La Universidad Nacional Autónoma de México puso en marcha una clínica de Diversidad Sexual, mediante la cual se apoya a las personas que decidan cambiar de sexo. El espacio brindará atención a jóvenes próximos a iniciar su tratamiento hormonal.
Así lo informó Rafael Salin, de la Facultad de Medicina de la UNAM, quien sostuvo que el principal problema a los que se enfrenta este sector de la población es a la escasa educación e información que hay para atender a las personas transexuales, quienes por su ignorancia algunas veces se asumen como lesbianas o gay. Detalló que desde hace varios meses este centro brinda apoyo psicológico y orienta las personas transexuales, principalmente a jóvenes que desconocen los sitios donde pueden acudir para iniciar su tratamiento de reasignación de género; mientras que los médicos reciben capacitación sobre el tratamiento que deben brindar a estas personas. Indicó que de acuerdo con un estudio que realizó la Facultad de Medicina “había una similitud en la ignorancia en el área de diversidad de género, lo que redunda en que los transexuales que solicitan asesoría terminan con las mismas dudas y pongan su vida en manos de médicos que les suministran altas dosis de hormonas o les practican inadecuadamente cirugías para cambiar de sexo”. Boda transexual Por otro lado, una pareja de transexuales buscará que un juez de lo Civil del Distrito Federal y la Iglesia católica los unan en matrimonio, en mayo próximo. Se trata de Mario “N”, quien en el pasado tenía el cuerpo de una mujer, y de Diana Laura “N”, que hasta el 2007 era hombre, ambos decidieron cambiar de sexo. Él y ella, o ella y él realizan los preparativos para casarse en mayo en la delegación Iztapalapa, ya que aseguran que no existe ningún argumento jurídico que se los impida. Sin embargo, debido a que en septiembre pagaron 130 mil pesos por la operación de cambio de sexo de Diana Laura, la pareja ha solicitado el apoyo de amigos y conocidos para que los ayuden con los gastos de la boda civil y religiosa y recibir así la “bendición de Dios”. Hace seis meses, Mario decidió —después de siete años de conocerse y dos de relación—, pedirle a su pareja que se casara con él en febrero de este año, pero la boda tuvo que posponerse tres meses, pues la convalecencia de Diana Laura, luego de practicarse la cirugía de cambio de sexo, ha sido difícil y no podría disfrutar de la fiesta como ella lo desea. A sus 55 años de edad, Mario, quien desde hace ocho años se sometió a un tratamiento hormonal para dejar de ser mujer y convertirse en hombre, nunca pensó que existirían las condiciones para que un día se pudiera casar con una persona que también se hubiese sometido a tratamiento para cambiar de sexo. “Nunca pensé que me casaría y menos que tendría una pareja que fuera como yo; una persona transexual, pero cuando conocí a Diana me atrajo físicamente, aunque en ese entonces ella sólo había recibido tratamiento hormonal y hasta después fue cuando se operó para realizarse la reasignación de sexo”, comentó. A pesar de que Mario y Diana son personas transexuales, jurídicamente y en apariencia forman una pareja heterosexual (hombre y mujer), toda vez que sus documentos oficiales conservan el nombre y el sexo con los que fueron registrados al momento de su nacimiento. La pareja aprovechará los vacíos legales que hay en el Distrito Federal para que las personas que se cambien de sexo y quieran modificar su nombre en documentos oficiales puedan hacerlo, aunque ya existe una propuesta del diputado local Jorge Carlos Díaz Cuervo que busca permitir esta situación. En caso de que la iniciativa del legislador sea presentada y aprobada por el pleno de la Asamblea Legislativa antes de abril, como se tiene previsto, tanto Diana como Mario solicitarán el cambio de nombre en sus documentos, “pero aun así continuaremos siendo una pareja heterosexual”. No obstante, si es rechazada o aplazada, la pareja de todas formas solicitará que se les una en matrimonio. En entrevista con MILENIO, Mario afirmó que “la ley no impide que un hombre y mujer se casen, por lo que si el juez se niega, sólo lo hará por prejuicios”. Asegura que el juez no se puede negar, porque “los dos contamos con nuestros papeles que acreditan el género con el que nacimos, (hombre y mujer), por lo que la unión sería entre de una pareja heterosexual, lo único que no concordaría sería la apariencia”. Lo mismo sucede ante los ojos de Dios, “somos una pareja hombre y mujer por lo que no consideramos que exista razón para que nos puedan negar ese deseo”. Mario, quien no quiso dar a conocer sus nombres verdaderos hasta en tanto no se realice el trámite en la delegación Iztapalapa, asegura que a sus 45 años de edad, Diana, su pareja, tiene la ilusión de casarse por la Iglesia, por lo que confía en que ningún sacerdote se niegue a casarlos. Buscan como testigo a la CDHDF Los preparativos de la boda van muy avanzados, incluso ya están viendo quiénes serán sus testigos, entre los que se encuentra el diputado federal David Sánchez. La pareja acudió a la Comisión de Derechos Humanos del DF para solicitarle a su titular, Emilio Álvarez Icaza, mande un representante el día en que pedirán en la delegación que se entregue la solicitud de matrimonio, para que en caso de que se les niegue presenten una queja por discriminación. La ilusión de ambos es concretar una unión libre de prejuicios y para eso han decidido vender, incluso, la exclusividad de la boda a quien esté interesado en difundirla o en apoyarlos con la fiesta, el traje de novia y los gastos de la luna de miel. “Para toda la vida” Mario, ex custodio (a) del Sistema Penitenciario del Distrito Federal, decidió pensionarse para disfrutar de su nueva identidad, que pudo obtener a los 49 años de edad, ya que fue hasta la década de los 90 cuando en México se comenzaron a practicar las operaciones quirúrgicas y los tratamientos hormonales que permiten a las personas cambiar de sexo. “Nunca me asumí como mujer, siempre me peleé con mi cuerpo. No me gustaba tener busto y mucho menos tener un ciclo menstrual que me recordaba a cada minuto mi condición de mujer”, comentó. Antes de iniciar el tratamiento “ya no soportaba que la gente se dirigiera a mí en términos femeninos. Empecé a guardar mi distancia, dejé de salir y todo para evitar que me siguieran tratando como mujer”, dijo. Por eso, después de “haberme decidido, me quite el busto e inicié mi tratamiento hormonal, con el cual obtuve la apariencia física de la que hoy gozo”. Mientras, su pareja también cumplió su sueño y se convirtió en mujer y, así, iniciarán una nueva vida. Dice que no está dispuesto a sacrificar nada: “lo único que quiero es disfrutar mi segundo aire junto con Diana Laura, quien es ingeniero en mecatrónica”. Aseguran que después de casarse se irán a radicar a Pachuca, donde esperan consolidar su matrimonio durante toda su vida. “Estoy consiente de que si me caso será para siempre, no creo en el divorcio y sí en la felicidad”, finaliza. La iniciativa En marzo se presentará en la ALDF la iniciativa de reformas con la que se pretende que las personas transexuales modifiquen sus documentos oficiales. Además, establecerá la obligatoriedad para que en los hospitales del GDF se realicen las operaciones a quienes deseen cambiar de sexo. Con la iniciativa las parejas del mismo sexo no podrían unirse en matrimonio ya que el Código Civil local sólo establece ese derecho para las parejas heterosexuales (hombre y mujer). En marzo de 2007, entró en vigor la Ley de Sociedades de Convivencia, la cual permite la unión jurídica entre personas de diferente o del mismo sexo, quienes establecen un vínculo de ayuda y cooperación común. |
(Tomado de página Anodis.com con fecha 16 de Enero del 2008)
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