domingo, 21 de septiembre de 2014

Puerto Rico. Identidades Invisibles (Primera Parte) La revolución transgénero

Por Marcos Billy Guzmán / marcos.guzman@gfrmedia.com

Figuras como Laverne Cox, Chaz Bono y Andreja Pejic han compartido públicamente sus historias en busca de respeto y comprensión para las personas transexuales y transgénero. (wandaliz.vega@gfrmedia.com)

(Esta historia es la primera parte de “Identidades invisibles”, serie de ELNUEVODIA.COM sobre la lucha de la comunidad transexual y transgénero).

Pedro tiene 6 años y un día le dijo a su padre que quería ponerse una falda para jugar. “Los hombres no usan faldas”, reaccionó el adulto sin pensarlo dos veces. “¿Y por qué?”, persistió el menor. “Porque eso no se hace”, reafirmó el señor que ya comenzaba a sudar. “Pero… ¿por qué?”, volvió a cuestionar el chiquillo. Media hora después, el progenitor aceptó en su mente que no tenía una razón justa, pero entendió que la insistencia de su hijo podría costarle la vida.
En muchas partes del mundo, cuestionamientos como el de Pedro son inaceptables, incluso cuando pudieran surgir de la inocente curiosidad de un niño. Dentro de ese contexto social, sin embargo, alguna gente sí choca contra los roles, las normas y los significados que la cultura impone al género. Entre esa lucha suelen existir las personas transgénero y transexuales, principalmente porque muchas sienten que no pueden vivir con el sexo que se les asignó al nacer.

El asunto ha sido incomprendido con el paso del tiempo, mas los esfuerzos por la equidad de esta población se estudia actualmente como la nueva lucha de derechos civiles en países como Estados Unidos, según publicó la revista Time hace unos meses. Sobre todo en los últimos años, algunas figuras de este sector salen a la luz pública para contar sus historias con la meta y la esperanza de combatir el prejuicio y conseguir una mayor aceptación social. El resultado ha desembocado en una creciente exposición mediática y artística sobre el tema que muchos califican como el inicio de la revolución transgénero.

“Hay más de nosotros viviendo visiblemente”, dijo la actriz y activista Laverne Cox a Time. En junio, la actriz se convirtió en la primera persona abiertamente transgénero que encabeza la portada de la respetada publicación. Poco después, la artista consiguió un nuevo logro: una nominación al premio Emmy por su actuación en la popular serie “Orange is the New Black”. En ese panorama anunció, hace apenas varios días, que produce el documental “The T Word”, propuesta sobre la juventud transgénero que estrena el próximo mes en MTV y Logo TV.

La perspectiva de que hoy prevalece un discurso mediático más empático sobre el asunto es debatible, pero podría reforzarse con una mirada al pasado. A principio de los años 50, Christine Jorgensen -nacida George William- marcó un precedente social cuando confesó que se cambió el sexo tras su servicio con el Ejército de los Estados Unidos. “La naturaleza ha cometido un error que he corregido y ahora soy tu hija”, escribió entonces. Muchos medios optaron por ridiculizarla. Todavía en la década del 80, la británica Caroline “Tula” Cossey casi se suicidó cuando, luego de aparecer en una película de James Bond y en la revista Playboy, el tabloide News of the World la destapó como una mujer transexual.

Sin embargo, la lista de personalidades transgénero ha ido creciendo en los últimos años. Famosos como Chaz Bono, hijo de la cantante Cher, mantienen vivo el debate en busca de una mejor calidad de vida para esta comunidad. Asimismo, modelos como la brasileña Lea T continúan retando las nociones de la belleza desde el competitivo mundo del modelaje, igual que hizo Isis King cuando compitió en el reality show “America’s Next Top Model”. De hecho, en el 2012, Miss Universe permitió que la canadiense Jenna Talackova se convirtiera en la primera transexual que compite por una corona de la organización.

A la luz pública salió igualmente Geena Rocero cuando, con una exitosa carrera en la moda, la filipina confesó su realidad el pasado marzo y lo hizo para concienciar. Hace varios meses, Andrej Pejic -quien llegó a mercadearse exitosamente como un supermodelo “andrógino” y multicultural- también reveló haberse sometido a una cirugía de reasignación de sexo. Ahora, según anunció la semana pasada, está grabando un documental sobre su transición.

Hollywood ha ido explorando igualmente las dificultades que enfrenta esta población con películas como “Boy’s Don’t Cry” (1999), “Transamerica” (2005) y “Dalla’s Buyers Club” (2013). Aun así, algunos critican que la mayor parte de los personajes transgénero no son interpretados por actores de esta minoría, aunque hay excepciones como Candis Cayne.

Lucha sobre significados

Dentro de este movimiento hay diferencias y muchas nacen de los distintos términos (y sus significados) que los diversos individuos de dicho grupo poblacional utilizan para describirse.
Predomina la definición de que ‘transgénero’ (y su derivado ‘trans’) es un término sombrilla para personas cuya identidad y expresión de género difiere de lo que está típicamente asociado con el sexo que se les impuso al nacer, según la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) y la Alianza Gay y Lésbica contra la Difamación (GLAAD). El concepto ‘transexual’ tiende a asociarse más con aquellos que, dentro de dicho proceso, necesitan intervención quirúrgica u hormonal. Pero no es tan simple. Cómo la persona se identifica es un asunto muy personal y varía entre cada individuo. De hecho, hay sujetos que son socialmente considerados transexuales o transgénero, pero que no se perciben así y prefieren ser llamados ‘hombre’ o ‘mujer’.

