Por ANDREA RODRIGUEZ
The Associated Press
LA HABANA --
Dice que sufrió el menosprecio, que fue denunciada, que estuvo
presa pero que jamás dejó de lado sus convicciones o fue hipócrita; y a
sus 48 años Adela, conocida como "la enfermera", se convirtió en la
primera persona transgénero que asume un cargo electoral en Cuba.
"Soy alguien que se pone metas", dijo a la AP con fuerte tono de voz Adela, legalmente José Agustín Hernández y que es una persona que está convencida que la naturaleza le jugó la mala pasada colocándola en el cuerpo de un hombre, pero hasta ahora no se realizó una cirugía de reasignación sexual.
Hernández fue elegida a comienzos de noviembre como delegada a la Asamblea Municipal del Poder Popular en la localidad de Caibarién, provincia de Villa Clara a unos 400 kilómetros de la capital.
Su cargo es el equivalente a concejal de otros países, el primer nivel del sistema comicial cubano que podría llevarla también a comienzos de 2013 -cuando se celebren los comicios para esa instancia- a ser diputada del Parlamento.
Por norma, el Parlamento debe tener al menos el 50% de su membresía proveniente de la base municipal.
Adela no estuvo nominada por ninguna organización política, porque en la isla son los vecinos divididos en pequeñas circunscripciones quienes proponen y luego votan por sus candidatos, sin que el Partido Comunista -el único con estatus legal- tenga participación oficial.
Hernández ganó en segunda vuelta -en la primera no alcanzó el 50% más uno- por 280 votos contra los 170 de su contrincante.
Su elección es una novedad en el marco de un proceso revolucionario que comenzó en los 60 con el encarcelamiento de los homosexuales, la apología de la valentía "masculina" y en el cual en los últimos años se dio un giro tan rotundo que el sistema de salud público aprobó un programa de cirugías reasignación sexual entre los más avanzados del continente.
"Soy presidente o presidenta (se ríe) de mi Comité de Defensa de la Revolución (los populares centros vecinales conocidos como CDR) hace 28 años y ahora me tracé esta meta (ser delegado) que es un triunfo muy grande porque soy una transexual, sin operarme", explicó durante una entrevista en la cual algunas veces se identificaba con géneros femenino y masculino alternativamente.
"Mis vecinos me conocen como Adela, la enfermera", aclaró. "La preferencia sexual no determina que tú seas o no seas revolucionario, eso se lleva por dentro", añadió.
Nacida en un central azucarero en el centro del país, Hernández sintió el rechazo de su familia y su padre la denunció por homosexual lo que le costó dos años en la cárcel entre 1980 y 1982. Tuvo que mudarse de ciudad y hasta batirse a "puñetazos" para ser respetada.
Durante algún tiempo sobrevivió actuando como travesti -y todavía lo hace algunas veces- pero con el paso de las décadas consiguió trabajo primero como auxiliar de limpieza en un hospital, se hizo enfermera y actualmente es técnico especialista en electrocardiogramas.
"Según va evolucionando el tiempo las personas homofóbicas -siempre existen- son las menos", comentó Hernández al indicar que la fuerza política de Mariela Castro, actual directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) fue muy beneficiosa para la defensa de la diversidad en la isla.
"Soy alguien que se pone metas", dijo a la AP con fuerte tono de voz Adela, legalmente José Agustín Hernández y que es una persona que está convencida que la naturaleza le jugó la mala pasada colocándola en el cuerpo de un hombre, pero hasta ahora no se realizó una cirugía de reasignación sexual.
Hernández fue elegida a comienzos de noviembre como delegada a la Asamblea Municipal del Poder Popular en la localidad de Caibarién, provincia de Villa Clara a unos 400 kilómetros de la capital.
Su cargo es el equivalente a concejal de otros países, el primer nivel del sistema comicial cubano que podría llevarla también a comienzos de 2013 -cuando se celebren los comicios para esa instancia- a ser diputada del Parlamento.
Por norma, el Parlamento debe tener al menos el 50% de su membresía proveniente de la base municipal.
Adela no estuvo nominada por ninguna organización política, porque en la isla son los vecinos divididos en pequeñas circunscripciones quienes proponen y luego votan por sus candidatos, sin que el Partido Comunista -el único con estatus legal- tenga participación oficial.
Hernández ganó en segunda vuelta -en la primera no alcanzó el 50% más uno- por 280 votos contra los 170 de su contrincante.
