domingo, 11 de noviembre de 2012

Un caso, no muy frecuente, de amor entre jóvenes transexuales

Katie Hill nació varón, pero desde muy chico notó que no lo era. Arin Andrews era una niña cuando decidió que quería dejar de serlo. Se conocieron transexuales y se enamoraron

 

 Ambos se sometieron a terapias hormonales y Katie se sometió a una cirugía de resignación de género al cumplir 18 años. Arin todavía no puede, porque tiene 16.

Hasta los 15 años, ella, hija de un Coronel del cuerpo de Marines de Estados Unidos, se llamaba Luke. Él se llamaba Emerald, y como niña ganó concursos de baile y belleza.

Se enamoraron al poco tiempo de conocerse, en un grupo de contención a transexuales en Tulsa, Oklahoma.

“Ambos somos talla cinco, así que intercambiamos la ropa vieja que nuestras madres nos compraban y nosotros odiábamos”, asegura Katie. 

DE NIÑOS

 AHORA 
 "Nos vemos tan convincentes como chico y chica que nadie se da cuenta. En secreto nos sentimos demasiado bien, porque es como siempre quisimos que nos vieran”, agrega.

“Desde los tres años, en el fondo sabía que quería ser una niña. Solo quería jugar con muñecas, odiaba mi cuerpo de niño y nunca me sentí bien en él”, relata sobre su infancia.

Arin parece haber tardado un poco más en darse cuenta. Fue a los cinco años, al empezar la escuela. “No me interesaban las cosas de niñas -dice-, pero tenía miedo de lo que los otros pudieran decir si se enteraban de que quería ser varón”.

 


 “Mi mamá quería que practicara danza, pero mi sueño erahacer motocross con mi papá. Cuando las dos actividades empezaron a superponerse mis padres se peleaban, pero finalmente mi madre cedió. Hoy está orgullosa de su única hija”, explica.

Está juntando el dinero para quitarse los senos. Mientras tanto, utiliza una suerte de faja para ocultarlos.

Actualmente la pareja da charlas en distintos foros para difundir el fenómeno de la transexualidad como una respuesta a la crisis de identidad de personas que no se sienten a gusto con su género.








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