Este año, luego de mucho sufrir, adoptó su nueva imagen pública.
Trabaja en la alcaidía y asegura que de a poco halló la aceptación.
Su próxima meta es tramitar el cambio de nombre en el DNI.
"La indiferencia del principio de algunos compañeros fue muy dolorosa pero después todos nos acostumbramos".
VIEDMA (AV).- Valentía. Así se puede definir la decisión de Jezabel al emprender su lucha externa y mostrarse como quien quiere ser: una mujer. Si a ello se le suma que su cambio se da como integrante de una institución como el Servicio Penitenciario de Río Negro otra es la dimensión.
Ingresó a la Policía hace 12 años. Sus primeros destinos fueron cercanos hasta que el alejamiento familiar le generó la necesidad de pedir el traslado a Viedma y la única opción fue la alcaidía. Durante años fue celador hasta que hace unos meses tuvo una adecuación voluntaria de tarea, posibilidad que evaluó con su psicóloga y fue concedido su pase al área administrativa de servicios médicos del Penal Nº 1 de Viedma.
Un camino difícil
"No fue fácil porque la indiferencia del principio de algunos compañeros fue muy dolorosa pero después todos nos acostumbramos. Nunca hubo una falta de respeto de mi parte ni de ellos", sostuvo al destacar que en algunos pudo confiar y contó con esa contención.
En realidad, el cambio externo comenzó este año luego de varios de sufrimiento interno, de angustia, de vivir como un castigo esta necesidad que lo mantuvo privado de la libertad, tanto como las personas que a diario trataba tras las rejas por haber cometido distinto tipo de delitos.
La libertad fue llegando de a poco. Tomó fuerza a medida que le pudo poner palabras a esa sensación secreta que apareció en la niñez sin saber de qué se trataba. Pero siempre en el encierro. Enfrentar a la familia fue lo más difícil pero la confesión a su padre antes de morir le ayudó a continuar con el resto.
"Entiendo que les cuesta, sobre todo la mirada ajena, pero nos queremos y sé que lo vamos a superar".
Es creyente y por esta razón eligió llamarse Jezabel, un nombre que aún no está incluido en su DNI. Ese será uno de los próximos pasos. Tiene 34 años.
Se emociona cuando habla de sus padres adoptivos que "me salvaron la vida y me dieron todo lo que pudieron". Hasta lo ayudaron a encontrar a los biológicos y a sus 19 hermanos que se suman a los tres de su familia
"Me considero una persona transexual bisexual. Lo que hoy trato de arreglar es mi situación interna. Sólo sé que quiero ser mujer pero todo es muy complejo".
Agradeció el respeto con el que ha sido tratado por los directivos del Penal y el jefe de la Policía al que conoció la semana pasada. "Quiero seguir trabajando y demostrando que soy capaz de hacerlo como cualquier persona porque la elección sexual es un tema aparte y no debe influir para que me vaya o me saquen", puntualizó.
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