Su elección es una novedad en el marco de un proceso revolucionario que comenzó en los 60 con el encarcelamiento de los homosexuales, la apología de la valentía "masculina" y en el cual en los últimos años se dio un giro tan rotundo que el sistema de salud público aprobó un programa de cirugías reasignación sexual entre los más avanzados del continente.
"Soy presidente o presidenta (se ríe) de mi Comité de Defensa de la Revolución (los populares centros vecinales conocidos como CDR) hace 28 años y ahora me tracé esta meta (ser delegado) que es un triunfo muy grande porque soy una transexual, sin operarme", explicó durante una entrevista en la cual algunas veces se identificaba con géneros femenino y masculino alternativamente.
"Mis vecinos me conocen como Adela, la enfermera", aclaró. "La preferencia sexual no determina que tú seas o no seas revolucionario, eso se lleva por dentro", añadió.
Nacida en un central azucarero en el centro del país, Hernández sintió el rechazo de su familia y su padre la denunció por homosexual lo que le costó dos años en la cárcel entre 1980 y 1982. Tuvo que mudarse de ciudad y hasta batirse a "puñetazos" para ser respetada.
Durante algún tiempo sobrevivió actuando como travesti -y todavía lo hace algunas veces- pero con el paso de las décadas consiguió trabajo primero como auxiliar de limpieza en un hospital, se hizo enfermera y actualmente es técnico especialista en electrocardiogramas.
"Según va evolucionando el tiempo las personas homofóbicas -siempre existen- son las menos", comentó Hernández al indicar que la fuerza política de Mariela Castro, actual directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) fue muy beneficiosa para la defensa de la diversidad en la isla.
La funcionaria es hija del presidente Raúl Castro y de Vilma Espín, una líder histórica de la revolución, y desde Cenesex impulsó programas de sensibilización para la población -incluyendo cursos a la policía-, auspició espacios para que gays y lesbianas pudieran expresarse y hasta logró imponer como parte del sistemas nacional de salud las operaciones para transexuales, que se desarrollaron con cooperación de médicos belgas.
Bajo el influjo de Cenesex se lograron la realización de las cirugías -gratuitas- para personas diagnosticadas como transgénero, la más conocida de ellas fue Wendy Iriepa, quien en agosto de 2011 y luego de un cambio de nombre y género en el carnet de identidad se casó legalmente con su novio.
Castro elevó a la Asamblea del Poder Popular, el Parlamento de la isla al cual podría llegar ahora como diputada Adela, un proyecto que permitiría reconocer las uniones entre personas del mismo sexo, pero hasta ahora no logró su aprobación.
La funcionaria fue muchas veces criticada por prestar demasiada atención a un grupo minoritario de la población de un país pequeño y con pocos recursos.
Pero la situación actual dista mucho de los tiempos en que Hernández fue encarcelado y más aún de la década de los 60, cuando homosexuales fueron llevados por algunos meses a campos de trabaja buscando una supuesta rehabilitación.
El propio ex presidente Fidel Castro -tío de la sexóloga- lamentó aquella política y admitió la animadversión con que la revolución encaró el tema en sus comienzos, mientras hizo votos por dejar atrás los prejuicios. "Me gustaría pensar que la discriminación contra los homosexuales es un problema que está siendo superado", dijo el líder en una entrevista hace algunos años.
Hasta ahora Adela no se sometió a una cirugía de reasignación pero no descarta entrar a la evaluación necesaria para ello y aunque, aseguró, hay mucho terreno avanzado en materia de tolerancia en Cuba, aún quedan rezagos en la sociedad.
"Tenemos que tener más comprensión por parte de las personas que se creen normales", indicó Adela, para quien también los gays deberían integrase más y participar más. "Los homosexuales tienen que ser respetados, pero también respetar y ser más abiertos".
Mientras tanto Adela espera que su trabajo como delegada municipal rinda frutos para la comunidad a donde viva, un sector pobre de Caibarién.
"Tengo una lengua muy dura, a las cosas las llamo por su nombre", dijo sobre su gestión en la cual va a "luchar cabalmente" para que sus vecinos obtengan resultados que mejoren su calidad de vida, sobre todo en temas como el alumbrado, o la situación de la vivienda que es crítica en el precario barrio.
"Ante todo soy muy revolucionaria independientemente de las cosas malas que existen, que existieron. Sigo confiando en esta revolución", aseguró. "Represento a una comunidad pero siempre voy a tener presente la defensa de los homosexuales".
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La corresponsal Andrea Rodríguez está en Twitter como: http://www.twitter.com/ARodriguezAP
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