lunes, 5 de noviembre de 2012

Panamá: Chef transexual panameña tramita cédula de identidad

La chef Candy González quiere ir un paso más allá y busca que el Registro Civil del Tribunal Electoral cambie el género en su cédula de identidad, aunque no se ha realizado la cirugía de reasignación de sexo, requisito que exige la ley local.

 Aunque en su cédula de identidad se llama Ramiro González, hoy Candy González busca cambiar sus papeles

A diario trabaja de chef en una empresa de catering. Justo después de una extenuante jornada laboral, esta profesional de la cocina explica cómo para ocupar ese puesto de trabajo primero fue rechazada en una veintena de empleos.

De etnia guna, González cuenta que asistió a decenas de entrevistas laborales en donde era discriminada porque sus datos en la cédula de identidad no coincidían con su apariencia física.

Una discriminación para nada nueva en la vida de Candy quien debía “disfrazarse” de hombre para asistir a clases a la Escuela Profesional Isabel Herrera Obaldía.

“Me cambiaba de ropa al llegar a la casa”, comenta mientras recuerda que las autoridades educativas le negaron la posibilidad de vestirse como chica para la foto de graduación grupal.

Sin embargo, González guarda como un tesoro y exhibe ante sus 841 amigos de su perfil de Facebook, una foto vestida de mujer con su toga de graduación realizada en un estudio fotográfico.

Pero aunque viva como mujer, Candy aún no puede solicitar ante el Registro Civil del Tribunal Electoral el cambio de género en su cédula de identidad porque no se ha realizado una cirugía de reasignación de sexo, requisito que exige la ley local.

A la fecha, seis transexuales en Panamá que sí cumplieron con este requisito lograron cambiar sus datos en sus documentos, explica Sharon Sinclaire, directora nacional de esta dependencia pública.

De acuerdo con la legislación vigente, el cambio de género está amparado en el artículo 12 de la Ley No. 31 de 2006 que regula la corrección de sexo en las inscripciones de nacimiento.

Previamente a esta norma ya existía la Ley No. 100 de 1974, que también contemplaba el cambio de sexo en los documentos de identificación.

Sinclaire señala que en ambos casos las leyes aplican para los errores al momento de consignar el sexo en la inscripciones de nacimiento o en el parte clínico, por lo que las mismas no fueron elaboradas expresamente para los casos de transexualidad.

“La legislación internacional afirma que todas las personas con independencia de su orientación sexual o identidad de género tienen el derecho al pleno disfrute de todos los derechos humanos. Por tanto, la aplicación de estos debería tener en cuenta las situaciones y experiencias específicas de personas de diversas orientaciones sexuales e identidades de género”, justifica.

Las estadísticas del Registro Civil indican que tres de los seis cambios aprobados fueron realizados antes del año 2006. La fecha exacta en la que estos se hicieron no fue precisada por la fuente.

Los casos en los que ha intervenido el Registro Civil se tratan de varones de nacimiento que han solicitado el cambio en sus datos. Sin embargo, aunque las mujeres de nacimiento también tienen el mismo derecho ninguna lo ha pedido.

Para formalizar estas modificaciones, las autoridades solicitan al interesado una solicitud por escrito y la certificación de un médico forense del Instituto de Medicina Legal en donde se señale que la persona se ha practicado una cirugía de reasignación sexual.

Discriminación

Abraham Díaz es psicólogo clínico y en los últimos tres años ha trabajado en terapias grupales con unas 150 transexuales nacionales.

Para Díaz es importante dejar claras algunas definiciones sobre el tema.

“Trasvesti es la persona que viste ropas de otro sexo para satisfacer un deseo erótico o fetichista. Sin embargo, esta persona se acepta e identifica con la anatomía con la que nació”, explica.

En cambio, el transexual es aquella persona que tiene un desacuerdo entre el sexo que indica su anatomía y aquel con el que se siente mentalmente identificado.

En el mundo, estudios de diversas universidades europeas señalan que aproximadamente 1 de cada 13 mil personas nacidas con órganos sexuales masculinos pudiera ser transexual; una tasa que en el caso de las nacidas con órganos femeninos es de aproximadamente una de cada 30 mil.

“Ellas son las más discriminadas de la comunidad”, dice Agustín Clément activitas de los derechos humanos de los colectivos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales.

“Al ser excluidos de la educación terminan en las calles. Son rechazados por su propia familia y tienen menos oportunidades”, agrega.

En esta idea coincide Ricardo Beteta, dirigente de la Asociación de Hombres y Mujeres Nuevos de Panamá. “Nadie les da trabajo. Por eso es que vemos a la mayoría de ellas en salones de belleza o en la calle como trabajadoras sexuales”, señala.

Un rechazo que incide directamente en la autoestima de estos seres humanos.

Según un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México, citado por Díaz, la presión psicológica por el rechazo social experimentado por los transexuales es tanta que uno de cada dos que no recibe terapia psicológica termina suicidándose, en tanto que del 50% restante, al menos la mitad habrá intentado acabar con su vida antes de cumplir los 20 años.

Por esta razón, el cambio aprobado por el Registro Civil es visto positivamente por el activista de los derechos humanos Miguel Antonio Bernal.

“Este tipo de leyes es una tendencia mundial que mejora la calidad de vida. Además le facilita sus trámites legales dentro de la sociedad”, asegura.

Protocolo de la operación

Debido a que es una cirugía que no se realiza para mejorar la salud física de las personas, ninguna empresa de seguros cubre los honorarios de una operación de reasignación de sexo.

De acuerdo con el psicólogo clínico Abraham Díaz, Colombia es el país más cercano a Panamá en donde se hace este tipo de operaciones. El costo se estima en unos 10 mil dólares. Pero Díaz no conoce de transexuales panameñas que se hayan operado en ese país. Explica que en Tailandia los médicos “son los únicos en el mundo” que garantizan que los pacientes podrán sentir placer sexual luego de la intervención. En este país del sureste asiático una operación de este tipo tiene un costo aproximado de 28 mil dólares y necesariamente requiere de una estadía mínima de dos semanas de hospitalización.

Si se trata de personas nacidas como varones, la operación consiste en la amputación de los órganos sexuales masculinos y en la construcción de una especie de vagina. En tanto, si es un paciente del género femenino, se realiza la amputación de ambas mamas. En ambos casos se requiere de una extensa terapia hormonal pre y posoperatoria, y la certificación de un psicólogo o psiquiatra. Además de este protocolo, para hacer la operación los candidatos deben haber vivido al menos dos años como el género al que quieren cambiar. Sin embargo, Díaz aclara que no todos los transexuales quieren operarse, bien sea porque tienen miedo o porque no desean dejar de sentir sus genitales.

Fuente: Prensa.

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