“Es muy complejo y no hay definiciones fijas porque todavía se está negociando (entre este grupo). Es un espacio de lucha sobre significados porque son términos nuevos. Y eso es el reto y la ventaja, porque todavía son conceptos en proceso de formación. Aún generan debate”, indica el escritor Larry La Fountain, profesor de la Universidad de Michigan, Ann Arbor, donde ofrece cursos sobre género, sexualidad y estudios de la comunidad lésbica, gay, bisexual, transexual y transgénero (LGBTT) en el Caribe.

“Consecuencias graves”

Toda revolución tiene entonces múltiples caras. No obstante, en el caso de esta creciente revolución, fuera de los famosos que se han revelado de forma pública, la mayoría de las voces permanecen en el anonimato con historias llenas de ilusión o desesperanza.
“A pesar de algunas victorias legales y mediáticas, persiste la exclusión”, señala Frances Negrón-Muntaner, quien exploró el tema como directora del cortometraje “Small City, Big Change”.

Muchas leyes y actividades del humano se rigen por lo que socialmente significa ser hombre y mujer. Prevalecen el ‘masculino’ y el ‘femenino’ y, aunque la experiencia de ser uno o el otro varía alrededor del mundo, Negrón-Muntaner explica que la inconformidad con ese sistema trae “consecuencias graves”. Estas pueden ir desde la marginación económica y social hasta la humillación cotidiana y simbólica, además de la agresión física. A tal efecto, las personas transexuales y transgénero son percibidas como “amenazas al orden social”, según la investigadora, profesora y directora del Media and Idea Lab de la Universidad de Columbia.
Ahora bien, no podemos ignorar que la llamada revolución trans está enmarcada entre avances tecnológicos y una creciente aceptación de parejas del mismo sexo en ciertas partes del mundo.

“En una época de cambios sociales, las personas trans adquieren una carga simbólica en la esfera cultural y política”, sostiene. Para algunos, según Negrón-Muntaner, “la lucha contra la transfobia representa la última frontera en la batalla contra la homofobia y los discursos normativos de género y sexualidad”. Para otros, esta población constituye “un símbolo de todo lo que anda mal en la sociedad contemporánea”.

En otras palabras, el hecho de que ahora estén más visibles en el ojo público tiene efectos contradictorios. “Por un lado, las miradas hostiles e incluso las liberales desean atrapar a las personas trans en estereotipos. Por otro lado, (esa exposición mediática y artística) facilita la articulación de posturas críticas al sistema de género”, menciona quien considera que esto crea un balance que favorece al movimiento.

Esto fue precisamente lo que ocurrió en el 2012, cuando Carmen Carrera -conocida por transformarse artísticamente en mujer para el reality show “RuPaul’s Drag Race”- sorprendió al revelar que es realmente transgénero y asumió una postura crítica para tratar de alcanzar la equidad. La controversia repitió este año cuando, con la ayuda de sus padres, Ryland Whittington -un niño transgénero de 6 años- publicó un vídeo en YouTube sobre su transición. Mientras algunos aplaudieron la valentía de la familia, otros optaron por impulsar su crítica, predominante anclada en discursos religiosos.

La polémica ha estado aún más latente en Puerto Rico con el impulso del documental boricua “Mala Mala”. Su codirector Antonio Santini expresa que proyectos como este pretenden “humanizar” la imagen pública de la gente transexual y transgénero.

“Esto es un movimiento político y se va a poner bien grande”, manifiesta. “Puedes decir que mi película es linda, que lloraste, pero es parte de un movimiento. Queremos cambios de leyes. Estamos en un proceso de educación para que él o ella ya no tengan que explicar quiénes son”, reafirma al hacer referencia a la cinta, que ya presentó en el prestigioso Tribeca Film Festival y que estrena el próximo noviembre en el Puerto Rico Queer Filmfest.

 “La gente no quiere entender” 

A pesar de la exposición mediática y artística en torno al tema, muchos académicos, sociólogos, activistas, abogados y psicólogos coinciden en que las personas transexuales y transgénero siguen componiendo el grupo minoritario más marginado de la sociedad.
“Se tienen que enfrentar a una realidad muy dura porque reciben un rechazo muy fuerte. Nuestras instituciones están diseñadas para ser hostiles contra ellos y ellas, desde la casa hasta el Estado. La gente no quiere entender. Es casi imposible para un transexual conseguir trabajo. No los toman en serio o los consideran un fenómeno o los ven como alguien que sólo está para dar placer sexual. Se olvidan de que son seres humanos”, señala el escritor Luis Negrón, quien ha explorado el debate en algunas de sus obras.

Aunque se trate de un tema lleno de complejidades, el autor de “Mundo cruel” tiene algo muy claro: “La responsabilidad del respeto a los trans no es solo de los trans, sino de toda la sociedad”.

Estamos entonces ante una minoría históricamente incomprendida. Entenderla implica retar normas y creencias profundamente soterradas en casi todas las culturas.


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