La figura femenina vestida con vaqueros y una camiseta, maquillaje
aplicado cuidadosamente, llamó poco la atención entre otros clientes en
el restaurante de comida rápida aquí en Seremban, aproximadamente a una
hora en automóvil al sur de Kuala Lumpur.
SEREMBAN, Malasia - La figura femenina vestida con vaqueros y una
camiseta, maquillaje aplicado cuidadosamente, llamó poco la atención
entre otros clientes en el restaurante de comida rápida aquí en
Seremban, aproximadamente a una hora en automóvil al sur de Kuala
Lumpur.
Actualmente de 26 años, empezó a vestir ropa de mujer a
los 13 años. Gracias a cirugía plástica en la vecina Tailandia, una
dosis diaria de hormonas y un mote femenino, es capaz de presentarse
como mujer al mundo exterior. Sin embargo, su carné oficial de identidad
- que los malayos deben presentar en cuestiones como entrevistas de
trabajo - declara que su nombre es Adam Shazrul Bin Mohammad Yusoff y
que ella es varón.
La discrepancia presenta más que solo momentos
incómodos en un país como Malasia, donde la Sharia, o derecho islámico,
prohíbe a los hombres musulmanes que se vistan o se hagan pasar por
mujeres. Malasia tiene tribunales tanto seculares como sharia, siendo
estos aplicables solo a musulmanes, quienes conforman 60 por ciento de
los 29 millones de habitantes. Las penas difieren en los estados
individualmente, pero en Negri Sembilan, donde vive la persona de 26
años, los delincuentes pueden ser condenados hasta seis meses en
prisión, multados con hasta 325 dólares, o ambas.
Cansado de vivir
con miedo a ser perseguido, la joven de 26 años - quien ha sido
arrestada dos veces y fue multada una vez con 295 dólares - y otras tres
personas transexuales están desafiando la ley en las cortes seculares,
argumentando que eso viola la constitución, misma que prohíbe la
discriminación con base en el sexo y protege la libertad de expresión.
Se prevé un veredicto en su caso, el primer desafío legal a la ley, este jueves.
“Es
por la libertad; ser como todos los demás, vestir lo que nos gusta”,
dijo ella. “Esto no debería ocurrir. Es una ley injusta. Nosotros somos
seres humanos justos. No estamos haciendo ningún mal”.
Personas
transexuales - aquellas que actúan, se visten o sienten que son del sexo
opuesto al que les fue dado al nacer - dicen que a menudo son
confinadas al ostracismo en Malasia, país de mayoría musulmana en el que
los actos homosexuales también están prohibidos y son castigables con
azotes y hasta 20 años de prisión. Algunos estados también tienen leyes
que prohíben a las mujeres musulmanas vestirse como hombres, pero
algunos activistas dicen que las autoridades religiosas se concentran
principalmente en hombres que visten ropa de mujer.
A lo largo de
la región del Pacífico asiático, las personas transexuales son sometidas
a discriminación, acoso, así como abuso verbal, sexual y físico dentro
de sus familias, en la escuela, en el lugar de trabajo, en el suministro
de servicios y en la sociedad en términos más amplios, con base en un
informe divulgado en mayo por el Programa de Desarrollo de Naciones
Unidas.
En el informe se asienta que pudiera haber casi 9.5
millones de personas transexuales a lo largo de la región Asia-Pacífico y
que “alarmantes cantidades” de mujeres transexuales - hombres que se
identifican como mujeres - son seropositivas.
En Malasia, grupos
de apoyo informan que las personas transexuales enfrentan considerable
discriminación y frecuentemente tienen dificultades para encontrar
empleos, llevando a algunos a recurrir a la prostitución, y que
frecuentemente encuentran abuso, a veces de las autoridades.
La
persona de 26 años y los otros tres querellantes en el caso ante el
tribunal - Mohammad Juzaili Bin Mohammad Khamis, Shukur Bin Jani y Wan
Fairol Bin Wan Ismail - han sido arrestados por vestirse de mujer. La
persona de 26 años, quien suplementa el dinero que gana como artista del
maquillaje con la prostitución, dijo que oficiales religiosos la
manoseaban cuando la arrestaban.
“Fueron sumamente rudos”, dijo.
Agregó
que ella había rechazado una oferta de empleo en un banco luego de que
sus gerentes insistieran que se cortara el pelo corto, y que había
recurrido al sexo servicio porque ayudaba a pagar el “mantenimiento
mensual” requerido para mantenerse con apariencia femenina, incluidas
hormonas, y le permitía vestirse como a ella le gustaba.
Thilaga
Sulathireh, investigador independiente y defensor de los derechos que ha
ayudado a los cuatro a llevar su caso ante la corte, dijo que no había
datos disponibles al público que indicaran el número de hombres malasios
que han sido perseguidos judicialmente por vestirse como mujeres, pero
que los arrestos no eran poco comunes.
“Es infortunado que haya
leyes sharia para hacer una vigilancia moral”, dijo, agregando que dos
transexuales en el estado de Malaca también habían entablado una
revisión judicial de la ley desde que se enteraron del caso Negri
Sembilan. Sulathireh dijo que si bien jueces sharia tienen discreción,
por lo general daban la impresión de que seguían una “regla de tres
strikes”, bajo la cual la gente es encarcelada después de ser arrestada
tres veces.
Sin embargo, no siempre es así.
Nisha Ayub fue
encarcelada durante tres meses tras su primer arresto, hace 14 años, por
vestirse de mujer. Nisha, quien tenía 20 años en esa época, dijo que
los custodios en prisión la obligaban a caminar desnuda frente a los
reos del sexo masculino.
“Es algo que aún no he podido olvidar”, dijo.
Actualmente
Nisha trabaja como la gerente del programa transexual en la Fundación
PT, organización sin fines de lucro que suministra asesoría y servicios
de salud a grupos vulnerables. Ella dijo que muchas personas
transexuales a menudo se negaban a acudir a hospitales porque temían que
los discriminaran.
Grupos de apoyo dicen que una fatwa, o edicto
religioso, emitido en los 80, el cual prohíbe a los musulmanes someterse
a cirugía de reasignación sexual, ha llevado a muchos malasios a viajar
a Tailandia para someterse a dicha cirugía.
Aston Paiva, el
abogado que representa a los cuatro en la revisión judicial, dijo que si
el tribunal fallaba a su favor, eso significaría que ellos, y otros
transexuales en Negri Sembilan, ya no podrían ser arrestados por
vestirse de mujer. Destacó que las personas transexuales que fueron
arrestadas en otros estados podían citar el veredicto al discutir sus
casos.
Pese a las prohibiciones islámicas, la persona de 26 años
de Seremban dice que sigue siendo una musulmana practicante. Ayuna
durante el mes sagrado del Ramadán y, a veces, va a la mezquita, vestida
con ropa de hombre.
Dijo que si bien ella sabe que, con base en
el islam, los hombres no deben vestirse de mujer, “esto es algo que está
en mí. Así me siento”.
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