domingo, 6 de marzo de 2011

Mi pequeño niño princesa: ¿Travestismo infantil o transexualidad precoz?

¿Eres de las madres o padres que supervisas qué colores visten tus hijoss?
¿Les dejas escoger libremente su disfraz de Carnaval? ¿Dejarías que tu hijo se disfrazase de chica o de un personaje femenino? ¿Dejarías que tu hija se disfrazase de superhéroe?

En Estados Unidos este año la celebración de Halloween ha ido acompañada de la polémica de varios niños que querían ponerse disfraces de niñas. Es el caso de Boo, un niño de 5 años, que quería vestirse de Daphne, la amiga de Scooby Doo. Su madre explica que, el día de Halloween, al miedo inicial del niño a los comentarios de los compañeros del colegio, se añadieron los comentarios fuera de lugar de algunas madres, como por ejemplo: “¿cómo lo puedes dejar ir así?” o “los niños son tan crueles, se reirán de él”. Recuerdo, Boo tiene 5 años…

Más allá del episodio en concreto, en algunos medios norte-americanos han ido apareciendo varias familias que reconocen públicamente que a su hijo le gusta el color rosa y “las cosas bonitas”, un fenómeno que han bautizado “my princess boy”, mi hijo princesa, en referencia al libro publicado por la madre de Dyson, de 5 años, a quien le gusta vestirse con ropa de niña.

La familia de Dyson ha hecho bandera, incluso una bandera demasiado comercial, y los han entrevistado en los principales programas de máxima audiencia, como The Talk de la CBS. Han aparecido todos: madre, padre, Dyson y su hermano, explicando con total normalidad el transvestimo infantil del niño, que ellos consideran ya transexualidad. Es un punto a discutir.

En la historia de Dyson hay capitulo digno de admiración. El niño quiso disfrazase de princesa y para apoyarlo, y quitarle hierro al asunto, todos los maestros masculinos se disfrazaron también de princesas.

En España, las escuelas públicas están superando la distinción rosa/azul, pero ¿estamos preparados para atender adecuadamente a Boos y Dysons?

Yo reconozco que cuando uno de mis hijos me dijo una vez que quería tener una “concha” como al de mama, me preocupé. A pesar de conocer a personas transexuales felices con su vida, no me veía preparada para afrontar la situación. Ahora ya se ha identificado con su “colita”, y yo respiro más tranquila, como aquella madre de una hija “no bollera”.

A parte del libro “My princess boy”, sobre la transexualidad o el transvestismo también puedes encontrar “10.000 dresses” de Marcus Ewert.





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