martes, 18 de noviembre de 2014

México: Una importante reforma en favor de las personas transgénero y/o transexuales

REFORMA / Genaro Lozano
 
La semana pasada la Asamblea Legislativa del Distrito Federal acaba de volver a hacer historia, esta vez poniendo a las personas transgénero al frente del movimiento de la diversidad sexual al aprobar una nueva ley de identidad de género que facilita los trámites para obtener una identificación oficial para estas personas, conforme a su identidad elegida.

La Ciudad de México ha sido desde hace 17 años el centro de las movilizaciones y de los movimientos sociales del país. Aquí se ha despenalizado el aborto, se aprobaron las primeras leyes anti discriminación, se reconoció públicamente a las parejas del mismo sexo con las leyes de Sociedades de Convivencia en 2007 y luego con el matrimonio igualitario en 2009. Estas victorias han sido posibles gracias a la presión de colectivos de activistas organizados, cuyas demandas han tenido eco entre los legisladores de izquierda en la Ciudad y entre los diferentes jefes de Gobierno.

Apenas en 2008 fue aprobada una primera ley de identidad de género que permitía que una persona trans pudiese cambiar sus documentos de identificación mediante un juicio, que en muchas ocasiones era costoso y largo, además las obligaba a demostrar que estaban en tratamiento hormonal o que estaban por hacerse una cirugía de reasignación de sexo para poder cambiar sus documentos. Esa primera ley fue apoyada por colectivos de activistas trans como un primer paso, pero insuficiente porque dejaba sin esa posibilidad a hombres y mujeres trans que no tenían los recursos para contratar un abogado e iniciar los trámites legales. La nueva ley de identidad de género facilita los trámites y ahora ya no es por un juicio, sino mediante un mero trámite administrativo.

Esa nueva ley fue empujada por activistas de la Red de Trabajo Trans, como Diana Sánchez Barrios y Hazel Gloria Davenporth, así como por activistas gay como Manuel Oropeza, entre otros y recibida por la bancada perredista en la ALDF. Desde que el activismo LGBT (lésbico-gay-bisexual-trans) empezó a cosechar victorias legislativas es realmente destacable cómo se ha profesionalizado el activismo a todos los niveles, pero especialmente el activismo de las personas trans.

El movimiento LGBT global debe a una mujer transexual su nacimiento. Sylvia Rivera es considerada la madre de la llamada Revolución de Stonewall, unos enfrentamientos entre la policía neoyorquina con personas LGBT en 1969 que detonaron el activismo de la diversidad sexual en EU y de ahí en todo el mundo. Desde entonces, las y los activistas trans pasaron de la vanguardia del movimiento a la retaguardia. La agenda política del movimiento LGBT no atendió las demandas de las personas trans por varias décadas y no ha sido sino una vez que la agenda del matrimonio igualitario empezó a avanzar que se ha retomado el interés por la agenda trans. Lo mismo ha ocurrido en México.

El movimento LGBT mexicano ignoró las demandas de los colectivos trans durante los 70 porque las primeras demandas eran las de inclusión y no discriminación. A inicios de los 80 vinieron primero las demandas de representación política y luego las de acceso a la salud por el VIH-sida. En los 90 inician los primeros reclamos de reconocimiento a parejas del mismo sexo. En todas esas décadas las activistas trans han estado presentes, acompañando las agendas del movimiento LGBT, apoyándolas, incluso la del matrimonio igualitario en 2009, y esperando pacientemente su turno.

Su turno llegó en 2008 y ahora en 2014. En estos años el activismo trans ha aprendido a ser radical en sus acciones cuando es necesario, a romper sesiones de legisladores, a llenar salas cuando se dictaminan leyes, a marchar de forma lúdica en las marchas del orgullo, a componer canciones de rock de protesta, pero también han aprendido a dialogar con legisladores, a hacer alianzas no solo con el PRD, sino ahora también con el PRI capitalino que en la Ciudad de México empieza a dejar de lado la hipocresía y a sumarse a las agendas progresistas. El activismo trans ha aprendido a buscar el apoyo de los medios de comunicación, a unirse en demanda de una agenda conjunta, a dejar los protagonismos de lado.

Un acta de nacimiento, una credencial de elector, una licencia para conducir. Documentos cuyos trámites todos sufrimos, pero que son fundamentales para abrir una cuenta de banco, para solicitar un trabajo, para hacer el pago de algún servicio público, para sacar un seguro médico. Las personas trans ahora podrán sacar esos documentos de identidad como cualquier otra persona y ello podrá parecer menor, pero es profundamente importante para la dignidad humana.

Al final, Miguel Ángel Mancera podrá estar equivocado en muchas de sus agendas y podrán muchos pensar que "el faro progresista" se está apagando en la Ciudad de México, pero afortunadamente con el tema de las personas trans, que a pocos de esos sectores progresistas les parece importar, Mancera hizo bien en escuchar a l@s activistas trans y a Jacquie L´Hoist, la presidenta del Consejo para Prevenir la Discriminación de la Ciudad de México, y apoyar la agenda política de las personas trans y eso es una buena noticia dentro del tufo de decadencia política que vivimos actualmente en el país.

No hay comentarios: