sábado, 9 de enero de 2010

(La Mujer y su razón:) Cagando en el Abismo (crítica a la designación de Amanda Simpson)

La administración Obama ha anunciado el nombramiento de una mujer transexual como funcionaria de seguridad del Dpto. de Comercio Exterior. Una maniobra de propaganda que asquea a Manuela Trasobares.

El nombramiento de Amanda Simpson como alta funcionaria de la administración Obama, al igual que el color de piel del presidente, forma parte de una perfecta maniobra de propaganda dirigida por los lobbys de EEUU para maquillar sus diabólicos intereses de propagar la guerra.

La nueva responsable de seguridad del Departamento de Comercio Exterior de EEUU hizo una carrera como piloto de aviación y se sometió a un proceso de cambio de sexo. A causa de su integración en el sistema educativo y en el mercado laboral antes de iniciar su proceso de transexualización, su representatividad de la problemática transexual es limitada. En ningún momento ha vivido la marginación social, las palizas de la policia, las violaciones en las calles, la explotación de los chulos-delincuentes, el desprecio de toda una sociedad por decidir mostrar tu identidad verdadera desde la infancia.

La tragedia de las personas transexuales ha sido protagonizada por quienes decidimos ser quienes somos a pesar de la oposición del sistema
político vigente en nuestro país, de nuestra procedencia obrera, de la exclusión del sistema educativo y laboral oficial, de la condena al guetto, a la explotación y a los trabajos forzados. Nuestra historia ha sido un genocidio de proporciones incalculables. Baste decir que la gran mayoría de compañeras que conocí en mi juventud están muertas y enterradas desde hace años.

Algunas fueron asesinadas por clientes de la alta sociedad que temían que revelaran sus vicios y ni siquiera se incoaba un expediente judicial para esclarecer las causas de sus muertes, sinó que ante la ausencia de una reclamación del cadáver por parte de su familia, fueron usadas salvajemente para necropsias. Muchas perecieron de sobredosis, víctimas de la droga como única salida a una sociedad cruel que te cerraba todas las puertas. Otras fallecieron tras ser intervenidas impunemente por cirujanos-carniceros que las usaban para experimentar un suculento negocio: el de las operaciones de cambio de sexo.

La violencia de género y el rechazo social se cebaron con nosotras de una forma atroz hasta el punto que en la sociedad de la segunda mitad del siglo XX no alcanzo a ver un crimen colectivo tan fragrante sin que haya sido prácticamente denunciado.

Por todo ello, las acciones propagandísticas como este nombramiento en EEUU o como el cambio en la ley registral impulsado por Zapatero, para cambiar el sexo del nombre en el DNI sin revisión forense, me producen no ya hilaridad, sinó verdaderas ganas de defecar al infinito. Son puro marqueting del capitalismo depredador.

Quienes hemos defendido nuestra causa desde las trincheras, hemos corrido delante de los grises y hemos sido encarceladas y vejadas por la propia policia tenemos de soportar desde los años 70 que cada vez que un gobierno quiere marcarse el pegote del progresismo saque a relucir la figura de una transexual y la incorpore a su sistema de uno u otro modo. Bibi Andersen fue utilizada en este sentido por el gobierno de Suárez, ansioso por esconder sus orígenes falangistas y engalanar España con un toque de modernidad. Carla Antonelli ha sido también un títere del gobierno de Zapatero, y le ha ayudado a vender la posibilidad de inscribir el nombre en el DNI como el paradigma del progreso social, a cambio de un papel en una serie y en un programa de debates insulsos de televisión para contribuir a la propaganda socia-lista.

Si bien Bibi sufrió una fuerte presión social para que se operara, Carla Antonelli ha sido admitida sin intervenirse a condición de que no lo difunda, menudo avance en trenta años de monarquía parlamentaria.
¿No será que lo único que parlamentan los parlamentarios es la manera de llenarse los bolsillos? ¿No será que alargan las cuestiones importantes indefinidamente para distraer la atención y mantener la tensión social que les favorece? ¿ No será que su única función es adormecer la consciencia del pueblo en favor del rey, la aristocracia y el gran capital?

