejara el pelo largo ya era un síntoma de "afeminamiento", para este político los Beatles eran unos "melenudos maricas". El fue el promotor de la ley de Peligrosidad Social , una ley que no se limitaba a condenar los actos, sino la el simple hecho de ser, de ser transexual u homosexual. No distinguía, todos eran invertidos, maricas. Enrique Rubio, excelsa pluma defensora de valores patrios, se refería a las personas trans como "maricas disfrazados de mujeres".
Es
justamente esta época en la que empiezan a dar la cara, a visualizarse
en muchas ciudades, a salir a la calle. Y es aquí donde la corrupta
policía franquista aparece. Los locales en los que actuaban pagaban para
no ser molestados, las trabajadoras del sexo estaban bajo el control de
redes de proxenetas asociados a la policía. Pero aun así esta actuaba,
organizaba redadas, que acababan con palizas, broncas e insultos y el
peligro de pasar a manos de la justicia.
Médicos
y farmacéuticos antepusieron su ideología a la necesidad de atención en
una época en la que ya se estaban atendiendo a personas trans en otros
países. En otros casos se beneficiaron de los desconocimientos de
los incautos que acudieron a ellos. La desesperación llevó a muchas
personas al suicidio. Las más atrevidas pudieron viajar
al extranjero para lograr la ansiada cirugía pero a la vuelta la
justicia les negaba el cambio de nombre por "fraude a la naturaleza".
El
resurgimiento del movimiento de liberación gay fue en gran medida
gracias a las personas trans. En Stonewall o en la
manifestación de Barcelona en 1977 ellas fueron las principales
protagonistas. La palabra gay englobaba a todo el movimiento LGTB.
Más información:
Los otros represaliados del franquismo. Ed Bellaterra.
http://elarcodepapel.blogspot.com.es/2009/01/els-altres-represaliats-i-discriminats.html?view=mosaic
Artículo de El Mundo con varios testimonios. Recomiendo lectura de los comentarios de los lectores.
El látigo y la pluma. Fernando Olmeda, Ed OBERON
(Tomado del Blog Life Style. Tu revista de actualidad)
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