Por Marga Parés Arroyo El Nuevo Día de Puerto Rico (GDA)
Puerto Rico | 10:12 - miércoles 02/03/2011
Su transformación fue paulatina, con cambios que comenzó en el rostro y luego continuó a otras partes del cuerpo. Pero, el mayor de todos estos reajustes físicos, ese que convirtió sus partes íntimas a las de una mujer, lo logró con la cirugía más complicada de todas a las que se ha sometido, la de reasignación de género.
Mañana jueves 3 de marzo se cumple un año desde que Verona Disdier, entonces una transexual, asimiló completamente su cuerpo al de una fémina.
Una transexual es una persona que está en el proceso de transición para cambiar de un sexo a otro, según lo define el Trans-glosario realizado hace dos años por la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Pero, tras operarse las orejas (para lucirlas más delicadas), la nariz y el busto, junto a la cirugía de reasignación de género, esa persona que nació hace 31 años como Orlando Martínez Disdier modificó su físico completamente al de una mujer.
Mañana jueves 3 de marzo se cumple un año desde que Verona Disdier, entonces una transexual, asimiló completamente su cuerpo al de una fémina.
Una transexual es una persona que está en el proceso de transición para cambiar de un sexo a otro, según lo define el Trans-glosario realizado hace dos años por la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Pero, tras operarse las orejas (para lucirlas más delicadas), la nariz y el busto, junto a la cirugía de reasignación de género, esa persona que nació hace 31 años como Orlando Martínez Disdier modificó su físico completamente al de una mujer.
“Nadie me cortó nada”, le aseguró Verona el año pasado a El Nuevo Día, cuando este diario se trasladó hasta Trinidad, Colorado unas dos semanas después de haberse realizado la intervención. Fue la doctora Marci Bowers, una conocida ginecóloga obstetra, quien le realizó la operación de reasignación de género o, como indica el Trans-glosario, le “hizo el bollo”, término del Trans-glosario utilizado para hacer alusión a que se hizo la parte genital de la mujer.
Durante este tipo de operación, que en el caso de Verona se extendió durante unas seis horas, el pene es alterado para formar el clítoris, el escroto en labias y parte del pene y el escroto en vagina. “Los resultados han sido más de lo que esperaba. Estoy mucho más contenta de lo que esperaba”, le manifestó Verona entonces a este diario.
Oculta Verona
La gran pregunta a un año de su operación es, ¿dónde está Verona? Tras la intervención, Verona permaneció durante unas tres semanas en Colorado junto a su madre Carmen Disdier, una enfermera de profesión que la ayudó durante su recuperación física. “Soy una hermosa oruga que se convirtió en mariposa y ahora, a volar”, le había comentado Verona a este diario tras la operación, palabras que parece haber puesto en práctica.
Según supo El Nuevo Día, a finales del año pasado Verona se encontraba en el estado de Texas, aparentemente viviendo junto a su pareja, un hombre con el cual lleva un tiempo relacionada. Sin embargo, en su página de Facebook, Verona Privé, quien aparece en su foto de perfil en un escotado traje de baño de una pieza color rojo, indica que está radicada en Los Angeles, California. Lo cierto es que Verona ha optado por vivir una vida lejos del ojo público.
Según le había informado a este diario, su deseo era mercadear su línea de ropa en el exterior. Para ello, había contratado a una compañía de Nueva York que la ayudara en su lanzamiento. Allegados a Verona afirman que este es el norte que ella ha escogido, enfocada en su trabajo como diseñadora de ropa y radicada en el exterior. No fue posible entrevistar a Verona, a pesar de múltiples intentos por conseguirla.
Bowers tampoco sabe de Verona
“Espero que esté bien, pero realmente no se dónde está”, comentó la doctora Bowers, quien mudó su práctica médica de Trinidad, Colorado a San Francisco, California. A un año de la intervención quirúrgica que le realizó, Bowers indicó que, aunque dejó de verla unos cuatro meses después de la operación, Verona debería estar sin dolor y “funcionando (físicamente) como una mujer”. “Ella puede tener relaciones sexuales si quiere. Tiene que seguir haciéndose las dilataciones (insertarse un tubo de plástico por la vagina para ensanchar esa parte) diariamente por el resto de su vida, a menos que tenga sexo regularmente con una pareja estable”, manifestó Bowers, quien hace doce años también se sometió a una operación de reasignación de género.
Sobre la desaparición de Verona, Bowers comentó que, tras una operación de reasignación de género en el cual la persona adopta el rol que desea adquirir, no es raro que opten por mudarse de su lugar de origen con el fin de comenzar una vida nueva. “(Con la operación) le dimos (a Verona) su libertad y ya probablemente ella tiene todos sus documentos vitales cambiados, como la licencia y el pasaporte”, dijo. Según la doctora, aunque ella le ofrece la alternativa a sus pacientes de que acudan a una visita de seguimiento a los seis meses, la mayoría no asiste ya que viven lejos de la práctica médica de la doctora y se les dificulta el traslado, a menos que hayan enfrentado alguna complicación médica.
En el caso de Verona, Bowers comentó que esta aparentemente no enfrentó ninguna complicación relacionada a la cirugía. Entre los riesgos estaban el padecer de alguna hemorragia, infección o pobre cicatrización. “Si se ven bien, como se veía Verona, ellas optan por estabilizarse, casarse y hasta adoptar hijos.
Ella (Verona) es una chica fantástica que puede lograr lo que quiera”, dijo la doctora, quien, a su vez, engendró dos hijos -ahora adolescentes- durante su matrimonio antes de hacerse la operación de reasignación de género. Además de lograr ver en el espejo la imagen física de una mujer, entre los anhelos de Verona figuraba, de hecho, el adoptar hijos, según le había manifestado a este diario.
Durante este tipo de operación, que en el caso de Verona se extendió durante unas seis horas, el pene es alterado para formar el clítoris, el escroto en labias y parte del pene y el escroto en vagina. “Los resultados han sido más de lo que esperaba. Estoy mucho más contenta de lo que esperaba”, le manifestó Verona entonces a este diario.
Oculta Verona
La gran pregunta a un año de su operación es, ¿dónde está Verona? Tras la intervención, Verona permaneció durante unas tres semanas en Colorado junto a su madre Carmen Disdier, una enfermera de profesión que la ayudó durante su recuperación física. “Soy una hermosa oruga que se convirtió en mariposa y ahora, a volar”, le había comentado Verona a este diario tras la operación, palabras que parece haber puesto en práctica.
Según supo El Nuevo Día, a finales del año pasado Verona se encontraba en el estado de Texas, aparentemente viviendo junto a su pareja, un hombre con el cual lleva un tiempo relacionada. Sin embargo, en su página de Facebook, Verona Privé, quien aparece en su foto de perfil en un escotado traje de baño de una pieza color rojo, indica que está radicada en Los Angeles, California. Lo cierto es que Verona ha optado por vivir una vida lejos del ojo público.
Según le había informado a este diario, su deseo era mercadear su línea de ropa en el exterior. Para ello, había contratado a una compañía de Nueva York que la ayudara en su lanzamiento. Allegados a Verona afirman que este es el norte que ella ha escogido, enfocada en su trabajo como diseñadora de ropa y radicada en el exterior. No fue posible entrevistar a Verona, a pesar de múltiples intentos por conseguirla.
Bowers tampoco sabe de Verona
“Espero que esté bien, pero realmente no se dónde está”, comentó la doctora Bowers, quien mudó su práctica médica de Trinidad, Colorado a San Francisco, California. A un año de la intervención quirúrgica que le realizó, Bowers indicó que, aunque dejó de verla unos cuatro meses después de la operación, Verona debería estar sin dolor y “funcionando (físicamente) como una mujer”. “Ella puede tener relaciones sexuales si quiere. Tiene que seguir haciéndose las dilataciones (insertarse un tubo de plástico por la vagina para ensanchar esa parte) diariamente por el resto de su vida, a menos que tenga sexo regularmente con una pareja estable”, manifestó Bowers, quien hace doce años también se sometió a una operación de reasignación de género.
Sobre la desaparición de Verona, Bowers comentó que, tras una operación de reasignación de género en el cual la persona adopta el rol que desea adquirir, no es raro que opten por mudarse de su lugar de origen con el fin de comenzar una vida nueva. “(Con la operación) le dimos (a Verona) su libertad y ya probablemente ella tiene todos sus documentos vitales cambiados, como la licencia y el pasaporte”, dijo. Según la doctora, aunque ella le ofrece la alternativa a sus pacientes de que acudan a una visita de seguimiento a los seis meses, la mayoría no asiste ya que viven lejos de la práctica médica de la doctora y se les dificulta el traslado, a menos que hayan enfrentado alguna complicación médica.
En el caso de Verona, Bowers comentó que esta aparentemente no enfrentó ninguna complicación relacionada a la cirugía. Entre los riesgos estaban el padecer de alguna hemorragia, infección o pobre cicatrización. “Si se ven bien, como se veía Verona, ellas optan por estabilizarse, casarse y hasta adoptar hijos.
Ella (Verona) es una chica fantástica que puede lograr lo que quiera”, dijo la doctora, quien, a su vez, engendró dos hijos -ahora adolescentes- durante su matrimonio antes de hacerse la operación de reasignación de género. Además de lograr ver en el espejo la imagen física de una mujer, entre los anhelos de Verona figuraba, de hecho, el adoptar hijos, según le había manifestado a este diario.
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