Lo que realmente se precisa para acabar con la lacra de la discriminación por razones de transexualidad es una campaña de imagen que propicie la aceptación por parte de la sociedad; programas específicamente diseñados de formación profesional y de inserción laboral; políticas de discriminación positiva que concedan, no a una, sinó a todas las personas transexules la posibilidad de integrarse en el mercado laboral en igualdad de condiciones. Pero de todo esto no se ha hecho nada de nada, no se ha hecho ningún tipo de labor social, como he denunciado reiteradamente, siendo incluso acusada de boicoteadora por el coro de gays y lesbianas que jalean las consignas del régimen monárquico desde diversas asociaciones satélites del bipartidismo corrupto.

Los gobiernos imperialistas no apoyarán jamás ningún tipo de progreso social, al contrario, su principal función es detenerlo y sostener los intereses de las grandes fortunas que pagan sus campañas y llenan su cuenta bancaria. Suárez, González, Zapatero, Obama, etc son instrumentos del capitalismo y en ningún momento proponen progreso, se dedican a vender derechos básicos y fundamentales del ser humano como si fueran pasos gigantes de sus gobiernos hacia la justicia. Promocionan a aquellas personas que comulgan con su falta de ideas y que están dispuestas a apoyarles en su carrera hacia la destrucción del planeta.

Soy vivo ejemplo de que cuando les destapas el juego y les dices las verdades a la cara desde una posición política firme y opuesta a la suya, no sólo te ignoran, sinó que utilizan todas sus influencias y poder con el fin de hundir tu vida profesional y personal, de asesinarte socialmente, de aniquilarte. Así lo han tratado de hacer conmigo la alcaldesa de Valencia, el alcalde de Segorbe, el presidente de la diputación de Castellón, e incluso los republicanos conservadores y los de IU del Alto Palancia. Si yo hubiera aceptado la propuesta que me hizo Joan Ignasi Pla con cara de asco para que hiciera campaña por el PSOE-PSPV, o dado mi voto al gobierno municipal caciquil-socialista de Geldo, o cedido a las presiones del partido popular de Valencia y Castellón para que cesara mis críticas a sus execrables líderes, probablemente sería ahora también un icono del sistema, mis cuadros se venderían por doquier y reclamarían mi voz los grandes coliseos de ópera.

Sin embargo jamás me ha importado el éxito comercial dentro de un sistema de valores tergiversado para destruir al hombre. Por ello sigo y seguiré luchando por el derrocamiento de la Monarquía y por una República radical-socialista confederada. Probablemente cuando se alcance este sistema yo estaré en el Cementerio de Cadaqués, en un nicho con vistas a la Bahía de Port Lligat y a la Casa de Salvador Dalí, a la que yo acudía de niña para recibir mis primeras clases magistrales de pintura y las advertencias del genio de que todo es un teatro, y de que mi empecinamiento por la sinceridad me iba a hacer sufrir mucho.

Y efectivamente un gran teatro es que se ponga una persona transexual al frente del departamento estadounidense que controla que no se haga uso militar de las exportaciones de bienes civiles, puesto que todos sabemos que el principal poder de EEUU es el lobby de los fabricantes de armas, capaces incluso de suministrar a los habitantes de los países que invaden, para hacer doble y redondo negocio.

La tragedia de las personas transexuales es una herida sangrante que sigue abierta en toda la corteza de la Tierra, como tantas otras tragedias humanas pasadas y presentes. No se soluciona creando un icono, sinó destruyendo prejuicios, educando y presentando oportunidades a todos y a todas.

Dejen de una vez, piara de gobernantes del capital, de utilizar nuestro dolor, nuestra sangre derramada en el fango y en la nieve para ceñirse una falsa máscara de progreso. Si no están dispuestos a invertir en ayudas para nosotras, por lo menos no se nos rían en la cara, no continúen envenenando nuestras venas, no nos tomen el pelo con tanta desfachatez.



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